Por Ana Gabriela Banquez Maturana
Las empresas colombianas se están viendo sumergidas en un entorno macroeconómico complicado y altamente cambiante, por ello se ven en la necesidad de mejorar su competitividad, posibilitando la apertura a nuevos mercados así como la llegada a más clientes potenciales. A razón de esto, el propósito de este trabajo de carácter cualitativo/documental es evidenciar la importancia del recurso tecnología para el desarrollo sostenible en empresas colombianas, mediante el análisis de la información científica relevante sobre el tema trabajado, divulgada entre los años 2016 a 2022, en bases de datos calificadas en calidad como lo son: Scielo, Redalyc, Science, Forbes…., a fin de poder tener bases sólidas y actualizadas, en las cuales fundamentar la presente investigación. Asimismo, se busca analizar y clasificar la información obtenida, para evitar tener en cuenta información inadecuada y/o redundante, que no aporte ideas claras y concisas en la investigación. Para, finalmente, dar inicio a conclusiones y posibles recomendaciones que les permitan a los lectores hacerse una idea de la ventaja competitiva que generaría la implementación de la tecnología en los procesos empresariales en Colombia.
I. Introducción
Globalmente, las tecnologías digitales se han visto estrechamente relacionadas con el comercio internacional y el impulso de una economía sostenible, al intervenir en el comportamiento de los clientes y de las empresas (Avendaño y Manosalva, 2020). Siendo los primeros los que determinan la razón de ser de las empresas, ya que no hay producto sin necesidad por satisfacer. Asimismo, la forma de compra tanto por redes sociales como por Ecommerce y las nuevas formas de pago por transferencias influyen en las organizaciones, en la agilidad en las ventas y la reducción de costos.
En Colombia, existe un retraso enorme en penetración de internet en comparación con otros países desarrollados, al igual que tiene un regazo en la incorporación de este recurso frente a otros países de la región. Provocando bajo rendimiento competitivo ante empresas internacionales, donde la tecnología es su mayor aliado, frente a una economía variante y emergente.
En este sentido, se establece un análisis de los diferentes puntos de vista encontrados sobre la importancia del recurso tecnología en la sostenibilidad de las empresas colombianas, en virtud de conocer la existencia de sus ventajas en un macroentorno altamente cambiante y complejo. Siendo la innovación y la tecnología de gran ayuda para las empresas que necesitan mejorar continuamente.
La metodología a tratar es de carácter cualitativo/documental, basada en enfoques teóricos se busca delinear qué se entiende por tecnología y desarrollo sostenible en las empresas de Colombia, seguido de establecer la tecnología como fuente para crear ventajas competitivas; por último, plantear conclusiones y posibles recomendaciones que les permitan a los lectores hacerse una idea de la ventaja competitiva que generaría la implementación de la tecnología en los procesos empresariales en Colombia.
II. Problema
La apertura económica ha demostrado la poca capacidad que tienen muestras empresas para competir a gran escala. Esto debido a muchos factores tanto internos como externos que afectan el rendimiento de las organizaciones. Si se hace énfasis en el microentorno, se constata la poca preparación y adiestramiento del talento humano, la falta de buenas alianzas con los proveedores en función de la calidad de los insumos que se necesitan por parte de estos, la capacidad para posicionar su producto frente a la competencia, la mala toma de decisiones, entre otras. Ahora bien, en el macroentorno, se le suman lo que es la economía variante que se vive hoy en día, la falta de políticas en el campo de la tecnología e innovación, los cambios de gustos y cultura de los clientes, (…) Lo anterior, se vuelve un ancla que impide el avance de las empresas, especialmente en Colombia.
Vale la pena resaltar, que grandes compañías como lo son: Apple, Alphabet, Amazon, Microsoft, Tesla, Samsung, Ibm, Huawei, Sony, Pfizer, Lg, Facebook, Abbaba, Oracle, Hp, Johnson & Johnson, Toyota, Salesforce, Walmart, Nike, Lenovo, Tencent, Coca Cola, Abbott Laba, Boach, entre otras, son un claro ejemplo de empresas que están impulsando la innovación como una de sus prioridades, cambiando la forma en la que establecen sus objetivos y procesos, más aun después de los resultado de la pandemia de COVID-19; logrando ser muy competitivas (Infobae, 2021).
Complementariamente, se ha visto que el crecimiento en valor de la empresa de tecnología más grande del mundo se ha mantenido constante. Durante la última década, Apple ha mantenido su posición como la empresa pública más valiosa del mundo, pero en mayo de 2022 Saudi Aramco lo ha hecho. Lo hizo un poco mejor que Apple con una capitalización de mercado de más de 2.400 millones de dólares (Forbes Staff, 2022).
