Cuestionar las violencias de ellos, entender las narrativas de ellas

Por Itzel Campos

Hace un par de días la cantante estadounidense Taylor Swift lanzó la regrabación de su cuarto álbum de estudio cuyo título es RED, el cual había sido publicado originalmente en 2012. Este relanzamiento ha generado una ola de distintas reacciones en las redes sociales, tanto positivas como negativas, debido al contexto en el cual es publicado y el contenido de las canciones del disco. Antes de profundizar en este tema, me gustaría aclarar la intención de este texto, que no es otra sino abogar por la libertad de las mujeres. Ya sea que obtengan una remuneración económica por su arte o que traten temas que no habían tocado antes de forma tan abierta, como lo es la violencia de género ejercida sobre ellas por sus anteriores parejas sentimentales. Por último, quiero dejar en claro que el caso de Taylor Swift se toma como un ejemplo debido a su popularidad, ya que las mujeres menos privilegiadas tienen una mayor dificultad cuando se encuentran en situaciones como éstas.

            El relanzamiento de RED (Taylor’s Version) se da debido a la venta de los másters de Swift, quien publicó seis discos bajo el sello discográfico de Big Machine Records. Scott Borchetta, su director y fundador, le negó por añosLeer más

Maid y la evidencia de que el sistema es el problema

Por Eunice Sánchez

Qué difícil es identificar todo lo que engloba la violencia. La palabra en automático nos hace pensar solo en golpes, moretones, gritos y sangre. O sea, evidencia tangible y visible. Hemos crecido con la ilusión de que sólo cuando te pegan, te están violentando, pero, ¿violencia psicológica, económica? Eso no existe, nos decían.

Recientemente, en la plataforma de streaming Netflix salió una serie que —muy atinadamente— plasma todos los tipos de violencia doméstica que puede haber y de las que son víctimas las mujeres, sumado a las condiciones precarias en las que muchas veces se materna.

Maid, —Las cosas por limpiar, en español—, es una serie de 10 capítulos que nos va narrando y mostrando el proceso de afirmación de una víctima de violencia, de una joven mujer, madre de una pequeña de 3 años, que sale huyendo de la casa donde vivía con su pareja. En las primeras imágenes podemos ver que Alex (la protagonista), por la noche, toma a su pequeña en brazos, una mochila, y sale para arrancar su camioneta y huir.

Alex sale con poco dinero, casi nada de alimento, y mucho miedo. Conforme van avanzando los capítulos Leer más

Anagnórisis

Por Christian Dávalos[1]

A muchos les gusta, a la mayoría no. El entorno social ha evolucionado hasta dejar de lado el nivel cultural que la lectura de textos literarios puede aportar, en su lugar, se intenta colocar el nivel de consumo en directa proporción con el éxito social. Esta situación ubica a la lectura en un nuevo panorama, donde ya no se busca lograr con ella un cambio de paradigma, antes bien, importa más aparentar que el hecho de ignorar menos. La mayoría, influenciada, ha decidido sustituirla por versiones cortas y visualmente más atractivas, limitando el aporte de ésta.

Leer tiene diferentes acepciones, una de ellas es la estrictamente teórica, donde leer únicamente ha servido para complementar el proceso de comunicación. Ésta es la concepción más común del término, y el estandarte de muchos compatriotas. Sin embargo, para ampliar poco más la definición, cabe decir que la lectura es la herramienta que nos ha permitido consolidarnos como humanidad, y de paso, con la literatura, nos ha permitido expresarnos de forma artística como resultado de la emancipación de la salvaje naturaleza.

Cabría hacer alusión al contenido de la idea “Il n’y a pas de hors-texte[2] de Derrida, pues Leer más

Hablemos de la enfermedad desde el cuerpo sexuado:

Susy Delgado y “La sangre Florecida”

Por Ximena Cobos Cruz

 Una parte importante del trabajo de las colectivas, charlas, círculos de estudio y clubs de lectura que se dedican a la visibilización de la literatura escrita por mujeres ha buscado resaltar la enfermedad como uno de los intersticios poco explorados en torno a esa larga lista de temas que intenta responder una pregunta cuyo fin quizá se halle equivocado: ¿Sobre qué escriben las mujeres? Dicha pregunta me cuestiono si quizá está mal intencionada, pues parece ser uno de los cuestionamientos que busca cierta respuesta en la cual encerrar la categoría mujer como absoluto; más aún, un camino hacia el reduccionismo que trata de responder la otra gran pregunta ¿existe la literatura femenina? ¿Son, entonces, las preguntas que nos hemos hecho hasta ahora respecto a la escritura de las mujeres las correctas? No puedo decir que sí, pero tampoco negar su pertinencia. Me resta cuestionar el camino que esas preguntas han seguido en torno a sus respuestas y cuestionar también la manera en que han sido formuladas.

