La otra cara de mi puerperio

Imagen tomada del libro Vía Láctea de Tatiana Andrade y María Camila Sanjinés 

Por Romina Isabel Villalobos Oyarce[1]

La maternidad es hermosa, pero también muy oscura. Tiene mucho llanto, desesperación, soledad, enojo, agotamiento.

Jamás me hice expectativas de acuerdo a las películas o historias románticas sobre la maternidad, quería vivirlo paso a paso, sin esperar nada. Ya transcurrieron dos años desde el comienzo de mi vida como madre, ahora lo recuerdo con mucho amor y emoción, pero si me remonto a los primeros meses, fue realmente difícil. ¿Cómo uno de los momentos más hermosos podría volverse una pesadilla?Leer más

La romantización de la pobreza y el exceso de positividad

Por Aldhair Alvarez Guido[1]

“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”

Manifiesto Comunista, Karl Marx.

Hay ciertas concepciones que perviven en la sociedad y que es necesario erradicar porque revelan pensamientos reduccionistas y antipáticos. Me refiero a la romantización de la pobreza y su criminalización.

Los llamados “testimonios de vida” -que son tan frecuentes en nuestra época- encierran un encubrimiento de la realidad. Aunque son usados comúnmente en iglesias para reafirmar la fe, en donde más ha calado, y además obtiene la característica de ser romantizante, es en el mundo empresarial; sin embargo, sería muy equivocado de mi parte introducirlo en esta esfera como tal, pues en realidad ha calado en el terreno del subdesarrollo, específicamente, en el mundo del emprendedor, esa nómina de tipo “premio consuelo” para el tercer mundo.Leer más

¿Existen los aliades? No, existen los opositores al machismo

Por Fausto Bonilla

Debemos comprender una verdad: no somos nosotros los protagonistas de esta lucha. Como varones, somos víctimas de una ceguera provocada por el orgullo. Nos creemos los libertadores, los héroes del mundo. Asumimos ser los hijos de los conspiradores y revolucionarios, y consideramos que seremos nosotros quienes liberaremos del yugo de sus opresores a los indígenas, a las mujeres y a los esclavos del capital. No, compañeros, nos estamos engañando; serán los y las indígenas quienes levanten su voz en defensa de conservar viva su cultura, será el mismo esclavo del capital quien ponga fin a su condición y serán las mujeres quienes tomen las riendas de la revolución que en ellas ha surgido. Porque también debemos comprenderlo: ésta es una revolución. Leer más

Entre la espada y la pandemia

“La esperanza es como el sol, si sólo creemos en ella cuando la vemos, no sobreviviremos a la noche”.

Leia Organa

Por Violencia Parra

Mientras muchos se preguntan y debaten las implicaciones del retorno a la “nueva normalidad”, las personas que formamos parte de los grupos de riesgo tenemos ante nosotros un panorama más que desolador, al cual sólo podemos enfrentarnos con resignación y estoicismo.

Mi nombre es Diego Medina, este año me diagnosticaron VIH, el 27 de enero, justo un mes antes de que el SARS COV-2 llegara a territorio mexicano, sin embargo, por algunos problemas personales empecé mi tratamiento la primera semana de marzo. Al principio, la noticia de que algunos antirretrovirales parecían ayudar Leer más

Sobre el México de hoy

Por Jesús Reyes[1]

“Ánimo mi gente, ánimo y potencia
ánimo mi barrio, ánimo delincuencia
ánimo mi sangre, ánimo y conciencia
ánimo mi banda, ánimo delincuencia”
Ánimo Delincuencia-Molotov

  En la actualidad, la gente se manifiesta para exigir sus derechos, para hacer visible su inconformidad ante un sistema que solamente nos exprime día con día, donde los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez tienen menos oportunidades, un sistema donde cada día tienes que trabajar más para poder tener un plato de comida en tu mesa, donde el racismo, la xenofobia, la homofobia y la discriminación de género se viven día con día, sin tregua alguna. Ante este panorama, los derechos no se exigen con estirar la mano, ahora se ganan levantando el puño.Leer más

Vidas negras importan

Por Isabel Pacheco[1]

Respecto a los acontecimientos más actuales, estamos atravesando una situación que sólo requería de la gota final que derramó el vaso para convertirse en protesta, y no es nada nuevo, pues no estamos sino empezando a buscar la igualdad que desde hace siglos nos ha sido negada. La diferencia es que esta sociedad de “cristal”, como nos llaman por exigir nuestros derechos, no está dispuesta a callar más.

