La sostenibilidad como fundamento de la educación hacia la transformación sistémica

Por Luna Alin Zárate

 

“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para sentir su calor” – Proverbio africano.

Tras situaciones sumamente graves en nuestras sociedades, es común aproximarnos a los siguientes cuestionamientos: ¿Cómo fue que llegamos hasta aquí? ¿Por qué lo permitimos? ¿Qué está pasando? Sin embargo, en vez de convertirse en verdaderas reflexiones y puntos de partida para la acción estratégica, estos cuestionamientos suelen ser únicamente una manifestación de nuestro senti-pensar desde la impotencia, el miedo y la frustración.

Nuestros problemas actuales son una radiografía de la complejidad a la que damos vida con nuestras interacciones. Problemas cada vez más profundos, estructurales y pareciera que imposibles de abordar.  Y es que ¿cómo no parecerían imposibles si en el intento de crear soluciones, continuamos replicando los mismos patrones de comportamiento que nos llevaron a dichos problemas?

¿Se puede cambiar el mundo? NO. No podemos cambiar elLeer más

¿La educación en México es reproductora o un aparato ideológico de Estado?

Por Mario Antonio Pérez Mendo[1]

Dos conceptos

Si partimos del supuesto de que nuestra educación es un aparato ideológico, ya estaríamos reconociendo que no se ha avanzado nada durante nuestros años de modernidad y globalización en el campo educativo, y que estamos todavía en manos y control de los gobiernos en turno, junto a empresarios capitalistas que también influyen en la formación y creación de los modelos educativos. Por otro lado, si se tratase de una educación reproductora, tampoco sería algo alentador, pues lejos de desear que la educación se encargarse de reproducir nuestros valores como sociedad y sus esquemas, lo que se requiere es apostar por una educación innovadora y transformadora por lo que estos conceptos, aunque no sean alentadores, vale la pena distinguirlos.

El artículo tercero de la constitución establece que la educación en México debe ser universal, obligatoria, gratuita, laica e inclusiva. Ya a partir de aquí podemos ver que al menos un aparato ideológico (la iglesia) está excluido de las intensiones del Estado, pues el artículo hace referencia a la laicidad de la educación, pero también menciona que debe ser universal, es decir, adaptarse a las circunstancias y necesidades globales; dista entonces de obedecer una ideología preferente. Ahora bien, el órgano encargado del sistema educativo es la Secretaría de Educación Pública que, por su puesto, es un aparato del Estado, y de ese órgano dependen los modelos educativos aplicables y los contenidos, por tanto, pudiéramos decir que a través de estos contenidos es posible la filtración de ideologías que tanto tememos.

Hay que recordar que a principios de siglo XX, con el gobierno de Lázaro Cárdenas ya se habíaLeer más

La antipsiquiatría: política de la salud-enfermedad mental

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]

La política está constituida por factores sociales, culturales, ideológicos y económicos de un determinado grupo social. Toda sociedad se define mediante la organización concreta de sus fuerzas políticas, de poder y de producción. ¿Qué podemos decir de la psiquiatría-psicología? ¿Por qué vincularlas a la política? Éstas y otras preguntas nos surgen al momento de trabajar desde sus marcos teóricos e investigativos. Por ello, este texto de opinión tiene como objetivo reflexionar acerca de la antipsiquiatría, sus aportes teóricos y su valor en la deconstrucción de la salud-enfermedad mental.

Históricamente, la psiquiatría y la psicología han estado al servicio del poder, definiéndose como campos inmersos en las relaciones político-ideológicas. La crítica a la psiquiatría y la psicología radica en que han legitimado discursos clasistas, homofóbicos y discriminatorios disfrazados de teorías científicas.

Al respecto, Uribe (2014), haciendo referencia a la psicología, y aLeer más

El silencio, la marginación y el sufrimiento.

Una revisión del concepto vivos-muertos

 

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

“Las grandes ciudades modernas: Nueva York, París, Londres, esconden tras sus magníficos edificios lugares de miseria, que albergan niños mal nutridos sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente, para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna, no decepciona a esta regla universal. Por eso, esta película está basada en hechos de la vida real, no es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”.

   Luis Buñuel, Los olvidados.

 

“No sólo se les debe (a las sustancias embriagadoras) la ganancia inmediata de placer, sino una cuota de independencia, ardientemente anhelada, respecto del mundo exterior. Bien se sabe que con ayuda de los “quita penas” es posible sustraerse en cualquier momento de la presión de la realidad y refugiarse en un mundo propio, que ofrece mejores condiciones de sensación”.

     Sigmund Freud, El malestar de la cultura.

 

“A veces caminamos como si dos manos por los lados de la cara taparan lo que tienes al lado”.

Tirone José González Orama (Canserbero), De la vida como una película y su tragedia, comedia y ficción.

