La triada multidiscilpinaria: un acercamiento a la propuesta teórica de la ideología en Teun Van Dijk

Por Jimmy Moreno Rojas[1]

Introducción

En Ideología: un enfoque multidisciplinario (1999), Van Dijk propone entender la ideología con una apertura hacia la multidisciplinariedad. ¿Qué quiere decir esto? Propone entender la ideología bajo directrices de cognición, poder, sociedad y discurso para lograr analizar casos particulares detrás de las mismas ideologías, es decir, abrir una caja de herramientas que sirva para dar más sentido a una ideología en una especie de desvelamiento de ésta (Van Dijk,1999). Con tal propuesta, Van Dijk empieza este trabajo bajo un concepto básico de ideología, que sirve para ensamblar y desarrollar su teoría entorno a ella: [ideología es] “base de las representaciones sociales compartidas por los miembros de un grupo” (Van Dijk. 1999, pág. 21).

Este concepto de ideología permite reconocer y organizar una multitud de creencias sociales, consideradas de gran importancia para cierto grupo o comunidad. El punto de reconocerlas y organizarlas no es otro que detallar qué hay detrás de esas creencias y, a partir de ese reconocimiento, discernir que tan buenas o malas, que tan correctas o incorrectas son, actuando en consecuencia a partir de ese análisis. En este sentido, la ideología en Van Dijk abre un camino formal a campos epistemológicos y psicológicos donde ciertos argumentos y actitudes sostienen una creencia que se forma para lograr un orden social particular, fortalecido por propuestas atractivas que expresan una ideología (Van Dijk, 1999). La ideología funciona como unos lentes, porque no solo funcionan para mejorar una visión específica del mundo, sino que es base representacional por la cual es posible esa visión del mundo.

Para detallar más el sentido de ideología que Van Dijk quiere plantear en su teoría, una última condición es el lazo que existe entre ideología y poder. En esa medida, la ideología se desarrolla a partir del poder y, de este modo, opera a nivel global bajo una estructura social de poder, participando incluso en el nivel de las prácticas sociales que desembocan en la articulación de la vida cotidiana (Van Dijk, 1999).

Van Dijk admite que no ha salido mucho de la definición estricta de ideología −que sería, en su versión más común, un marco compartido de creencias sociales[2]−, y mucho menos pretende formar o radicalizar un nuevo sentido de ideología; más bien, pretende reunir y comunicarse con las definiciones más comunes de ideología, logrando edificar una teoría mucho más elaborada que construya un reconocimiento entorno a las estructuras mentales y los miembros sociales que hacen parte de estas estructuras, bajo una comunicación por la cual se logra representar una ideología[3] (Van Dijk, 1999). Este objetivo de formalizar una teoría detallada de la ideología es el propósito, quizá más plausible, que quiere lograr Van Dijk.

  1. La propuesta teórica de ideología en Van Dijk

Como punto de partida del término ideología, para evitar confusiones y abrirla a la multidisciplinariedad, Van Dijk (1999) ordena adecuadamente qué pretende entender por ideología y qué hace parte de su red conceptual. En esa medida, empieza por descartar otras formas de entender la ideología, bajo una forma estricta: (a) la ideología no trata de ser una ciencia reguladora de las ideas; (b) no es tampoco un sistema dominante presente en una clase gobernante −dejando de lado su connotación negativa−; (c) no se encierra la ideología a ideas hegemónicas, acciones persuasivas, siempre aceptado por grupos dominantes para ejercer poder sobre otros grupos; (d) no es un sistema de ideas míticas que son engañosas, en contra de ideas verdaderas reguladas por la ciencia, la cultura, la historia, etc. Para Van Dijk (1999), si bien estas cuatro concepciones tienen una embocadura en común, pues todas contienen rasgos importantes en las prácticas sociales, solo definen y categorizan de forma parcial −incluso restrictiva− el alcance y contenido que hay detrás de una ideología.

