Ausencia

Por Sandra Carolina Jiménez Pedroza[1]

Luego de años de trabajo, soledad y estrés, Joaquín por fin estaba de vuelta en México con su familia, quienes desde su regreso lo acompañaban a cada minuto. Hecho que agradeció durante el primer mes, sin embargo, ahora la falta de silencio le parecía inquietante, por no decir molesta.

— ¿A dónde vas mijo? —inquirió su madre, Inocencia, mientras doblaba la ropa.

 —A dar una vuelta, quiero ver cómo se ve todo.

—Ay no, ¿para qué? —preguntó ella. —Todo se ve igual de espantoso, mejor ve y báñate que en un rato ya vienen los demás.

Evitando una mueca de irritación, Joaquín insistió:

—Pues sí, pero tengo curiosidad y me la paso todo el tiempo encerrado.

—Encerrado no, relajado —afirmó su madre. —Aparte, todos vienen a verte porque quieren estar contigo, papito. Hace mucho que no te ven, pero si tanto te molesta puedo hablarles para que ya no vengan y te quedes solo allá fuera, ¿eso quieres?

—No.

—Bueno, entonces, termina de doblar la ropa en lo que voy a la tienda por el refresco. —concluyó la mujerLeer más

Contra-cartografía erótica: Placeres compartidos

Por Marisabel Macías Guerrero

Hace un año iniciaba la escritura de una columna que me dejó trastocada y me valió cierto encierro. Desde entonces, el tiempo osciló entre las reflexiones sobre la violencia sexual vivida, reconocerme víctima para sanar y buscar vías para que esas experiencias dejaran de doler. Para esto último, uno de los caminos que suelo tomar es el “hedonismo”, darme tiempo para procurarme placeres, por ejemplo, escribir sobre nuestros deseos eróticos y gozos compartidos, o vivir “aventuras” a consciencia plena, como materia para la alquimia escritural. A eso me aferro. Por eso estoy aquí intentando mostrar el mapa de satisfacciones que me permiten seguir lidiando con la complejidad y las crisis (mundiales/existenciales).

Hace una semana irrumpió en mi rutina el deseo ardoroso por escribir sobre lo placentero de los vínculos, de la vida. Experimenté la cosquilla de un texto que quería salir. Un calorcito sabroso me recorría y luego en automático pensaba en algunas ideas para el ensayo. Después de sentir esa punzada mental y sonreír, de tomar notas y abrir ciertos libros, me descubrí un poco culpable de dedicarle dos o tres horas diarias a dicha tarea. Sí, me dejé seducir por el placer de escribir sobre los placeres del trato cariñoso, y eso me trajo algo de “culpa” por el tiempo que no dedicaba a mis trabajos.

Luego, me enfadé conmigo porque me descubrí apurándome, contándome el tiempo y a punto de ser raptada por el deber. Sí, me molesté y me rebelé, decidí cínicamente sentarme las horas necesarias para escribir sobre aquello que me aligera la carga existencial en el día a día, sobre los bálsamos que apaciguan la herida sistémica, sobre todo aquello que me pone Leer más

Claudia Colosio | Poemas

Claudia Alejandra Colosio García (Caborca, México, 1991) es Doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de San Luis. Es beneficiaria en la categoría de Creadores con Trayectoria del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico del Instituto Sonorense de Cultura en la especialidad de Artículo de Arte. Formó parte del Taller de escritura creativa “Los signos en rotación” de la Caravana Cultural Interfaz (2015) y de la primera generación del Diplomado Virtual de Creación Literaria del Instituto Nacional de Bellas Artes (2020). Obtuvo el tercer lugar en el Concurso Internacional de Ensayos “Miradas de Iberoamérica” del Programa Iber-Rutas de la Secretaría General Iberoamericana (2020) y cuenta con narrativa, poesía y ensayo publicados en Círculo de Poesía, Irradiación, Hipérbole Frontera, Panorama. Revista de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y Redoma. Ha publicado artículos académicos dedicados al estudio de literatura mexicana del siglo XIX en revistas y libros especializados en México y España.