Negros y mestizos, indios y blancos, homosexuales y heterosexuales, mujeres, hombres, niños y ancianos, todos hemos atravesado la etapa del mentado e innovador bullying, porque esta palabra no es tan antigua como toda la violencia atravesada desde tiempos remotos, tiempos en los que todos han callado por un miedo impuesto, pero eso ya no pasará.

Nos dicen sociedad de “cristal” porque exigimos nuestros derechos, Leer más

Acompañamiento de aborto seguro aún durante la contingencia de COVID-19

Por Bianka Verduzco

El contexto de pandemia que se vive a nivel mundial ha dejado ver aquellos secretos familiares que tanto incomodan, y no es de extrañarse que la violencia en los hogares se haya hecho aún más notable. Así, el aumento de violaciones a menores, las llamadas para denunciar violencia doméstica no son otra cosa que violencia contras las mujeres por el hecho de ser mujer. Es en este contexto donde aumenta la vulnerabilidad de las mujeres al tener que mantenerse las 24 horas del día con su agresor, en mi caso, por defender a mi madre de los abusos y maltratos de mi padre me terminaron despojando de mi hogar, por ejemplo.

Frente a esto, las mismas mujeres han respondido creando redes de apoyo, desde líneas telefónicas para denunciar agresiones o recibir apoyo psicológico, hasta la creación de marchas virtuales en apoyo a alguna causa. Otras redes que han estado presentes son las redes de acompañamiento de aborto seguro, a las que acuden miles de mujeres en busca de información para realizarse un aborto seguro. Leer más

No todas las madres caben en el 10 de mayo

Por Eunice Sánchez 

Seguramente todas y todos recordamos al menos un festejo del Día de las madres en la escuela. Vestidos del baile que nos tocó, el ratón vaquero, una tabla gimnástica o la emotiva canción de timbiriche: Mamá. Y aunque realmente nunca nos preguntamos si a nuestras mamás les iba a gustar vernos todos disparejos en los números o apenados por el público, ella se empeñó, la noche anterior, en preparar nuestro atuendo para vernos en el festival. O sea, ella misma hizo todo para que su regalo fuera perfecto, y por supuesto que no pensamos que le importara. Puedo decir que, al menos, esos eventos otorgaban un sentimiento de orgullo y emoción para cada madre presente, al mirar con ternura y alegría a sus hijxs presentando su número. El recuerdo de cada 10 de mayo en nuestra época escolar quedará para siempre en su memoria.

Pero, luego, crecimos. Dejamos de preparar números divertidos o de vestirnos para sorprender a nuestra madre y en lugar de eso le regalamos una licuadora. Una plancha, un juego de tazas o una vajilla completa brillan dentro del papel celofán amarrado con un moño rojo. El Día de las madres les regalamos algo para que sigan ejerciendo la labor en el hogar. Y si estamos derrochando amor por ella, creemos que el mejor de los regalos es dejar que sea su “día de descanso”.

La mujer más feliz del mundo

El día que me convertí en madre fue un domingo. Ninguna mujer que elige ser madre quiere empezar su maternidad en domingo. Después de más de 10 horas de parto desde que se me rompió la fuente, mi hija vino a este mundo por parto natural. Entre gritos, mucho, en verdad mucho dolor, sangre, una episiotomía mal hecha y una hemorragia, la vida me dio la bienvenida a la maternidad.

Desde hace seis meses soy mamá. Y no miento cuando digo a casi todo aquel que me pregunta que cómo la llevo que nunca me había sentido tan desubicada. Y es que cada que contesto eso me ven con cara de “¿Pero por qué?, es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer”. Para mí, el parto fue espantoso y el comienzo de mi maternidad, pesadísima.