La ideología se intenta formalizar, con este estudio, bajo una clave multidisciplinaria. Este sentido apunta a que ella puede intervenir de muchas maneras en otras áreas ajenas al estudio social, tal es el caso del conocimiento o la actividad discursiva. El hecho de reconstruir y hallar en la ideología áreas muy diversas al campo social, confiere una reevaluación de la ideología bajo distintas aristas, pero que logren compartir una simetría perfecta −como es el caso del triángulo multidisciplinar− (Van Dijk,1999). Con esta postura, Van Dijk explica qué puede ocurrir si se abren las barreras categóricas impuestas a la ideología:

“Si suponemos que muchas, si no la mayoría, de las ideologías son representaciones sociocognitivas de las creencias básicas evaluativas, que sirven a sus propios intereses, de los miembros de un grupo sobre la lucha social y los conflictos de grupo, resultaría muy fructífero estudiar más en detalle esta característica fundamental con el objeto de encontrar el formato más efectivo que pueda organizar dichas creencias” (Van Dijk. 1999, pág. 94).

Este estudio más general permite reconocer varios factores importantes al momento no solo de formar una ideología, sino incluso de comunicarla. Con esto, la ideología funciona como representación de lo que somos, de lo que sostenemos, de nuestros valores y las relaciones con otros grupos. Abrir la ideología a una multidisciplinariedad permite encontrar los matices más precisos al momento de reconocernos y de encontrar fuertes lazos de lo que somos, e incluso identificar los intereses de un grupo ideológico ajeno al nuestro.

  1. Triángulo multidisciplinar: cognición―discurso―sociedad

El enfoque de Van Dijk (1999) respecto a la ideología se construye a partir de una teoría desarrollada y sostenible, que denomina el “triángulo multidisciplinar” (Discurso―Cognición―Sociedad). Y esto articula una observación más amplia y desarrollada donde, como se había concretado en el punto anterior, la ideología rompe un sentido negativo y no se limita a una estructura social de dominación. Con esta solidificación del sentido de ideología que propone Van Dijk, el triángulo provee una comparación entre el sentido cognitivo y social de una ideología, formulando nuevos matices y hallando nuevas bases que sirven para identificar y sostener la relación de algunas ideologías con otras. La triada se forma de la siguiente manera:

  1. Cognición

En el análisis cognitivo, Van Dijk (1999) propone que las representaciones de la ideología pueden encontrarse no solo en una orientación social, sino incluso en estructuras mentales. Esto se justifica por su interacción con el discurso, porque este es interpretado o asimilado únicamente por usuarios del lenguaje, es decir, sujetos que tengan herramientas lingüísticas y mentales para interpretar un texto y conversarlo. Con este análisis del sector cognitivo en la ideología se pretende hallar sentido a cómo se asimila ese lenguaje regulador, porque éste es precisamente el canal por el cual las mentes asimilan cierto discurso patentado por una ideología. Y en este análisis cognitivo, dice Van Dijk (1999), puede encontrarse cómo las mentes son moldeadas y cómo moldean, bajo discursos y prácticas sociales.

¿Cómo es moldeada una mente? Para el análisis representativo que se forma en el sector cognitivo, Van Dijk (1999) propone entender la ideología a partir de las ideas que son socialmente compartidas. Las ideas, precisa Van Dijk, pueden entenderse de cuatro maneras:

  1. Son objetos o procesos en/de la mente
  2. Son productos del pensamiento
  3. Son parte del conocimiento
  4. Son personales o compartidas socialmente

Estas ideas se expresan socialmente gracias al lenguaje e indican una expresión de una persona o grupo que quiere transmitir ese producto del pensamiento que ha(n) desarrollado; tales ideas, con esto, pueden extenderse y también manipularse. En esa medida, con todos estos matices, las ideas pasan a ser de dominio público por su expresión lingüística, adquiriendo una dimensión social o cultural.

Ahora bien, para el trabajo de una teoría sobre la ideología, Van Dijk (1999) sintetiza su manera de entender una idea, centrándose en un radar epistemológico y distinguiendo entre el conocimiento y las creencias ―que hacen parte del pensamiento―, ambos formados por ideas. Para contrastar entre la creencia y el conocimiento, valdría hacer una comparación: por una parte, una creencia es algo que es simplemente pensado, siendo en ese sentido subjetiva, errónea ―en algunos casos―, infundada o desviada; por otro parte, el conocimiento es algo regulado, es un producto del pensamiento, algo considerado como verdadero y coherente socialmente.