 

Esta reflexión está inspirada en un ensayo publicado en la Revista Rito: antropología y arte, escrito por Tonatiuh Vladimir Romano, el cual me conmovió al terminar de leerlo. El autor eligió un término que me pareció muy interesante para nombrar su escrito: vivos-muertos. A simple vista es una contradicción, ya que hablar de la vida automáticamente nos lleva a hablar de la muerte por ser dos conceptos opuestos, pero que, de igual manera, son complementarios. Lo que me gustó fue la idea, o intento, de hacer una palabra compuesta, debido a que es algo inusual y que no había visto en otro escrito, aunque, como explicaré a continuación, el término o concepto que articula el autor tiene una lógica interesante.

En el planteamiento de los vivos-muertos, el autor menciona a los indigentes o desahuciados que viven en las calles como aquellos que “asumen no solo su muerte biológica, sino también la muerte social y cualquier otra muerte” (Romano, 2022). Son, entonces, aquellos que no tienen seguro médico, tampoco tienen una comida segura para su día, que están completamente a expensas de los cambios climáticos; son los que no tienen un hogar fijo y esperan que un alma sienta lástima al ver su situación y se compadezca de ellos dándoles dinero o comida. De los que la sociedad se ha olvidado, aquellos que quieren ser escuchados, pero que son silenciados o, mejor dicho, sedados porLeer más

En la horda es imposible una normalidad democrática

Por Francisco Tomás González Cabañas

A diferencia de la tribu, y en una resignificación de pueblo, masas o ciudadanía, tal como lo definió Paco Vidarte en su vida y obra, la horda es sin duda el ámbito en donde los sujetos nos hemos privado de los alcances de ser algo que ansíe o pretenda comprender la posibilidad de ir más allá de nuestras propias instintividades, a las que en algún momento las herimos de muerte.

La democracia no existe por esto mismo. No puede haber sujeto que desee algo más que el deseo mismo, muchas veces inconexo como inexpresado. Es imposible que alguno de los existentes podamos sostener en continúo una idea general a la que alguna vez no traicionemos o la que no perforemos mediante la naturaleza ambigua de nuestras dudas y contradicciones que nos impulsan al mar o la corriente, en donde quedamos a expensas de esas fuerzas que nos exceden. En este imposible, surge la prometedora insensatez de la representación. El fantasma constituido de la representatividad opera como expectativa y se imprime en el registro simbólico cómo la ley del padre en su función, como la ley a secas, deviniendo el poder en un registro de lo jurídico, normativo y normal.

El deseo suspendido, posibilita la sensación de la transgresión, dentro de las reglas de la horda, Leer más

El trágico “Aeroshow” impune en Chihuahua

Sergio Armando López-Castillo

Iván había salvado milagrosamente la vida en aquellos hechos, pero muere en accidente de automóvil, un año más tarde.

A casi una década de los sucesos que provocaron la muerte de nueve personas, el hoy ex alcalde responsable del evento sigue sin comparecer ante la justicia.

Una de las familias víctimas de aquel catastrófico acontecimiento que enlutó a Chihuahua, en uno de los hechos más lamentables que en la entidad se tenga memoria en el pasado reciente, sufrió doble dramatismo, quizá por capricho del destino mismo.

Carmen Leticia González, joven mujer chihuahuense, contó brevemente su caso en calidad de esposa de Iván Badillo López, quien fuera uno de los afectados del trágico evento denominado “Aeroshow” del año 2013, al igual que su menor hijo y su cónyuge, aunque ésta en menor grado.

Iván fue hasta el mes de octubre, pero de un año después (2014), técnico en la compañía  Honeywell – Aeroespace, y aunque el suceso lamentable de la “Troca Monstruo” le propició un cambio a su vida cotidiana, de alguna manera se había readaptado a seguir adelante de manera normal, hasta cierto punto.

Habiendo salvado la vida en primera instancia, tras los acontecimientosLeer más

La experiencia futbolística

Tragedia, violencia y fanatismo en el fútbol

 

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

Son múltiples los escritores que a lo largo de su vida hablaron maravillas del fútbol, Albert Camus, en su relato titulado Lo que le debo al fútbol[2], señalaba que «después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de la moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol». Eduardo Galeano, con su libro El fútbol a sol y sombra, y Juan Villoro, con Dios es redondo, hablaron grandes cosas del fútbol y de esa experiencia visual que les producía un gran placer, aunque Villoro habla de la religión en que se puede llegar a convertirse el fútbol para sus aficionados; y Galeano sobre la parte más oscura que oculta ese deporte, el fútbol como un negocio lucrativo. A diferencia de otros como Borges que, en las múltiples entrevistas que le realizaban, siempre que podía expresaba una repulsión al mismo. «El fútbol es popular porque la estupidez es popular» decía. Y así nos podremos encontrar diversas opiniones respecto al mismo en cualquier ámbito. Habrá quienes lo aman y quienes lo odian, o les sea algo indiferente.

