Pedagogía crítica y feminista

Por Karen Valiente

Durante muchas décadas nos estuvimos formando con pensadores de la pedagogía crítica, entre ellos Freire y Mc Claren, quienes nos afirman que la enseñanza transciende el aula, el contenido o el currículum. Esta teoría pedagógica nos invita a pensarnos en el escenario escolar como partícipes de una comunidad, y actores y actrices transformadoras. Es decir, no podemos pensarnos en esta situación sin plantearnos el escenario social, político, económico y cultural.

El feminismo y la pedagogía crítica van de la mano, los dos entienden que hay que buscar emancipaciones que vayan quebrando las prácticas y las representaciones sociales opresivas, transformando las desigualdades sociales e injusticias sociales existentes, integrando las problemáticas de géneros, clase, etnia, generacional y de opción sexual.

Queda en evidencia que, a partir del año 2015, en Argentina, el movimiento feminista tomó una mayor Leer más

Incremento de la violencia intrafamiliar durante la pandemia

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 En este artículo se abordará un posible factor causante del incremento de la violencia intrafamiliar durante la pandemia, en particular en contra de las mujeres, adolescentes y niñas, ya que es la que más aumentó durante el confinamiento. Se tomará como referencia principal, la conferencia del Dr. Gerardo Ávalos (“Y cuando nos vacunaron, la estructura económica y sus formas sociales aún seguían ahí”), el libro del Dr. Rodrigo Parrini (Panópticos y laberintos. Subjetivación, deseo y corporalidad en una cárcel de hombres) y el libro de política y violencia. Aproximaciones desde la psicología social.

La articulación que se hará a continuación es un posible factor más del aumento de la violencia durante la pandemia, aunque no es el único, ni mucho menos quiere decir que esta forma en que se plantea sea la única, solo será una hipótesis. En primera instancia, se necesita saber que parte de la violencia se genera por diferentes factores como: el crimen organizado, las pandillas, que en muchos casos van ancladas con las drogas y armas; pero, sin dejar a un lado lo social, desde la socialización primaria que será la familia y la secundaria que se representa como lo externoLeer más

¿La política es racional o pasional?

Por Mauricio Torres Peña[1]

Hace unos días escuché la anécdota de un periodista sobre la entrevista que realizó a un diputado, el cual utilizó gran parte del tiempo criticando y difamando a un partido político, durante el corte, el periodista comentó que representantes del partido reprochado se aproximaron a las oficinas de la emisora radial para recriminar la insolencia del diputado, este encuentro terminó en el intercambio de golpes y algunos improperios personales, todo por la deslegitimación verbal a un partido político.

Pero, ¿por qué un asunto de naturaleza política puede llegar a una reyerta?, ¿por qué se pelean? Para responderlo, como propuesta desde la ciencia, debemos analizar la naturaleza intrínseca del humano en cuanto a su conducta. Hay que partir de que todos disponemos de un sistema límbico en las estructuras subcorticales del cerebro, que se encarga del procesamiento anímico, una parte de ella, la amígdala, que se encarga de regular las emociones, se activa cuando percibe una amenaza en su entorno para que adoptemos un mecanismo de defensa. Para ello se comunica con el hipotálamo con el fin de inducir a otros órganos la liberación de adrenalina, norepinefrina y cortisol (hormona del estrés) para predisponer orgánicamente nuestro cuerpo a un accionar defensivo, al ataque o a la huida. Las hormonas mencionadas aumentan la frecuencia cardiaca, aumentan el azúcar en la sangre para que los músculos dispongan de ella en caso de pelear o escapar, sudamos y nos ponemos en estado de alerta.

Este espectro fisiológico es el producto de una herencia de los mamíferos inferiores que lo usan para maximizar su supervivencia cuando son amenazados. En los humanos, este mecanismo es muy útil Leer más

Ecuación democrática

Por Francisco Tomás González Cabañas

El poder más la selección que se hace del mismo, menos la marginalidad que se suma a la injusticia, multiplicadas por la desigualdad dan como resultado el gobierno de los otros (otrocracia), menos la horda que se multiplica por la representación elevada a la potencia de la tutela, a la que se divide por el poder legislativo más el ejecutivo y el judicial. Expresarlo de la manera en que el resultante numérico genera la versatilidad de los algoritmos era una deuda pendiente de hace tiempo, debíamos una ecuación democrática, para luego intentar desentrañar la formulación primigenia de lo que nos hace pretendientes de lo democrático.

