Tótem: una reivindicación al sentido del olfato

Por Laura V. Medel[1]

 

El olor reside la misma esencia del alma, lo impregna todo de una forma pertinaz y tiene la capacidad de abrir las puertas del inconsciente, desde las que se cuelan las escenas más amables y las más dolorosas.                                                                                                                                                                                             
 
Mercedes Pinto Maldonado

 

Tótem. Año: 2022. Duración: 65 min. País: México. Dirección: Unidad de Montaje Dialéctico. Guion: Unidad de Montaje Dialéctico. Música: Sinewavelover. Reparto: Documental. Compañías: Unidad de Montaje Dialéctico. Género: Documental / Experimental. Sinopsis: Tótem narra la historia de la búsqueda de una antigua cabeza olmeca perdida, quizá, bajo el río Grijalva. Al par reflexiona el fenómeno violento de la desaparición forzada en el México contemporáneo.

Entre los cinco sentidos que poseemos los seres humanos, a través de los cuales nos relacionamos principalmente con el mundo que nos rodea, encontramos uno de los denominados “sentidos químicos”, quizá el más relegado dentro de un contexto donde lo táctil y lo audiovisual sotierran constantemente su presencia: el sentido del olfato, considerado un sentido que guarda poca o nula relación con la aprehensión intelectiva de la realidad y del mundo. No obstante, el acto de oler es algo que estamos realizando pasivamente, segundo a segundo, a la par que respiramos. En el pasado se ha llevado a cabo la enmienda de intentar incorporar el sentido del olfato a la experiencia estética que implica sentarse frente a la pantalla grande, mediante la dispersión de aromas en las salas de cine con el fin de ambientar la atmósfera. Sin embargo, dicha enmienda fracasó.

Dentro del género documental experimental, Tótem, dirigida por el colectivo artístico Unidad de Montaje Dialéctico (UMD) —también creadores de los cortometrajes Meteor (2022) y Cabo Tuna or the Management of the Sky (2021)—, plasma una sucesión de grabaciones e imágenes fragmentarias, revueltas e inconexas, provenientes de un basto archivo fotográfico facilitado por la Secretaría de Cultura, la INAH y el SINAFO, con las que se forma la unidad visual que es la película; podemos observar, a lo largo de más de sesenta minutos, escenarios diversos correspondientes a distintos puntos de la historia y del territorio mexicano, vislumbrando desde escombros ocasionados por el terremoto ocurrido en el año de 1985, personajes de la política y de la historia mexicana, piezas de arte prehispánico en estancias de museos, hasta múltiples paisajes en los que entre la ciudad, la vegetación o lo desértico, resalta la ausencia de la presencia humana.

A la vez, turnándose, las voces en off de dos mujeres se van manifestando. La de menor intervención en la cinta va narrando la anécdota de una expedición en la que se aventura su persona en su quehacer como arqueóloga con la finalidad de encontrar, por petición especial y según la leyenda, la cabeza Olmeca que, se cree, yace perdida desde hace tiempo bajo las aguas opacas del río Grijalva. Solo cuando esta voz habla se presentan las escenas (correspondientes a dicha expedición) de algunas personas viajando en lancha por aquel río, en el que de prontoLeer más

Sobre villanas III: ¿Hay conflicto sin violencia?

Por Paola Cortés Santos

El trabajo del sistema patriarcal ha ido más allá de los roles de género, pues además de servir para la opresión en el mundo real hacia las mujeres, ha logrado ridiculizar esta misma opresión para servir de entretenimiento a través de los medios de comunicación, pues en las problemáticas o conflictos de los productos audiovisuales (en especial en los melodramas “románticos”) se moldea la imagen de que aquellos problemas que el sistema mismo causa son algo exagerado y, sobre todo, falso: algo que puede superarse por voluntad propia de la mujer. 

El conflicto, de acuerdo con Carme Font (2009), tiene su origen en la dramaturgia y se trata de una fricción que sugiere un enfrentamiento ya sea de personaje vs. sí mismx, vs. sociedad y vs. naturaleza o destino. Un elemento clave dentro de cualquier historia para aumentar el interés:

El conflicto es el motor que hace avanzar la trama, el argumento de toda obra, y la presentación del conflicto conforma la estructura dramática de ese mismo texto. Un conflicto cuyo desenlace nunca se ponga en duda, o se anticipe desde el inicio, puede ser interesante en muchos sentidos, pero no sería un conflicto dramático propiamente dicho. En un conflicto dramático una de las fuerzas enfrentadas debe triunfar o al menos destacar sobre las demás en algún momento del desarrollo de la obra. (Font, 2009, pp. 13 y 14).

