Entrevista con Yolanda Bertozzi Barrantes

Por Victoria Marín Fallas[1]

El amor no es todo lo que hay, pero debería serlo en un sentido amplio. Yolanda Bertozzi Barrantes entiende esto y lo pone en práctica, no solo en el ejercicio de escribir, sino también en su trato con los otros. Su importante labor comunitaria, enfocada en la organización de mujeres y en la realización de proyectos de desarrollo en América Latina, inspira a convertir la vida en un viaje consciente, a transformarnos en acto.

Nació en San José, Costa Rica. Estudió en el Colegio Superior de Señoritas. Posteriormente, se graduó con honores en teología (Universidad Bíblica) y derecho (Universidad Latina). Además, se especializó en violencia de género.

Se desempeñó como profesora, investigadora, abogada litigante, consultora, promotora de derechos, educadora popular y activista social. Ha sido pionera en la atención de la violencia de género desde la Defensoría de la Mujer, del Ministerio de Justicia y de la implementación de la perspectiva de género en el Poder Judicial.

Ha participado en diferentes talleres literarios como Poiesis, Voces de la prosa nacional y Namai. Forma parte de la Asociación Costarricense de Escritoras e integra su Junta Directiva.  Es miembro del Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica. Es fundadora de la Colectiva Feministas en Resistencia y actualmente preside la AsLeer más

Positive Songs Proyect de Liz Ruvalcaba

Por Ximena Cobos

Es época de remover, de ver crecer la semilla hasta convertirse en un disco completo. Positive Songs Proyect (en vivo) de Liz Ruvalcaba verá la luz con las lluvias de mayo, pero ya pueden hallar una serie de nueve tracks en Bandcamp, así como siete canciones más bajo el título PSP: Nivel Dos, lanzado en julio de 2020, pues este proyecto fue creado durante la pandemia; y si son fans del algoritmo, en Spotify hallarán varios sencillos ya disponibles. Cabe mencionar que Liz recibió el ‘Golden Record’ por participar en el proyecto de composición ‘Positive Songs Project’ nacido en Birmingham U.K en el 2020, creado para combatir los efectos negativos en la salud mental causados por el confinamiento.

Liz Ruvalcaba es una joven cantante, compositora y artista de live looping radicada en Guadalajara, que habita el mundo desde la voz y la experimentación sonora. Estudió música desde los 6 años, viene de una familia musical, casi todos dedicados a esta disciplina de manera profesional, creció escuchando desde Bach y Mozart hasta Pink Floyd y King Crimson, quizá por eso su imaginación es igual de potente y desbocada.

Creo que crecer en ese ambiente hizo que desde niña me apasionara la música y haya querido dedicar mi vida a ella. Primero quería ser pianista, después el canto me atrapó; primero como corista, después comencé a tocar piano y cantar en una banda de rock pop. Luego durante muchos años estuve inmersa en el jazz, bossa nova y música latina en diferentes agrupaciones hasta que descubrí que podía componer mi propia música y esto me gustaba aún más que ser intérprete.

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Gilmer Mesa al paredón

Imagen de © Julián Gaviria Arteaga

Por Julio Macott

Gilmer Mesa nació en 1978 en Medellín, Colombia, donde ha vivido siempre. Es licenciado en Filosofía y Letras y magíster en Literatura de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, de la cual es ahora profesor. Su primera novela, novela, La cuadra (Literatura Random House, 2016), ganó el Premio de la Cámara de Comercio de Medellín, y es considerada uno de los debuts más deslumbrantes de la literatura colombiana en las últimas décadas. En 2021 publicó Las travesías.

La condición de Gilmer Mesa es la de quedarse con la condición inquieta y despegada, que no echa raíces ni en una tierra ni en un tema. Como la mata convocada por una misteriosa apetencia crece, se inclina para buscar la luz.

Gilmer Mesa cedió para Enpoli esta entrevista espontánea, casi instantánea.

 

Julio Macott

¿Qué hora es, Gilmer?

