Por Getzael Pérez Sosa
Introducción
Cuando recién comenzó el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, las expectativas económicas en México eran inciertas, pues el nuevo presidente anunciaba, por una parte, el “fin del modelo económico neoliberal” y, por otra, garantizaba la continuidad del recién modificado Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-Mec), así como un crecimiento económico superior al 4% anual, bajas tasas inflacionarias y una austeridad republicana que permitiera a su administración mantener finanzas públicas sanas.
La nueva política económica parecía no encajar en los cánones tradicionales de las corrientes keynesiana y monetarista de la teoría económica. A medida que el gobierno anunciaba nuevas decisiones en materia económica se hizo evidente que el proyecto de gobierno carecía de estructura, incluso en el momento en el que se presentó el Plan Nacional de Desarrollo fueron presentados dos documentos: uno elaborado por el entonces Secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías y otro por el Presidente López Obrador.
El presente trabajo se propone analizar de manera crítica la política económica del Gobierno de México con el objetivo de encontrar áreas de oportunidad para el “segundo tiempo” del sexenio, para ello, en el primer apartado revisaremos las principales acciones de política económica que ha implementado la presente administración y los principales indicadores macroeconómicos de los últimos dos años. El segundo apartado pretende describir las áreas de oportunidad del gobierno para que en los próximos tres años se pueda mejorar el desempeño económico alcanzando las metas y objetivos propuestos en el Plan Nacional de Desarrollo con base en una matriz FODA. Finalmente, se encuentran las conclusiones.
La política económica del sexenio
Es importante considerar que la coalición denominada “Juntos Haremos Historia”, que postuló al presidente, continuó en el poder legislativo y obtuvo la mayoría parlamentaria en el Congreso de la Unión al obtener 70 de 128 escaños en el Senado de la República, y 318 de 500 curules en la Cámara de Diputados. Ello le permitió al presidente iniciar las reformas a la Constitución, a las leyes; la aprobación de prácticamente cualquier ratificación de nombramiento y; la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo y de los paquetes económicos año tras año. Antes de revisar su agenda económica, es importante mencionar de manera general las distintas acciones de gobierno que ha emprendido la administración lopezobradorista.
Antes de que iniciara su mandato, el entonces presidente electo López Obrador realizó una consulta ciudadana en la que se planteaba la posibilidad de continuar o no con el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, a pesar de que en dicha consulta solo participó un 1.2% de lista nominal de electores, la decisión del recién electo mandatario de cancelar el proyecto fue dada a conocer pocos días después. Esto generó inconformidades en el sector empresarial nacional y extranjero, la razón principal es que se estarían incumpliendo diversos contratos, por lo que las inconformidades llegaron hasta la Corte. Sin embargo, la cancelación fue definitiva y se inició la construcción de dos pistas en la base aérea militar de Santa Lucía.
Al inicio de su sexenio, presentó su plataforma de gobierno, la cual consistió en tres ejes fundamentales: combate a la corrupción, generación de un estado de bienestar y pacificación del país, afirmó que se respetaría la renegociación del T-Mec así como los contratos de empresas estadounidenses con México, y se mantendría una baja tasa inflacionaria, además de que se reactivaría la economía nacional gracias al aumento del consumo privado.
Las principales acciones legislativas de su gobierno han sido ocho modificaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, entre las cuales destacan la extinción de dominio a bienes incautados al crimen organizado; la prohibición de condonaciones de impuestos por causales no previstas en la ley; la prisión preventiva oficiosa; la creación de la Guardia Nacional; el abrogamiento de la reforma educativa del sexenio anterior; el establecimiento del carácter vinculatorio de consultas populares y revocación del mandato; el reconocimiento de pueblos afro mexicanos; el establecimiento de la paridad de género en los cargos públicos; el acotamiento del fuero para el Presidente de la República y, finalmente, la elevación a rango constitucional de la obligación del Estado a garantizar el bienestar a través de servicios integrales de salud, las becas para estudiantes de bajos recursos y las transferencias a adultos mayores así como a personas con discapacidad.
Además, destacan las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, a la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos y la publicación de la Ley Federal de Austeridad Republicana, todas ellas encaminadas a generar ahorros en el gasto burocrático y mantener finanzas públicas saludables. Por otra parte, en materia laboral se modificó la Ley Federal del Trabajo para instituir un sistema de justicia laboral autónomo del Poder Ejecutivo; se estableció un sistema para la elección de líderes sindicales a través del voto universal, libre y secreto; se incrementó la aportación patronal a las AFORES, se establecieron derechos para el teletrabajo o home office; se estableció que el salario mínimo no puede estar por debajo del índice inflacionario, y, finalmente, está en trámite legislativo la Ley en materia de regulación del cannabis.
En su primer informe de gobierno, en septiembre de 2019, el presidente anunciaba el “fin del modelo económico neoliberal y el avance de un nuevo Estado de Bienestar”, en ese sentido, entre las principales acciones presentadas en su informe destacan: Las reformas y nuevas leyes, la austeridad del gobierno, el aumento al salario mínimo y la implementación de programas sociales (Jóvenes Construyendo el Futuro, 300 mil campesinos inscritos en apoyos al campo, 230 mil personas inscritas en el programa Sembrando Vida, 10 millones de personas recibían las Becas para el Bienestar Benito Juárez, 8 millones de personas recibían la Pensión para Adultos Mayores).