 Así como la ecuación de Dirac, popularizada cómo la ecuación del amor, afirma o postula: “Si dos sistemas interactúan uno con el otro durante un cierto periodo de tiempo y luego se separan, es posible describirlos como dos sistemas separados, pero de alguna manera sutil están convertidos en un solo sistema. Aunque se separen y estén a millones de kilómetros de distancia, a años luz, siguen influyéndose entre ellos. Uno sobre otro”. En esa misma línea, resultaba harto necesario traducir en la formulación por la que se expresan los números los elementos principales en los que se manifiesta lo democrático, y de qué manera introducir las modificaciones para contar con un mejor resultado, en términos democráticos, claro.

Por supuesto que la ecuación no lleva números, dado que no se trata de unaLeer más

Cuestionar las violencias de ellos, entender las narrativas de ellas

Por Itzel Campos

Hace un par de días la cantante estadounidense Taylor Swift lanzó la regrabación de su cuarto álbum de estudio cuyo título es RED, el cual había sido publicado originalmente en 2012. Este relanzamiento ha generado una ola de distintas reacciones en las redes sociales, tanto positivas como negativas, debido al contexto en el cual es publicado y el contenido de las canciones del disco. Antes de profundizar en este tema, me gustaría aclarar la intención de este texto, que no es otra sino abogar por la libertad de las mujeres. Ya sea que obtengan una remuneración económica por su arte o que traten temas que no habían tocado antes de forma tan abierta, como lo es la violencia de género ejercida sobre ellas por sus anteriores parejas sentimentales. Por último, quiero dejar en claro que el caso de Taylor Swift se toma como un ejemplo debido a su popularidad, ya que las mujeres menos privilegiadas tienen una mayor dificultad cuando se encuentran en situaciones como éstas.

            El relanzamiento de RED (Taylor’s Version) se da debido a la venta de los másters de Swift, quien publicó seis discos bajo el sello discográfico de Big Machine Records. Scott Borchetta, su director y fundador, le negó por añosLeer más

Anagnórisis

Por Christian Dávalos[1]

A muchos les gusta, a la mayoría no. El entorno social ha evolucionado hasta dejar de lado el nivel cultural que la lectura de textos literarios puede aportar, en su lugar, se intenta colocar el nivel de consumo en directa proporción con el éxito social. Esta situación ubica a la lectura en un nuevo panorama, donde ya no se busca lograr con ella un cambio de paradigma, antes bien, importa más aparentar que el hecho de ignorar menos. La mayoría, influenciada, ha decidido sustituirla por versiones cortas y visualmente más atractivas, limitando el aporte de ésta.

Leer tiene diferentes acepciones, una de ellas es la estrictamente teórica, donde leer únicamente ha servido para complementar el proceso de comunicación. Ésta es la concepción más común del término, y el estandarte de muchos compatriotas. Sin embargo, para ampliar poco más la definición, cabe decir que la lectura es la herramienta que nos ha permitido consolidarnos como humanidad, y de paso, con la literatura, nos ha permitido expresarnos de forma artística como resultado de la emancipación de la salvaje naturaleza.

Cabría hacer alusión al contenido de la idea “Il n’y a pas de hors-texte[2] de Derrida, pues Leer más

Facebook, avala mi feminidad, por favor

Por Carmen Macedo Odilón[1]

Como tantas veces al día, Facebook me distrae a la vez que absorbe mi escaso tiempo libre. No sé si hasta el punto de enajenarme, puesto que todo lo que pudiera interesarme del mundo actual está ahí reunido: amigos, asuntos escolares, noticias, lo viral, compras y hasta activismo. Seguramente no soy la única que pasa de la diversión a la indignación con solo un desliz de dedo a través de la pantalla táctil de un celular o con un sinfín de clics frente a la computadora. Por ejemplo, hace poco leí esta frase en un ensayo de Luisa Possada Kubbisa: “Las mujeres son cuerpo”.