 

 

 

Desde que me importas

Se acabaron los cumplidos sinceros,

los cariños francos en la letra

y los rescoldos cristalinos en los rincones.

 

Mis dedos derriten el papel con reproches entintados,

callo lo malinterpretable.

 

Piso temerosa las entrelíneas del rechazo.

Desinflamo las caricias.

Disminuyo su calor con bolsas de hielo a mis espaldas.

 

Me reduzco a polvo de flor sobre carbón quemado.

 

Leña sin hoguera.

Raíz sobre piedra.

Sangre en la banqueta.Leer más

Yaya Gallardo | Poemas

Yaya Gallardo (Chiapas, México, 1982) Incursiona en el mundo de la literatura con “Alma desnuda” publicada en Abril 2022. La cual es una selección de poemas en los que. como el título refiere, deja de lado el pudor y se muestra sin reservas. Su libro ha sido presentado en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, CDMX; en FIL Guadalajara y FIL UNACH Tuxtla Gutiérrez, en el Festival Internacional Cervantino Barroco, en la FENALEM, en ferias del libro municipales, así como en Programas de Tv y Radio.

 

Poemas del libro Alma desnuda

«Las palabras y el amor son como los ríos: fluyen y encuentran su cauce»

Yaya Gallardo

 

Peregrina

Peregrina por cada rincón de mi corazón,

busca y encuentra lo más desconocido de mí.

Hazte de un espacio lo suficientemente grande para vivir en él,

pero sin echar raíces.

Anda por los senderos de mi vida,

salta por el camino del amor y la pasión sin titubear,

no trates de entender los errores que ni yo reconozco,

búscame en lo más profundo de tu alma y no me pierdas de vista.

No lo hagas por saldar culpas, hazlo por ti y por mí,

que bien que nos lo merecemos;

acá estoy esperando ser conquistada por tu andar.

Vive tu vida, vive mi vida, entre tanto, peregrina.

 

 

 

Eres

Eres como el agua que se queda quieta,

como la nube que huye del viento,

como la lluvia que no moja mi cuerpo pero me seca por dentro,

como la ola que se rompe y no llega a la orilla,Leer más

Sandra Ivette González | Poemas

Sandra Ivette González Ruiz. Poeta, investigadora, docente y bordadora feminista, proviene de un linaje de mujeres oaxaqueñas. Desde hace más de 4 años sostiene un proyecto de bordado, dibujo y escritura para sanar personal y colectivamente. Coordina talleres y aquelarres de poesía con diferentes temáticas para mujeres diversas. Ha publicado los libros Apuntes para entrar en un jardín y Del cuaderno de notas de la Mujer Pájaro o algunas maneras de despedirse en La Jardinera Editorial, también una compilación de poemas sobre su abuela materna, titulado “Roberta, sus poemas” en el blog de Pensar lo doméstico. Participó en la antología Alguien aquí que tiembla. Celebración poética de mujeres: Año 1 del confinamiento, de Ediciones Sin Nombre. Es docente en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM, Doctora en Estudios Latinoamericanos (UNAM), investiga poesía escrita por mujeres en contextos de crisis y violencia.  Insta @san27ivette

 

 

 

Hierba mala

Quisiera volver a los días

del olor a tortilla a punto de quemarse,

cuando mamá tostaba tortillas

mientras mis hermanas y yo nos tumbábamos en la sala a mirar el techo y de vez en cuando perseguíamos ese olor hasta la cocina y metíamos las manos al fondo de la masa tibia.

Ya no hago lo que me gusta,

mamá me advirtió de esto:

El mundo te devora, te roba el tiempo,

me dijo un día mientras arrancaba la hierba mala que, por entonces, crecía alrededor de nuestro árbol de peras

ese árbol que acogió mi infancia,

si te descuidas el mundo se come tu aire, se lleva tu vida .

