La anormalidad y el delirio: breve reseña de la novela Isla Partida

Por Irene Martínez[1]

 
y qué es lo que vas a decir
voy a decir solamente algo
y qué es lo que vas a hacer
voy a ocultarme en el lenguaje
 
Alejandra Pizarnik

 

El tiempo y el espacio se entremezclan al entrar en un estado alterado de conciencia, las formas de lo tangible se disuelven ante el delirio. Esas mismas fronteras son las primeras que se desvanecen durante la lectura de Isla partida (Almadía, 2021), la tercera novela de Daniela Tarazona y por la cual ganó el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2022. En dicha obra, la autora diserta acerca de los trastornos neurológicos, desde una perspectiva vivencial, pero muy alejada de los convencionalismos y las obviedades de lo autobiográfico.

La isla es el cerebro, contendor único de nuestra ontología. Que esa isla esté partida es, en primera instancia, el reflejo directo de su imagen física, la división en dos hemisferios de materia orgánica y, aventurando un sentido más amplio, la metáfora del quiebre que supone la alteración de sus señales eléctricas, de su funcionamiento. Así pues, con una narrativa fragmentaria, circular y sumamente poética, Tarazona refleja la confusión a la que lleva el desvarío y la exasperación que causa perder el control de uno mismo: una eLeer más

La rutina interrumpida

Por Paula Guillén[1]

Solo las personas que creen en los augurios pudieron haber previsto lo que ocurriría ese día.

Hanna se levantó 30 minutos más tarde de lo habitual, de manera que, por primera vez en siete años, no le dio tiempo de maquillarse (mucho menos de hacerse su habitual eye cat). Durante el desayuno, notó un extraño sabor amargo en su avena con leche de almendras, plátano y fresas, así que decidió agregarle un poco de endulzante.

De camino al trabajo, en el transporte, comenzó a sentir un leve, pero persistente dolor en el pecho. Lo atribuyó a la presión que ejercían sobre ella las decenas de personas con las que compartía el vagón del metro de la línea 9 con dirección a Tacubaya.

Pasaron dos o tres horas de su jornada laboral y el dolor persistía. Sin embargo, ella no dejabaLeer más

Reseña a dos voces: La biblioteca de lo imposible

La imagen de portada contiene ilustraciones de Joksan Ruiz contenidas en La Biblioteca de lo imposible

Atrévete a entrar a la Biblioteca de lo imposible

Mary Julia Ruiz Carbó es licenciada en Derecho por la Universidad Iberoamericana, donde además realizó dos cursos de creación literaria y un Diplomado en Arte Literatura y Cine con el maestro Manuel Leonel Pereira. Cardó no sólo ha incursionado en la poesía y en el cuento, pues recientemente publicó su primera novela: La Biblioteca de lo Imposible.

En su primera novela experimental, La Biblioteca de lo Imposible, Mary Julia Ruiz Carbó aborda la coexistencia del bien y del mal a través de una infinidad de eventos por los que atraviesa el humanoide para salvar a la humanidad de su propia destrucción.

La novela narra la llegada del humanoide a la Biblioteca de lo Imposible, que se encuentra en otro universo, en un agujero negro donde el tiempo nunca transcurre, y en el que está prohibido el uso de esa palabra. Su misión es seguir las huellas y las pistas de los libros que ahí se encuentran, cada uno lo llevará a vivir y conocer lugares únicos llenos de experiencias que confrontarán múltiples sentimientos.

La Biblioteca de lo Imposible llevará al lector a adentrarse en las referencias de textos y Leer más

Azucena Alfaro | Poemas

Créditos por la fotografía: Víctor Goytia Villalobos

Azucena Alfaro Peña (CMDX, 1995) estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM motivada por su amor a la poesía. Sin embargo, las andanzas académicas la han llevado por los caminos de la lingüística, disciplina a la que hoy se dedica. Lectora por vocación, correctora de estilo y profesora.    

 

 

Trilogía del dolor

 

I

Si mi vida dependiese

-aunque absurda y frágil-

de un hilo de esperanza, 

yo no daría por ella ni una flor

ni un clavel ni una magnolia,

daría el tiro final

-potente y fulminante-, 

desolador como el dolor

que viene como viene,

vacilante, vacío y banal 

-absurdo y frágil-, 

socavando el suspiro 

-potente y fulminante- 

de ése, mi único motivo, 

por el que no daríaLeer más

Diana Gutiérrez | Poemas

Diana Gutiérrez (Medellín, 1995). Comunicadora Audiovisual de Medellín, Colombia (1995). Apasionada por la historia del arte, poeta y escritora,amante de la videopoesia. El tema de la resignificación del cuerpo femenino, el lenguaje y el significado de “mujer” es el tema central que le interesa y ocupa. La Mujer de Correría es su libro publicado.

