Los impactos del COVID-19 en las trabajadoras del hogar en México y algunas lecciones para mejorar

Por Abde Soto[1]

Tradicionalmente, las mujeres han sido las responsables de realizar las tareas del hogar y el cuidado de las personas, sin embargo, a la par de su incorporación masiva al mercado de trabajo, se vivió una transformación en la dinámica interna de las familias; sobre todo en los hogares que optaron por auxiliarse del trabajo doméstico remunerado.

En este sentido, para diferenciar a las personas responsables de las labores domésticas que se llevan a cabo en casa y que perciben un salario de aquellas que no, se propuso el término trabajadoras del hogar, que reconoce estas actividades como un trabajo, y en consecuencia demanda que quienes lo efectúan gocen de iguales derechos y prestaciones como cualquier otra persona ocupada.

En México, en este sector trabajan 2, 222,581 personas, 91% de ellas son mujeres. Representan alrededor del 9% del total del empleo femenino del país, sin embargo, solamente alrededor del 5% cuentan con protección social (Inegi, 2022a)[1], por lo que se trata de una de las labores más precarizadas, a lo que se suman conductas clasistas y racistas que impiden su pleno reconocimiento como actividad profesional.

Cabe destacar, además, que sus ingresos son entre un 15% y hasta un 30% inferiores al promedioLeer más

El impacto del Narco-Estado en el cuerpo de las mujeres en México

Por Gad-Veda Galilea

Para iniciar, es vital plantear el Narco Estado como un ente que se ha consolidado a lo largo de los años a través del fortalecimiento de una estructura institucional. Por ello, en este texto hay una unión entre los conceptos “narco” y “Estado”, uno no subsiste sin el otro, son complementarios y ambos detentan la búsqueda de un poder y machismo hegemónico a partir de prácticas cruentas como desapariciones, tortura, desplazamiento de comunidades, etc.

Este ente ha sido reforzado por diversos fenómenos que lo han delimitado y alimentado a lo largo de los años. De ahí surge la necesidad de situar este análisis en el territorio mexicano. Este territorio está atravesado por diversas circunstancias, sujetxs y fenómenos que estructuran al Narco Estado y a la vez construyen sus consecuencias.

Es importante contextualizar y resaltar el impacto de las organizaciones criminales en la población mexicana, principalmente civiles. Esta ha sido marcada por la “guerra contra el narco” declarada por el expresidente Felipe Calderón en 2006, la cual empezó con el despliegue de 4 mil 200 elementos de ejército, mil de la Armada y mil 400 policías federales[1].

Una de las consecuencias de la guerra contra el narcotráfico fue la fragmentación y distribución de los grupos delictivos dentro del territorio. Para 2006, se calculaban alrededor de 6 organizaciones criminales: el Cártel Milenio, la Familia Michoacana, el Cártel de Golfo, el Cártel de Tijuana, el Cártel de Juárez y el Cártel del Pacifico Norte. Durante 2007 y 2012 se detectaron dos cárteles más y su redistribución dentro del país.

 Esto implicó un cambio en las dinámicas de poder dentro de los mismos grupos de narcotráfico, primero, la fragmentación de uno de los cárteles más poderosos, el Cártel del Golfo, dio paso a lo que hoy se conoce como Los Zetas en 2006. Así, sucesivamente fueron subiendo grupos como Cártel Beltrán Leyva en 2008, CaballerosLeer más

Una ráfaga de la película Noche de fuego

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

El fuego no se ha consumado, sigue encendido alumbrando la oscuridad, y una vez que se apague, dejará las cenizas que serán olvidadas y pisadas por las huellas del tiempo…

 

La película Noche de fuego (2021), de la directora Tatiana Huezo, ganadora de siete premios Ariel, entre ellos Mejor película, nos lleva a un contexto que se vive en el México actual, uno que se caracteriza por ser un retrato manchado de sangre y violencia, de desesperación y de dolor, donde es un riesgo alzar la voz y solo queda aceptar las condiciones en las que se nació, o permanecer huyendo eternamente, ante la impotencia que se experimenta frente al silenciamiento.

En dicho filme, se nos presenta un lugar lleno de corrupción y de tristezas desoladoras, de rostros que han sido olvidados por los que se supone que deberían de brindar la seguridad y paz en el país. La historia nos cuenta el paso de Ana, una niña que, en su curiosidad y confusión por lo que observa a su alrededor, comienza a hacer preguntas sin obtener respuestas; y sus palabras se transforman en la resistencia ante el silencio.

