No todas las madres caben en el 10 de mayo

Por Eunice Sánchez 

Seguramente todas y todos recordamos al menos un festejo del Día de las madres en la escuela. Vestidos del baile que nos tocó, el ratón vaquero, una tabla gimnástica o la emotiva canción de timbiriche: Mamá. Y aunque realmente nunca nos preguntamos si a nuestras mamás les iba a gustar vernos todos disparejos en los números o apenados por el público, ella se empeñó, la noche anterior, en preparar nuestro atuendo para vernos en el festival. O sea, ella misma hizo todo para que su regalo fuera perfecto, y por supuesto que no pensamos que le importara. Puedo decir que, al menos, esos eventos otorgaban un sentimiento de orgullo y emoción para cada madre presente, al mirar con ternura y alegría a sus hijxs presentando su número. El recuerdo de cada 10 de mayo en nuestra época escolar quedará para siempre en su memoria.

Pero, luego, crecimos. Dejamos de preparar números divertidos o de vestirnos para sorprender a nuestra madre y en lugar de eso le regalamos una licuadora. Una plancha, un juego de tazas o una vajilla completa brillan dentro del papel celofán amarrado con un moño rojo. El Día de las madres les regalamos algo para que sigan ejerciendo la labor en el hogar. Y si estamos derrochando amor por ella, creemos que el mejor de los regalos es dejar que sea su “día de descanso”.

La mujer más feliz del mundo

El día que me convertí en madre fue un domingo. Ninguna mujer que elige ser madre quiere empezar su maternidad en domingo. Después de más de 10 horas de parto desde que se me rompió la fuente, mi hija vino a este mundo por parto natural. Entre gritos, mucho, en verdad mucho dolor, sangre, una episiotomía mal hecha y una hemorragia, la vida me dio la bienvenida a la maternidad.

Desde hace seis meses soy mamá. Y no miento cuando digo a casi todo aquel que me pregunta que cómo la llevo que nunca me había sentido tan desubicada. Y es que cada que contesto eso me ven con cara de “¿Pero por qué?, es lo más hermoso que le puede pasar a una mujer”. Para mí, el parto fue espantoso y el comienzo de mi maternidad, pesadísima.

Padecí (o padezco) depresión post parto. Comenzó casi inmediatamente que tuve a mi hija entre mis brazos. Sin embargo, pude reconocerme en ella gracias a que en el embarazo me mantuve informada. La depresión post parto sigue siendo estigmatizada y las mujeres que la padecemos, juzgadas y cuestionadas. Sucede que, durante el embarazo, somos prácticamente un cóctel de hormonas y, en el momento en que parimos, todo se viene abajo. Se desencadena una depresión y angustia a veces incontrolable, que muchas veces trae consigo el rechazo hacia el bebé. No obstante, independientemente de que sea el caso o no,  debería ser totalmente normal sentir miedo, angustia, tristeza, temor, enojo, frustración, en cuanto te conviertes en madre (y durante toda la maternidad), y no tener en mente el tiempo o duración de estos sentimientos, pues estás en una nueva dimensión, sin idea de cómo comenzar a maternar.

En el puerperio, cada mujer debería tener acompañamiento, cuidados pertinentes y mucha ayuda, pues sus órganos vitales, que durante el embarazo subieron o se movieron para dar espacio a la placenta, se están acomodando y eso duele. Y ahí está la nueva madre, cansada, intentando dar pecho o levantándose a preparar mamilas cada tres horas, consolando a un ser humano cuya única manera de comunicarse es el llanto. La neófita en bebés se encuentra sin poder tener el tiempo para un buen baño, para quejarse del cansancio, del sueño, para delegar el cuidado del hijo o hija a alguien más, sin verse presa de críticas, de juicios y muy poca empatía, en la mayoría de los casos. Lamentablemente, los cánones arcaicos de la maternidad y nuestros referentes maternos más cercanos nos han enseñado y educado a mujeres, también a hombres, que en cuanto llega la maternidad, automáticamente te conviertes en la mujer más feliz del mundo. No hay razones para sentirse mal.