Andrea Franulic, en ¿Qué es la política de la identidad?, señala que la máxima pregunta que no ha podido responder el feminismo es ¿qué es ser mujer? No obstante, Franulic proponeLeer más

Facebook, avala mi feminidad, por favor

Por Carmen Macedo Odilón[1]

Como tantas veces al día, Facebook me distrae a la vez que absorbe mi escaso tiempo libre. No sé si hasta el punto de enajenarme, puesto que todo lo que pudiera interesarme del mundo actual está ahí reunido: amigos, asuntos escolares, noticias, lo viral, compras y hasta activismo. Seguramente no soy la única que pasa de la diversión a la indignación con solo un desliz de dedo a través de la pantalla táctil de un celular o con un sinfín de clics frente a la computadora. Por ejemplo, hace poco leí esta frase en un ensayo de Luisa Possada Kubbisa: “Las mujeres son cuerpo”.

Y es interesante, porque previamente un par de ideas entorno a este tópico me dieron vueltas en la mente cual torbellino rabioso, y todo gracias al querido y a veces odiado Facebook.

Una publicación casual, el video de una chica, Sophie Arvebrink, quien, de más joven, se sentía acomplejada por su cuerpo delgado, razón por la cual se adentró al culturismo y ahora exhibe su turgente musculatura en páginas fitness.

Las reacciones variaban: caritas de asombro de mujeres que expresaban su admiración por el arduo esfuerzo de una vida dedicada al gimnasio, algunos corazones y likes, el resto correspondía a las caritas burlonas, de dueños escudados en el anonimato y la distancia del Internet, donde la premisa era una sola:

 “Tiene cuerpo de hombre.”

De inmediato pensé: seguro a Sophie le brotó pene, y próstata, su pelvis se estrechó, las glándulas mamarias desaparecieron de su torso y en el cuello le brincó una abultada manzana de Adán. ¡Ahh, malditas pesas y ejercicio de alto impacto! ¿Para qué existen las “operaciones de reasignación de sexo” si con una rutina intensa de pesas y estrictos hábitos de ejercicio, una mujer, a criterio de los usuarios de Facebook, tiene lo suficiente para convertirse en hombre? 

“Perdió la feminidad.”

Claro, porque salió del molde de cualidades y comportamientos que, se cree, caracteriza a una mujer. Sí, pero este constructo social en el que nos encasillan incluso antes de nacer, cuando los padres anticipan ropa rosa y aretes para las niñas, no aporta más que limitar el espectro de posibilidades donde las mujeres podremos, más tarde, desenvolvernos. El resultado de apegarse a un término como feminidad es considerar otredad, rareza y desconcierto a una mujer que hace rutinas de pesas para definir sus músculos.

 También leí:

“Dejó de ser mujer”

 Y las palabras de Possada “las mujeres son cuerpo” me llevaron a imaginarnos reducidas a una carcasa de atributos físicos que se juzgan únicamente con la mirada. Pero ¡qué lástima!, si pese a la aprobación social o al reproche de sus espectadores, quejarse y atacar en Internet es insuficiente para cambiar la realidad de una hembra humana. 

A Sophie Arvebrink la tacharon de exagerada por romper los estándares de belleza con un cuerpo tonificado, le llamaron fraude porque hay quienes consideran que su masa muscular es resultado del uso de esteroides. Más de uno escribió “lesbiana”, como si el culturismo fuera un estilo de vida exclusivo de las lesbianas, o bien, como si la orientación sexual fuera un insulto.