Mientras tanto, en las empresas de Colombia no se evidencian estos grandes avances en términos de tecnología, en competitividad a nivel mundial, ni en su crecimiento sostenible, dejando la incógnita ¿realmente es importante la tecnología para su crecimiento sostenible? A lo que se podría responder con un sí.
III. Justificación
La confluencia tecnológica exige una actualización de la infraestructura existente en Colombia, al igual que abrir nuevas oportunidades digitales, a través de la internacionalización, las alianzas con otros países desarrollados, la atracción de capital de inversión en nuevos negocios y la unión entre el sector público y el privado (Niño, et al., 2020).
Lo anterior evidencia la necesidad de una política pública en el campo de las tecnologías e innovación, en un país subdesarrollado como Colombia que necesita volver sus empresas más competitivas a nivel global.
Se vuelve entonces importante no ignorar a las empresas como un factor clave en el crecimiento de un país y de su PIB, porque definitivamente son estos actores los que mueven la economía nacional, logrando la sostenibilidad y el acceso a bienes y servicios de calidad.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en su boletín técnico del segundo trimestre del 2022, mostró el incremento en 12,6% del producto interno bruto (pib), que se presentó en Colombia, frente al mismo periodo de 2021. Así como también se evidenció las actividades económicas que más aportaron a este valioso resultado, dentro de las cuales están:
“Comercio al por mayor y al por menor; Reparación de vehículos automotores y motocicletas; Transporte y almacenamiento; Alojamiento y servicios de comida crecieron en un 23,3% (contribuyendo en 4,4 puntos porcentuales a la variación anual). Las industrias manufactureras aumentaron en un 20,3% (proporcionando en 2,5 puntos porcentuales a la variación anual). Y, la administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria; educación; actividades de atención de la salud humana y de servicios sociales subieron en 9,0% (aportando en 1,6 puntos porcentuales a la variación anual).”
Las nuevas tecnologías, están impulsando cambios importantes en los métodos y en la forma de trabajar de las organizaciones y las personas. Actualmente, se habla de la automatización de los procesos como una solución a la variación de los productos en términos de calidad y en una utilización eficaz de los recursos disponibles. Permitiendo así el logro de las metas propuestas por las empresas. En este sentido, la relación entre la política de los sistemas de tecnología e innovación, y el sector productivo en Colombia tiende a ser imprescindible; el valor agregado que sustenta la explotación de este recurso es bastante significativo para el país y sus empresas.
La emergencia sanitaria provocó una concientización social y empresarial respecto a la importancia de la utilización de las tecnologías para las empresas, siendo factores indiferentes su tamaño o razón social, al verse que los ingresos de éstas dependían en cierta medida de las plataformas virtuales de ventas, las redes sociales, entre otros medios tecnológicos, como también de las apps de pago en línea.
Las proyecciones de exportaciones y la construcción innovadora y productiva, forman parte de una propuesta llena de valor para el país con sus correspondientes misiones, al promover un mayor crecimiento económico, competitividad y equidad, para que amplios sectores de la producción puedan integrarse al desarrollo económico sostenible.
IV. Marco teórico.
Variables claves del estudio.
- Desarrollo Sostenible.
Los principios de la sostenibilidad global están ligados a las condiciones del crecimiento económico. En tal sentido, la palabra desarrollo se asocia con evolución y progreso, a través del cambio de situación y el crecimiento que incluye a un individuo en su desarrollo humano, así como en el económico y sostenible (Guillén De Romero, et al, 2021).
Ahora bien, el uso irresponsable de la palabra “sostenible” ha llevado al agotamiento de su concepción original, pues hoy en día todo es sostenible de acuerdo a los mejores lineamientos del futuro marketing, debido a su aceptación social y se asocia a lo duradero (Zarta, 2018).
Este concepto ha generado la necesidad de un análisis, respecto a su impacto en términos de aplicabilidad y relevancia para las condiciones económicas actuales. (Madroñero & Guzmán, 2018). Ya que la sostenibilidad es más que un concepto, una actividad continua que requiere una participación activa.
En el contexto de América Latina, esta visión tiene otras implicaciones relacionadas con sus condiciones socioeconómicas y culturales (Guillén De Romero, et al, 2021). Sin embargo, también se pueden considerar debates sobre las limitaciones, que van desde un fuerte optimismo sobre la tecnología como solución a todos los problemas existentes hasta aquellos que consideran el silencio, lo que sugiere que algunas limitaciones ya han sido superadas.