Y es interesante, porque previamente un par de ideas entorno a este tópico me dieron vueltas en la mente cual torbellino rabioso, y todo gracias al querido y a veces odiado Facebook.

Una publicación casual, el video de una chica, Sophie Arvebrink, quien, de más joven, se sentía acomplejada por su cuerpo delgado, razón por la cual se adentró al culturismo y ahora exhibe su turgente musculatura en páginas fitness.

Las reacciones variaban: caritas de asombro de mujeres que expresaban su admiración por el arduo esfuerzo de una vida dedicada al gimnasio, algunos corazones y likes, el resto correspondía a las caritas burlonas, de dueños escudados en el anonimato y la distancia del Internet, donde la premisa era una sola:

 “Tiene cuerpo de hombre.”

De inmediato pensé: seguro a Sophie le brotó pene, y próstata, su pelvis se estrechó, las glándulas mamarias desaparecieron de su torso y en el cuello le brincó una abultada manzana de Adán. ¡Ahh, malditas pesas y ejercicio de alto impacto! ¿Para qué existen las “operaciones de reasignación de sexo” si con una rutina intensa de pesas y estrictos hábitos de ejercicio, una mujer, a criterio de los usuarios de Facebook, tiene lo suficiente para convertirse en hombre? 

“Perdió la feminidad.”

Claro, porque salió del molde de cualidades y comportamientos que, se cree, caracteriza a una mujer. Sí, pero este constructo social en el que nos encasillan incluso antes de nacer, cuando los padres anticipan ropa rosa y aretes para las niñas, no aporta más que limitar el espectro de posibilidades donde las mujeres podremos, más tarde, desenvolvernos. El resultado de apegarse a un término como feminidad es considerar otredad, rareza y desconcierto a una mujer que hace rutinas de pesas para definir sus músculos.

 También leí:

“Dejó de ser mujer”

 Y las palabras de Possada “las mujeres son cuerpo” me llevaron a imaginarnos reducidas a una carcasa de atributos físicos que se juzgan únicamente con la mirada. Pero ¡qué lástima!, si pese a la aprobación social o al reproche de sus espectadores, quejarse y atacar en Internet es insuficiente para cambiar la realidad de una hembra humana. 

A Sophie Arvebrink la tacharon de exagerada por romper los estándares de belleza con un cuerpo tonificado, le llamaron fraude porque hay quienes consideran que su masa muscular es resultado del uso de esteroides. Más de uno escribió “lesbiana”, como si el culturismo fuera un estilo de vida exclusivo de las lesbianas, o bien, como si la orientación sexual fuera un insulto.

De la mano con la frase “cuerpo de hombre”, el otro común denominador de los comentarios fue la pérdida de la fragilidad: las sutiles y suaves formas del cuerpo de la mujer disminuidas por el volumen de músculos torneados. “Delicado” fue el adjetivo más empleado como sinónimo de lo femenino, aunque me dio la impresión de que en realidad deseaban escribir “débil”.

 Entonces mi mente colapsó cuando hilé este asunto de la feminidad con otra publicación de Facebook que me dejó largo rato intranquila. Un típico post machista en una típica página machista que de repente se hace viral, el cual contrasta la imagen física de las mujeres: unas perfumadas y maquilladas, que usan vestidos ajustados; vs la contraparte: encapuchadas, manifestantes y mujeres con el torso desnudo. Al pie del post se lee la siguiente frase:

“Yo no soy feminista, soy femenina”.

Me sorprendió la cantidad de chicas que respondieron a la publicación argumentando que podían ser ambas cosas, que estaban orgullosas de ser feministas y femeninas e, incluso, compartieron fotos de sus perfiles, rodeadas de flores, corazones y animales de peluche, uñas largas, vestidos cortos y maquillaje detallado. Me pareció un ejemplo muy claro de búsqueda de aprobación masculina, de alienación con ese mismo sistema que por años nos ha tratado de encajar en estereotipos de género que limitan el concepto de mujer a ser femenina. En relación con este tema, Naomi Wolf en El mito de la belleza (1992) [2] menciona lo siguiente: “Estamos en medio de una violenta reacción contra el feminismo, que utiliza imágenes de belleza femenina como arma política para frenar el progreso de la mujer: el mito de la belleza.”