Leer más

El miedo bajo las estrellas de un territorio perdido por el narcotráfico: “Noche de fuego”

Por Selene Muñoz Velázquez[1]

 

Introducción 

Somos un número que va en aumento. Una extensa línea que no avanza, que no retrocede. Algo que permanece agazapado, latente. Esa punzada que se instala con firmeza en el vientre, que se aloja en los músculos, en cada bombeo de sangre, en el corazón y las sienes.
(Sara Uribe/ Antígona González)

 

El cine es una valiosa herramienta cultural que sirve para comprender una diversidad de fenómenos sociales, ya que el cine articula buena parte del mundo discursivo que da sentido a las prácticas de vida, es una ventana de entrada a la comprensión de nuestros mundos imaginarios, simbólicos y reales (Ascencio, Garzón, de la Cruz, 2021). Los recursos cinematográficos llevan a la pantalla una diversidad de sucesos que ocurren en nuestras sociedades contemporáneas, tal es el caso de la violencia y sus múltiples manifestaciones. En esa dirección, el objetivo del presente ensayo es mostrar a través de la película “Noche de fuego” (Huezo, 2021), la condición de las mujeres y niñas víctimas de la violencia por narcotráfico, sus efectos subjetivos y las formas en que se resiste y sobrevive en contextos altamente violentos.

El hilo argumentativo que sostiene este ensayo se apoya en dos ejes. En primer lugar, se realiza un acercamiento teórico que sirve de base para entender qué es la violencia y su manifestación en un tópico particular: la violencia cultural/simbólica (Galtung, 2003), con la intención de comprender dicha manifestación en el filme a través del miedo. En segundo lugar, se articula el fenómeno de la violencia y las emociones a través de las narrativas alusivas a dicho fenómeno en la película “Noche de fuego”, con el fin de ilustrar cómo las emociones se vuelven una fuerza motriz para paralizar o agenciar a los sujetos que viven en contextos violentos. Por último, se presentan algunas reflexiones finales.

Entendiendo la(s) violencia(s)   

En el campo de las ciencias sociales, las divergencias entre los diferentes enfoques que giran alrededor de la violencia ponen de manifiesto la dificultad que conlleva intentar dar una definición acerca de este concepto en vista de la complejidad y heterogeneidad de prácticas, creencias, emociones, hechos sociales e históricos que se hilvananLeer más

Una ráfaga de la película Noche de fuego

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

El fuego no se ha consumado, sigue encendido alumbrando la oscuridad, y una vez que se apague, dejará las cenizas que serán olvidadas y pisadas por las huellas del tiempo…

 

La película Noche de fuego (2021), de la directora Tatiana Huezo, ganadora de siete premios Ariel, entre ellos Mejor película, nos lleva a un contexto que se vive en el México actual, uno que se caracteriza por ser un retrato manchado de sangre y violencia, de desesperación y de dolor, donde es un riesgo alzar la voz y solo queda aceptar las condiciones en las que se nació, o permanecer huyendo eternamente, ante la impotencia que se experimenta frente al silenciamiento.

En dicho filme, se nos presenta un lugar lleno de corrupción y de tristezas desoladoras, de rostros que han sido olvidados por los que se supone que deberían de brindar la seguridad y paz en el país. La historia nos cuenta el paso de Ana, una niña que, en su curiosidad y confusión por lo que observa a su alrededor, comienza a hacer preguntas sin obtener respuestas; y sus palabras se transforman en la resistencia ante el silencio.

La película tiene escenas de miradas tristes y confundidas, como las de Ana, que están simbolizadas en tomas abiertas, de los campos verdes que nos exponen la belleza de la naturaleza, contrastando con la violencia y el sufrimiento del lugar. Es como si la directora nos diera un resquicio de esperanza ante tal situación, por medio del resistir hasta que el cuerpo aguante.

También está plasmada por un padre ausente, el que se olvidó de su familia y comenzó otra vida, el que abandonó las promesas que alguna vez dijo. Un auténtico retrato de México, porque no solo cuenta la historia de la región que se muestra en la película, sino que escenifica cada rincón del país, atado al abandono y a la violencia cotidiana.

