Necropolítica de género como régimen de gobierno

Un México sin nosotras

Por Diana Marisol Hernández Echevarría [1]

 

Incontables anuncios recorren titulares de periódicos y noticieros que dan cabida a los crímenes de género que asolan día a día a uno de los países más feminicidas: México. Un país que se llena orgulloso de ser liderado por la cuarta gran transformación donde aún no caben las mujeres[2].

Bajo el yugo de la nueva transformación y normalidad se esconden los crímenes de los cuerpos que no importan en un país que no atiende los gritos de auxilio del “Nos están matando”, donde día a día el acoso se respira y la voracidad de la violencia popular se normaliza al ver los cuerpos sin vida, los cuerpos que no importan.

En una nación soberana como lo es México Leer más

La penalización radical del aborto en la República de El Salvador (1998-2020)

Un crimen contra los derechos humanos de las mujeres

Por Sigrid Gutiérrez Aquino[1]

  1. Introducción

Los derechos humanos son inherentes a todas las personas, sin distinción alguna de raza, sexo, nacionalidad, origen étnico, lengua, religión o cualquier otra condición (ONU, 1948). Estos tienen por objetivo garantizar la dignidad humana en todos sus aspectos, lo cual incluye los derechos sexuales y reproductivos, relacionados con el libre ejercicio de la sexualidad, la reproducción, el acceso a servicios médicos de calidad, la educación sexual y la interrupción voluntaria del embarazo en los casos más esenciales para la salud mental y psicológica.

Los Estados que penalizan completamente el aborto hacen partícipes al sistema de salud, judiciario y penitenciario en una serie de violaciones contra los derechos humanos de las mujeres. Esta práctica tan radical está íntimamente relacionada con la violencia de género que existe en AméricaLeer más

La violencia de género en tiempos de coronavirus

Imagen: Martina Rodriguez temerosa detrás de su puerta. Foro de : Natalye Monroy.

Por Natalye Reyes Monroy

Las manifestaciones y las tomas de instalaciones de la Comisión de Derechos Humanos por colectivas feministas a lo largo del país son acciones que resultan de una cada vez mayor necesidad de reconocimiento por parte del ejecutivo Federal del aumento de los feminicidios, la violencia feminicidas y la violencia contra las mujeres con sus multiplicidad de rostros, así como la exigencia de acciones que frenen la impunidad, la falta de justicia y resolución de las denuncias en los casos de acosos, feminicidio y violencia contra las mujeres.

“¿Podríamos darnos prisa? Mi esposo no tarda en llegar y no quiero que me vea platicando contigo”, con exaltación expresó Rebeca Aguilar mientras regaba su jardín; la señora de 43 años traía puesto un mandil roto y un ojo morado.Leer más

La esfera profesional de las atletas: autonomía vs patrocinadores

Víctor Alí Mancilla Gaytán[1]

 

El deporte en la vida cotidiana de los seres humanos representa un sinnúmero de atributos que muchas veces se reducen a la sustitución de la actividad física que de manera natural realizaban los ancestros humanos para sobrevivir (cazar, desplazarse, huir, etc.), y que, en la actualidad, se entiende comúnmente como una simple actividad de recreación física y mental, una especie de pausa a nuestra ajetreada vida actual para poder disfrutar de un partido con compañeros y que, además, nos ayuda a mantener un cierto nivel de salud (y cierto estatus) en nuestros cuerpos. Sin embargo, existe una forma más de entender el deporte: como una forma de conseguir el capital necesario para subsistir o, en otras palabras, la concepción del deporte como un empleo formal.