Un día te das cuenta de que la gente vive trabajando,

mírame a mí que me tocó trabajar desde los cinco años para ayudar a la abuela y también para protegerla del maltrato.

La gente se la vive trabajando,

o bueno, no toda,

siempre hay quienes viven de nuestro trabajo,

de nuestro cansancio.

No es cierto que una cosecha lo que siembra.

No si siempre te han robado.

Si trabajas para otro que se quede lo sembrado.Leer más

Ser humano, ser uno entre muchas especies

Por Lorena Ruiz Álvarez[1]

“A pesar de toda la evidencia científica que se ha generado no está interiorizado en la conciencia de la gente el tema de la pérdida de biodiversidad como un problema”, decía la bióloga Julia Carabias (2022) en la mesa de dialogo COP 15: ¿Qué cambió para la conservación de la biodiversidad?

No es mentira. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad se han perdido alrededor del 50 % de los ecosistemas naturales en México. Parece ser que a pesar de todas las advertencias por parte de la comunidad científica y organizaciones ambientales, no se logra incentivar a los seres humanos para hacer algo con respecto a este problema.

No obstante, poner en el imaginario colectivo lo importante que es preservar la diversidad biológica no es imposible. Quizá una chispa de esperanza está en las historias de escritoras como Daniela L. Guzmán, Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa en 2019, quien dedica su ficción especulativa a hablar sobre la crisis ambiental desde una perspectiva no aLeer más

Mujeres de letras libres | Antología Poética 25N

En el marco del 25N “Día Internacional para Eliminación de la Violencia contra las Mujere”, un grupo de poetas, convocadas en principio por Linda Acosta, desde la Fundación Elena Poniatowska, decidimos reunirnos en un Ágora poética no solo para denunciar la violencia de la que, sabemos, las mujeres somos sujetas en el ámbito literario, sino para hacer frente a esa violencia con la expresión marcada de una voz que recuerda que seguimos vivas y firmes, que existimos aunque se trate de silenciarnos de distintas formas en este mundo, y que la vibración que juntas podamos evocar recuerda a las nosotras que no pueden acompañarnos más.

Desde Enpoli, desde la voz de Ximena Cobos Cruz como editora que busca transformar y sostener este espacio como un sitio en que las voces de las mujeres, su palabra, sus ideas y su imaginación reverbere, invitamos a las personas que visitan este sitio a leer a estas mujeres, pero sobre todo a experimentar en el cuerpo la palabra.

 

 

 

Laura Velarde

 

(Ciudad de México, 1992) narradora, poeta, cinéfila y melómana del mundo y de la vida. Amante de la fotografía y los pequeños detalles. Ganadora del 1er concurso de Poesía Emergente «Antonio Alatorre» con el poema «Una ya no duele más». 

 

 

Matrioshka

«Por su seguridad, no se recargue en la nostalgia.»

Luis Pérez Romero

 

Me cruje el hueso

que se guarda en los paréntesis del cuerpo.

Es la soledad que me parte en tantos pedazos

que nadie extraña.

 

Es porque camino desnuda

en una realidad que me llueve

que me estría.

Es porque voy pintando de aguacero

los muebles de la casa

con la ebriedad de mis tristezas.

 

Alguien toca.

Alguien llama.

Es otra mujer

que nutre al salitre

de nombres y fechas.

Es esta mujer hecha de tiempo

también de espacios

que no termina de morir

porque le gusta morder lo breve

y sabe que por más ventanas que abra

las heridas no se borran.