Una gran parte de la película nos muestra el abandono de la figura paterna, el sufrimiento de una madre que creyó en las promesas de su esposo en un entorno atravesado por la violencia por el crimen organizado y el narcotráfico, en alianza con el gobierno, su impunidad y complicidad, pues necesitan de suministros, armas, camionetas blindadas, y demás, para poder seguir manteniéndose en competencia en el mercado del narcotráfico, lo cual sería imposible sin una ayuda externa.

Al respecto, podemos rescatar la entrevista que le realizaron al Dr. Norberto Emerich, especialista en temas de narcotráfico, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde menciona que: “Si el crimen organizado es tan importante como el gobierno menciona y decide, es porque el Estado lo permite en todo caso (…). Si el crimen organizado fuera un tema importante, lo sería porque el Estado lo tolera, lo avala y lo sostiene”. Así también, en Noche de fuego se habla de una educación que se ve mermada por la falta de oportunidades y el miedo de los profesores ante las amenazas que reciben; por el pánico que les puede producir a los narcotraficantes y gobernantes tener mentes libres, que puedan cuestionar, no quedarse calladas y hacer pensar a otros, contagiándoles de sus sentires e inconformidades.

Aunado a ello, la película también toca el riesgo que implica ser mujer en el país, teniendo como única alternativa parecer hombre para poder sobrevivir un poco más de tiempo o permanecer escondidas, privadas de la libertad.

Exhibe, además, la resistencia del pueblo, que no tiene otra opción más que encarar lo más preciado que tiene para no dejarse someter: su vida y la de sus habitantes.

La película es un relato de infancias y adolescencias consumidas por la violencia normalizada, por las drogas, y por la sumisión ante una determinada forma de vida. En ese sentido, revela el papel que tiene el juego y la amistad como medios de escape para resistir ante la realidad tan cruda que tienen que vivir y soportar continuamente. Una en la que las niñas juegan a esconderse, y no ser encontradas se transforma en su salvación, en su lucha por sobrevivir y así poder buscar otros caminos, en los cuales, quizá, existan mejores oportunidades para su vida y menos violencia, ya que ese lugar fue abandonado y olvidado por la sociedad, y permanece con una herida abierta, que no ha dejado de sangrar.

La película es el reflejo de una sociedad que se ha quedado en silencio, esperando despertar algún día, y poder hacerle frente a las injusticias y a la violencia que se vive cotidianamente. “En México, y en el resto de Latinoamérica, no se vive, se sobrevive”.

 

 

 

[1] Escritor, Poeta, Investigador y Alumno de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Tiene un curso en Periodismo digital por la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: [saulpersa9@gmail.com].

 

 

La Danza de Phaxsi: Notas sobre el Ritmo en Wiñaypacha

Por Walther Maradiegue

 Era de noche, y había visto a mi abuela de 92 años bailar cumbia en una fiesta familiar. Terminada la fiesta, y quizás con ánimos de sosegarme, me puse a ver por quizás cuarta vez la película de Oscar Catacora. Sea por las vibraciones que mi cuerpo aún conservaba, sea porque mis ojos aún atesoraban la grácil silueta de mi abuela girando al son del bajo tropical, sea porque mis oídos aún ebrios de música cedían prioridad a mis ojos mientras sentía el largometraje, me propuse una pregunta: ¿Cuánto ritmo tiene esta película?

Los primeros minutos de Wiñaypacha me dan un par de indicios que enriquecen la pregunta. En la primera, Phaxsi y Willka —los centrales y únicos personajes humanos— tienen una ceremonia donde celebran la unión del par de ovejitas y oran para que la pareja ovina tenga salud y produzca mucha descendencia. Después de la unión, Willka entona una melodía con su flauta mientras que Phaxsi danza, con una manta en la mano, girando y girando. Aquí recibí un primer indicio para pensar que hay muchos objetos que porta la protagonista y que no son sencillos accesorios de vestuario o inertes acompañantes, sino que en la escena se convierten en objetos con un rol central en las narrativas y en los ritmos de la película. Objetos que a veces son animados con el simple toque de Phaxsi y Willka —como una flauta o un sombrero—, y a veces son animados por sus vaivenes armónicos, vitalidad que va más allá de una capacidad de intervenir en el mundo, Leer más

Pier Paolo Pasolini: El fútbol es un lenguaje en prosa y en poesía

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

“Los deportistas están poco cultivados,
y los hombres cultivados son poco deportistas.
Yo soy una excepción”.
Pier Paolo Pasolini
 

Introducción

 

Este escrito es un homenaje a Pasolini por el centenario de su nacimiento, un pensador polémico, pero necesario para nuestros tiempos, el último profeta, como lo llamó Miguel Dalmau en su libro biográfico sobre la vida y obra del cineasta.

