Revistas mexicanas independientes

 Campo virtual, campo revisteril

 

Por Armando Gutiérrez Victoria[1]

Introducción

En su ya clásico “Intelectuales y revistas: razones de una práctica” (1992), Beatriz Sarlo apuntaba con acierto que detrás de la fundación de una revista cultural en Latinoamérica usualmente se halla implícita la necesidad de configurar un nuevo espacio de enunciación y, al mismo tiempo, incidir en el presente de la opinión pública y el campo cultural (p. 9). En buena medida, esta afirmación continúa vigente, incluso si la trasladamos a unas circunstancias tan específicas –y a veces tan inmediatas– como las nuestras, en las cuales imperan dinámicas dictadas por el dominio de los entornos virtuales, por el contenido de las redes sociales y por la descentralización de la opinión pública y la información.

Con este punto de partida, ensayaré una somera aproximación al estudio de las dinámicas, relaciones y presencia de las revistas virtuales independientes. Por tratarse de un campo tan vasto y heterogéneo, circunscribiré mi análisis solamente al caso mexicano y en específico a cuatro títulos activos entre 2021 y 2023: Página Salmón, Enpoli, Granuja e Irradiación. Como se verá a lo largo de estas líneas, aunque cercanas, cada una de ellas exhibe una serie de estrategias y recursos distintos que permitirán completar una breve panorámica de las distintas formas en que las revistas culturales cohabitan –y sobreviven– en nuestros días.

Si bien es innegable que en la actualidad se ha ido desarrollando una creciente línea interdisciplinaria de estudios, que conjunta las humanidades y las nuevas tecnologías de la información, me gustaría proponer una ruta de acceso distinta en el estudio de estosLeer más

El poema es error.

Imagen: Hanagatami (2017), del cineasta Nobuhiko Obayashi 

 

Por Aldo Vicencio[1]

Para Denia, Mitzi e Inti. Por el amor, la fraternidad y la iluminación.

Una posibilidad, el poema. Posibilidad, error, excepción. Ya sea el mismo poema flexionándose sobre sí mismo al errar (como sugirió José Luis Bobadilla)[2] o el paréntesis que extraña al lenguaje (de acuerdo a Derrida),[3] una y otra vez, los versos apelan a la incertidumbre, y en última instancia, a la apertura.

Insinuación, más que certeza. Experiencia siendo ella, es decir, siendo la habitación que se torna horizonte y un río sin orillas. Lo cotidiano, lo extraordinario; quizás una dualidad innecesaria hasta cierto punto. Si hay trans-mística, debe haber una trans-poética. El entendido de la acción es constituyente del verso: la ποίησις  (poiesis: causa, obtención, creación) es el poema, sin un plano que distinga claramente al autor del verso. Si el sujeto es devenir y proceso, el lenguaje es plasticidad. Pensamiento en la forma, como dimensión íntegra. Escribe Giselle Ruiz en su poema “Pumas”: Por la historia de tu andar/ me nombras: /como si de pradera/ encendida mi piel/ se tratara/ tocas los bordes agrietados/ hasta unirlos.[4]

El poema es el drama de la forma. Una consciencia disuelta, que empieza a abducir al sujeto del plano cartesiano y lo arroja a la radicalidad del mundo. No hay escenario, ni pre-consciencia. Instante, arrebato. Es la filosLeer más

Ser humano, ser uno entre muchas especies

Por Lorena Ruiz Álvarez[1]

“A pesar de toda la evidencia científica que se ha generado no está interiorizado en la conciencia de la gente el tema de la pérdida de biodiversidad como un problema”, decía la bióloga Julia Carabias (2022) en la mesa de dialogo COP 15: ¿Qué cambió para la conservación de la biodiversidad?

No es mentira. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad se han perdido alrededor del 50 % de los ecosistemas naturales en México. Parece ser que a pesar de todas las advertencias por parte de la comunidad científica y organizaciones ambientales, no se logra incentivar a los seres humanos para hacer algo con respecto a este problema.

