La violencia de género en Nuevo León reflejada a través del silencio en Comunidad terapéutica de Iveth Luna Flores

Por Carolina Cervantes

Toda obra narrativa o poética debe transmitir algo. Quizá desde sus palabras, desde la construcción de sus versos, de sus diálogos, desde la forma que se le ha dado al texto o de la construcción de cada oración. Pero sí, todo en la obra transmite algo. Incluso pasa lo mismo con aquello que calla el autor; desde el silencio.

Estos silencios no se encuentran en toda narrativa u obra poética, aunque sí hay muchos autores que utilizan este recurso como parte esencial de su obra. Pero ¿cómo puede el silencio comunicar algo? Rosa Ma. Mateu advirtió que el silencio en términos narrativos o de escritura es más bien lo que Bajtín llamó “callar”; éste está construido a partir de aquello que el autor calla, que no dice de manera literal en la obra, y calla porque “esa acepción es la única que permite explicar la ambigüedad, la falta de respuesta, la polisemia, el vacío, la angustia, etc…” (1998, 3) Es decir, el silencio permite al autor expresar sin necesidad de decir o explicar.

Gracias a la herramienta del silencio se permite al lector o lectora conocer e interpretar lo que el autor quiso decir sin necesidad de que se hiciera de manera literal, a través de estos silencios es que se puede hablar de temas de la sociedad tan delicados, en la mexicana especialmente, como lo es la violencia de género.

Esta temática que trata la poeta Iveth Luna Flores es tan tangible en el contexto de ella, y de todo aquel o aquella que reside en México, que no es difícil especular y creer sin duda alguna que su obra ha sido creada con la necesidad de aullar el lamento sobre esta realidad tan dolorosa. Y no sólo a forma de expresión de cómo es vivirla, sino Leer más

El estridentismo 100 años después: Andamios interiores, Manuel Maples Arce

Por Antonio Rubio Reyes[1]

—Viva el Mole de Guajolote.
Segundo Manifiesto Estridentista.

 

1. Las hojas volantes aparecieron a lo largo de la ciudad histriónica: en los muros, en las esquinas, en las calles. El año era 1922. La ciudad de México todavía presentaba la violencia de su recientemente finalizada revolución: el humo de los balazos aún se combinaba con el creciente rugido de los tranvías. Era un tiempo en el que la literatura mexicana todavía buscaba su identidad en el trauma. El joven de 22 años rezaba la búsqueda de la actualidad por medio de lo estridente: rechazaba esos poemas que vanagloriaban el pasado, anhelantes de héroes y patriotismo. El año era 1922: el barco de papel de Leopold Bloom naufragaba por el Río Liffey, entre gaviotas y pan; la sombra de Nosferatu revitalizaba en el celuloide los terrores de los románticos. Pisoteadas por cientos de hombres y mujeres que recorrían la urbe, algunas hojas se paseaban cinemáticamente por un plano oblicuo: el jardín eléctrico que este joven imaginaba en las telegrafías de la arquitectura moderna. Ese joven se llamaba Manuel Maples Arce. La ciudad era su principal musa. El año era 1922.

 

2. Andamios interiores. Poemas radiográficos es el segundo poemario de Manuel Maples Arce. Publicado por la editorial Cultura, la crítica considera esta colección de poemas como la principal y primera obra estridentista. Su publicación no pasó desapercibida. Un joven Borges, aún en su delirio ultraísta, en sus primeras Inquisiciones (1925) escribió una reseña muy entusiasmada sobre el poemario de Maples Arce: “Por su raudal de imágenes, por las muchas maestrías de su hechura, por el compás de sus versos que sacuden zangoloteos de encabritada guitarra, Andamios interiores resaltará como vivísima muestra del nuevo modo de escribir”. Para Borges, gracias a suLeer más

Autoficción como propuesta narrativa en Cartucho y Canción de tumba

Por Missael Duarte Somoza

Introducción

El presente artículo tiene el interés de relacionar dos textos a los que los separan varias décadas de publicación y también contextos sociales y políticos distintos, pues, a mi modo de ver, dialogan en esa distancia temporal y espacial. Siguiendo a George May, quien ha señalado que los géneros biográficos aparecen en momentos de crisis sociales y políticas, me parece que se pueden conectar Cartucho y Canción de tumba. ¿Qué paralelismos operan entre ambos textos? ¿Qué microgéneros se manifiestan en la conformación de las obras? ¿Qué papel tiene la hibridación en la organización de las narrativas?

Desde que se publicó la novela Fils, de Serge Doubrovsky, con la cual presenta la categoría de autoficción, donde se cuestiona los principios de la autobiografía, es decir, la identidad nominal entre autor, narrador y personaje; y directamente el pacto autobiográfico propuesto por Philipe Lejeune; se han escrito trabajos con estos nuevos enfoques, que han permitido reflexionar la naturaleza del narrador, la relación entre los personajes, el narrador y el autor. Algunos estudiosos han considerado la autoficción como una variante de la autobiografía, resultado de una crisis de ésta, así lo afirma Julia Érika Negrete Sandoval “En los años previos al nacimiento de la autoficción se genera la crisis de la autobiografía, muy a tono con la crisis del sujeto moderno, que oscila entre su desaparición y su retorno en el ámbito discursivo. Con el paso del tiempo la autobiografía se nutre de las técnicas narrativas de la novela e, incluso, asume como suyo el elemento ficción, al mismo tiempo que la novela se vuelca cada vez más sobre el ‹‹yo›› autobiográfico” (Negrete 226-227).