Pasolini fue escritor, poeta, pintor y director de cine; nacido en Bolonia, Italia, en 1922, fue posiblemente el único pensador que supo desmenuzar la esencia del fútbol, al que describió como su gran pasión, a pesar de ser también un aficionado al boxeo y al ciclismo. Sin duda alguna, fue un personaje necesario para su época, y aún tiene mucho para seguir analizando en los diferentes ámbitos en los que se desempeñó, como escritor y cineasta, principalmente.

En este artículo me voy a centrar en la relación tan cercana y analítica que tuvo con el fútbol. Por lo que advierto al lector que mis escritos sobre Pasolini no terminan aquí, sino que apenas comienzan, pues fue un personaje que da para demasiadas reflexiones sobre nuestros tiempos.

Pasolini y su temprana relación con el fútbol

Pasolini supo cuál sería su equipo amado desde muy temprana edad: «Soy tifoso del Bolonia. No tanto porque haya nacido en Bolonia, sino porque volví a Bolonia (tras largas estancias, épicas o épico-líricas, en el valle padano) con catorce años y empecé a jugar al balón (después de haber despreciado tanto ese juego, yo que amaba jugar solo a la guerra)» (p.31). El fútbol se convirtió así en la mayor pasión de Pasolini. «Me he quedado en el idealismo del instituto, cuando jugar con el balón era la cosa más bella del mundo», decía (p.23).

Jugaba todas las tardes cerca de seis a siete horas seguidas, sin descansos;Leer más

Rompiendo el pacto patriarcal: caso Polanski

Por Margarita Mantilla Chávez[1]

Parte medular del posicionamiento feminista[2] se encuentra en su pensamiento, el cual es inteligible, diáfano y profundamente radical en tanto que desmenuza e increpa constantemente a lo que Kate Millet[3] nombró: la política sexual. La política sexual es el patriarcado.

Para la autora, política es: “el conjunto de estratagemas destinadas a mantener un sistema”[4] o “el conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo”[5]. Lo anterior, se refiere a la estructura de dominación masculina y subordinación femenina, la cual funge como un orden simbólico y material por el que la sociedad se rige y que desde el feminismo comprendemos como el patriarcado, mismo que gracias al pensamiento y praxis feminista podemos desmantelar a través de la introspección, la toma de consciencia de las mujeres encontrándose consigo mismas, organizándose unas con otras con la finalidad de la propia libertad.

Lo anterior no es tarea fácil porque el patriarcado se nos incrusta en todos losLeer más

The Batman: el espectáculo de la oscuridad

Por Franco García[1]

The Batman

Matt Reeves

Estados Unidos, 2022, 176 min.

Una ciudad que huele a terror, melancolía, soledad y en donde no para de llover una y otra vez. Una ciudad oscura, consumida por la corrupción y la impunidad; simulación y represión. Alcalde, políticos, burócratas, policías, todos inmiscuidos en una red de tráfico de influencias y de drogas. Una sociedad que vive bajo el yugo del poder político y la mafia. Pero también encolerizada, que nos obliga a mirarla con tristeza y miedo. El miedo que acecha al anochecer. Gotham City, el resultado de la teatralidad política.

El nuevo largometraje de Matt Reeves, The Batman (2022), de aproximadamente 176 minutos, marca un antes y un después en los filmes de superhéroes. Una mezcla del cine noir o neonoir, de suspenso y detectivesco. Un filme que ya no sólo es una película de superhéroes, y que ahora va dirigido a un público selecto y demandante; que ha cumplido con las expectativas de los fanáticos de cómics y videojuegos de este personaje de DC Comics.

La película cuenta con un reparto totalmente equilibrado, acorde con el papel que desempeña cada uno en la historia; una coreografía bien ejecutada para hacer sentir veraces las peleas, los golpes secos y contundentes. Acción de principio a fin. Fotografía, banda sonora y nivel visual brillando por su genialidad tecnológica, inspirada en Dawn of the planet of the apes (2014) o The Mandalorian (2019). A su vez, The Batman mantiene ciertos vínculos con otros filmes como Zodiac (2007), Se7en (1995), Batman: The Long Halloween (2021), Wacthmen (2009), The Godfather (1972) y, sin más, con Joker (2019).

