Imagen: Banksy
Por Franco García
En un mundo interdependiente, conectado mediante sistemas políticos y económicos con intereses particulares, la globalización es la articulación de toda actividad humana en torno a su vida social, política, económica y cultural. Esto, desde luego, conduce a un nuevo orden mundial, donde coerción/dirección son los elementos necesarios para la transformación de cualquier gobierno. Con la influencia del neoliberalismo a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe, y su afición por resolver los problemas sociales con modelos matemáticos, se alejó al pensamiento humanista del interés social, conllevando a una crisis civilizatoria.
Muchas han sido las causas para que no se tomen en cuenta las Humanidades en el siglo XXI, haciendo de ellas un verdadero malestar. Si bien es cierto que la globalización permite el desarrollo y crecimiento económicos de un país, los resultados han sido lo contrario: violencia, desigualdad, racismo, xenofobia, clasismo, misoginia; predominancia por lo efímero, lo light. Un hedonismo de lo más divulgado posible. Por momentos, la dinámica de la globalización reproduce un nuevo individuo pero desordenado, conformista, escéptico, predecible y desmoralizado.
Sin olvidar, claro está, que dentro del marco de la modernidad está someter, integrar y dirigir aLeer más