Gilmer Mesa

 12:57 p.m.

J.M.

¿Qué sucede en estos momentos a tu alrededor?

G.M.

Mi gata está recostada en mi antebrazo, el sol seca mi ropa recién lavada y yo escribo esta respuesta.

J.M.

Ve a tu biblioteca y toma un libro al azar, ábrelo, léenos un párrafo.

G.M

El sargento era muy conocido en los putiaderos por conejero220 y bebedor y duro con las hembras, moría de la risa contando las mujeres que había tenido en sus corridas de buenavida y tumbador a la brava.

—Nada mejor que la metanga, pa eso no más sirven las hembritas.

Altotote él y cañero hablando de sus hazañas en el monte persiguiendo bandidos y, llegao el caso, y si una campesinita, pues… Lucita oía, Lucita lo miraba y también empezó a tomar pa revolver su rabia, disimuladora. El sargento se le pegó con harta gana de comérsela, y la invitó a pasiar por esas mangas.

Allá fue el asunto, lo dejó empelotarse, ella se dejó manosiar en lo oscuro, esperó el mejor momento y de un navajazo le tajó el chimbo de raíz. Señores, todavía se oyo el grito por esas cañadas…» Aire de tango, Manuel Mejía Vallejo.

J.M.

¿Qué te dice ese párrafo, Leer más

Nos sobrevive la música

Entrevista a Rider Negro

Por Ximena Cobos 

Cada minuto nacen almas viejas, cientos de células que se congregan siguiendo los patrones aleatorios de las ondas sonoras que brotan de cintas y discos viejos, sudando la misma sal desde hace décadas, luminosa, caída al centro. Con la sed de seguir vivas en un eterno repetir con variaciones espontáneas la experiencia de la década en que la libertad parecía una utopía alcanzada. Pero el tiempo sobrevino a las sonrisas que se desprendían en aquellos círculos de fuego y desnudez, la historia atropelló los sueños y renacimos ansiosos de que nuestros oídos no perdieran nunca el contacto con aquello que hizo vibrar nuestros cuerpos delirantes. Leer más

Para eso me contrataron !y se chingan! Entrevista a un ex miembro del Primer Batallón de Fusileros Paracaidistas

Por Rogelio Dueñas

¡ ¡ ¡ ¡ ¡quién ¡ ¡ ¡ ¡ ¡trajo¡ ¡ ¡ ¡ ¡esos¡ ¡ ¡ ¡ ¡buitres¡¡ ¡ ¡ ¡
uniformados ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! ! que pasan
desfilando sobre el cuerpo / ¿ooooohooooo! /
trrrrrrrr-rracatraco la metralla y
sale aire en vez de sangre

José Vicente Anaya

NOTA INTRODUCTORIA

En México, durante la segunda mitad del siglo XX, quedó manifiesto que la represión y tortura son prácticas predilectas de la élite política, pues estuvo provista de innumerables casos en donde los gobernantes se valieron de los cuerpos coercitivos del Estado para sofocar la disidencia social y así mantener intactos sus privilegios. Como ejemplos tenemos el caso del movimiento social de 1968 que desembocó en la negra jornada del 2 de octubre en Tlatelolco o la infame guerra sucia de los años 70’s; pruebas fehacientes de que el sistema “democrático” mexicano sólo sabe abrirse paso a bayoneta calada. Quienes sobrevivieron a estos y otros episodios represivos han dado a conocer sus testimonios. Es gracias a ellos que hoy en día contamos con versiones de los hechos más fidedignas, las cuales distan mucho de las enturbiadas versiones oficiales.