La película tiene escenas de miradas tristes y confundidas, como las de Ana, que están simbolizadas en tomas abiertas, de los campos verdes que nos exponen la belleza de la naturaleza, contrastando con la violencia y el sufrimiento del lugar. Es como si la directora nos diera un resquicio de esperanza ante tal situación, por medio del resistir hasta que el cuerpo aguante.

También está plasmada por un padre ausente, el que se olvidó de su familia y comenzó otra vida, el que abandonó las promesas que alguna vez dijo. Un auténtico retrato de México, porque no solo cuenta la historia de la región que se muestra en la película, sino que escenifica cada rincón del país, atado al abandono y a la violencia cotidiana.

Una gran parte de la película nos muestra el abandono de la figura paterna, el sufrimiento de una madre que creyó en las promesas de su esposo en un entorno atravesado por la violencia por el crimen organizado y el narcotráfico, en alianza con el gobierno, su impunidad y complicidad, pues necesitan de suministros, armas, camionetas blindadas, y demás, para poder seguir manteniéndose en competencia en el mercado del narcotráfico, lo cual sería imposible sin una ayuda externa.

Al respecto, podemos rescatar la entrevista que le realizaron al Dr. Norberto Emerich, especialista en temas de narcotráfico, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde menciona que: “Si el crimen organizado es tan importante como el gobierno menciona y decide, es porque el Estado lo permite en todo caso (…). Si el crimen organizado fuera un tema importante, lo sería porque el Estado lo tolera, lo avala y lo sostiene”. Así también, en Noche de fuego se habla de una educación que se ve mermada por la falta de oportunidades y el miedo de los profesores ante las amenazas que reciben; por el pánico que les puede producir a los narcotraficantes y gobernantes tener mentes libres, que puedan cuestionar, no quedarse calladas y hacer pensar a otros, contagiándoles de sus sentires e inconformidades.

Aunado a ello, la película también toca el riesgo que implica ser mujer en el país, teniendo como única alternativa parecer hombre para poder sobrevivir un poco más de tiempo o permanecer escondidas, privadas de la libertad.

Exhibe, además, la resistencia del pueblo, que no tiene otra opción más que encarar lo más preciado que tiene para no dejarse someter: su vida y la de sus habitantes.

La película es un relato de infancias y adolescencias consumidas por la violencia normalizada, por las drogas, y por la sumisión ante una determinada forma de vida. En ese sentido, revela el papel que tiene el juego y la amistad como medios de escape para resistir ante la realidad tan cruda que tienen que vivir y soportar continuamente. Una en la que las niñas juegan a esconderse, y no ser encontradas se transforma en su salvación, en su lucha por sobrevivir y así poder buscar otros caminos, en los cuales, quizá, existan mejores oportunidades para su vida y menos violencia, ya que ese lugar fue abandonado y olvidado por la sociedad, y permanece con una herida abierta, que no ha dejado de sangrar.

La película es el reflejo de una sociedad que se ha quedado en silencio, esperando despertar algún día, y poder hacerle frente a las injusticias y a la violencia que se vive cotidianamente. “En México, y en el resto de Latinoamérica, no se vive, se sobrevive”.

 

 

 

[1] Escritor, Poeta, Investigador y Alumno de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Tiene un curso en Periodismo digital por la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: [saulpersa9@gmail.com].

 

 

El odio contra las que marchan

 Relaciones de poder en La calle amenazadas por la protesta de mujeres

Por Alejandro Granados Ojeda[1]

 

«Qué tiemble el Estado, los cielos, las calles
Qué tiemblen los jueces y los judiciales
Hoy a las mujeres nos quitan la calma
Nos sembraron miedo, nos crecieron alas»
—Vivir Quintana

Introducción

El presente texto es un esfuerzo por dilucidar los factores de cambio en la calle como institución a raíz de las protestas de mujeres que se han dado desde el 2020 a la fecha. Se analiza la protesta como un medio para hacer escuchar las demandas de las mujeres, entre las que resaltan las más jóvenes como encauzantes del proceso emancipador. Se hace una diferenciación entre los métodos de protesta que emplean las manifestantes y las violencias patriarcales perpetradas sistemáticamente. Además, se resalta la habilidad con que el movimiento ha logrado colocarse en el ojo público en distintos medios.

