Por Carolina Cervantes
Toda obra narrativa o poética debe transmitir algo. Quizá desde sus palabras, desde la construcción de sus versos, de sus diálogos, desde la forma que se le ha dado al texto o de la construcción de cada oración. Pero sí, todo en la obra transmite algo. Incluso pasa lo mismo con aquello que calla el autor; desde el silencio.
Estos silencios no se encuentran en toda narrativa u obra poética, aunque sí hay muchos autores que utilizan este recurso como parte esencial de su obra. Pero ¿cómo puede el silencio comunicar algo? Rosa Ma. Mateu advirtió que el silencio en términos narrativos o de escritura es más bien lo que Bajtín llamó “callar”; éste está construido a partir de aquello que el autor calla, que no dice de manera literal en la obra, y calla porque “esa acepción es la única que permite explicar la ambigüedad, la falta de respuesta, la polisemia, el vacío, la angustia, etc…” (1998, 3) Es decir, el silencio permite al autor expresar sin necesidad de decir o explicar.
Gracias a la herramienta del silencio se permite al lector o lectora conocer e interpretar lo que el autor quiso decir sin necesidad de que se hiciera de manera literal, a través de estos silencios es que se puede hablar de temas de la sociedad tan delicados, en la mexicana especialmente, como lo es la violencia de género.
Esta temática que trata la poeta Iveth Luna Flores es tan tangible en el contexto de ella, y de todo aquel o aquella que reside en México, que no es difícil especular y creer sin duda alguna que su obra ha sido creada con la necesidad de aullar el lamento sobre esta realidad tan dolorosa. Y no sólo a forma de expresión de cómo es vivirla, sino Leer más