El presente testimonio pretende contribuir a la serie de evidencias que han ayudado a develar los detalles que la oligarquía mexicana ha querido mantener bajo el agua. Sólo que en esta ocasión a quien se le ha cedido la palabra no es una víctima, sino un exsoldado; su nombre, José, quien, por obvias razones, me ha solicitado omitir sus apellidos. A su vez, la presente entrevista busca generar reflexiones en torno al verdadero papel que desempeñan policías y militares, pues a pesar de que son bien conocidas las prácticas inhumanas a las que se circunscriben, así como los intereses que protegen, aún hay quien se atreve a decir que “no merecen el odio del pueblo pues también son trabajadores”. Nada más alejado de la realidad, pues no olvidemos que pertenecen a una superestructura jurídico-política encargada de concentrar la brecha entre ricos y pobres.    

Es indispensable señalar que, si bien José participó en decenas de escaladas represivas, el presente testimonio se reduce sólo a los hechos que el entrevistado consideró de mayor relevancia histórica.     Leer más

Rossana Guzmán Vilchis, México en los Parapanamericanos de Lima

Por Ximena Cobos CRUZ

Existe un suplemento del periódico Reforma llamado “Club”, en el que ―si uno tiene suscripción, porque cómo le encanta sacar dinero a este tabloide―, puede mirarse la vida frívola de la clase alta mexicana, entre fiestecitas de caridad para “ayudar” a artesanas de los pueblos originarios, hasta los eventos de fin de semana en el liceo donde los niños y adolescentes salen en desfiles de moda y concursos irrisorios; imagen tras imagen con pie de foto aclarando con nombre y apellido, puntualmente, quiénes son todos esos señores, señoras, niños y fetitos en desarrollo. Hace casi un mes, dicho suplemento se centró en los atletas rumbo a los Juegos Panamericanos, competidores de canotaje, equitación, incluso surf, jóvenes cuyos colegios están altamente equipados o tienen los recursos de sobra para poder entrenarse y llegar a ser atletas de alto rendimiento sin ningún obstáculo más que sus propias convicciones. Pero en la realidad ―porque aquella esfera cristalina del dinero es falsedad a cada paso― la vida de los deportistas en México no es la de los privilegios, la facilidad de pagar un entrenador, conseguir acceso a instalaciones adecuadas, menos aún si se trata de competidores con alguna discapacidad.

Mi nombre es Guadalupe Rossana Guzmán Vilchis, nací un 31 de diciembre de 1988 en la Ciudad de México. Rossana vio la luz por primera vez en un país donde los servicios médicos exudan carencias, ética dudosa y empatía casi nula. Yo, al nacer, tuve una asfixia severa por negligencia médica, lo que me causó secuelas de parálisis cerebral. Mis primeros años de vida estuve en rehabilitación física y, afortunadamente, mis padres ―que son profesores, ahora jubilados―, estuvieron muy al cuidado de mi desarrollo físico y mental. Desde niña me ha gustado el deporte y siempre he hecho ejercicio como rehabilitación. Leer más

“Definitivamente voy a tener alzheimer”: Alaíde Ventura, ganadora de la quinta edición del Premio Mauricio Achar-Literatura Random House

Foto de Canal 22

Por Rodrigo Piña

“La verdad es que no podría estar más feliz”, respondió la escritora al momento de cuestionarle sobre los dos concursos que ganó en un lapso menor a un año.

Alaíde Ventura actualmente tiene 34 años, nació en Xalapa, Veracruz, estado en el que realizó sus estudios de Antropología, en la Universidad Veracruzana; ahora lo hace en la capital del país, en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha trabajado en Canal Once, Televisión Educativa y Time Out México. Es escritora freelance y ha colaborado en algunas revistas como Este país y Hojasanta.