Para tal objetivo, nos servimos del andamiaje teórico erigido por Raewyn Connell, con su análisis de las masculinidades, así como de su visión de la calle como Institución; Nattie Golubov aporta el concepto de Interseccionalidad que empleamos para explicar el acopio de los posibles beneficios obtenidos por otros grupos desde una visión no impositiva; además de terceras que en el camino nos proveyeron de aportes sustanciales para la construcción del ensayo.

 

Quid del asunto

Las manifestaciones masivas realizadas por mujeres politizadas han producido un amplio abanico de respuestas en la población mexicana (y de todo el mundo) entre las que predominó por mucho tiempo el rechazo indolente y cómplice. El discurso que enarbolan los quejosos alude casi siempre a la molestia de que las mujeres que protestan se salgan del redil, contraviniendo las reglas de la calle como Institución. La perorata con que muestran su descontento está plagada de arcaísmos: estructurada por ordenamientos de género de los cuales no siempre son conscientes, pero que suscriben.

Frente a ello, cabe resaltar que las marchas tienen varios propósitos: primero, el de hacer manifiesta suLeer más

Rollin´ Stone, historia de resistencia

Por Verónica Ethel Rocha Martínez

En 1948, Muddy Waters deleitó nuestros sentidos con una melodía titulada Rollin’Stone (Piedra rodante), era una propuesta cercana al blues, con matices de los cantos afroamericanos que solían ser parte de las melodías que al caer el día sonaban en los campos de algodón. Los ritmos de Muddy provocan una nostalgia que vibra en la sangre y como una piedra rodante nos hace buscar en el interior de nosotros mismos, la expresión de aquellos sentimientos innombrables que acompañan a toda vida humana.

Es así como, paulatinamente, estas voces liberadoras se abrirán paso por los parajes de la existencia, impregnando nuestros sentidos de lo inefable, lo sublime, dotando de voz a experiencias que se alejan de la creencia ciega e irreflexiva, de los prejuicios, del dogma.

Son ritmos nuevos para una época acomodada a un estilo de vida confortable, buscan trascender las fronteras temporales y nos obsequian los recorridos de otras piedras rodando, una de ellas la de Bob Dylan, quien lanzaLeer más

El peso de la noche

La fragilidad histórica de la propuesta plurinacional de constitución chilena

 

Por Jorge Eduardo Yáñez Lagos[1]

 Introducción.

El día domingo 04 de septiembre de 2022, en Chile se realizó un plebiscito cuyo resultado mostró que un 61,8% de chilenos y chilenas (que participaron electoralmente) rechazaron la propuesta redactada por la Convención Constitucional. En este contexto, el presente artículo intentará entregar modestamente algunas herramientas históricas para una comprensión pertinente del reciente plebiscito constitucional, a partir del ensayo “El peso de la noche. Nuestra frágil fortaleza histórica” del historiador chileno Alfredo Jocelyn-Holt (2014).

A primera vista, Jocelyn-Holt (2014) supone la necesidad de “pensar la historia” considerando la evidencia histórica, por lo cual, en Chile el actual siglo XXI no se entiende sin comprender los siglos XX y XIX. Así pues, “Erich Hobsbawm, quien célebremente calificó al siglo XX como un «siglo corto» (a «short century»), estimaba que no se podía hacer su historia sin remitirse al siglo XIX” (Jocelyn-Holt, 2014, pág. 31).

Asimismo, la historiografía oficial trata de explicar la singularidad de Chile en América Latina durante el siglo XIX, y específicamente a partir de 1830, como un país exitoso en organizarse a sí mismo en forma temprana como un estado-nación civilizador. A partir de eso, cuando el ministro Diego Portales escribió el 16 de julio de 1832 “el orden social en Chile se mantiene por el peso de la noche”, la historiografía tradicional Leer más

De padres y escorpiones o la lengua de la serpiente

Aproximaciones críticas a “Siempre juntos” (2008) de Rodrigo Rey Rosa

 Por Francisco Tinajero[1]

En 1878 Federico Nietzsche predecía que el devenir de la filosofía debía tener la condición sine qua non de un sentido histórico[2]; así diagnosticaba el Pecado original de los filósofos: “lo que el filósofo enuncia respecto del [humano] es un testimonio acerca del [humano] mismo en relación a un espacio de tiempo muy limitado. […] todo ha evolucionado; no existen hechos eternos ni verdades absolutas[3]” (419-420). Este hecho ha demostrado su validez en los diversos campos de las humanidades y las artes. La literatura no es la excepción porque tiene la necesidad ontológica de actualizarse (formal, temática y estilísticamente) por los retos epistemológicos surgidos del caos de la época contemporánea. Así pues, aunque el eje temático de las obras artísticas presente las mismas[4] preocupaciones fundamentales, la forma de abordaje y análisis crítico de la realidad variará según las condiciones sociales concretas de cada etapa del desarrollo de la humanidad.