No obstante, poner en el imaginario colectivo lo importante que es preservar la diversidad biológica no es imposible. Quizá una chispa de esperanza está en las historias de escritoras como Daniela L. Guzmán, Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa en 2019, quien dedica su ficción especulativa a hablar sobre la crisis ambiental desde una perspectiva no aLeer más

Rasgos del futurismo italiano en La nube en pantalones de Vladimir Maiakovski

 Por Aleqs Garrigóz

 

 Yo, limpiador de cloacas
            y aguador,
movilizado y llamado
por la Revolución
partí al frente
desde los jardines señoriales
de la poesía,
esa mujer caprichosa.
Vladimir Miakovski
 

Sabemos que el futurismo, el primer movimiento literario de vanguardia, nace en Italia con la publicación del Manifiesto del futurismo en 1909 por F. T Marinetti; sin embargo, será en Rusia donde adquirirá un cultivo más relevante y trascendental en la historia de la literatura del siglo XX. Éste surge en Rusia hacia los años previos a la Primera Guerra Mundial, considerándose su fundación en dicho país con la publicación del manifiesto Bofetada al gusto del público (1912), que estaría firmado por componentes del grupo literario Hylaea de San Petersburgo: entre ellos Velimir Jlébnikov, Aleksei Kruchéinj, David Burliuk y nuestro Vladimir Maiakowski. (Si bien aparecerían alternamente otros grupos de estética similar, como los ego-futuristas representados por poetas como Igor Severyanin y Boris Pasternak en ciudades como Moscú, Kiev y Odesa, entre otras.)

Al igual que los italianos, los futuristas rusos introducen a su poética la fascinación por el dinamismo, la energía, la potencia, la velocidad, el bullicio y la inquietud de la vida urbana moderna a través de símbolos tecnológicos como la máquina, el automóvil, el aeroplano, etc. Buscaron con todos los medios posibles provocar el escándalo anunciando que repudiaban el arte del pasado, la crítica del arte y las academias por estáticos. Según ellos, aun autores rusos canónicos como Pushkin, Tolstói y Dostoyévski debían ser «arrojados por la borda del barco de la Modernidad». No reconocían ningún tipo de líder literario. Se dice que incluso el propio Marinetti sería abucheado por ellos cuando viajó a Rusia en 1914 para hace propaganda de su credo estético. 

A diferencia del movimiento futurista italiano, el futurismo ruso fue más literario que plástico; si bien algunos poetas futuristas como Maiakóvski y Burliuk también pintaron. El futurismo llegaría a arraigarse tanto en Rusia que incluso escritores ya entonces consagrados como Natalia Goncharova y Kazimir Malévich experimentarían con versos futuristas, contagiados Leer más

Tesitura inacabada

Aníbal Fernando Bonilla

“Os confieso que yo también tuve que hacer cambios drásticos y dolorosos para que me publicaran: tuve que trabajar los textos más de lo que lo hacía antes, investigar bien las editoriales con las que contactaba y dejar de creer que el mundo entero estaba en mi contra”, dice en un tuit Daniel Jándula, escritor español. Son estas las condiciones y circunstancias, entonces, en que el escritor trabaja para una potencial circulación de lo que en esencia es su oficio: la propuesta textual, sin bajar la guardia, en medio de la crítica y autocrítica.  

¿Cuál es el motivo que propicia la publicación de un libro? Tal vez, que las ideas del autor lleguen al más amplio público lector. Que los planteamientos analíticos y/o creativos alcancen retroalimentación y se concrete el anhelado proceso de la lecto-escritura. El escritor esté o no de acuerdo, requiere de vasos comunicantes que permitan un adecuado flujo receptivo. No se escribe pensando en el lector, sin embargo, el poeta o narrador concreta su apostolado una vez que ve la luz su lúdica escritura. Incluso, aquellos manuscritos empolvados en algún momento pudieran ser —y a veces son— rescatados para su aparición en el libro como objeto, ratificando así el destino final de las ideas, párrafos o estrofas en condición de artificio.