Canal de videos: https://www.youtube.com/channel/UCzPUpR82OjqRsLZ2kkCBiEg

Microensayo con mujeres: https://www.youtube.com/watch?v=s228EGieCdI&t=57s

 

 

Las hijas de Lemuria

A las madres, abuelas y hermanas que han perdido los frutos de su vientre.

 

Las hijas de Lemuria

hacen resonar sus voces con una flor de hielo

desmayada en las manos.

 

Las hijas de Lemuria

caminan por el gran sótano del mundo

y un eco de voces allá abajo se repite

 

Circular elegía secreta

Legiones bajo el agua sepultadas.

 

Pangea,

¿qué equinoccio de sangre

han celebrado tus hijos?

 

En todos lados fuimos una

Hoy, cuando somos miedo

me arrodillo como último gesto

a recoger los frutos putrefactos,

los pedazos,

y da tanta lástima esta tierra fértilLeer más

Sobre villanxs II: El protagonista y el consentimiento

Por Paola Cortés[1]

Es guapo, “noble”, “protector”, “romántico”, en pocas palabras, el hombre que “todas las mujeres” quisiéramos tener como pareja: un protagonista de telenovela. Ese personaje que junto a la protagonista forman una “unión perfecta”.

Crear a un protagonista masculino es todo un proceso que, de acuerdo a Adrianzén (2001), sigue una serie de características especiales que deben “combinar” con la protagonista, es decir, alguien que la complemente.  Ella vivirá, se sacrificará y hará todo por él. El autor clasifica a los distintos tipos de protagonistas masculinos de la siguiente forma:

1) El súper macho. Muchas mujeres opinan que los mejores galanes deben ser un cliché de masculinidad, como el pirata Juan del Diablo de Corazón salvaje —¿quieren algo más varonil que un pirata?, incluso han suspirado por hombres infieles que las agarraban a bofetadas como Arnaldo André en Amo y señor (¡vaya título!). Al margen del psicoanálisis y de discursos similares, es innegable que existe cierta fantasía femenina según la cual el hombre es un bruto que domina.

2) El sensible. Es un galán que podemos definir como un hombre íntegro y decente, palabra que les fascina a las abuelitas. Como su nombre lo indica, la clave es su sensibilidad. Es de los hombres que llegan a llorar de amor cuando la chica que aman se casa con otro o que se conmueven al ver un niño pobre. […] En suma, se trata de hombres perfectos que en realidad no existen. Pero no olvidemos que estamos en el reino de la TN y estos representan el ideal, el sueño que toda mujer tiene de ser amada y respetada como una princesa.

3) El manejable. Es producto de ese ambiguo «feminismo» que vende el estilo Televisa y que de inmediato nos remite a hombres tipo Arturo Peniche en María Mercedes. Se trata de un hijo de mamá, rico y sin complicaciones en la vida. Si estudia, es un vago; y si trabaja, nunca sabemos en qué, pero con toda seguridad, no le lleva más de un par de horas diarias. Fueron Rogelio Guerra en Los ricos también lloran y Gustavo Rojo/ Paul Martín en las dos versiones de Natacha. (Adrianzén, 2001, pp.101-104)

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Sobre villanas: La violación en telenovelas mexicanas del siglo XX

El caso de Mi segunda madre (1989)

Por Paola Cortés

Introducción

Desde su creación, las telenovelas mexicanas han buscado compartir la imagen ideal de cómo son lxs ciudadanxs perfectxs[1]: cómo deben comportarse y qué deben hacer, todo esto a través de lxs personajes principales; sin embargo, también se han ocupado de compartir cómo no deben ser, en especial las mujeres, con un personaje particular: las villanas.

Una mujer guapa, despampanante, glamurosa, sensual, que sabe lo que quiere. Alguien posesiva capaz de hacer todo, pero en serio, todo por conservar a su lado a un hombre –el protagonista– aunque eso implique sacrificar su salud mental y hasta el amor propio.

Esas personajas caprichudas, insensibles, que no soportan ver cómo otras les arrebatan lo que es suyo, dedicando su vida y tiempo a separar a la pareja protagonista. Ellas, a quienes el público odia con fervor hasta llegar al punto de desear su muerte según qué tan bien las interpreten las actrices encargadas de darles vida, y que se vuelven inolvidables al grabarse en la memoria de lxs espectadorxs, son solo una de las múltiples partes imprescindiblesLeer más

Lo fantástico en “Chaco” de Liliana Colanzi

Por Alejandro Garrigós Rojas

“Chaco”,[1] cuento de la boliviana Liliana Colanzi (1981), contenido en su libro Nuestro mundo muerto (2017), es un texto que, en mi opinión, bien permite una lectura a partir de lo fantástico, según la teoría de Tzvetan Todorov. El presente breve ensayo crítico es una discusión acerca de cómo se configura esta lectura fantástica en este cuento, lo que permite una interpretación literariamente más sugerente que si simplemente lo leemos como un texto de lo extraño o lo maravilloso, categorías vecinas en la misma tipología de Todorov.

