César Granados quería hacer comics de superhéroes cuando era chavito, luego creció y le gustó tomarse en serio el dibujo y estudió artes plásticas en la ENAP, donde aprendió que encuerarse en público también es arte y le gustó. Además, es grabador-impresor de formación.
Un día a César se le partió el cerebro como por un rayo, ahora podía percibir sonidos de otras dimensiones, especialmente claras eran las filtraciones del limbo, de un limbo, del limbo donde Astrochavo tiene su casachueca. El corazón de César también se quedó abierto a los fogones de un infierno y las canciones de Midiablo. Una noche Astrochavo y César hicieron un oscuro pacto de magia lumínica donde intercambiaron cuerpos por unas horas, desde entonces Astrochavo y Midiablo comenzaron a venirse manifestando en cada historia con los monitos que César hace.Leer más