Treinta años después, sigue repitiéndose la situación que comenta Wolf: para herir a una mujer basta con hablar de su físico, para manipularla es suficiente hacerla sentir insegura de su imagen corporal, comparándola con otras mujeres, la perfecta aplicación del famoso “divide y vencerás”.

De esta forma, la violenta lucha mediática entre femeninas contra feministas distraerá la atención de la verdadera violencia que ejerce el patriarcado sobre las mujeres, y que se ha normalizado a tal grado que se busca desacreditar a una mujer y a todo un movimiento cuando alguna decide poner fin a años de dominación manifestada a través de las ataduras de los estereotipos de género.

Femeninas, sí, feministas no. Seguro esta frase volverá a aparecer en mi news feed y me acordaré del camino que nos falta por recorrer, con el fin de que cada vez más mujeres cuestionen para qué sirve el estereotipo de lo femenino. Como feminista en formación, este tema me sirve de parámetro para saber dónde falta un cuestionamiento acerca del papel en que seguimos encasillándonos en un mundo dominado por hombres, que continúa determinando el valor de una mujer por su potencial de madre, esposa y mujer trofeo. Me hace ver que la crítica hacia este mito de la belleza y de la feminidad necesita llegar a más mujeres y crear polémica, propiciar análisis y reflexiones para entonces tomar cartas en el asunto como en su momento lo hizo —y sigue haciéndolo— el tema de la maternidad impuesta.

Mientras tanto, Sophie Arvebrink, en los videos que subió la página Gladiadores fit, luce radiante, segura, fuerte, satisfecha consigo misma, y a lo largo de una extensa galería de imágenes disfruta su deporte al lado de sus compañeras de gimnasio. A pesar de los comentarios que critican su cuerpo y que cuestionan sus decisiones sin siquiera conocerla, ella sigue rompiendo esquemas viviendo de la forma en que lo desea, con una fama internacional, feliz consigo misma, con el respaldo de miles de seguidores en Facebook e Instagram y firmando autógrafos en eventos de culturismo.

¿Y los cibernautas le tienen lástima?, ¿en serio? Me encanta cómo esta querida red social, incluso luego de un momento de indignación y tras estas simples disertaciones, vuelve a hacerme reír con las ocurrencias de sus usuarios machistas.

De modo que, esta cuestión se veía lejana, dado que hablamos de una culturista nacida en Suecia, sin embargo, hace unos meses, la misma polémica llegó a territorio mexicano y posiblemente se extendió por toda Latinoamérica. La actriz y modelo Vanessa Guzmán, ex miss México, sorprendió con el cambio en su imagen, luego de ganar tres medallas en una competencia de culturismo realizada en Vallarta. Y ¡bam!, de alguien salido de la alcantarilla surgió la misma cantaleta del “parece hombre”, “qué desperdicio” o “ya se echó a perder”.       Que alguien tome este texto desde el principio, sustituya el nombre de Sophie por Vanessa y volvamos a explicar por qué ninguna mujer necesita la aprobación de miles de desconocidos para hacer lo que le gusta. Guarden estas palabras, porque la guerra contra el cuerpo de las mujeres es un cuento de nunca acabar.

Así que cuando quiera, que Facebook elija una foto mía y le pregunte a sus usuarios si estoy in out, si con los tatuajes y perforaciones me descompuse o si por el sedentarismo y el vello corporal dejé de ser mujer, porque créanme, me muero de ganas de saberlo…

 

 

 

[1] Carmen Macedo Odilón es bibliotecóloga, estudiante de Lengua y literatura hispánicas y de Creación literaria. Ha publicado cuentos para adolescentes en cinco antologías de la Editorial Escalante, así como de manera virtual, ensayos, relatos, cuentos y artículos con perspectiva de género en revistas literarias, académicas y fanzines. Huidiza por convicción, devota del Gatolicismo por convicción y noctámbula por placer.

[2] Wolf, Naomi. (1992). El mito de la belleza. Argentina: Emecé, p. 14.