Desde que se filtraron las primeras imágenes de Robert Pattinson en las redes Leer más

Distopía experimental y manipulación mediática en Dentro de lux

Por María Ramírez[1]

Dentro de lux es el más reciente trabajo del artista y cineasta mexicano José M. Delgadillo, entre cuya extensa obra destacan dos largometrajes y más de 30 piezas audiovisuales que se han distinguido por abordar temáticas como la memoria, la sensibilidad humana, sus miedos y sus virtudes, entre muchas otras. Todo esto bajo la línea del cine documental, experimental y el videoarte, formatos que le permiten expresarse de una manera libre, alejada de las convenciones del cine clásico, tanto en su concepción como en su realización. Su obra ha dejado trabajos que van desde la reflexión poética hasta la distopía y la ciencia ficción.

Ejemplo de esto es Birds, del 2019, en la que nos presenta una narración en donde las aves son los únicos seres que son libres antes de que la humanidad acabe con la vida en la tierra; y XXI, estrenado en 2020, donde se muestran de manera más directa temas como la perdida de la libertad a partir de la exposición de la vida íntima utilizada como una herramienta para la auto vigilancia y el auto castigo. Este último se exhibió en diversos museos de arte contemporáneo en Europa y recibió el premio Panoramic en Barcelona, España.

Este breve recuento de un par de sus obras es para contextualizar los intereses del autor, pues allí podría hallarse la génesis de su más reciente cortometraje, ya que por primera vez se adentra directamente en el género de la distopía y de la ciencia ficción para abordar de manera más profunda lo que ha venido viéndose en su trabajo durante estos años.

Dentro de lux nos cuenta una historia que se desarrolla en un futuro cercano en donde la humanidad se ha acostumbrado a un extraño virus, al control social, a la pobreza, a la explotación laboral y a la destrucción casi total de los recursos naturales. Delgadillo, fiel a su estilo, utiliza imágenes de archivo para mostrarnos diversas partes del planeta, mientras los medios de comunicación narran una hazaña heroica que puede salvar a la humanidad de su extinción. A través de estas imágenes, y de una narración en off, escuchamos conversaciones entre sus protagonistas, Elise y Kamel, en las que podemos encontrar tanto las preocupaciones más banales como también más profundas del ser humano, además de temas sociales tales como la extracción de minerales en Latinoamérica y cómo las grandes empresas arrasan con el territorio y con las personas que lo habitan, todo esto con tal de explotar sus tierras.

Así, el autor nos presenta un “Panel visual” en donde podemos ver, a través de imágenes atemporales, lo que fue, lo que pudo ser, lo que es y lo que podría llegar a ocurrir. Estas imágenes narran historias, deseos y momentos que trascienden a lo que entendemos como el paso del Tiempo

Con esta dialéctica de la fragmentación del tiempo que transcurre entre el pasado y el futuro se trata de poner de manifiesto el poder de la imagen y, a la vez, la descomposición de las vivencias personales y su recomposición desestructurada como instantes de un pasado vago, gracias a la memoria y a la lente de una cámara. En Dentro de lux los videos migran de una autocontención solitaria, a la pantalla donde conversan con él, los protagonistas y el espectador, poniendo de manifiesto, a través de los archivos audiovisuales que muestra “Kamel”, que ninguna imagen se pierde al ser retomada, sino simplemente aguarda su momento para ser llamada a testificar, pero ahora desde una temporalidad diferente: desde nuestro presente.

Esto se ve mucho más presente cuando el autor nos muestra lo importante que son las imágenes para “Kamel” cuando rinde tributo a muchas de sus películas “silentes” favoritas de la década de los 20s del siglo pasado, todo a través de una conversación donde se propone la idea del silencio como arma de resistencia y trascendencia en un mundo dominado por el caos. Como el mismo protagonista lo afirma:

“Me gusta el silencio, puedes escuchar tus pensamientos. Ahora eso no es muy común. A las personas no les gusta escuchar lo que tienen dentro, les aterra, por eso hablan demasiado aunque la mayoría de las veces no digan nada”