De la mano con la frase “cuerpo de hombre”, el otro común denominador de los comentarios fue la pérdida de la fragilidad: las sutiles y suaves formas del cuerpo de la mujer disminuidas por el volumen de músculos torneados. “Delicado” fue el adjetivo más empleado como sinónimo de lo femenino, aunque me dio la impresión de que en realidad deseaban escribir “débil”.

 Entonces mi mente colapsó cuando hilé este asunto de la feminidad con otra publicación de Facebook que me dejó largo rato intranquila. Un típico post machista en una típica página machista que de repente se hace viral, el cual contrasta la imagen física de las mujeres: unas perfumadas y maquilladas, que usan vestidos ajustados; vs la contraparte: encapuchadas, manifestantes y mujeres con el torso desnudo. Al pie del post se lee la siguiente frase:

“Yo no soy feminista, soy femenina”.

Me sorprendió la cantidad de chicas que respondieron a la publicación argumentando que podían ser ambas cosas, que estaban orgullosas de ser feministas y femeninas e, incluso, compartieron fotos de sus perfiles, rodeadas de flores, corazones y animales de peluche, uñas largas, vestidos cortos y maquillaje detallado. Me pareció un ejemplo muy claro de búsqueda de aprobación masculina, de alienación con ese mismo sistema que por años nos ha tratado de encajar en estereotipos de género que limitan el concepto de mujer a ser femenina. En relación con este tema, Naomi Wolf en El mito de la belleza (1992) [2] menciona lo siguiente: “Estamos en medio de una violenta reacción contra el feminismo, que utiliza imágenes de belleza femenina como arma política para frenar el progreso de la mujer: el mito de la belleza.”

Treinta años después, sigue repitiéndose la situación que comenta Wolf: para herir a una mujer basta con hablar de su físico, para manipularla es suficiente hacerla sentir insegura de su imagen corporal, comparándola con otras mujeres, la perfecta aplicación del famoso “divide y vencerás”.

De esta forma, la violenta lucha mediática entre femeninas contra feministas distraerá la atención de la verdadera violencia que ejerce el patriarcado sobre las mujeres, y que se ha normalizado a tal grado que se busca desacreditar a una mujer y a todo un movimiento cuando alguna decide poner fin a años de dominación manifestada a través de las ataduras de los estereotipos de género.

Femeninas, sí, feministas no. Seguro esta frase volverá a aparecer en mi news feed y me acordaré del camino que nos falta por recorrer, con el fin de que cada vez más mujeres cuestionen para qué sirve el estereotipo de lo femenino. Como feminista en formación, este tema me sirve de parámetro para saber dónde falta un cuestionamiento acerca del papel en que seguimos encasillándonos en un mundo dominado por hombres, que continúa determinando el valor de una mujer por su potencial de madre, esposa y mujer trofeo. Me hace ver que la crítica hacia este mito de la belleza y de la feminidad necesita llegar a más mujeres y crear polémica, propiciar análisis y reflexiones para entonces tomar cartas en el asunto como en su momento lo hizo —y sigue haciéndolo— el tema de la maternidad impuesta.

Mientras tanto, Sophie Arvebrink, en los videos que subió la página Gladiadores fit, luce radiante, segura, fuerte, satisfecha consigo misma, y a lo largo de una extensa galería de imágenes disfruta su deporte al lado de sus compañeras de gimnasio. A pesar de los comentarios que critican su cuerpo y que cuestionan sus decisiones sin siquiera conocerla, ella sigue rompiendo esquemas viviendo de la forma en que lo desea, con una fama internacional, feliz consigo misma, con el respaldo de miles de seguidores en Facebook e Instagram y firmando autógrafos en eventos de culturismo.

¿Y los cibernautas le tienen lástima?, ¿en serio? Me encanta cómo esta querida red social, incluso luego de un momento de indignación y tras estas simples disertaciones, vuelve a hacerme reír con las ocurrencias de sus usuarios machistas.

De modo que, esta cuestión se veía lejana, dado que hablamos de una culturista nacida en Suecia, sin embargo, hace unos meses, la misma polémica llegó a territorio mexicano y posiblemente se extendió por toda Latinoamérica. La actriz y modelo Vanessa Guzmán, ex miss México, sorprendió con el cambio en su imagen, luego de ganar tres medallas en una competencia de culturismo realizada en Vallarta. Y ¡bam!, de alguien salido de la alcantarilla surgió la misma cantaleta del “parece hombre”, “qué desperdicio” o “ya se echó a perder”.       Que alguien tome este texto desde el principio, sustituya el nombre de Sophie por Vanessa y volvamos a explicar por qué ninguna mujer necesita la aprobación de miles de desconocidos para hacer lo que le gusta. Guarden estas palabras, porque la guerra contra el cuerpo de las mujeres es un cuento de nunca acabar.