El concepto de desarrollo sostenible sin duda facilita la comprensión de que estamos ante un mundo con recursos naturales limitados, una demanda ilimitada, una población en crecimiento basada en tecnologías obsoletas (Zarta, 2018). Además, el desarrollo sostenible tiene connotaciones políticas, sociales, económicas y ecológicas que configuran su interacción de forma equilibrada (Madroñero & Guzmán, 2018).
Como añadidura, la agenda 2030 para el desarrollo sostenible en sus diferentes dimensiones, creada en el 2016 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Naciones unidas, 2018), contiene 17 Objetivos y 169 metas transformadoras para los próximos 15 años. Siendo ésta una apuesta por el mayor crecimiento económico de los países que conforman esta organización, dentro de la cual se halla Colombia.
- Tecnología.
La sociedad moderna está experimentando aceleradas transformaciones provocadas por el desarrollo de los medios digitales, electrónico e informático, la salida de una industria 4.0 y la entrada de la 5.0, así como cambios de paradigma en la recopilación y producción de información, que inciden directamente en el proceso organizativo de la sociedad y crean un conjunto de necesidades y expectativas conformadas por los diversos sectores
En tal sentido, la tecnología se ha vuelto una variable independiente e indispensable en la sociedad, debido a los avances que trae consigo (Martínez, 2020). Todos los negocios utilizan algún tipo de tecnología para realizar sus operaciones, cumplir con sus tareas, y, además, operar y lograr sus objetivos, como lo son: la eficiencia y la rentabilidad (Morales & Freire, 2021).
La tecnología es vista como un elemento de la organización empresarial, desarrollado sobre la base del conocimiento acumulado y aplicado, realizando tareas para transformar sus procesos, lo que nos permite asegurar que el estudio de los temas tecnológicos es necesario (Sánchez & Granados, 2019).
El espectro de una nueva estructuración social caracterizada por la convergencia de las tecnologías de la información y la comunicación, pone en peligro la estabilidad de las empresas y las obliga a basarse en estos medios para mejorar sus procesos productivos y aumentar su capacidad competitiva.
Es evidente, que en esta era cambiante, las empresas necesitan reinventar sus métodos para llegar a los consumidores de inmediato. Las investigaciones reflejan cómo el conocimiento y la innovación expresados a través de la tecnología pueden ser una valiosa herramienta de gestión, además de contribuir a una comprensión más objetiva de la empresa. El círculo financiero usa como excusa el costo y la ignorancia de cómo funcionan los negocios hoy en día.
Las empresas son entes productivos que generan empleos y riquezas para los países; las cuales están integradas por un grupo de personas y medios para alcanzar determinados objetivos (Vasquez et al., 2021). El logro efectivo de estos objetivos requiere una organización que sea capaz de coordinar todos los recursos y personas dentro de ellas.
Ahora bien, las organizaciones han cambiado a lo largo de los años, con la llegada de la revolución industrial y los nuevos descubrimientos de la ciencia, la forma en que operan y atienden a los clientes cambia constantemente (Nery, et al., 2019). Lo anterior, crea desafíos para las organizaciones actuales, ya que los nuevos tipos de clientes son más exigentes.
Por ello, las empresas deben buscar la mejora continua basada en un sistema de calidad orientado a la gestión de procesos estadísticos, y la implementación de estrategias que le permitan ser más efectivas y competitivas en los mercados locales, regionales, nacionales e internacionales (Vasquez et al., 2021).
V. Contextualización de las revoluciones industriales y sus aportes.
De acuerdo a lo expuesto por Arciniegas y Corzo (2020), las revoluciones industriales han sido los periodos históricos de cambio cíclico, irreversible y cíclico, caracterizados por las trasformaciones drásticas y repentinas en todas las esferas de la sociedad. Representando momentos únicos, que definen un límite temporal claro y sinuoso entre los desarrollos pasados y futuros (González, et al., 2021).
El primer cambio se dio a mediado del siglo XVIII en el reino unido, que posteriormente se extendió al occidente de Europa y a Norteamérica (Valencia et al., 2020). En Norteamérica y el resto de Europa, dieron inicio a la revolución industrial con tecnología suministrada por Inglaterra, al igual que recibieron trabajadores ingleses para instruirlos en el uso de nuevos motores y maquinaria, y en algunos casos utilizaron capital inglés para llevar a cabo la realización de operaciones financieras para promover la industrialización en general.