Un conjunto de creencias que se forman, bien sea por juicios o emociones, son precisamente la edificación de la ideología, es decir, la ideología se forma bajo una serie de creencias presentes en la mente. El análisis de la ideología, bajo esta postura, tiene sustrato en el análisis de una psicología cognitiva, encontrando estructuras internas de relaciones, procesamientos o manipulaciones mentales. Eso sí, las ideologías no son enteramente mentales, aclara Van Dijk (1999), pero el hecho de poder rescatar este espacio cognitivo dentro del análisis de una ideología sirve de conexión para analizar nociones ordinarias y particulares que están presentes en la mente, como el feminismo, el racismo, el ecologismo, entre otras. Por ahora, este es el punto de partida, pues Van Dijk explica que la ideología, si bien parte de una cognición psicológica presentada como creencia, se desarrolla y edifica socialmente −esto último, gracias al discurso. Con esto, se abre la posibilidad de un estudio de la ideología bajo un área cognitiva que pretenda examinar casos de manipulación e incoherencia política.

  1. Discurso

El discurso, dentro de la triada multidisciplinaria, cumple el papel de reproducir, gracias al texto y la conversación, una ideología (Van Dijk, 1999). Para ser más preciso, a pesar de que haya otras alternativas para reproducir una ideología ―tal es el caso de las prácticas sociales con código semiótico presente en fotografías, películas, obras de arte, etc.―, el discurso muestra una faceta más precisa y analítica respecto de una ideología, pues las propiedades del texto y la conversación permiten a los miembros sociales expresar y formular creencias ideológicas estrictamente realizables. De este modo, la facticidad y facilidad con la que se construye un discurso, además de su sistematicidad, hacen que el discurso reproduzca una ideología de forma sencilla y concreta.

Al haber detallado la importancia del discurso en una ideología, Van Dijk (1999) señala que se requiere entender el discurso bajo una forma multidisciplinar. ¿Qué quiere decir esto? El estudio del discurso abre las fronteras de investigación, desde un análisis en aspectos lingüísticos, cognitivos, sociales y culturales en torno al texto y la conversación, enfocándose en una perspectiva sociopolítica crítica. Su concepto es general, pero empieza a hallar más precisión y sentido al interactuar todos estos elementos categóricos, en concordancia con la reproducción y reconocimiento de una ideología; con esto, sintetizado en el análisis del discurso, se permite que actores sociales formulen conclusiones generales que tienen su origen en experiencias y observaciones ―que concuerdan con una ideología―.

El dinamismo del discurso es tan fuerte que, muchas veces, el mensaje de una ideología está implícito e irreconocible, pero también abre la capacidad de expresar de forma directa y concreta una ideología. Con esto, la socialización de una ideología se da gracias al discurso, que es el canal o epístola por la que se logra informar y reproducir una ideología (Van Dijk, 1995). El discurso brinda la capacidad de explicar, defender o legitimar una ideología, con una expresión directa y explícita que permita la accesibilidad y configuración a una creencia ideológica. De aquí su confirmación dentro del triángulo multidisciplinar, pero también su estrecha relación con la ideología[4].

  1. Sociedad

Cuando se analiza el sector cognitivo al momento de formar una ideología, se reconoce el origen o identidad de esa ideología particular. Pero cuando esa ideología es compartida y comunicada, se empieza a detallar estudios más rigurosos en torno al mensaje de ésta, es decir, un estudio guiado por un contexto social. Comprender la ideología en situaciones sociales permite ver la interacción y circunstancia por la cual ese grupo está de acuerdo con esa ideología, razón por la cual pretende ser comunicada. Y esto, a fin de cuentas, se encuentra más allá de una cognición ordinaria e individualista, porque ahora se presentan “intereses especiales” que parten de una base social o cultural común (Van Dijk, 1999).

Esto último es importante porque sociabiliza una ideología particular, bajo una interacción, coordinación y reproducción que un grupo logre determinar. Van Dijk (1995) concreta que se encarna en un grupo ciertos valores y criterios de verdad, que concuerdan con una ideología que dé apertura al comportamiento de ese grupo. Los ejemplos son varios, como el caso de los cristianos que comparten la creencia ideológica de que Dios existe, o las feministas que suponen una representación de la realidad donde la mujer no tiene accesos igualitarios en la sociedad al nivel del hombre.

Con este punto, Van Dijk (1995) reconoce que, a pesar del papel fundamental de la cognición en el desarrollo y análisis teórico de la ideología, no puede desprenderse la ideología de su punto más fundamental: la base social y cultural. Porque la ideología se reproduce por la interacción, la participación, las situaciones sociales y la organización patente en un grupo, permitiendo ubicar adecuadamente la ideología según el criterio de esos grupos. Con esto, Van Dijk (1999) deja en claro que el hecho de reconocer y seguir la simetría del triángulo, permite entender la ideología bajo distintas aristas inseparables y necesarias: de aquí que el triángulo sea construido para entender la ideología de forma teórica y multidisciplinaria.