Esta última es la concepción menos evidente de todas, y tal vez la más confusa, ya que muchas veces se suele pensar que la gente que practica algún deporte lo hace por mero pasatiempo, nada serio (situación que también sucede con quien se dedica a la música). Leer más

Sororidad y Primates

Análisis de caso y reflexión crítica para una argumentación moral desde la ciencia

Por Carmen Rodríguez Martínez[1]

La avasallante marea verde ha puesto sobre la mesa múltiples temas para discutir. Así, la opresión hacia las mujeres es un asunto que se discute desde muchos flancos. Desde la filosofía, cabe hacerse la pregunta, si la ciencia —en particular la biología y disciplinas afines— tiene algo para decir en estos debates de carácter moral. Uno de los rechazos más frecuentes viene de la presunción de que hablar temas morales desde la ciencia implica un reduccionismo biológico que atenta contra el avance y progreso logrado por la cultura, y que contradice la libertad humana —capaz de contravenir los mandatos de la naturaleza—. Otro rechazo muy común es aquel que dice que partir de la ciencia en argumentaciones morales nos llevará a caer en la falacia naturalista, pues deduciríamos a partir de lo que de hecho es, lo que debería ser. Así, dado el carácter descriptivo de la ciencia, tenderíamos a solidificar el estado de cosas, en este caso la opresión, más que a subvertirlos. Curiosamente, ambos rechazos desconocen y contradicen la perspectiva evolucionista, para la cual la “naturaleza humana” no implica de ningún modo un conjunto de rasgos fijos o permanentes, sino más bien un testimonio de aquellos rasgos que han aparecido y sobrevivido al tiempo, en determinada especie, en función de que ellos proporcionen una mejor adaptación al ambiente.Leer más

Los espacios separatistas como recuperación y resignificación de las reuniones de mujeres

Por Ximena Cobos Cruz

Si la cultura es resultado de la relación de los grupos humanos con el espacio en que viven, en el contexto de sociedades patriarcales, donde la heterosexualidad como régimen legitima y sostiene la división sexual del trabajo, por lo que las mujeres han sido relegadas y sujetas únicamente a ocupar el espacio que Giménez Montiel (2005, pp. 11-12) considera más elemental o primario dentro del modelo escalar, la casa, resulta no tan difícil entender que las reuniones de mujeres sean una práctica cultural bastante común. Pensando en el espacio de lo público y lo privado, los hombres tienden a salir del hogar y de los territorios próximos, se reúnen en asambleas para tomar decisiones sólo entre ellos, mientras las mujeres históricamente han sido apartadas de los espacios políticos ―vistas no en igualdad, sino en oposición absoluta al hombre, no pueden compartir los espacios de toma de decisiones―, la socialización de las mujeres, entonces, es “naturalmente” conducida a agruparse entre ellas. Así pues, las mujeres no ocupan los mismos lugares en los espacios sociales porque existe una relación de poder desigual entre la clase mujeres (la clase oprimida/ subalterna) y la clase hombres (opresores/ hegemónica); el capital cultural, económico y social se les niega y restringe, al tiempo que causa la estigmatización de sus espacios, de aquí puede derivar que las reuniones de mujeres, enmarcadas bajo el estigma de un código restringido[1], se consideren mero discurso fútil, chisme. Ante este panorama, parece necesario estudiar los espacios de mujeres que se empiezan a configurar a voluntad y como reclamo ante los espacios mayoritariamente masculinos, cada vez con más fuerza, en la última década ―quizá―, bajo la condición fundamental del separatismo,Leer más

Feminidad y Masculinidad

Por Zareth Ramos Cervantes

En este breve texto, observaremos cómo la masculinidad y la feminidad se relacionan entre sí, sus diferencias y cómo afectan al comportamiento de los hombres y mujeres entre sí.

La feminidad, como Marcela Lagarde menciona, en Identidad femenina, es:

La distinción cultural históricamente determinada, que caracteriza a la mujer a partir de su condición genérica y la define de manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre. Las características de la feminidad son patriarcalmente asignadas como atributos naturales, eternos y ahistóricos, inherentes al género y a cada mujer. Contrasta la afirmación de lo natural con que cada minuto de sus vidas las mujeres deben realizar actividades, tener comportamientos, actitudes, sentimientos, creencias, formas de pensamiento, mentalidades, lenguajes y relaciones específicas en cuyo cumplimiento deben demostrar que en verdad son mujeres.