“¿Cómo es posible que se sienta así, si su bebé está sano?”, “Ya es mamá, ahora debe pensar por los dos” Preguntas y comentarios parecidos acompañan a cada nueva madre. La maternidad tradicional describe que una mujer por fin está realizada y plena en el momento en el que tiene hijxs. Automáticamente nos convierten en mujeres todologas y todopoderosas, y siempre dispuestas a servir a la nueva familia, sin poder tener el privilegio de sentir hartazgo, rechazo o desilusión de la vida maternal. Romantizan el acto de dar vida y nos entregan un libreto (no siempre explícito) de cómo será nuestro actuar de ahora en adelante. Así es, aún es este siglo, la maternidad parece que sigue siendo la meta para la mayoría de las mujeres que eligen ser madres y también para las que lo son y no deseaban serlo.

Nuevas” maternidades

Estoy segura que desde siempre han existido las madres que no son creativas al jugar con sus hijxs; madres que no saben cocinar, madres que no son expertas en limpieza, madres que trabajan además de trabajar en el hogar, madres que siguen estudiando, madres lesbianas, madres solteras, madres que no querían ser madres y fueron obligadas, madres menores de edad, madres feministas. Existen maneras de maternar como mujeres en el mundo. Sin embargo, todavía se siguen reproduciendo marcos referenciales de lo que para la sociedad sí es ser una verdadera madre.

Aún en estos tiempos, se considera que una “buena” madre es ser una mujer eficiente y experta en todo lo que conlleva un hogar y que, además, mantenga sus emociones y sentimientos estables. O que al menos no los “muestre” frente a sus hijxs.

Aunque, acepto que ahora son menos los bombardeos sobre el modelo ideal para maternar y que se van asumiendo, lo que ahora han llamado, nuevas formas de maternar. No obstante, éstas no son realmente nuevas, simplemente, las mujeres estamos siendo cada vez más valientes y dejamos de seguir ideales obsoletos de la madre que otros quieren que seamos, pero que definitivamente ya no nos hace sentido, al menos a la mayoría de nosotras. Nos estamos mostrando primero como seres y mujeres reales. Mujeres que se pintan el pelo de colores, que se llenan el cuerpo de tatuajes, que no se maquillan, que no usan tacones, que sí usan tacones, que asisten a marchas, que siguen usando minifaldas, que siempre usan ropa deportiva. Jamás podría dejar de mencionar las distintas formas en que las mujeres nos manifestamos.

Y que, en el momento de ser madres, como cualquier persona, tiene días donde no quiere bañar a sus hijxs o que no quiere cocinar o que no cocinará nunca. Que no le gusta pasar la tarde limpiando y lavando trastes. Somos madres que tenemos momentos donde no queremos estar con lxs niñxs jugando o compartiendo el tiempo. Porque ser madre no es sinónimo de ser un ser celestial que siempre está dispuesto a hacer todo y de todo. Y el amor no está a discusión. El hecho de que hayamos decidido tener hijxs, no quiere decir que todo el tiempo estemos dichosas, desbordando felicidad y complacencia por el simple hecho de que nos tocó ser el humano capaz de crear vida en su cuerpo. ¿Y si ahora ya no queremos un 10 de mayo con regalos absurdos como los que dábamos nosotrxs a nuestras madres, no entramos en el festejo?

Adiós a la madre todopoderosa

Debemos parar el pensamiento de que, en cuanto te conviertes en madre, te debes olvidar de tener tiempo libre y que ahora estás al servicio de la familia.

Ya no queremos seguir llevando sobre los hombros el peso de la educación de los hijxs, la responsabilidad de dar el ejemplo de madres que por décadas se nos ha dictado ser. El “Día de las madres” tampoco tendría que ser el único día en que todos los integrantes de la familia “dejen” descansar a la madre porque es madre.