En este periodo de tiempo la agricultura dejó de ser la base económica prioritaria, para ceder su puesto a la industria, la cual se convirtió en una variable imprescindible para el desarrollo (González, et al., 2021).
La primera revolución industrial se caracterizó por ser un proceso largo, complejo y sistemático que condujo a la transición de la producción en pequeña escala a industrias artesanales y empresas de trabajo asalariado, incluidas las dirigidas por empresarios capitalistas (Arciniegas & Corzo, 2020). Alto riesgo de inversión debido al uso intensivo de equipos hidráulicos o de vapor.
Como se mencionó anteriormente, su veracidad se basó en la implementación de la máquina de vapor creada por James Watt, dicho elemento permitía la movilización de personal y materia prima a gran escala, ayudando entonces a establecer uno de los sectores de mayor impacto para el proceso industrial, conocido como el sector obrero (Valencia et al., 2020).
A su vez, los avances tecnológicos y empresariales seguían avanzando hacia la convergencia. De esta manera, un cambio llevaba a otro. Otra característica de la primera revolución industrial que vale la pena mencionar, es que una vez que el proceso ha comenzado, continúa indefinidamente. La «ascensión» trae «desarrollo independiente». Porque un nuevo producto crea demanda para otros productos.
Por otro lado, la segunda revolución industrial tuvo lugar entre 1870 y 1914 (González, et al., 2021). Aunque algunos de sus eventos típicos se remontan a la década de 1850. Todos estos descubrimientos e inventos eventualmente forman un nuevo sistema tecnológico (Valencia et al., 2020). El resultado del nuevo sistema es la expansión de los recursos naturales disponibles, el desarrollo de otras innovaciones tecnológicas complementarias y el ahorro de mano de obra, lo que aumentaría significativamente la productividad, las ganancias, los salarios, reduciría los precios para los consumidores e introduciría nuevos productos en el mercado.
El éxito de los inventos de la segunda revolución industrial es más extenso que el de la primera, ofreciendo una gama más amplia de productos y actividades (Valencia et al., 2020). El nivel de vida y el poder adquisitivo del dinero lograron aumentar rápidamente, a medida que las nuevas tecnologías se volvían cotidianas en la vida de las clases media y trabajadora. De esta forma, la innovación tecnológica alcanzó la modernidad y sentó las bases tecnológicas del siglo XX, mientras que las bases que sentó la primera revolución industrial carecieron de conocimiento científico (González, et al., 2021).
En tanto la Primera y la Segunda Revolución Industrial tuvieron un impacto en la sociedad y en la forma en que se producían y fabricaban nuevos productos, la Tercera Revolución se centró en las economías de otros países (González, et al., 2021). Esta revolución, que comienza a mediados del siglo XX, fue encabezada por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
Dentro de los logros que se alcanzaron en este periodo de tiempo, estuvieron la trasformación de los edificios en las fábricas de energía, la creación de las redes inteligentes, la utilización de los vehículos híbrido eléctrico, híbrido y batería, como medio de transporte, entre otros (Valencia et al., 2020).
Cabe señalar que la Tercera Revolución Industrial se caracteriza principalmente por la innovación tecnológica ya que tiene un gran impacto principalmente en la industria electrónica. La demanda de productos durante la evolución de la Industria 3.0 se ha transformado en tres dimensiones: cantidad, tipo y tiempo de entrega (González, et al., 2021).
A nivel empresarial los cambios fueron significativos, ya que se crearon empresas con tecnología innovadora, que impactaban en la economía global y tenían dinámicas monopólicas, no obligando a ninguna de estas empresas a competir en precio porque sabían que las llevaría a la destrucción (Valencia et al., 2020).
Seguidamente, encontramos la cuarta revolución industrial o Industria 4.0, la cual tuvo como objetivo la trasformación de las empresas en una organización inteligente (Valencia et al., 2020). Esto, basado en la planificación, ejecución y control de la producción. Consecuencia del rápido crecimiento poblacional y la alta demanda de bienes y servicios, que impulsó en las empresas un cambio en sus procesos y procedimientos de fabricación para satisfacer estas enormes demandas (González, et al., 2021).
La cuarta revolución ha dado paso a fábricas inteligentes que operan con inteligencia artificial (IA) en busca de la máxima eficiencia y rentabilidad (Arciniegas & Corzo, 2020). La base de la Industria 4.0 es la combinación de máquinas inteligentes en un proceso de producción complejo e interconectado (González, et al., 2021).
