Por Alejandro Garrigós Rojas[1]
En el presente ensayo se propone un rastreo de elementos necrófilos en dos poemas en prosa de la cubana Dulce María Loynaz, contenidos en su libro Poemas náufragos (1990). Se utiliza como marco teórico a propósito del carácter necrófilo la teoría del psicólogo social Erich Fromm que ve en éste una orientación humana a la muerte y la destrucción. Con esto no se pretende diagnosticar como tal una filiación necrófila en la autora, sino, a lo sumo, enmarcarla dentro de una estética heredera del romanticismo que hace del tema de lo muerto un tema obsesivo de representación poética.
I
En su obra Anatomía de la destructividad humana (1973), Erich Fromm define el carácter necrófilo, el cual divide en dos: el sexual y el no sexual. El primero se caracteriza por el deseo de tener contacto sexual con un cadáver, el segundo se limita al deseo de manejar o contemplar o estar cerca de los muertos. Ambos son gradaciones de una misma tendencia. Como rasgo del carácter necrófilo se encuentra la atracción por los cadáveres y con los objetos relacionados con estos (234). Entre las formas de necrofilia más atenuadas, Fromm menciona el ansia de estar cerca de los cadáveres, los cementerios o cualquier objeto en proceso de descomposición (235). Según la opinión de von Hentig, citada por Fromm, la necrofilia es más común de lo que podría suponerse (232).
La palabra necrófilo fue usada por el filósofo español Miguel de Unamuno en 1936 para designar un interésLeer más