Es esta mujer que desentraña

lo más fracturado de sus nochesLeer más

Perrito

Por Christian Arely Sandoval Hernández[1]

Una casa sencilla pero llena de luz, era lo que Ángela estaba presumiendo últimamente en Instagram. A toda hora, fotos de los hijos que tenían en común aparecían en el inicio de su cuenta falsa. El Jardín de la exesposa de Anuar era amplio para estacionar un auto, pero no había tal, solamente pasto fresco bien cortado y un perro “Un perro jodido”. Anuar no podía aceptar que la estrategia de presentar su rutina de bañar y revisar escrupulosamente a los niños en busca de chinches o piojos como una forma de abuso infantil, le sirviera a ella para quedarse la custodia total. Para ella y los niños era “El malo” porque no permitía que fueran al zoo, la alberca o pijamadas y no tener perro era la queja de los niños cada mes. Ahora que su madre les dio uno, la casa de su padre, sin jardín ni videojuegos, parecería una prisión donde nadie querría pasar el fin de semana.

 “Ninguno sabe lo malo que puede ser para su salud, dormir a ventana cerrada con otros niños emitiendo gases, unos con piojos, otros incubando varicela, ni de las enfermedades que un animal sucio puede causar y ella aparece radiante ahora que puede restregarme en la cara fotos de nuestros hijos abrazados a esa bestia, pero ahora que lo de Tania se haga formal se va a arrepentir” pensó contemplando otra foto de su ex, antes que le llegara un mensaje de Whatssap.

Era un emoji de carita de ojos llorones de parte de Tania.

 

                                ¿Qué pasa? 8:59 p. m.

Necesito un favooor!! 8:59 p. m.Leer más

Carmina Cardiel | Poemas

Carmina Cardiel. Originaria de la CDMX, socióloga, escritora y acuarelista. Participante semifinalista en el Máster Slam de la CDMX (2017) y en 2018 atendió la Convocatoria FIRPPI Speed Poetry, que la llevó a presentar cinco poemas al Foro Pita Amor de la FIL – Zócalo, Ciudad de México. En 2021 fue columnista de “Butaca Violeta” para la revista digital Mujer México, en donde colaboraba con análisis de cine con mirada violeta. Amante de la observación de las dinámicas urbanas, publicó en 2022 “De la gran Anáhuac a la Favela de Polanco” en Historias Metropolitanas, revista de corte cronista urbano de la UAM-C. Como acuarelista, ha tenido exposiciones físicas y virtuales entre las que destacan el 2do. Festival internacional de poesía Saúl Ibargoyen y “Miradas convergentes” de la Galería RAB.

Escribo porque tengo la necesidad de hacerlo, porque la palabra es una de las formas más inmediatas para ir al interior y vernos de frente en estos tiempos donde, pareciera que, incluso, las emociones han sido industrializadas. Ante ese atropello pienso que, para resistir, sólo tenemos un arma: la palabra. #Escribiresmilitancia

 

 

A V E D E A G U A D U L C E

 La lengua tímida

encontró refugio

tras los dientes

durante las noches

de una ausencia

que jamás tuvo

oportunidad de

ser otra cosa

 

Las pupilas expectantes

se excitan y dilatan

con cada trazo

que lleva desde la lengua

hasta las yemas

de los dedos que

se vacían

en fondos blancos

y papel mate,

mientras le buscan

la nuca al tiempo

 

Letras y visualesLeer más

Regadera

Por Zaira Moreno[1]

La única manera de parar el tiempo es con la muerte. Observo las caras de hastío y cansancio de los pasajeros, los hombros caídos y manos manchadas de pintura blanca. El tráfico eterno y coches que zigzaguean entre carriles. Pienso en detener el tiempo para llegar puntual a mi trabajo. Recuerdo las historias de mi abuela materna cuando me decía que, si uno muere, para el tiempo. A pesar de aún tener una presencia corpórea, lo demás desaparece. Poner pausa como en el control remoto. Tachar una tarea recién hecha, dar vuelta al siguiente mes en el calendario o la graduación de la escuela primaria. Los árboles siguen, el tren que se inunda con cada tormenta, sigue. La señora del puesto de tacos de canasta, sigue; mientras que tú ya no estás más. Detienes el tiempo que transcurría en tu interior. 

 

Veinte minutos después de mi hora oficial de entrada, avanzo hacia la computadora con la pantalla parpadeante. SacudoLeer más