¿Qué contiene el libro que pongo a consideración lectora, titulado Tesitura inacabada[1]? Un compendio de lo que en el periodismo se denomina artículos de opinión. Aunque con la posibilidad que me otorga la recreación escritural, los textosLeer más

Ryszard Kapuściński o sobre cómo ser un buen periodista

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]

 

“Mi tema principal es la vida de los pobres. Si soñáis con ser periodistas no podéis ignorarlos. Los pobres constituyen el 80% de la población de este planeta. La pobreza no tiene voz. Mi obligación es lograr que la voz de estas personas sea escuchada.”
Ryszard Kapuściński

 

El periodismo, tal como lo conocemos, ha experimentado cambios importantes provenientes de las transformaciones de la vida social, la cultura y el modelo socioeconómico actual. El periodismo se caracteriza por ser un acto humano que tiene como objetivo socializar un hecho específico en un tiempo y espacio determinados. Cada época histórica ha tenido sus métodos, sus formas y prácticas para llevarlo a cabo, y en la época contemporánea, este oficio se ha vuelto más interesante y complejo.

El mundo se encuentra en un constante vaivén de alteraciones profundas provenientes de la globalización y el capitalismo, las cuales transfiguran toda forma de organización social. Harvey (2000) explica que la globalización es un proceso, es decir, una transformación sociohistórica que nos ayuda a entender cómo se produjo y se está produciendo. La globalización como proceso conduce a la consolidación de un mercado mundial específico.

De esta forma, este periodo de la historia ha acarreado repercusiones que inciden en la vida individual y social del ser humano. En este sentido, es necesario pensar de qué manera la forma en la que producimos información y conocimiento se ha modificado a partir del progreso exponencial de la tecnología y los medios de comunicación. Ryszard Kapuściński ha sido testigo de dichos cambios, los ha documentado de forma brillante y nos aconseja cómo hacer frente a ellos en el quehacer Leer más

Como polvo en el viento

Por Aníbal Fernando Bonilla[1]

La migración es un fenómeno de directa repercusión en el acontecer humano, con impacto determinante en la esfera sociológica. Existen períodos marcados como las guerras y crisis en diferentes órdenes donde dicho fenómeno se hace mayormente presente, por ejemplo, en la fase constitutiva de las naciones latinoamericanas, la diáspora fue sufrida por los próceres e intelectuales que repensaron el concepto patrio en el siglo XIX.

Del desplazamiento poblacional escribe Leonardo Padura Fuentes (1955) en Como polvo en el viento (Tusquets Editores, 2020). Este autor —reconocido por su aporte en la novela negra e histórica— interioriza en un aspecto cardinal y recurrente de la historia de su natal Cuba: el exilio. ¿Qué retrata Padura en Como polvo en el viento? Las ilusiones, anhelos, desesperanzas y agobios de un grupo de amigas y amigos que fueron afianzando sus lazos fraternos a partir de la época universitaria.

Desde los 70 del siglo XX hasta los inicios del XXI, la trama asume dicotomías del ser cubano; su esencia en el contexto político descrito sin reparos. La realidad aflora de manera exponencial según el vértigo del tiempo que no da tregua, sin que medien mayores adjetivaciones. Lo que prima es una exposición textual transparente que muestra las huellas de la isla, lacerada por una utopía quebrantada en donde:

esa misma gente de Cuba, trabajadora y humilde, tenía acceso a una salud pública plena y de calidad, pero en la farmacia más cercana casi nunca había aspirinas, a pesar de lo cual la gente bailaba, cantaba y luego hacía trabajLeer más

Los machetes tienen palabras fúnebres y parábolas de sangre: guerra y caudillismo en la obra de Ramón Amaya Amador

Por Rolan Soto[1]

Amador nació el 29 de abril 1916 en Olanchito, Yoro, Honduras. Desde joven se inquietó por la literatura, el periodismo y las luchas sociales. En 1943 fundó el semanario Alerta y 1945 inició la publicación semanal de su novela más conocida, Prisión Verde, donde relata las condiciones de vida en los campos bananeros de la Standard Fruit Company, de la que fue trabajador. A fines de 1947 viajó a Guatemala, trabajó como periodista y se afilió al Partido de los Trabajadores. En 1959 se trasladó a Europa, para fungir como redactor de la revista Problemas Internacionales del movimiento comunista internacional, editada en Praga. Amador murió en 1966, en un accidente aéreo en Vratislavia.