Me reconozco como madre y quisiera que cuando mi hija tenga la conciencia del porqué la traje a este mundo, no tenga en la mente como primera opción regalarme un artículo para seguir siendo su madre. En mis manos sí está educarla con libertad e independencia, primero de pensamiento y después de acciones. Y que si ella quiere maternar en algún momento, pueda elegir cómo hacerlo y que yo tenga la madurez de aceptar si tampoco quiere parecerse a mí.

Como sociedad, sigue habiendo muchas cosas que debemos trabajar, tenemos que erradicar muchas ideas y referentes que dicta la heteronormatividad, específicamente sobre la maternidad. Debemos dejar de normalizar cosas como la violencia obstétrica, la violencia de los hijxs hacia la madre, el maltrato psicológico y el dejo familiar hacia las madres de la tercera edad.

El Día de las madres son todos los días desde que una mujer elige compartir su vida con sus hijxs. Este 10 de mayo debe servir para honrar y comenzar a hacer hábito el respeto hacia la ardua tarea de maternar  y  sus múltiples formas de hacerlo.

Cada vez somos más las madres que queremos romper con los paradigmas de la maternidad, las que no cabemos en ningún modelo representado por la sociedad. Porque no debe de haber un modelo a seguir para ser la mejor madre. Primero nuestra integridad debería estar intacta y nuestros sueños y deseos alimentados de valor y pasión. Para después criar a nuestrxs hijxs con todo lo que encargarse de ellxs conlleva.

 

 

 

El Teatro de la crueldad y el problema de la representación: formas de lo negativo y lo positivo en El teatro y su doble

Por Víctor González Astudillo

El presente ensayo es un intento por resumir los puntos centrales de la teoría artaudiana respecto a la teatralidad, con el fin de reactualizar algunos puntos claves en las lecturas que llevaron a cabo tanto Susan Sontag en su texto Una aproximación a Artaud, como Jacques Derrida en El teatro de la crueldad y la clausura de la representación, pensando en el contenido de los dos manifiestos del Teatro de la crueldad. Me enfocaré particularmente en dos puntos: el significado del concepto de “crueldad” en la obra de Artaud, para luego pasar a una discusión teórica respecto a su noción de metafísica, dado que esta faceta del arte es lo que haría del drama un objeto inútil. El teatro debe cortar su relación parasitaria con las palabras, para transformarse, así, en pura acción.Leer más

Breves reflexiones en tiempos de pandemia

Por Rogelio Dueñas 

Volver a la normalidad, será nuestra derrota.

1.- A partir del 20 abril el gobierno de México, a través de la Secretaría de Educación Pública, estableció la educación básica a distancia como medida para paliar los efectos de la suspensión de clases a causa del COVID-19. Sobra decir que los planes de trabajo recomendados para llevar a cabo con niños y jóvenes durante el “aislamiento preventivo”, distan mucho de tener una calidad educativa real. Lo que me lleva a pensar que el Estado mexicano, quien hoy se pone la careta de bienhechor al pronunciar con falsa melancolía que debemos permanecer encerrados para que pronto volvamos a abrazarnos, es el mismo que durante años se ha esforzado por socavar la educación pública con sus políticas neoliberales; ya sea mediante recortes presupuestales o bien a través de la creación de programas pedagógicos que respondan a las necesidades del mercado global, Leer más

Sobre capitalismo y neoliberalismo en la Transformación de Cuarta

Por Sonia Dávila[1]

Cuando salgamos de esta crisis, el mundo será diferente. 
La psicología de los inversores cambiará, 
pero también la forma de hacer negocios o el consumo. 
Y seremos mucho más dependientes de nuestras 
familias para sentirnos seguros.