Desde el comienzo de la historia humana el cuestionamiento en torno al origen de la vida ha mantenido en vigilia a lxs pensadorxs, quienes hallaron consuelo en explicaciones de índole metafísica y dieron lugar al surgimientoLeer más

Enseñar humanidades en tiempo presente

Por José Miguel Hernández Valtierra[1]

Mi formación filosófica me hace proclive a las preguntas, así que el presente ensayo es fruto de cuestionamientos frente a la práctica docente. Son preocupaciones respecto a planeaciones, implementaciones de la práctica y sus resultados en instituciones tanto públicas como privadas de nivel medio superior. Este texto es un diálogo con mi práctica docente, mi formación humanística y las particulares intervenciones a las que he debido recurrir, los procesos y las posibilidades de poner en diálogo las problemáticas y las resoluciones didácticas con las de otros colegas que pasan frente a grupo la mayor parte del tiempo laboral.

Las problemáticas, aunque son particulares, tienen su contexto sociohistórico. Hablo de un contexto que enmarca nuestras propias situaciones, y que es necesario describir porque son el telón de fondo de las problemáticas a las que nos enfrentamos en los ciclos lectivos. En ese sentido, el término Modernidad líquida se ajusta a la descripción de una noción de sociedad actual, y me parece cercana esta explicación de Zygmunt Bauman a contextos con los que me he enfrento, en los que las ideas del deber ser de docente, con las posibilidades reales de serlo.Leer más

¡Con voto, con voz, así nos quiere Dios!

Por Irma Lorena Acosta Reveles[1]

El título de esta columna es una consigna de las muchas que enarbolan en los últimos tiempos los movimientos feministas al interior de la iglesia católica. Otras consignas dignas de recordar son “igualdad en la calle y en el altar”, “limpiar y poner flores, que lo hagan los señores”, “no más varones tomando las decisiones”.

Este tipo de proclamas sirven bien para evidenciar que, en el presente, a impulso de movilizaciones progresistas de largo aliento, los ajustes igualitarios en todas las instituciones humanas son ya impostergables. Más urgentes todavía si las vindicaciones se enraízan en una tradición democrática y de derechos humanos que occidente se precia de salvaguardar.

Para entender mejor las pulsiones de cambio que llaman a mover el timón institucional hacia fórmulas más equitativas –en este caso al interior de la iglesia católica– y también para captar su significado social, conviene apuntar algunos elementos claves del contexto.

El 5 de junio del año que transcurre (2022), en el Derecho Canónico entró en vigorLeer más

De cuando el Estado legitima la desaparición forzada

Por Lorena Ruiz Alvarez[1]

Andrés Manuel López Obrador sostiene que “la actuación de malos servidores públicos no significa el mal comportamiento de una institución”. El presidente de la república comentó lo anterior con relación al informe rendido por la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa donde se especificó que integrantes del Ejercito estuvieron al tanto del ataque a los estudiantes de la Normal Rural en Iguala, Guerrero, y no hicieron nada para evitarlo.

A pesar del avance significativo en el caso de los 43 de Ayotzinapa que se ha dado en la administración actual, parece que «dar a conocer la verdad y castigar a responsables» no es lo que brinda credibilidad a las instituciones, pues, como ya hemos visto, Omar García Harfuch, actual Secretario de Seguridad de la Ciudad de México, fue implicado por un testigo del caso Ayotzinapa como integrante de una reunión de altos mandos el 7 de octubre de 2014 donde se construyó «la verdad histórica» de la mano de Jesús Murillo Karam, Tomás Zerón y Gualberto Ramírez Gutiérrez.

La postura de López Obrador al señalar que «no todas las fuerzas armadas son iguales» cae en una afirmaciónLeer más