Resulta interesante resaltar de Negrete Sandoval el vuelco que hace la novela al “yo autobiográfico”. Leer más

Óscar Páez, Plegarias al espíritu extraviado

Por Alberto Sánchez Martínez

El 30 de agosto del presente año, a las 08:10 p.m. le mandé un audio a Óscar para agradecerle el regalo de la lectura de Plegarias al espíritu extraviado. Recuerdo algunas de las palabras que utilicé: “tienes poemas muy intensos, muy interesantes, llenos de nostalgia, llenos de recuerdos”. Ahora yo agregaría: “llenos de dolor”. El audio de menos de 40 segundos termina con una risa nerviosa y un agradecimiento. Quiero responderme a mí mismo, y quizás a ti, si es que te llamó la atención la risa nerviosa, que este poemario me hizo un nudo en la garganta y en la idea de ese corazón metafórico como caja de sentimientos. Sí, me dejó sin palabras por ese dolor cargado en cada uno de los poemas. Citando uno de los títulos, es un recuento de cómo se le fue la vida a una familia.

El yo poético se encarga de tomarte de la mano para llevarte a cada uno de los poemas, para que veas que ese yo es una voz que le habla a sus figuras maternas y también para que sientas, o en dado caso, para que identifiques, el dolor y peso de las palabras. Los poemas contienen un tema universal: la pérdida de la madre y de la abuela. Las personas que lean este poemario podrían estar de acuerdo conmigo de que Óscar hace una especie de radiografía de esa huella que se queda marcada.

Durante la lectura encontré la diminutaLeer más

Jugo de durazno: revival de la onda en Díganle adiós al ratón (2021) de Zauriel

Por Francisco José Casado Pérez[1]

Toda época marca las distintas esferas que componen la vida, siendo el arte un claro ejemplo de ello, pero en lo que respecta al lenguaje escrito, eso es otro boleto. En literatura, la técnica y el estilo no están exentos de estar siempre bajo el ojo avizor que idealiza formas y temas para defender su pertenencia y continuidad. Cuando Pasto verde de Parménides García Saldaña salió como una de las seis primeras novelas del primer y único Premio Martín Luis Guzmán de novela, su estilo desenfrenado, próximo a la influencia americana de los 60’s sobre la liberación sexual, la contracultura y el ánimo contestatario al clima político internacional (Vietnam) y nacional (Olimpiadas y Movimiento del 68) complementó el hito literario de la Onda que ya venía en desarrollo con José Agustín y Gustavo Sainz. Rasgo que una vez entrada la siguiente época se diluiría en otras formas y géneros.

La literatura mexicana dejó de ser la misma, hecho que por trágico que pudiera sonar, no lo es y no debería ser visto así, a pesar del tradicionalismo característico de la cultura mexicana, barroca, barroca, que tiende de pronto a volver sus pasos gracias a una nostalgia atípica que descoloca lejos del pasado al mismo tiempo que desfasa del presente el estar del lector/escritor. Ejemplo de ello es tanto Zauriel como Axel, protagonista y voz narrativa de Díganle adiós al ratón, 2021, novela publicada por la Colección Tierra Adentro del Fondo de Cultura Económica.

Desde la propia portada, obra de Nicholas Forero, puede asumirse que allí podría uno encontrar la respuesta Leer más

Matadero 5 de Kurt Vonnegut

Por Rodrigo Arroyo

Uno de los libros que más han llamado mi atención (por varias razones) es, sin duda, Matadero 5 de Kurt Vonnegut. No sólo por la historia detrás de su invención, sino por la forma en la que me enteré de su existencia.

Y es que un día, mientras veía una entrevista que le hacían a Luis Chaves, el poeta tico, donde le preguntaban por recomendaciones de libros que él jamás dejaría de llevar a un viaje, o algo por el estilo, Chaves recalcó la importancia de leer Matadero 5 de Kurt Vonnegut. En la entrevista, el poeta señalaba que para escribir Matadero 5 había que estar en un nivel de trascendencia o estado de gracia. Aquellas palabras del escritor hicieron eco en quien entonces era en aquella época.

Y es que anteriormente una entrevista de Roberto Bolaño había abierto mis ojos, gracias a la cual me enteré de La Caída, uno de los libros más excepcionales Leer más

El carácter necrófilo de dos poemas en prosa de Dulce María Loynaz

Por Alejandro Garrigós Rojas[1]

 En el presente ensayo se propone un rastreo de elementos necrófilos en dos poemas en prosa de la cubana Dulce María Loynaz, contenidos en su libro Poemas náufragos (1990). Se utiliza como marco teórico a propósito del carácter necrófilo la teoría del psicólogo social Erich Fromm que ve en éste una orientación humana a la muerte y la destrucción. Con esto no se pretende diagnosticar como tal una filiación necrófila en la autora, sino, a lo sumo, enmarcarla dentro de una estética heredera del romanticismo que hace del tema de lo muerto un tema obsesivo de representación poética.