Larry Flynt[2]

Sí, los grandes capitalistas saben que después del Covid-19 el mundo será diferente y les interesa construir las condiciones para que, en ese nuevo mundo, se asuma como una responsabilidad privada la salud pública. Más aún, la utopía neoliberal según la cual, deberíamos ser más dependientes de nuestras familias que del Estado para sentirnos seguros, ha sido realizada como política pública por el Estado mexicano. Basta con recordar las declaraciones de AMLO durante la reunión que tuvo con los líderes mundiales, ante los cuales afirmó que “La familia mexicana es la principal institución de seguridad social y ahora nos están ayudando a cuidar a la población más vulnerable”[3]

Bajo esta narrativa no se asume la carga de trabajo extra que implican estas labores, ni la problemática que representa que, en un país tan machista como el nuestro, sean las mujeres quienes realizan las labores de cuidado. Leer más

Ciencia Ficción y Cuarentena

Por Amaury Cobos 

En estos impredecibles tiempos de encierro, me he dado a la tarea de hacer un análisis somero de las perspectivas que nos deparan para el futuro (lejano o cercano, depende el punto de vista) algunas películas de ciencia ficción. El catálogo es amplio, pero no tanto como los ensayos de filosofía, sociología o economía; qué decir de los de temas científicos que abordan de lleno la situación del virus que nos tiene a algunos de nosotros sumergidos en Netflix, tratando de sobrellevar el tiempo que pasamos en casa o buscando el hilo negro de todo esto. En ese tenor, leí un par de ensayos o artículos que, de la misma forma que éste, dentro de su informalidad y muy particular opinión, intentan dilucidar ideas que iluminen un poco el oscuro panorama, al parecer todavía tan lejano, pero que según algunos (entre los cuales me incluyo) nos ha alcanzado.

Porque sí, uno de los temas recurrentes o características especificas de muchas películas futuristas es que la humanidad, tal como la conocemos en este preciso momento, ha colapsado.Leer más

El Horror y la carne: El antropófago de Pablo Palacio

Por Karla Hernández Jiménez

Pablo Palacio fue un escritor ecuatoriano, nacido en Loja en 1906, cuya obra se caracterizó por un deseo de innovar y experimentar con las formas gramaticales.

En un Ecuador dominado aún por el costumbrismo y el realismo social, Palacio manifestó en su obra un carácter rupturista por lo cual se le llegó a considerar como uno de los primeros exponentes de la vanguardia ecuatoriana, aunque actualmente sea poco conocido.

De su producción, los cuentos son quizás uno de los puntos máximos de experimentación para Palacio debido a que en ellos dejó plasmado ese punto de quiebre presente tanto en la forma como en el contenido de los mismos, tal como comenta Celina Manzoni (2000): “Sus actos de escritura se proponen desenmascarar la retórica del realismo, es decir, la ficción de realidad que los textos realistas presentan como «la realidad». Una propuesta que no supone recuperaciones ni ampliaciones, sino quiebra: su escritura crea un centro «otro», en torno del cual se constituye; se vuelve excéntrica, se coloca en los márgenes de lo canónico”Leer más

La triada multidiscilpinaria: un acercamiento a la propuesta teórica de la ideología en Teun Van Dijk

Por Jimmy Moreno Rojas[1]

Introducción

En Ideología: un enfoque multidisciplinario (1999), Van Dijk propone entender la ideología con una apertura hacia la multidisciplinariedad. ¿Qué quiere decir esto? Propone entender la ideología bajo directrices de cognición, poder, sociedad y discurso para lograr analizar casos particulares detrás de las mismas ideologías, es decir, abrir una caja de herramientas que sirva para dar más sentido a una ideología en una especie de desvelamiento de ésta (Van Dijk,1999). Con tal propuesta, Van Dijk empieza este trabajo bajo un concepto básico de ideología, que sirve para ensamblar y desarrollar su teoría entorno a ella: [ideología es] “base de las representaciones sociales compartidas por los miembros de un grupo” (Van Dijk. 1999, pág. 21).

