Por Alfredo Fredericksen
Debemos tener en cuenta las coordenadas de pensamiento de este ensayo de Benjamin, pues en él, la influencia del marxismo es capital. En principio, se intenta pensar o situar el problema de la obra de arte y su producción bajo los grandes parámetros políticos y económicos de comienzos del siglo XX. El problema político-económico es el contexto en que se sitúa la obra artística. La hipótesis de trabajo del texto atiende a la pregunta ¿de qué manera estas circunstancias de producción y de configuración de la sociedad (bajo una lectura marxista en que la industrialización introduce un quiebre entre proletariado y burguesía), así como los mecanismos de la técnica (influyentes en la evolución de la fotografía y del cine) influyen en la obra de arte?; o mejor dicho ¿de qué manera los condicionamientos sociales, políticos, económicos y técnicos determinan la producción artística?
En una nota en la página 35, Benjamin cita a Valery quien sostenía que “Ni la materia, ni el espacio ni el tiempo son desde hace veinte años lo que habían sido siempre”. En concreto, hace alusión probablemente a los descubrimientos científicos de Einstein. Y es que, en los últimos tiempos, hemos sido testigos de transformaciones asombrosas en el orden de la técnica que sin duda influirán sobre la antigua “industria de lo bello”. Más adelante, otra cita de Valery afirma que, así como el agua, el gas, la corriente eléctrica nos llega desde lejos con un movimiento de la mano, así llegaremos a disponer de imágenes y sucesiones sonoras que se presentarán respondiendo a un movimiento nuestro, casi a una señal, y que desaparecerán de la misma manera.
Así pues, en el Prólogo, Benjamin comienza señalando que el análisis de Marx Leer más