Sopa de manzanas del tratado Íntimas suculencias de Laura Esquivel
Por Diana Peña Castañeda[1]
Una sopa recién hecha, muy caliente siempre tiene la virtud de la unión familiar. La de manzanas de Íntimas suculencias de Laura Esquivel entremezcla la laboriosa e íntima preparación de la receta con el orgullo que motiva la vida admirable del tío Romero: “Sencillo, bueno, inteligente, guapo, simpático, maravilloso, un político ilustre, importante y bien pagado.” De ahí que no solo cada ingrediente sea añadido de modo preciso, sino que se reúna toda la familia para cocinarla mientras se enaltecen sus probidades como si se tratase del más honorable discurso público.
En el relato, este plato tiene un vínculo con la profunda admiración. La visita del tío Romero era la única razón para aderezar la sopa. El esmero para agradarlo se hace evidente en la experticia para cortar cada ingrediente, aderezar con finos condimentos y revolver con sutil delicadeza. Al ser sus parientes, con esta sopa también se honra la identidad familiar “…En todo México no podía existir una familia de mejor casta, linaje y alcurnia…”
Por supuesto, el sentimiento también se reconoce en la comida. A medida que avanza la preparación de la sopa, lo obsceno de la vida de aquel pariente se pone en evidencia. Ni la lumbre ni el lector esperábamos talLeer más