  1. Análisis crítico del discurso (ACD)

En el análisis crítico del discurso (ACD), según Van Dijk (1997), se da el planteamiento base para un examen específico presente en el estudio de los textos y el habla, que están subordinados al modo sociopolítico consciente y oposicionista del lenguaje, y que hallan coherencia en el discurso y la comunicación. Para aclarar más el papel del ACD, Van Dijk (1997) señala algunos criterios que maneja éste:

  1. Se enfoca en los problemas o temas, más que a los paradigmas. Es decir, todo tema/planteamiento teórico o metodológico, halla adecuación con el ACD únicamente si estos planteamientos permiten estudiar problemas o conflictos sociales ―como el racismo, colonialismo, sexismo, formas de desigualdad social―.
  2. El ACD no se comporta de forma unidisciplinaria, sino que explicita su participación frontal con otras áreas en el examen del texto y el habla.
  3. El ACD, continuando con el punto anterior, tiene la capacidad de ser estudiado multidisciplinarmente, enfocándose específicamente ―desde cualquier área de estudio― en la relación existente entre el discurso y la sociedad. Se abre así una amplia gama de estudios críticos sobre humanidades y ciencias sociales, como en la sociología o la psicología.
  4. El ACD se enfoca en una dimensión del discurso mucho más amplia, reconociendo sistemáticamente las directrices que forman el discurso, como la fonología, la sintaxis, la semántica, entre otras.
  5. En cuanto al rol del discurso en la sociedad, el ACD se encarga de estudiar las relaciones de un grupo bajo expresiones de poder, dominación y desigualdad que surgen precisamente del texto y el habla. En este sentido, una ideología se encarga de crear el contenido de un discurso, bajo la misma forma textual u oral que posee dicho discurso.
  6. Por último, los estudios del ACD se esfuerzan en formular o plantear criterios suficientes que pretendan incentivar un sentido de solidaridad, gracias a propuestas estratégicas que estén contempladas en un desarrollo de contrapoder o contra-ideología, y que dé confrontación y resistencia a una ideología dominante (élite).

Con estas descripciones del ACD, Van Dijk (1997) insiste en que éste pueda ser multidisciplinar, puesto que la tarea académica debe romper sus muros y ampliar el conocimiento en favor de la vida social y política, bajo métodos, teorías y temas diversos. El hecho de que el ACD pueda considerarse multidisciplinar estima su participación, no solo en el sector sociopolítico, sino incluso en el epistemológico o psicológico. Cuando se sirve de un temario mucho más amplio, el ACD logra reivindicarse y analizar minuciosamente el comportamiento del poder y su acceso, por medio del discurso.

Entonces, ¿bajo qué directriz puede lograr esto el ACD? La ideología funciona dialécticamente con el discurso (Van Dijk, 1995), porque el discurso es el canal o epístola por el cual una ideología es comunicable o compartida; del mismo modo, el mensaje ―textual u oral― que transmite el discurso es la ideología misma ―es su contenido―, por lo que el ACD tiene como punto de partida la ideología, dando paso a una re-identificación de ésta. En esa medida, el ACD parte precisamente de la ideología para servirse, no solo de la identificación de un mensaje −quizá un poco velado−, sino incluso para seleccionar y posicionar una ideología que manifieste un poder ilegítimo sobre otra.

Para lograr ese posicionamiento del discurso, Van Dijk (1997) deja en claro las condiciones discursivas (a-f) para un análisis multidisciplinar del discurso. Esto permite reconocer casos de abuso de poder, ejercido siempre por grupos (élite) dominantes e instituciones, gracias al examen de patrones de control y estudios del discurso con función dentro de la sociedad. Este posicionamiento del ACD pretende partir de un examen teórico del discurso, para aplicar y superar los abusos de poder en la práctica social, creando teorías detalladas de las estructuras del texto y el habla y desvelando lo que hay detrás de esas estructuras. Por ahora, concluye Van Dijk (1997), la empresa del ACD tiene un esbozo que pretende culminar en una práctica social y académica adecuada.