A su vez, se asocia con el uso de sensores inteligentes y mecanismos de automatización para mejorar la eficiencia del proceso de fabricación basado en el uso de datos generados por máquinas industriales mediante el uso de tecnología de recopilación de información y análisis de datos en tiempo real (Arciniegas & Corzo, 2020).
También cubre el desarrollo de varios campos como la robótica, la impresión 3D, los vehículos autónomos, la inteligencia artificial, la cadena de bloques, la nanotecnología, entre otros (Valencia et al., 2020).
Finalmente, la cuarta revolución industrial, se caracteriza por la búsqueda del desarrollo sustentable y la ventaja competitiva de las empresas involucradas en la cadena de suministro global (Arciniegas & Corzo, 2020).
Además, este nuevo modelo se centra en la fabricación inteligente, donde se distribuyen sistemas físicos en red (dispositivos mecatrónicos con comunicación inalámbrica que se comunican y coordinan entre sí a través del Internet de las Cosas) para fabricar productos personalizados (Valencia et al., 2020).
Donde el internet de las cosas se utiliza para integrar cadenas de suministro y sistemas de fabricación a través de la interconexión de dispositivos físicos integrados con electrónica, software, sensores, transmisores y más, es decir, movimiento y comunicación en red (Arciniegas & Corzo, 2020).
La industria 5.0 se basa en el poder de los robots y las habilidades humanas que se unen para lograr lo mejor (Mantilla, 2019). Esta es la etapa en la que los fabricantes combinan las habilidades únicas de un trabajador calificado con la capacidad de un robot para realizar tareas como levantar objetos pesados o manipular materiales peligrosos (González, et al., 2021). La tecnología impulsa el progreso hacia un mayor desarrollo y bienestar social, en función del misterio y el potencial del cerebro humano. La tecnología no se crea ni se copia, es una herramienta. La tecnología mejora las capacidades y capacidades humanas, como lo demuestra la creación de una estación espacial internacional sostenible.
Esto permite que los empleados se liberen de tareas repetitivas y se concentren en desarrollar estrategias más efectivas o usar su creatividad. Desde la primera revolución industrial, la gente se ha dado cuenta del potencial de aplicar la tecnología para el progreso (Arciniegas & Corzo, 2020). Esta revolución tecnológica pretende transformar el sector industrial en los espacios inteligentes potenciados por el Internet de las Cosas. Por ello, las empresas que no mejoren su producción pronto quedarán obsoletas.
VI. Importancia de la tecnología en la actualidad
Los estudios de la ONU (2017); los de Arciniegas y Corzo (2020); y los de Cantú (2019), demuestran que las nuevas tecnologías son un pilar fundamental en la sostenibilidad y la economía de la sociedad, además de que la aplicación de ésta acelera el desarrollo de las naciones, debido a su potencial para acelerar el cumplimiento de los objetivos de una nación y sus empresas, como lo son: conectarse con actores potenciales, reducir costos y, en un caso más específico, alcanzar las metas trazadas en la agenda 2030, creada por la asamblea general de la ONU. Considerando que hoy en día se vive en un mundo de constantes cambios, donde los avances científicos, sociales, económicos, tecnológicos, entre otros, influencian el éxito de las organizaciones (Vasquez, et al., 2021), las cuales aportan al Producto Interno Bruto per cápita (PIB) de las naciones, por tanto, a su riqueza.
Partiendo del hecho de que el mejor indicador de la riqueza que tiene un país es el PIB, ya que varios estudios lo han verificado, al determinar la relación existente entre dicho indicador y la cantidad de habitantes, como método para evidenciar su calidad de vida (Carrillo, 2018).
Ahora bien, la solidez en tecnologías se origina de una serie de factores, algo así como: políticas que soporten el desarrollo tecnológico, políticas económicas sólidas, niveles educativos y diversificación de la mano de obra capacitada para el cambio (Ministerio de defensa, 2020).
Cabe aclarar que el solo hecho de introducir nuevas y más avanzada tecnología en los procesos empresariales no garantiza plenamente que éstas serán competitivas. Pues para tal objetivo, se requiere cumplir con algunos aspectos, tales como tener claro conocimiento de los procesos de la empresa, identificar adecuadamente las necesidades de tecnología y planificar su incorporación en los sistemas tecnológicos paulatinamente, iniciando con los más básicos (Cano, et al., 2018).