I

En su obra Anatomía de la destructividad humana (1973), Erich Fromm define el carácter necrófilo, el cual divide en dos: el sexual y el no sexual. El primero se caracteriza por el deseo de tener contacto sexual con un cadáver, el segundo se limita al deseo de manejar o contemplar o estar cerca de los muertos. Ambos son gradaciones de una misma tendencia. Como rasgo del carácter necrófilo se encuentra la atracción por los cadáveres y con los objetos relacionados con estos (234). Entre las formas de necrofilia más atenuadas, Fromm menciona el ansia de estar cerca de los cadáveres, los cementerios o cualquier objeto en proceso de descomposición (235). Según la opinión de von Hentig, citada por Fromm, la necrofilia es más común de lo que podría suponerse (232).

La palabra necrófilo fue usada por el filósofo español Miguel de Unamuno en 1936 para designar un interésLeer más

De padres y escorpiones o la lengua de la serpiente

Aproximaciones críticas a “Siempre juntos” (2008) de Rodrigo Rey Rosa

 Por Francisco Tinajero[1]

En 1878 Federico Nietzsche predecía que el devenir de la filosofía debía tener la condición sine qua non de un sentido histórico[2]; así diagnosticaba el Pecado original de los filósofos: “lo que el filósofo enuncia respecto del [humano] es un testimonio acerca del [humano] mismo en relación a un espacio de tiempo muy limitado. […] todo ha evolucionado; no existen hechos eternos ni verdades absolutas[3]” (419-420). Este hecho ha demostrado su validez en los diversos campos de las humanidades y las artes. La literatura no es la excepción porque tiene la necesidad ontológica de actualizarse (formal, temática y estilísticamente) por los retos epistemológicos surgidos del caos de la época contemporánea. Así pues, aunque el eje temático de las obras artísticas presente las mismas[4] preocupaciones fundamentales, la forma de abordaje y análisis crítico de la realidad variará según las condiciones sociales concretas de cada etapa del desarrollo de la humanidad.

Desde el comienzo de la historia humana el cuestionamiento en torno al origen de la vida ha mantenido en vigilia a lxs pensadorxs, quienes hallaron consuelo en explicaciones de índole metafísica y dieron lugar al surgimientoLeer más

El Infierno de Dante y la noción del viaje en la “Divina Comedia”

Por Alfredo Fredericksen

No es posible realizar una lectura unilateral de la Divina Comedia debido a que ella ofrece una alta complejidad en el sentido de su riqueza, y es que no existen en literatura descripciones acertadas, sino lecturas que con mejor coherencia que otras interpelan en mayor o menor grado ciertos sistemas interpretativos (historia, política, social, cultural, etc.). Así, en la “Divina Comedia” nos encontramos con los siguientes niveles que propone Dante:

  1. Literal: Tiene que ver con lo explícito, el Infierno significa ir a la ultratumba.
  2. Alegórico: Es cuando se oculta algo tras un engaño (se dice A, pero quiero decir B). Por ejemplo, la aparición de animales que representan pecados como soberbia, codicia, etc. y que corresponden a los pecados de Dante en su juventud.
  3. Moral: Expresar o describir atributos de las cosas que son virtuosas, que distinguen lo bueno de lo malo.
  4. Anagógico: No existe una sola respuesta de la “Divina Comedia”. Expresa realidades sublimes, tiene que ver con un sentido en el cual el texto permite el acceso a la verdad, a aprender lo trascendente. Anagógico es el significado más completo o importante que puede tener una obra según Dante.

 

Todo comienza con el extravío del propio Dante en una selva, quien, acompañado y bajo la tutela de Virgilio que encarna una figura de cognición[1], se desvía hacia la senda que éste último le indica y que, en sentido metafórico, representa que Dante iba por el mal camino (alejado de Dios), en pecado. Así, en el presenteLeer más

Micropoesía en la literatura chimbotana del siglo XXI

Por Juan Martínez Reyes

La praxis literaria en cualquier país siempre está evolucionando, en movimiento continuo. Así, dentro del proceso literario poético en Chimbote, Perú, hemos podido constatar esos cambios significativos en el siglo XXI. Nos referimos a una nueva tendencia en la escritura poética, la micropoesía, en un mundo donde el tiempo es efímero y valioso.

Debemos entender en primera instancia ¿qué es micropoesía?, para hacer un deslinde con las especies líricas que podrían fungir como micropoemas, por ejemplo, el haiku. En este breve trabajo investigativo, iremos develando y explicando las diferencias que posee esta nueva tendencia literaria frente a los géneros poéticos mínimos de la tradición.

Podemos definir, a grandes rasgos, que “La micropoesía es aquella manifestación estética a través de las palabras que se caracteriza por su brevedad y mensaje directo y llano. Por lo general, estáLeer más