Padecí (o padezco) depresión post parto. Comenzó casi inmediatamente que tuve a mi hija entre mis brazos. Sin embargo, pude reconocerme en ella gracias a que en el embarazo me mantuve informada. La depresión post parto sigue siendo estigmatizada y las mujeres que la padecemos, juzgadas y cuestionadas. Sucede que, durante el embarazo, somos prácticamente un cóctel de hormonas y, en el momento en que parimos, todo se viene abajo. Se desencadena una depresión y angustia a veces incontrolable, que muchas veces trae consigo el rechazo hacia el bebé. No obstante, independientemente de que sea el caso o no,  debería ser totalmente normal sentir miedo, angustia, tristeza, temor, enojo, frustración, en cuanto te conviertes en madre (y durante toda la maternidad), y no tener en mente el tiempo o duración de estos sentimientos, pues estás en una nueva dimensión, sin idea de cómo comenzar a maternar.

En el puerperio, cada mujer debería tener acompañamiento, cuidados pertinentes y mucha ayuda, pues sus órganos vitales, que durante el embarazo subieron o se movieron para dar espacio a la placenta, se están acomodando y eso duele. Y ahí está la nueva madre, cansada, intentando dar pecho o levantándose a preparar mamilas cada tres horas, consolando a un ser humano cuya única manera de comunicarse es el llanto. La neófita en bebés se encuentra sin poder tener el tiempo para un buen baño, para quejarse del cansancio, del sueño, para delegar el cuidado del hijo o hija a alguien más, sin verse presa de críticas, de juicios y muy poca empatía, en la mayoría de los casos. Lamentablemente, los cánones arcaicos de la maternidad y nuestros referentes maternos más cercanos nos han enseñado y educado a mujeres, también a hombres, que en cuanto llega la maternidad, automáticamente te conviertes en la mujer más feliz del mundo. No hay razones para sentirse mal.

“¿Cómo es posible que se sienta así, si su bebé está sano?”, “Ya es mamá, ahora debe pensar por los dos” Preguntas y comentarios parecidos acompañan a cada nueva madre. La maternidad tradicional describe que una mujer por fin está realizada y plena en el momento en el que tiene hijxs. Automáticamente nos convierten en mujeres todologas y todopoderosas, y siempre dispuestas a servir a la nueva familia, sin poder tener el privilegio de sentir hartazgo, rechazo o desilusión de la vida maternal. Romantizan el acto de dar vida y nos entregan un libreto (no siempre explícito) de cómo será nuestro actuar de ahora en adelante. Así es, aún es este siglo, la maternidad parece que sigue siendo la meta para la mayoría de las mujeres que eligen ser madres y también para las que lo son y no deseaban serlo.

Nuevas” maternidades

Estoy segura que desde siempre han existido las madres que no son creativas al jugar con sus hijxs; madres que no saben cocinar, madres que no son expertas en limpieza, madres que trabajan además de trabajar en el hogar, madres que siguen estudiando, madres lesbianas, madres solteras, madres que no querían ser madres y fueron obligadas, madres menores de edad, madres feministas. Existen maneras de maternar como mujeres en el mundo. Sin embargo, todavía se siguen reproduciendo marcos referenciales de lo que para la sociedad sí es ser una verdadera madre.

Aún en estos tiempos, se considera que una “buena” madre es ser una mujer eficiente y experta en todo lo que conlleva un hogar y que, además, mantenga sus emociones y sentimientos estables. O que al menos no los “muestre” frente a sus hijxs.

Aunque, acepto que ahora son menos los bombardeos sobre el modelo ideal para maternar y que se van asumiendo, lo que ahora han llamado, nuevas formas de maternar. No obstante, éstas no son realmente nuevas, simplemente, las mujeres estamos siendo cada vez más valientes y dejamos de seguir ideales obsoletos de la madre que otros quieren que seamos, pero que definitivamente ya no nos hace sentido, al menos a la mayoría de nosotras. Nos estamos mostrando primero como seres y mujeres reales. Mujeres que se pintan el pelo de colores, que se llenan el cuerpo de tatuajes, que no se maquillan, que no usan tacones, que sí usan tacones, que asisten a marchas, que siguen usando minifaldas, que siempre usan ropa deportiva. Jamás podría dejar de mencionar las distintas formas en que las mujeres nos manifestamos.

Y que, en el momento de ser madres, como cualquier persona, tiene días donde no quiere bañar a sus hijxs o que no quiere cocinar o que no cocinará nunca. Que no le gusta pasar la tarde limpiando y lavando trastes. Somos madres que tenemos momentos donde no queremos estar con lxs niñxs jugando o compartiendo el tiempo. Porque ser madre no es sinónimo de ser un ser celestial que siempre está dispuesto a hacer todo y de todo. Y el amor no está a discusión. El hecho de que hayamos decidido tener hijxs, no quiere decir que todo el tiempo estemos dichosas, desbordando felicidad y complacencia por el simple hecho de que nos tocó ser el humano capaz de crear vida en su cuerpo. ¿Y si ahora ya no queremos un 10 de mayo con regalos absurdos como los que dábamos nosotrxs a nuestras madres, no entramos en el festejo?