Actuando bajo este supuesto, añadir un nuevo componente tecnológico demanda pleno conocimiento de la organización y/o empresa (Cruz, et al., 2018). Se ha evidenciado que el 90% de las veces, el fracaso en este aspecto no es debido al software ni a los sistemas (Cano, et al., 2018), sino más bien al hecho de que los encargados de dirigir las empresas o dar funcionamiento a los procesos empresariales no cuentan con suficientes conocimientos sobre el tema.
Otro aspecto importante es la nueva concepción del trabajo de la sociedad contemporánea, la cual exige trabajadores altamente calificados y competente, capaces de competir al ritmo de los avances de la tecnología que le disputan el trabajo y le obligan a mejorar sus conocimientos y/o habilidades (Muñoz, 2019).
Entre tanto, para mantener la competitividad en un entorno dinámico e inestable (Carrillo, 2018), es necesario buscar ventajas competitivas que aseguren el desarrollo económico a largo plazo y la capacidad de producir, distribuir y utilizar adecuadamente las TIC, siendo éstas la materia prima de esta nueva sociedad (Cano, et al., 2018).
Cabe recalcar que en los entornos complejos que enfrentan las organizaciones hoy en día, solo aquellos que utilizan todos los medios a su alcance y aprenden a aprovechar las oportunidades del mercado, pueden lograr sus metas. En resumen, la tecnología viene jugando un papel importante en la vida de todos.
De lo anterior se puede observar que la tecnología determina la competitividad en el mercado internacional, por lo que los países confían en su capacidad de innovación para lograr el crecimiento económico (Arciniegas & Corzo, 2020). Las TIC deben facilitar el cambio organizacional general, no solo el cambio técnico. Es imperativo que los empleados de la empresa lideren el cambio y superen su resistencia natural (Vasquez, et al., 2021). Necesitan entender que el trabajo siempre está cambiando, pero no desapareciendo, eliminando escombros y alienación para asumir tareas más creativas y motivadas. Las tecnologías en sí mismas no aportan beneficios a la organización, deben implementarse en las operaciones diarias a través de la capacitación de los empleados
VII. Tecnología en Colombia
En la actualidad, son evidentes los aportes que han generado las revoluciones industriales y la tecnología que han traído consigo, a través de la automatización de los procesos y la conectividad, así como a las actividades que logran mecanizar sobre los seres humanos, permitiendo crear e implementar varios métodos de trabajo que generan altos beneficios en tiempo y calidad en las empresas.
Dentro de las cuales están: las de seguridad y defensa nacional, que permiten equipar y enfrentar los avances tecnológicos como una necesidad de primer nivel, puesto que es una obligación del Estado velar por los intereses y objetivos estratégicos de la nación, y de los actores que mueven a la economía del país (Arciniegas & Corzo, 2020).
Al igual que es indudable la importancia de los procesos administrativos en la agregación de valor a los productos de las empresas, siendo ésta una de las herramientas clave para lograr mejorar su competitividad y productividad (Vasquez, et al., 2021). Además de contribuir al desarrollo sostenible incluyendo la creación de capacidades sociales que le permitan demostrar autonomía socioeconómica para abordar los desafíos más apremiantes (Cantú P, 2019).
Como se sabe, una empresa, independientemente de su tamaño, necesita innovar y adelantarse a las necesidades y oportunidades del mercado para sobrevivir con éxito. Éstas no son excepciones cuando hablamos de empresas colombianas; como en muchos países, la mejora continua y la flexibilidad son fundamentales para poder adaptarse al cambio.
En la nueva era de la digitalización, las empresas colombianas deberán profundizar más en las estrategias que ofrece la Industria 4.0 y 5.0, ya que la introducción de tecnologías más eficientes, equipos automatizados y robots inteligentes capaces de imitar el comportamiento humano generarán nuevos niveles de competencia; un mercado más grande, por lo que se requerirá de retener más clientes, lograr productos de mejor calidad y mejorar la productividad de la empresa.
Aun cuando lo anterior parece insensato, dado que Colombia es un país subdesarrollado y la mayoría de sus PYMES no cuentan con los recursos financieros para estandarizar y automatizar sus procesos, apostar por una mejor tecnología puede conducir a mejores resultados productivos y económicos en el mediano y largo plazo.
Es bueno considerar, que el proceso de innovación puede llevar años o décadas. Los inversores necesitan una comprensión clara de cómo orientar las inversiones en tecnología para obtener el máximo impacto (Ministerio de defensa, 2020).