Así que cuando quiera, que Facebook elija una foto mía y le pregunte a sus usuarios si estoy in out, si con los tatuajes y perforaciones me descompuse o si por el sedentarismo y el vello corporal dejé de ser mujer, porque créanme, me muero de ganas de saberlo…

 

 

 

[1] Carmen Macedo Odilón es bibliotecóloga, estudiante de Lengua y literatura hispánicas y de Creación literaria. Ha publicado cuentos para adolescentes en cinco antologías de la Editorial Escalante, así como de manera virtual, ensayos, relatos, cuentos y artículos con perspectiva de género en revistas literarias, académicas y fanzines. Huidiza por convicción, devota del Gatolicismo por convicción y noctámbula por placer.

[2] Wolf, Naomi. (1992). El mito de la belleza. Argentina: Emecé, p. 14.

 

 

De Revoluciones

Por Francisco Javier Ángel Noreña

La revolución es un estado de exaltación del hombre en busca de igualdad de derechos. Un estado de exaltación, no propiamente como los estados que provocan las emociones; por el contrario, es un ansia arrasadora instigando la conducta política del hombre. Esta ansia es alimentada por la impotencia, por la carencia de oportunidades igualitarias, por el deseo esperanzador de igualdad. Ser revolucionario es una pasión del ansia determinante al cambio. Entonces, revolución es al mismo tiempo cambio.

  Si una determinada revolución no produce el cambio, entonces no es un movimiento social asentado en bases firmes. La revolución ha de tener, asimismo, columnas cimentadas en poderosos ideales. Provocar una revolución es proporcionar a la conciencia colectiva un cambio generalizado de estructuras de pensamiento.

  Las masas colectivas son más revolucionarias aún. Esto debido a que absorben los manifiestos emitidos por una causa justiciera. Nadie más que las masas desea la igualdad, no así los gobiernos, para ellos la igualdad Leer más

Manipulación de los medios de comunicación por parte del Estado argentino

Por Maciel Camacho Silvia Elizabeth y Claudia Alicia Iommi

Introducción.

Nuestro punto de partida gira en torno a cómo los medios de comunicación hegemónicos fueron una herramienta principal en la creación de una fachada para la dictadura de 1976 en Argentina. A partir de ciertas fundamentaciones en el siguiente trabajo expondremos cómo fuentes periodísticas, diarios como el Clarín, fueron cómplices y colaboraron en este proceso, siendo los titulares, noticias, y la información que se brindaba manipulados y modificados durante la dictadura cívico militar dirigida por Rafael Videla en 1976. Para llevar a cabo el desarrollo, nos servirá como ejemplo el énfasis en el concepto de “Nación” y “Gobierno” y la constante búsqueda de generar un sentimiento de unión en los lectores a través del entretenimiento, entrelazado con informativos que realcen la actitud de patriota e, incluso, utilizan palabras tales como proyecto político y gobernador haciendo referencia a la persona que encabezó el gobierno de facto.

Para comenzar daremos un breve recorrido por el contexto que permitió que grupos hegemónicos ensancharan su poder y aseguran su legitimidad, ya que uno de los ejes de esta toma de poder tenía fuertes lazos con la burguesía nacional y por consecuencia la represión al pueblo. La Junta Militar tomó el poder en 1976 y utilizó, de manera sistemática, los medios de comunicación como espacio de construcción de un discurso oficial que eliminara otras voces a través de la censura a medios o personas, hasta llegar al extremo de la detención, desaparición o exilio forzado de periodistas, intelectuales, artistas y trabajadores del ámbito de la cultura. Como resultado, lo que ya conocemos: se manipuló a la sociedad a través de diferentes mecanismos tales como las denominadas listas negras (las cuales consistían en una lista de personas, instituciones u objetos que debían ser discriminadosLeer más

Consumo de alcohol y estilo de vida en jóvenes

Por Aldo Saúl Uribe Nuñez

Introducción

El consumo de sustancias psicoactivas es uno de los grandes problemas que actualmente atenta contra la salud pública a nivel mundial. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el año 2010, aproximadamente 230 millones de personas, es decir, el 5% de la población a nivel mundial, consumieron alguna droga ilícita por lo menos una vez. Para este informe, el consumo de sustancias psicoactivas ha tenido tendencia a comenzar desde la etapa de la adolescencia y juventud, y se presenta un incremento en el consumo de las mismas entre jóvenes.