Conclusión

Cuando se reconoce la ideología más allá de un término y se analizan de forma adecuada las directrices por las cuales ésta se mueve puede encontrarse una construcción teórica de la ideología. Esto es lo que hace precisamente Van Dijk, contiene los conceptos fundamentales para entender la ideología, pero los reinterpreta y les da un orden que pueda abrir la posibilidad de una multidisciplinariedad de orden teórico. Esto permite no solo un estudio más detallado del origen y construcción de una ideología ―tanto a un nivel personal, como a un nivel social―, también un desvelamiento de los causales y metas por las que se reproduce esa ideología; y todas estas aristas permiten un reconocimiento de los valores o acciones que siempre existen en la ideología.

De este modo, la ideología abre sus fronteras a áreas psicológicas, epistemológicas o discursivas, que expresen y detallen la fundamentación y construcción de esta. El ACD puede ser el ejemplo claro de un examen a una ideología, porque analiza el mensaje que comunica, pero incluso construye una utilidad de esta propuesta teórica al analizar y afrontar ideologías que superponen sus criterios sobre otra que, gracias al poder, moldean una base representacional que perjudique y promueva el dominio sobre otras ideologías. Tal es el caso del sexismo, el racismo, la homofobia y otros tipos de discriminación, que siempre tratan de subordinar y excluir otras formas de pensamiento que no concuerden con una ideología dominante (élite). Asimismo, el ACD, para efectos prácticos, trata de reconocer la ideología para precisar y contextualizar estos casos de discriminación, logrando así promover una identificación de esa ideología y comunicar las causantes detrás de ella. Con esto, una propuesta teórica y multidisciplinar de la ideología es la propuesta quizá novedosa que logra desarrollar Teun Van Dijk.

 

Referencias

Van Dijk, T (1995). Ideological discourse analysis. New Courant (English Dept, University of Helsinki), 4, 135―161. Special issue Interdisciplinary approaches to Discourse Analysis, ed. by Eija Ventola and Anna Solin.

Van Dijk, T. (1997). Racismo y análisis crítico de los medios. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, S.A

Van Dijk, T (1999). Ideología: una aproximación multidisciplinaria. Barcelona: Editorial Gedisa, S.A

  1. Jimmy Moreno Roja (Bogotá, Colombia). Estudiante de pregrado en filosofía por la Universidad de la Sabana, Chía, Colombia.Suelo ser alguien meticuloso, atento, crítico, que no se deja convencer fácil; en otras palabras, alguien que hace siempre una lectura doble. Lo poco que he podido desarrollar en mi carrera (filosofía), y quizá la actitud más propensa que hay en ella, es siempre un eje crítico. Es un punto de vista que busca desenmascarar, desvelar y encontrar en lo más cercano cosas tan significativas y vitales propias de cada ser humano. De esta manera, creo que la investigación, más que ser un campo laboral o la organización de varias hipótesis dentro de un sistema, suele transformarse en una actitud que cada persona articula en su vida. Al romper el campo laboral, la investigación encuentra un punto de equilibrio entre una situación particular y un problema político/social; en otras palabras, es también un comportamiento reflexivo frente a lo que nos rodea. Con lo cual, no se trata de reunir y comprender ciertos fenómenos sociales, políticos o económicos que desemboquen en un resultado válido y práctico, sino incluso la investigación se convierte en una disposición frente a los discursos, el modo de vida y la insatisfacción con eso que se quiere conocer. El ser crítico, ser investigador, debe partir de la curiosidad, el deseo de saber, de conocer, eso que los griegos trataron de comprender por ‘filosofía’ (amor a la sabiduría). De aquí que un semblante particular, no solo de mi parte, sino de todo investigador debe partir de ese deseo por ir más allá de la presencia, de aquello que damos por sentado y que muchas veces suele ser destructivo. Sea cual sea el campo temático al cual se emprenda la investigación (científico, cultural, político, etc.), una posición de curiosidad y resistencia a lo que aparece es una actitud propia del investigador y, en mi caso, de mi personalidad.
  2. Este concepto de ideología, dice Van Dijk (1999), puede hallarse en estudiosos destacados como Stuart Hall (1996).
  3. De forma implícita, estos tres puntos hacen parte del análisis ideológico que logra formularse a partir del triángulo multidisciplinar.
  4. Sobre la dialéctica ideología―discurso, véase “Ideological discourse analysis” (1995).

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