 

 

De Revoluciones

Por Francisco Javier Ángel Noreña

La revolución es un estado de exaltación del hombre en busca de igualdad de derechos. Un estado de exaltación, no propiamente como los estados que provocan las emociones; por el contrario, es un ansia arrasadora instigando la conducta política del hombre. Esta ansia es alimentada por la impotencia, por la carencia de oportunidades igualitarias, por el deseo esperanzador de igualdad. Ser revolucionario es una pasión del ansia determinante al cambio. Entonces, revolución es al mismo tiempo cambio.

  Si una determinada revolución no produce el cambio, entonces no es un movimiento social asentado en bases firmes. La revolución ha de tener, asimismo, columnas cimentadas en poderosos ideales. Provocar una revolución es proporcionar a la conciencia colectiva un cambio generalizado de estructuras de pensamiento.

  Las masas colectivas son más revolucionarias aún. Esto debido a que absorben los manifiestos emitidos por una causa justiciera. Nadie más que las masas desea la igualdad, no así los gobiernos, para ellos la igualdad Leer más

Una reflexión acerca del “Juego del calamar”

Por Francisco Tomás González Cabañas.

Recreo

Etimológicamente es crear algo de nuevo. En el ámbito educativo, es el tiempo en donde se puede volver a interactuar sin las estipulaciones normativas dimanadas por la institucionalidad, bajo la égida del mando-obediencia y la dinámica de la autoridad disciplinar. Educados para formar parte de un mundo automatizado y tecnocrático, cada vez son más las voces que se agolpan para advertir que la educación tal como la entendemos no forma ciudadanos para una democracia que ofrezca la posibilidad de decidir. Desde la perspectiva del ocio, del entretenimiento, volviendo a valorar lo prioritario por sobre el negocio (que es precisamente negar la creatividad y el pensamiento), una serie de streaming con altos índices de popularidad, “El juego del calamar”, escenifica con precisión quirúrgica las condiciones (sociales, políticas y económicas) infernales en las que hemos transformado nuestro existir de un tiempo a esta parte.

La serie surcoreana impacta con crudeza, llevando al extremo la condición lúdica que rememora los tiempos de la infancia. La universalización del problema de clases, desde Marx mediante,Leer más

Entre la insatisfacción y el vacío…

Buscando el olvido para construir realidades y sentidos

Por Héctor Adrián Reyes García

¿Cómo vivo lo que vivo?, ¿cómo significo lo que para mí se encuentra vivo?, ¿cómo sé que me encuentro vivo? Interrogantes complejas, imposibles en su solución. Se buscan esencias, tópicos e ideas que al contestarlas nos colocan en la temporalidad del presente y la necedad de la inmediatez. Si se reflexiona sobre una o muchas respuestas, el universo se acrecienta, el abismo se apodera de la razón, se desmorona para que la vida empiece a buscar explicaciones que intentan significar lo que buscamos, parecemos y queremos ser. Cada vez que anhelamos dar sentido al mundo, buscamos lo que no es, satisfacemos una necesidad sin sentido, saciada de un vacío que no tendría caso comprenderlo, porque sobre él no hay mucho que decir. Esa figura sin pasión que busca moldear una o muchas identidades es la que Rodrigo González o Rockdrigo (músico mexicano, promotor del “rock rupestre”, creador del llamado “heavy nopal”) imprime en un conjunto de metáforas que, entre las telarañas del tiempo, evidencian el encarcelamiento en el que se configura el ser. Es Historia de la no historia la unión de sonidos y entonaciones que en boca de Rockdrigo me llevará a reflexionar ese sin sentido o esa comprensión de lo que no es, que entre la academia, la lectura y el pensamiento intentaré entender.

Ha decir verdad, mi contacto con esta canción es reciente, prácticamente el motivo fue la elaboración de este escrito. En un primer momento la escuché, después la leí y el contenido no me decía mucho. La frase con la que me quedé reclamaba la insatisfacción del ser humano, pareciera que a pesar de que los sujetos construimos realidades y sentidos siempre tenemos la carencia de sobrepasar lo construido, nada nos satisface, ni siquiera la oportunidad de encontrarnos vivos. Me parece que Rockdrigo representa esa insatisfacción desde el momentoLeer más