Este concepto de ideología permite reconocer y organizar una multitud de creencias sociales, consideradas de gran importancia para cierto grupo o comunidad. El punto de reconocerlas y organizarlas no es otro que detallar qué hay detrás de esas creencias y, a partir de ese reconocimiento, discernir que tan buenas o malas, que tan correctas o incorrectas son, actuando en consecuencia a partir de ese análisis. En este sentido, la ideología en Van Dijk abre un camino formal a campos epistemológicos y psicológicos donde ciertos argumentos y actitudes sostienen una creencia que se forma para lograr un orden social particular, fortalecido por propuestas atractivas que expresan una ideología (Van Dijk, 1999). Leer más

La cárcel en el sistema actual de Latinoamérica

Por Yael Iván Angón

Alessandro Baratta, jurista y sociólogo pilar del movimiento de la criminología crítica, en su libro “Criminología crítica y crítica del derecho penal (…) ” propone una política criminal alternativa a lo que ya conocemos. Cuatro puntos surgen de ésta:

  1. Reformas sociales e institucionales para el desarrollo de la igualdad económica.
  2. Asegurar una mayor representación de los intereses colectivos y tocar mecanismos de la relación institucional de la actual criminalidad económica.
  3. Un análisis del fracaso histórico de la cárcel (el derribamiento de las cárceles).
  4. Valorar y cambiar la opinión pública y los procesos ideológicos que se desenvuelven en la sociedad que legitiman al derecho penal desigual.

La importancia del punto 3 resalta por las políticas actuales a nivel regional en Latinoamérica. La mayoría sabe que la cárcel está dirigida para los estratos sociales más bajos o marginales (lumpen proletariado, aquella parte de la clase obrera que queda fuera del proceso de producción y socialmente marginada), en este trabajo no repetiremos esto, pero sí hablaremos de ello por la continua reproducción histórica de ésta. Si se tienen directrices desde hace tanto tiempo para la reducción o eliminación del crimen ¿por qué en los países en vías de desarrollo existe un listado tan grande de prisiones preventivas que cada vez crece más?Leer más

Retóricas del dolor: el exceso de imágenes y la crisis del mirar moderno

Imagen de Enrique Metinides

Por Xicotencatl Servin

Cada persona que muere

Es un pedazo del mundo que muere

Sebastiáo Salgado

Hemos presenciado en los últimos meses noticias terribles enfocadas en la crueldad y la miseria humana. Casos como los de Ingrid Escamilla o la pequeña Fátima son muestra de la degradación social que vive nuestro país. Degradación que nos está consumiendo. Pero, sobre todo, tiene que ver con la exacerbación tanto de un sistema de misoginia y machismo que oscurece nuestro entorno, como de la expresión de la violencia histórica que han sufrido a lo largo de tanto tiempo las mujeres.

Sin embardo, algo todavía aún más lamentable fue la ola de morbo que surgió en torno a las imágenes propagadas por algunos medios periodísticos y por usuarios de los medios digitales.Leer más

LA DESCOMPOSICIÓN DEL CUERPO SOCIAL

(Un grito de terror desde las entrañas de México)

Imagen tomada de vanguardia.com.mx

Por Isaac Gasca Mata[1]

  1. EL PROBLEMA

Aunque nos duela admitirlo los problemas de la sociedad mexicana son predecibles, consecuencia lógica de la conducta que la mayoría de los habitantes de este país tiene con sus semejantes. Por una parte está el caldo de cultivo de una sociedad desigual: pobreza económica, marginación, falta de oportunidades educativas y laborales, salarios insultantes, explotación laboral con jornadas de más de doce horas a cambio de ínfimos ingresos que apenas alcanzan para pagar los intereses de la deuda (pero no la deuda) que gran porcentaje de mexicanos tiene con cadenas comerciales, sin mencionar la contaminación de las urbes, el tráfico masivo y otras tantas características que como gotas de ácido corroen el equilibrio emocional de las personas. Por otra parte, la convivencia con una sociedad irresponsable, poco educada, nulamente competitiva. Basta ver los resultados que obtiene nuestro país en pruebas estandarizadas como PLANEA para sentir vergüenza[2].

A México le falta educación y por eso le falta todo, incluyendo la paz.Leer más