Adiós a la madre todopoderosa

Debemos parar el pensamiento de que, en cuanto te conviertes en madre, te debes olvidar de tener tiempo libre y que ahora estás al servicio de la familia.

Ya no queremos seguir llevando sobre los hombros el peso de la educación de los hijxs, la responsabilidad de dar el ejemplo de madres que por décadas se nos ha dictado ser. El “Día de las madres” tampoco tendría que ser el único día en que todos los integrantes de la familia “dejen” descansar a la madre porque es madre.

Me reconozco como madre y quisiera que cuando mi hija tenga la conciencia del porqué la traje a este mundo, no tenga en la mente como primera opción regalarme un artículo para seguir siendo su madre. En mis manos sí está educarla con libertad e independencia, primero de pensamiento y después de acciones. Y que si ella quiere maternar en algún momento, pueda elegir cómo hacerlo y que yo tenga la madurez de aceptar si tampoco quiere parecerse a mí.

Como sociedad, sigue habiendo muchas cosas que debemos trabajar, tenemos que erradicar muchas ideas y referentes que dicta la heteronormatividad, específicamente sobre la maternidad. Debemos dejar de normalizar cosas como la violencia obstétrica, la violencia de los hijxs hacia la madre, el maltrato psicológico y el dejo familiar hacia las madres de la tercera edad.

El Día de las madres son todos los días desde que una mujer elige compartir su vida con sus hijxs. Este 10 de mayo debe servir para honrar y comenzar a hacer hábito el respeto hacia la ardua tarea de maternar  y  sus múltiples formas de hacerlo.

Cada vez somos más las madres que queremos romper con los paradigmas de la maternidad, las que no cabemos en ningún modelo representado por la sociedad. Porque no debe de haber un modelo a seguir para ser la mejor madre. Primero nuestra integridad debería estar intacta y nuestros sueños y deseos alimentados de valor y pasión. Para después criar a nuestrxs hijxs con todo lo que encargarse de ellxs conlleva.

 

 

 

Las reivindicaciones de las mujeres y la ausencia del cuerpo

Imagen: The 4th wave of feminism, de Ellis van der Does

Por Bianka Verduzco[1]

Alguna vez pensé que es mediante el cuerpo que creamos resistencia y solicitamos derechos. Así pues, la contingencia por el COVID-19 obliga a crear nuevas modalidades de protesta. En estos momentos, qué mujer no extraña poner el cuerpo, pintarlo, mostrarlo, abrazar a la compañera de lucha, tomarla de la mano, sentirse, gritar, acompañar, llorar, cerrar las calles, bajo el principio de feminizar y apropiarse del espacio público gracias a su presencia corporal.Leer más

Sobre capitalismo y neoliberalismo en la Transformación de Cuarta

Por Sonia Dávila[1]

Cuando salgamos de esta crisis, el mundo será diferente. 
La psicología de los inversores cambiará, 
pero también la forma de hacer negocios o el consumo. 
Y seremos mucho más dependientes de nuestras 
familias para sentirnos seguros.

Larry Flynt[2]

Sí, los grandes capitalistas saben que después del Covid-19 el mundo será diferente y les interesa construir las condiciones para que, en ese nuevo mundo, se asuma como una responsabilidad privada la salud pública. Más aún, la utopía neoliberal según la cual, deberíamos ser más dependientes de nuestras familias que del Estado para sentirnos seguros, ha sido realizada como política pública por el Estado mexicano. Basta con recordar las declaraciones de AMLO durante la reunión que tuvo con los líderes mundiales, ante los cuales afirmó que “La familia mexicana es la principal institución de seguridad social y ahora nos están ayudando a cuidar a la población más vulnerable”[3]

Bajo esta narrativa no se asume la carga de trabajo extra que implican estas labores, ni la problemática que representa que, en un país tan machista como el nuestro, sean las mujeres quienes realizan las labores de cuidado. Leer más