Según el autor Kay (2021), uno de los rasgos esenciales de la dependencia es que los países dependientes, carecen de la capacidad de crecimiento autónomo y autosostenido debido a la importación de bienes de capital. Esto implica que los países dependientes no han logrado desarrollar un sector propio para la producción de bienes de capital, lo que los obliga a depender de la importación de maquinaria y herramientas necesarias de los países dominantes, como es el caso de Colombia. Esta situación otorga a los países dominantes un mayor poderío sobre las economías dependientes, lo que dificulta su desarrollo tecnológico y su capacidad para salir del subdesarrollo (Kay, 2021).
Asimismo, se puede resaltar que la dependencia tecnológica es una característica determinante de la nueva dependencia (Kay, 2021). Además, se destaca que los países dependientes necesitan importar el capital y los bienes intermedios necesarios para hacer crecer su sector industrial (Sunkel, 1970). Esto sugiere que los países dependientes, como Colombia, pueden tener dificultades para competir internacionalmente debido a su dependencia de la importación de tecnología y bienes intermedios.
Dentro de los beneficios de la tecnología que se pueden resaltar para el desarrollo de los países se encuentran los siguientes: i) el impulso al desarrollo económico: la tecnología puede ser un motor clave para el crecimiento económico al mejorar la productividad y eficiencia en diversos sectores (Sagasti, 1976). Permite la creación de nuevas industrias, el aumento de la producción y la generación de empleo. ii) Mejora de la competitividad: contar con tecnología avanzada permite a los países subdesarrollados competir en los mercados globales. Les brinda la capacidad de producir bienes y servicios de calidad a precios competitivos, lo que puede aumentar las exportaciones y atraer inversiones extranjeras (Sunkel, O. (1970). iii) Innovación y desarrollo de capacidades: la tecnología fomenta la innovación y el desarrollo de capacidades en los países subdesarrollados (Sagasti, 1976). Permite la adquisición de conocimientos técnicos y científicos, el desarrollo de habilidades especializadas y la creación de un entorno propicio para la investigación y el desarrollo. iv) Mejora de la calidad de vida: la tecnología puede tener un impacto positivo en la calidad de vida de la población. Puede mejorar los servicios de salud, educación, transporte, comunicación y acceso a información, lo que contribuye al bienestar general de la sociedad (Sunkel, 1970).
En concordancia con lo anterior, resulta importante destacar que el acceso a la tecnología no solo implica la adquisición de equipos y herramientas, sino también la capacidad de utilizarla de manera efectiva y adaptarla a las necesidades y contextos locales (Niehoff y Beier, 2018). Además, es fundamental contar con políticas y estrategias que promuevan la inversión en tecnología, la formación de recursos humanos capacitados y la creación de un entorno propicio para la innovación y el desarrollo tecnológico.
De igual manera, en el libro Imperialismo e independencia de Dos santos (2011), se menciona que el desarrollo del sistema científico-tecnológico es fundamental para impulsar el dinamismo económico y salir del subdesarrollo. Sin embargo, la dependencia tecnológico-industrial estructurada después de la posguerra ha limitado la capacidad de los países periféricos para desarrollar su propia tecnología y encadenar sus estructuras productivas internas. Además, el neoliberalismo ha reorientado los gastos en I&D hacia aplicaciones tecnológicas más específicas y ha sometido la capacidad de introducir innovaciones a la regulación de la competencia y productividad internacionales (Dos santos, 2011).
Por tanto, algunos desafíos tecnológicos que enfrentan los países subdesarrollados son: i) dependencia tecnológica: los países subdesarrollados a menudo dependen de la tecnología importada de países desarrollados, lo que limita su capacidad para desarrollar y controlar su propia tecnología (Dos santos, 2011); ii) falta de inversión en I&D: aunque en los países dependientes se incrementan los gastos en I&D de manera discreta (Kay, 2021), la potencialidad de estas fuerzas productivas es fuertemente restringida. La falta de inversión en investigación y desarrollo limita la capacidad de los países subdesarrollados para generar innovación y tecnología propia (Sunkel, 1970); iii) brecha digital: existe una brecha digital entre los países desarrollados y los subdesarrollados, lo que dificulta el acceso a la tecnología y la conectividad (Dos santos, 2011). Esto limita el acceso a información, educación y oportunidades económicas; y, iv) escasez de recursos financieros: los países subdesarrollados a menudo enfrentan limitaciones financieras para invertir en tecnología y desarrollo tecnológico (Kay, 2021). La falta de recursos puede dificultar la adquisición de equipos, la capacitación de personal y la implementación de proyectos tecnológicos.