Esta problemática ha evidenciado que el consumo de drogas no solo es una cuestión en materia de salud, sino una problemática que repercute en distintos estratos de la vida individual y social. El impacto que tiene en el ámbito individual, social, político y económico, ha sido objeto de estudio para el científico social. La evolución de la percepción social del consumo de alcohol se ha venido modificado a través de la progresiva normalización del mismo, sobre todo en el sector poblacional juvenil, con el establecimiento y la radicalización de los discursos que asumen, de forma creciente, la implantación de los mismos en dinámicas sociales normalizadas y despojadas de preocupaciones que no sean frecuentes a otros muchos tipos de consumo.

Monteiro (2007) citado en Salcedo, Palacios y Espinosa (2011), refiere que el alcohol, como pLeer más

Una reflexión acerca del “Juego del calamar”

Por Francisco Tomás González Cabañas.

Recreo

Etimológicamente es crear algo de nuevo. En el ámbito educativo, es el tiempo en donde se puede volver a interactuar sin las estipulaciones normativas dimanadas por la institucionalidad, bajo la égida del mando-obediencia y la dinámica de la autoridad disciplinar. Educados para formar parte de un mundo automatizado y tecnocrático, cada vez son más las voces que se agolpan para advertir que la educación tal como la entendemos no forma ciudadanos para una democracia que ofrezca la posibilidad de decidir. Desde la perspectiva del ocio, del entretenimiento, volviendo a valorar lo prioritario por sobre el negocio (que es precisamente negar la creatividad y el pensamiento), una serie de streaming con altos índices de popularidad, “El juego del calamar”, escenifica con precisión quirúrgica las condiciones (sociales, políticas y económicas) infernales en las que hemos transformado nuestro existir de un tiempo a esta parte.

La serie surcoreana impacta con crudeza, llevando al extremo la condición lúdica que rememora los tiempos de la infancia. La universalización del problema de clases, desde Marx mediante,Leer más

¿Democracia represiva? Una mirada desde el psicoanálisis

Por Eric Rodríguez Ochoa[1]

R e s u m e n

La visión de Sigmund Freud distingue el concepto de represión como formación o momento en el que ciertas fuerzas psíquicas se contraponen a la manifestación de un deseo que expresa la conciencia. Pero ello no es todo, la represión, son dos fuerzas que, aunque se excluyen mutuamente, entran en pugna: consciente e inconsciente. Estas estructuras psíquicas constituyen la formación del sujeto, sujeto que conoce, sujeto de conocimiento. En estas reflexiones se aborda un panorama general y no por ello menos riguroso sobre la idea de represión en el sujeto desde la mirada Freudiana, así como el cruce en el ámbito político como efecto, digamos, de dicha represión. En otras palabras, se reflexiona sobre cómo la idea de democracia puede ser un efecto de la represión de un deseo de libertad del sujeto consciente, que si bien en un aparato de gobierno social como la democracia se es libre porque se es desde la voluntad de la mayoría, ¿No estaría allí un fundamento de la represión en ser iguales ante la ley?, ¿Cómo entender la represión? Así pues, estas reflexiones buscarán ampliar futuras investigaciones del psicoanálisis y la política, tanto como apuntalar las investigaciones hacia un campo de estudio que está siendo explorado aún más con el paso del tiempo y que, por tanto, en este ensayo reflexivo se arrojen atisbos de luz a dicho campo.

  1. De las consideraciones de la idea de represión

En la obra Freudiana, específicamente en Contribución al movimiento psicoanalítico de 1914, el autor aseveró que la represión no fue más que una continuación de la propuesta teórica del filósofo SchopenhauerLeer más