 

Lo fantástico, según Todorov

Para Todorov, autor de una obra fundamental para entender lo fantástico en la literatura, Introducción a la literatura fantástica (1970), lo fantástico no es propiamente un género, sino más bien un movimiento del espíritu en la lectura de un texto, un momento manifestado por la duda o incertidumbre acerca de la realidad o irrealidad de los hechos narrados[2]. Literariamente, es propiamente la vecindad entre dos géneros: si se elige creer en los hechos presentados se llega a lo extraño, si no se descarta su posibilidad se obtiene lo maravilloso.[3] De este modo lo fantástico viene dado por un fenómeno anormal que irrumpe en lo conocido ordinariamente, mismo que sugiere dos maneras de interpretación: las causas naturales y las sobrenaturales. La vacilación entre ambas produce el efecto fantástico.[4] La primera condición de esto es que el lector considere el mundo textual como un mundo real. Las interpretaciones alegórica o poética están excluidas para que se dé lo fantástico: el texto debe leerse literalmente.[5] Para nuestro teórico, la literatura fantástica no se cimienta en un juego psicológico, sino en un mecanismo textual: es una inscripción estructural.[6]

La sobrenaturalidad de lo fantástico en la literatura es permitidaLeer más

La Edad de hierro de Victoria Marín Fallas

Por Felix Alejandro Cristiá

 

Sobre la tierra…

Sobre la tierra se levantan enormes puertas, a sus pies niños hincados aruñan. ¿Dónde están las llaves?, pregunta alguno. Los inmortales se las han llevado, responde otro. De rodillas crecen las personas después de la gran caída. Paraíso perdido. Hemos nacido en una nueva era. El hierro reemplaza al bronce, dicen convencidos los historiadores. ¡Ahora la guerra se hace mejor!

La Edad de hierro (Medusa Editores,) de Victoria Marín Fallas nos introduce a un mundo donde los humanos están cansados de esperar por el retorno al cielo. El antiguo poeta Hesíodo no dudó en expresar sus consideraciones sobre el hecho de tener que vivir entre los seres de la quinta generación —la suya— creada por los dioses: los de la Edad de hierro. ¿Será que, testigo de los suyos nos legó historia y no poesía? “Nunca durante el día se verán libres de fatigas y miserias”, dejó escrito, “ni dejarán de consumirse durante la noche, y los dioses les procurarán ásperas inquietudes”.

Pero la naturaleza humana, al aferrarse a la vida, también comenzó a observar y a replicar lo que en ella Leer más

Valentina

Por Yolanda González Muciño

A mis hijas: Cynthia y Libertad

 

Ya mero está el café, le puse canela, como te gusta.

Durante doce añadas luché en los agarrones a tu lado. ¿Te acuerdas? Ya han pasado cuarenta y uno. ¡Aaah, y siempre estás en mi recordación! ¡Aunque sufrí los infiernos contigo, era feliz! Sí, a’nque eras un cabrón, yo te quería harto. ¡Si me hubieras hecho caso…! ¿Recuerdas al Palemón? Ese campesino rete risueño que nomás enseñaba el diente, y se unió al general Grabiel Leiva, nomás por andar enamorado de mí. Y de la canción tan bonita que me inventó, y así con hartas ganas me la cantaba: “Valentina, Valentina yo te quisiera decir…” A ti te hervía la sangre, yo no sé pa’qué se lo chingaron.

¿Sabes? Las mujeres no teníamos permiso pa’que nos cantaran, ni pa’ nada. Jue hasta que animosas comenzamos a vestirnos con las ropas abujereadas de los soldados que caían en batalla, y así nos avaloraban un poquito. Yo cambiaba mis faldas de percal, todas deshilachadas, por la ropa del que ya estaba dijunto. Antes de encuerar al muertito, me persinaba y le pedía a Dios y a la virgencita de Guadalupe por él. Lo desvestía rápido, la cara me sudaba y mis acongojados pies hasta la tierra rasguñaban. Me ponía las levitas manchadas de rojo y los pantalones también, nomás que los arremangaba. Y a’n que los trapos jedían a hombre y a sangre, ¡me sentía como toda una soldada! Luego, les quitaba las botas y parecía que los muertitos las agarraban con las uñas. ¡Porque me costaba un chingo sacárselas de las tiesas patas que jedían! Yo y mis compañeras nos reíamos harto porque me quedaban rete grandotas y caminaba como espinada. Hasta rechinaban las diantres botas. Tú también te burlabas de mí y de todas. ¿Qué ya se te olvidó que hasta tú te vestías de mujer pa’ poder jullir? ¿TeLeer más