Finalmente, se señala que el desarrollo de los países subdesarrollados se puede lograr a través de la industrialización de sus materias primas y la inversión en productos más sofisticados para exportar a países desarrollados (Sunkel, 1970; Niehoff y Beier, 2018). Sin embargo, se menciona que la industrialización de las materias primas no representa una solución completa a los problemas del subdesarrollo, especialmente cuando estas actividades son llevadas a cabo por empresas extranjeras que se quedan con los excedentes y las ganancias (Kay, 2021). Por lo tanto, se sugiere que las inversiones en productos más sofisticados para exportación pueden ser una alternativa más novedosa y beneficiosa para el desarrollo de los países subdesarrollados (Dos santos, 2011). Estas inversiones pueden implicar la integración de partes de productos finales en los países desarrollados, lo que puede requerir mano de obra especializada y numerosa, que a menudo se encuentra en países de menor desarrollo relativo.
VIII. Conclusión
Las tecnologías tienen un futuro prometedor para las empresas de hoy en día que se atrevan a someterse a un proceso de mejora continua; adaptando su funcionamiento a los cambios tecnológicos que exige el entorno, dependiendo de las necesidades de cada industria para aprovechar al máximo estos avances. Esta es una era de innovación que conduce al éxito, donde la tecnología sobresale en el apoyo a la transformación empresarial en áreas como suministro, fabricación y administración; externamente, apoya las actividades relacionadas con la logística, la comercialización y las operaciones aduaneras.
Es una de las principales estrategias adoptadas por la mayoría de los países en todos los campos (como educación, negocios, política y esfera pública) para crear una ventaja competitiva sobre otros actores económicos.
Ahora bien, la competitividad de un país como Colombia está ligada a su estructura industrial y económica, la cual es un factor determinante en la capacidad de innovar y mejorar los países y sus instituciones. Por lo tanto, para desarrollar una ventaja competitiva, la innovación debe ser un proceso continuo, porque no se trata solo de la introducción de tecnología, sino también del uso de métodos y procesos, es decir, de toda una cadena de valor de la empresa.
En tal sentido, las nuevas tecnologías, están impulsando cambios importantes en los métodos y en la forma de trabajar de las organizaciones y las personas. Actualmente, se habla de la automatización de los procesos como una solución a la variación de los productos en términos de calidad y en una utilización eficaz de los recursos disponibles. Permitiendo así, el logro de las metas propuestas por las empresas.
Finalmente, Colombia afronta una alta competencia debido a la globalización y los avances tecnológicos, que le exigen mejores prácticas productivas y económicas, conduciéndolas a un replanteamiento de la importancia estratégica de la tecnología y la innovación. En el contexto de la competitividad y la sostenibilidad, que son los nuevos paradigmas de la última década, la tecnología y la innovación son cada vez más reconocidas como uno de los medios más influyentes para asegurar la realización de elementos del bien común de la sociedad.
Desde un punto de vista económico, contar con la tecnología suficiente para competir internacionalmente es uno de los principales requisitos para participar activamente en los mercados globales. Esto significa que todo actor económico necesita interiorizar el proceso desde la pertinencia y adaptabilidad de la tecnología hasta la innovación. En este sentido, el desarrollo de una ventaja competitiva que permita la integración sostenible de la economía y la sociedad colombiana depende fundamentalmente de la capacidad de esta nación para crear, acumular y utilizar el conocimiento científico y tecnológico. Por lo anterior, Colombia debe aprovechar este recurso para crecer económicamente y que sus empresas se vuelvan sostenibles en el tiempo, evitando ser obsoletas y absorbidas por un mercado global y por grandes empresas que no esperan la hora para hacerles desaparecer de la competencia.
IX. Recomendaciones
- Es indispensables que las empresas evolucionen al ritmo de la tecnología, por ello es importante que creen un mecanismo para determinar oportunidades tecnológicas, a través de la observación y el estudio de los factores externos e internos que las puedan llevar a ser más productivas, y el diálogo con actores externos que informen de las tendencias internacionales.
- Las empresas deben someterse constantemente a estudios de rendimiento comparativo para determinar qué tan efectivas y competitivas están siendo frente a la competencia.
- Las empresas deben trabajar en su sostenibilidad y crecimiento económico, consiguiendo proveedores que les suministre insumos de calidad, trabajando con integridad y responsabilidad, velando por el cuidado del medio ambiente, reduciendo sus costos y creando un espacio agradable de trabajo.
Referencias
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