Así es como todas estas imágenes yuxtapuestas dan paso a la única imagen creada de manera digital, la cual me transporta a lo mencionado por Román Gubern en su obra Del bisonte a la realidad virtual, en donde describe cómo la humanidad ha tenido la necesidad de trascender y de entender su estadía en el universo a través de la facultad de pensar, de reflexionar, de atrapar los instantes que lo rodean; de representarse a sí mismo y todo lo que ha visto en el mundo; por lo que se remonta a la época donde pintaba en la pared, donde trabajaba en lienzo. De esta forma, la obra nos lleva a pensar en la manera en que el pensamiento ha ido cambiando y, sobre todo, la forma en cómo se perciben las cosas. Entendiendo con esto que el arte de las imágenes es meramente una percepción del autor para poder configurarse una memoria del mundo. Y en este caso, por el placer por contemplar lo que ya no existe en un mundo muy parecido al actual, en donde la incertidumbre y la devastación predominan.

Este trabajo se pregunta por qué hacemos las cosas, quiénes somos, de dónde venimos, y cómo es que el sistema dominante nos ha orillado a hacer cosas que no queremos, pues pareciera que no hay otra opción ante el avasallador sistema político, económico, social y de salud que nos rebasa, y en el que solo somos un engrane para que la gran maquinaria siga funcionando; sosteniéndose principalmente de la manipulación mediática en la que todos hemos entrado al tener acceso a grandes mareas de información; aunque la mayoría de las personas no se detiene a reflexionar porque no pueden, o simplemente ya no quieren.

A su vez, el autor utiliza un argumento muy parecido a lo que el filósofo Noam Chomsky alguna vez nombró en sus 10 Estrategias de Manipulación como una estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones.

Esto se representa al mostrarnos dos puntos de vista, el que algunos medios de comunicación pregonan, y lo que está pasando realmente con la explotación en el mundo real, a saber, la explotación de la naturaleza y sus consecuencias. Algo nada alejado de lo que ocurre en los países de Latinoamérica, por ejemplo, en México, en donde hace ya varias décadas, la llegada de las empresas mineras a los territorios rurales de nuestro país suele causar mucho de lo que se menciona en este cortometraje como una estela de consecuencias que la mayoría de las veces resultan irreversibles: contaminación de cuerpos de agua y de los suelos, deforestación, enormes montañas de minerales lixiviados altamente tóxicos, desplazamiento de comunidades, conflictos sociales, graves daños a la salud pública, confrontación entre los habitantes de las comunidades afectadas y muy escasos beneficios económicos locales y para el país.

En ese sentido, Dentro de lux es una propuesta autoral bastante interesante, que lleva al espectador a reflexionar sobre lo que está ocurriendo con la sociedad en estos tiempos llenos de incertidumbres para la humanidad. Con una manufactura independiente que muestra una manera de hacer cine a través de una narrativa libre, y la presencia de una temática contada de manera muy particular, rara vez vista en México, este 2022, Dentro de lux comienza su paso por exhibiciones, festivales y diversas plataformas cinematográficas.

 

  1. María Ramírez es profesora, viajera, productora y fotógrafa interesada en temas como el arte y el cine independiente. Ha publicado reseñas y diversos textos en fanzines y revistas tanto digitales como físicas.

 

Una reflexión acerca del “Juego del calamar”

Por Francisco Tomás González Cabañas.

Recreo

Etimológicamente es crear algo de nuevo. En el ámbito educativo, es el tiempo en donde se puede volver a interactuar sin las estipulaciones normativas dimanadas por la institucionalidad, bajo la égida del mando-obediencia y la dinámica de la autoridad disciplinar. Educados para formar parte de un mundo automatizado y tecnocrático, cada vez son más las voces que se agolpan para advertir que la educación tal como la entendemos no forma ciudadanos para una democracia que ofrezca la posibilidad de decidir. Desde la perspectiva del ocio, del entretenimiento, volviendo a valorar lo prioritario por sobre el negocio (que es precisamente negar la creatividad y el pensamiento), una serie de streaming con altos índices de popularidad, “El juego del calamar”, escenifica con precisión quirúrgica las condiciones (sociales, políticas y económicas) infernales en las que hemos transformado nuestro existir de un tiempo a esta parte.

La serie surcoreana impacta con crudeza, llevando al extremo la condición lúdica que rememora los tiempos de la infancia. La universalización del problema de clases, desde Marx mediante,Leer más