En general, podemos decir que cualquier deporte es, sin lugar a dudas, Leer más

¿Por qué pensar es un problema?

Por Yessika María Rengifo Castillo[1]

La única perspectiva que podemos adoptar
cuando pensamos en nuestras vidas es la del recuerdo.
Daniel Kehlmann[1]

 

Los altos índices de homicidios a líderes sociales siguen siendo un pan de cada día en Latinoamérica, a tal punto que encontramos un abanico de textos que intentan especificar el fenómeno violento de la extinción de los agentes sociales, pero no hay aún claridad sobre estos patrones que son eje de sus asesinatos o atentados en contra de sus vidas. 

Sin embargo, la circulación de sus ideas o pensamientos en plazas públicas y privadas en favor de los derechos de una comunidad podrían ser el problema. Lo anterior en razón de que si bien pensar ha sido instaurado como un derecho que tienen los seres humanos frente a entornos locales y globales, parece que el despertar del pensamiento en poblaciones sometidas resulta un inconveniente para quienes detentan el poder económico y se han apropiado de los recursos de las comunidades. Aquí es importante recordar, entonces, que los líderes sociales acuden a discursos o narrativas que cautivan a sus espectadores, tal como lo señalan Vásquez, Iñiguez y Cabruja (2000):

En efecto, tratar de buscar el verdadero significado de la palabra narrativa reduce la Leer más

El aceleracionismo para organizar el vacío entre paréntesis

Por Francisco Tomás González Cabañas

En primer lugar, se pretende fundamentar la importancia de dos ejes conceptuales que hacen a la historia política-filosófica, los cuales, desde este humilde punto de vista, considero han sido escasamente trabajados. Así, se hablará del aspecto temporal de lo social no como dimensión contabilizada desde el pliegue o perspectiva hegemónica de lo numérico, como estandarte de lo que luego será la estrella en marcha o piedra basal del capitalismo. En segundo término, la conjetura de análisis de la historia político-filosófica será desde el tiempo entendido, comprendido, vivenciado y relatado, como característica esencial de lo que nos sucede en una dimensión imposible de contabilizar. 

De este modo, sustancialmente planteamos que el tiempo, en el que se hace mención al espacio de lo democrático en clave marxista, no puede ser argumentado desde la égida de cosificar los sucesos bajo la industrial concepción, que será esbozada como “razón instrumental”, del transcurrir, anotados o apresados en el circular de una aguja sobre un mismo punto, dividida en un semblante numérico que no hacen más que determinar un análisis, del que si no salimos, constituirá siempre la trampa del absoluto propia del capitalismo. 

Finalmente, la intervención de los autores destacados de los que nos nutrimos reforzará la presente conjetura, para que la humanidad deje de ser un instrumento de una forma o idea, de atrapar al hombre en una dimensión “capital” que lo deshumaniza y lo expolia de su propio ser o sentido. El tiempo absolutizadoLeer más

No miren arriba, dado que otra cosa que no sea nuestro yo no podemos mirar

Por Francisco Tomás González Cabañas

“El sentido es justamente lo que no es provisto por sí mismo,
sino por lo otro; es en eso en lo que la metafísica,
que busca un sentido más allá de las apariencias,
ha sido siempre una metafísica de lo otro”
(Rosset. C., Lo real y su doble)
 

¿Qué buscamos al retratarnos mediante instrumentos inteligentes para luego multiplicar tal toma en las redes? ¿Acaso nos hemos detenido a preguntarnos acerca de esto? ¿Acaso nos preguntamos? Cuántos de nosotros, es decir, en lo concerniente a la toma de decisión, no la hemos cedido automáticamente al apéndice instrumental que nos retrata una y otra vez, en un automatismo funcional que nos condiciona tal vez a que no nos preguntemos, a que no nos cuestionemos, a que no pensemos, ni sintamos, sino que simplemente vivamos en el postureo, para haber pasado a ser ese otro de nosotros traducido en una interfaz o pantalla (la vida misma en su relación con el más allá o con no vivirla por el temor a morir).

 “Privada de inmediatez, la realidad humana queda naturalmente privada también de presente, lo cual significa que el hombre queda privado de la realidad a secas, si hemos de creer lo que dicen los estoicos, uno de cuyos puntos fuertes fue afirmar que la realidad sólo se conjuga en el presente. Pero el presente sería demasiado preocupante si no fuera más que inmediato y primero: sólo es abordable por medio de la representación, luego según una estructura iterativa que la asimila a un pasado o a un futuro en favor de un ligero desfase que corroe su insoportable vigor y únicamente permite su asimilación bajo la forma de un doble más digerible que el original en su crudeza primera”[1]

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