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Un libro en defensa de las mujeres

La Ciudad de las damas de Christine de Pizán

Por Mariana Romero Fernández

«marcha a tu habitación y cuídate de tu trabajo, el telar y la rueca, y ordena a las esclavas se ocupen del suyo. La palabra debe ser cosa de hombres, de todos, y sobre todo de mí, de quien es el poder en este palacio» 
Telémaco a Penélope, La Odisea, Canto primero

Tengo un problema con las publicaciones y revistas que hablan de un despertar femenino en las artes, la ciencia, la filosofía y otros ámbitos. Parece que dicen que las mujeres, en las diversas áreas en las que se desempeñan, no hubieran estado ahí y que hasta este momento han juzgado pertinente salir a la luz.

Con fines de investigación, el feminismo contemporáneo recurre a un método que consiste en rastrear, encontrar y visibilizar las aportaciones de las mujeres en todos los espacios: la genealogía feminista. A partir de esta metodología con perspectiva política crítica, algo ha quedado claro, no es que las aportaciones de las mujeres sean recientes o que no existieran, es que de manera premeditada no se hablaba de ellas. Por lo anterior, es fundamental recuperar los saberes de las mujeres, no solo como objetos de estudio sino como sujetas de su discurso. Esto constituye una primera respuesta a esta invisibilización sistemática.Leer más

La construcción social de la mujer en México y su relación con el feminicidio

En portada: Leonor Gómez, doña Sara García y Leonor Llausás en ‘Los Fernández de Peralvillo’ (1953).

Por Guadalupe Cecilia Barona Mendoza

“Y una musa que valiente los seguía…” Al terminar la batalla, la mujer permanece. La del vientre fecundado (la esclava ideal) se incorpora y, de pronto, aprovechándose de los movimientos de Carmen Serdán o de las vacilaciones del instante, se echa a andar. No con demasiada suerte: al cabo de las caminatas prodigiosas, la mujer revolucionaria se deja mitificar y el mito, al estipular carácter y condiciones, confirma y garantiza la esclavitud y transforma, amargamente, virtudes naturales en peso muerto para sus descendientes… A ella, le hicieron arrojar sobre sus descendientes una carga fatal de abnegación, sufrimiento callado, estoicismo y obstinada veneración por el hombre.
Carlos Monsiváis, Amor perdido.

Algunos de los principales logros de la lucha feminista del siglo XX en México fueron la obtención de las mujeres del derecho a votar y ser votadas, que se realizara la “Primera Conferencia Internacional sobre la Mujer”, llevada a cabo en la Ciudad de México en 1975, así como la desnaturalización de las violencias contra las mujeres y que, por primera vez, el gobierno mexicano se preocupara e implementara acciones ante éstas.

Aunado a ello, en 1995, el Estado mexicano se suscribe a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención Belém Do Pará), con la cual los estados parte están obligados a garantizar el derecho a una vida libre de violencia para todas las mujeres. El artículo 1 de la Convención Belém Do Pará define la violencia contra la mujer como “…cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño, sufrimiento físico, sexual o psicológico, tanto en el ámbito público como en el privado”.

Sin embargo, contrario a lo que enfáticamente se establece en materia legal, la violencia hacia las mujeres es de uso corriente y común en la sociedad mexicana. Leer más

El rol de la mujer frente al cambio climático

(Parte II)

Po Indira Eyzaguirre

Resumen Las sociedades desarrollan sistemas basados en ideologías que definen patrones culturales, económicos, sociales y políticos; sin embargo, en muchos de los casos no se tienen en cuenta los problemas ambientales, como el cambio climático, que -entre sus causas y efectos- está directamente relacionado a la actividad antropológica. Aunado a ello, la opresión y silenciamiento proveniente de una sociedad patriarcal causa estragos al sexo femenino, en el principal rol que tienen ellas frente a la seguridad alimentaria a nivel mundial. Ante este panorama, el presente ensayo pretende abordar la realidad del rol que cumplen las mujeres andinas, asiáticas y africanas en torno a las comunidades frente al cambio climático en diversas realidades sociales, incluyendo la capacidad de vulnerabilidad, adaptación y resiliencia mediante la simbiosis socio-natural que ellas desarrollan frente a las externalidades socio-ambientales.Leer más