La literatura de Amaya Amador se distingue por su énfasis en lo social y en lo político, entretejido con contextos históricos.

Los machetes tienen palabras fúnebres y parábolas de sangre. Las banderas azules y rojas ondean entre humo de metralla y verdor de pinos. Los odios han explotado en la violencia salvaje de las pasiones partidistas; lo que pudo ser valentía es crueldad, lo que pudo ser patriotismo es barbarie, lo que fue dignidad es traición, y lo que llaman patria es ambición de poder.

En Machetes fratricidas, segundo capítulo de Biografía de un machete, Ramón Amaya Amador sintetiza Leer más

Poetas golpeadas

Por Gilda García[1]

Las notas magníficas que alcanza la aterciopelada voz de Billie Holiday inundan la estancia y es cuando caigo de lleno, secuestrada, por una vorágine nostálgica que proviene de las letras de la canción Gloomy Sunday. Me parece pertinente comenzar a hablar de las poetas de la generación beat con esta introducción musical porque dicha composición cargada de sombras, hace juego con muchos de los poemas de estas grandes escritoras.

En los años cincuenta, Estados Unidos luchaba por reinventarse, luego de su victoria en la segunda guerra mundial. Buscaban, por fin, alcanzar la sociedad utópica, la que sería el ejemplo a seguir a nivel internacional. Se esperaba que las mujeres recibieran a los soldados triunfantes como lo que representaban: héroes de guerra. Debían ser la esposa bella, el oasis en su casa perfecta que ellos merecían. Por lo anterior, las universidades en esos años recibieron menos inscripciones y hubo muchas renuncias laborales por parte de mujeres.

Es en este contexto que se genera un caldo de cultivo para la aparición de las poetas rebeldes de la generación beat. El poeta Gregory Corso (1930-2001) aseguró que tuvo contacto con muchas escritoras, pero que éstas al estar tan fuera de los estándares permitidos por la sociedad fueron encerradas en manicomios donde recibían tratamientos con electrochoques. Lo anterior me lleva a recordar un libro fascinante escrito por la periodista Nelly Bly (1864 – 1922) llamado: Diez días en un manicomio, en donde realiza un detallado reportaje sobre su experiencia Leer más

Semiología del mito moderno de Satán

 Una aproximación barthiana

 

Por Alejandro Garrigós Rojas

El pensador francés Roland Barthes nos propone en su libro Mitologías (1957)[1] que el mito es una forma que se define por cómo es proferido, lo cual a su vez supone un mensaje comunicativo. De acuerdo a esta elaboración teórica y a su valor para la comprensión del mito en la cultura, haremos una semblanza general del mito de Satán, tal como aparece en la imaginación religiosa cristiana y literaria.

 

Satán en la religión y en la literatura

Satán o Satanás es una figura mítica que en diversas religiones constituye una entidad maligna que seduce a los humanos y los orienta al mal, al pecado o la mentira. En el cristianismo generalmente se le concibe como un ángel caído que solía poseer gran belleza; rebelado por envidia de Dios, cayó de gracia convirtiéndose en un demonio y yendo a parar el infierno, donde preside una corte de otros ángeles caídos que se revelaron junto a él. A pesar de su rebelión, Dios le permite gran poder, fungiendo como su opositor en su plan divino. Así, Satán es el antagonista de Dios en los textos del Apocalipsis y es quien tentó a Jesucristo en el desierto.

Tras la aparición del cristianismo, la doctrina cristiana fija esta idea de Satanás como enemigo de Dios, amalgamando en una sola forma elementos míticos de diversa tradición y antigüedad. De este modo, la patrística interpretó a Satán como la serpiente que en el jardín del Edén tentó a Eva, la sedujo y causó su expulsión de la gracia divina y su maldición con la muerte, el dolor y el trabajo para ella, su compañero Adán y su descenLeer más