Recientemente, la joven novelista consiguió dos importantes premios: el primero fue el Premio de Literatura Juvenil Gran Angular, en 2018, con su novela titulada Como caracol, con el que aparte de la publicación del libro, también obtuvo una compensación económica de 35 mil euros; el segundo, lo ganó hace un par de semanas, con su novela Entre los rotos, presentada en la quinta edición del Premio Mauricio Achar-Literatura Random House, el cual contempla la publicación del libro y un lauro de 300 mil pesos.Leer más

Esteban Mofeta y el Do awesome shit

Por Ximena Cobos CRUZ

El viento y el rose de una falda crean un sonido sibilante que cruza la ciudad llena de pelos, como las ratas, son las pierna de Esteban que esta vez no ha salido con Morgan, bello como los agaves y negro como la noche. ―Pero ustedes no tienen a Morgan por eso tienen que salir en bici. Andar en bici es lo mejor, si no lo hacen, deberían. No hay excusa, no existe cosa más eficiente, más punk, más cool, saludable y bonita…― Me recuerda uno de tantos personajes que aparecen en Waking Life monologando intensamente. ―El arte es el hacer,  el poner a trabajar la rueda que le da sentido a la vida en general o a nuestra vida en particular, que le da sentido al lugar que habitamos, a lo que deseamos y por lo que luchamos― Mientras habla el escenario gira, cambia, se transforma con la facilidad de la animación digital, corren tazas y tazas de café que entrechocan y se derraman, los ceniceros se vacían y vuelven a llenarse sin saber cuánto tiempo ha pasado y a veces el viento se corta de nuevo por unas ruedas que se inclinan velozmente en el pavimento. La voz no descansa. ―Me dicen Esteban Mofeta… porque durante como 3 meses, hace 9 años, estuve dibujando zorrillos  y…. quedó, me gusta y mucha gente cree que es un nombre real por alguna razón― Se enciende otro cigarro, la noche cae y las ruedas no paran. ―Sí, CDMX, el antiguo DF, de Coyoacán― lo señala ―en 1990… 29 años

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Calavera en Bici, liograbado, 40x-80, 2017

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Entrevista al Dr. Antonio Lanzcano, biólogo de la UNAM

Fotografía: Abraham Aréchiga, tomada del portal de la UdeG

Entrevista al Dr. Antonio Lazcano, biólogo de la UNAM

Por Diego Medina

dariounam92@gmail.com

 

Alguna vez en metro Polanco, por la mañana, me encontré con esta luminaria de la ciencia. Yo estaba leyendo “La República” de Platón cuando él se acercó para preguntarme “¿es aquel diálogo dónde están platicando debajo de un platanal?”

Lo volví a encontrar un par de veces, hablamos de Lucrecio y de Thomas Man. Acababa de recibir un Honoris Causa por parte la Universidad de Valencia. Tomé el teléfono y le llamé. No fue una conversación casual, más bien una entrevista informal que vale mucho poner sobre la mesa en aras de repensar la realidad progresista de nuestro país y sus achaques.

DM― Como biólogo ¿cuáles son sus consideraciones de las reformas energéticas, hablando en específico del Fracking?

AL―Bueno, yo no sé de eso. Yo no soy un experto en las áreas de la biología, de la geología, de la ingeniería que tienen que ver con el problema, pero lo que sí me inquieta a mí mucho es el comentario público de expertos que han señalado los riesgos de contaminación tan enormes que hay y que obviamente afecta a la diversidad biológica; y que además resulta muy preocupante el empeño de estar encontrando soluciones gastadas en los hidrocarburos tradicionales cuando evidentemente las consecuencias ambientales son brutales. Yo creo que la sociedad debería hacer inversiones en una dirección distinta y no veo por qué países como el de nosotros no están invirtiendo, como lo han señalado los expertos, en energía solar, energía eólica, etc, etc.

DM―Hace algunos días, en un programa de televisión, comentaba que estábamos en medio de una mega extinción ¿cree que el ser humano sea una especie en peligro de extinción?

AL―No, no, ¡qué va! El problema es que la desaparición que tenemos está focalizada en algunas culturas, grupos étnicos, que están viendo cómo sus modos de vida se destruyen por la expansión de un mercado que no respeta el ambiente ni los modos tradicionales de cultura. Un caso muy concreto que la gente rara vez menciona, pero que a mí me conmueve mucho, son los nómadas; al estilo de los nómadas, de los gitanos, por ejemplo los bereberes, del saharauis, que está desapareciendo con una rapidez enorme.Leer más