Por su parte, en el contexto de la pandemia generada por el virus SARS COV-2, durante el segundo informe de gobierno, en septiembre de 2020, el mandatario destacó que, a su decir, 11 millones de personas recibían Becas para el Bienestar Benito Juárez, 420 mil empleos se crearon por el programa Sembrando Vida, se generaron 15 mil empleos por la construcción de caminos rurales en Guerreo y Oaxaca y con la rehabilitación de 6 refinerías y construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas, Tren Maya, Tren Interurbano México-Toluca y la rehabilitación del Corredor Transístmico de Tehuantepec se generaron 150 mil empleos en 2020.
En lo que va del 2021, en sus conferencias matutinas ofrecidas desde Palacio Nacional, ha anunciado que este año el PIB crecerá 4%, sin dar más detalles de su estrategia, ha tenido acercamientos con la iniciativa privada con el objetivo de elaborar un plan de inversión público-privada que incluiría un total de 39 proyectos con una inversión acumulada de 297 mil 344 millones de pesos. En diciembre de 2020 llegó a un acuerdo con empresarios y sindicatos con el objetivo de regular la subcontratación outsourcing a cambio de no aumentar la tasa impositiva. Recientemente, ha propuesto reformas al sector energético pues parece que la apuesta de éste año es dejar las bases para cumplir el objetivo de “Recuperar la autosuficiencia energética” enlistado en el PND.
Como podemos observar, la mayoría de indicadores muestran un bajo desempeño de la economía nacional, no obstante, pueden explicarse partiendo de la totalidad del sistema económico que inevitablemente es influido por un entorno incierto, no se puede negar la influencia de las presiones arancelarias promovidas por el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump en 2019, así como la crisis sanitaria y económica de 2020, consecuencias de la pandemia provocada por el coronavirus.
Empero, estos indicadores macroeconómicos son parte de un paradigma económico sustentado por la economía neoclásica, y miden el desempeño de las naciones con economía de mercado. Tomando en cuenta que el presidente López Obrador no ha presentado ninguna crítica a la economía de mercado y ha decidido continuar con la mayoría de reglas del consenso de Washington, no podemos hablar de que en México se fragüe un modelo de desarrollo post neoliberal, más bien se observa una política económica adaptada a la nueva crisis de la economía de mercado con tintes keynesianos y monetaristas a criterio del presidente.
Oportunidades para la segunda mitad del sexenio
Para encontrar las áreas de oportunidad del gobierno de México para los próximos tres años, utilizaremos una matriz FODA como instrumento, en él encontraremos un cruce de Fortalezas, Debilidades, Oportunidades y Amenazas.
Hay muchas áreas de oportunidad en las que el Gobierno Federal puede invertir recursos humanos, técnicos y financieros para lograr los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo. Los acuerdos con el sector privado y social no deben descuidarse como lo hicieron a lo largo de este año, si el gobierno quiere inversión debe propiciar los incentivos fiscales y financieros necesarios. Además de buscar una comunicación efectiva y respetuosa con dichos sectores.
Tiene que garantizarse, además, la mejora de la gestión pública para asegurar su competencia directiva. Dentro de la mejora de la gestión encontramos la simplificación de trámites para otorgar patentes, y crear nuevas empresas. El combate a la corrupción y la capacitación permanente de los servidores públicos permitirá recuperar la visión de un Estado con capacidades de control interno. Además, utilizar las tecnologías para automatizar procesos de declaración fiscal, y hacer uso de la transparencia y rendición de cuentas con el fin de aumentar la confianza en las instituciones por parte de los ciudadanos y especialmente de los inversores nacionales o extranjeros.
Los hechos demuestran que, a pesar del avance que se lleva en el cumplimiento de los ejes estratégicos, hay indicadores que no miden el impacto de estas acciones. Por una parte, esto se debe a que los indicadores miden con parámetros incompatibles con el nuevo modelo de desarrollo y, por otra, porque el gobierno actual no tiene interés en desarrollar nuevos indicadores que se adecuen a su paradigma económico, además, existe un reto enorme al tratar de cerrar la brecha de desigualdad creada durante los últimos cuarenta años por la política económica del modelo neoliberal.
En este “segundo tiempo” del sexenio, el mandatario volverá a tener mayoría legislativa en la Cámara baja, por lo que el presupuesto de egresos está garantizado hasta el final de su mandato. En ese contexto se presentan las oportunidades para que los próximos tres años se alcance el crecimiento esperado. Para ello, por una parte, se deberá poner especial atención al fortalecimiento de las capacidades directivas del Estado, por ejemplo, poniendo en marcha instituciones como el INSABI que garanticen el derecho a la salud, y garantizando que los megaproyectos se terminen en tiempo y forma respetando los costos iniciales.
En segundo lugar, el presidente debe permitir la interlocución del gobierno y la sociedad abriendo espacios para las organizaciones de la sociedad civil, las colectivas feministas, y movimientos sociales en defensa de territorios originarios. Finalmente, también debe mejorar la relación del sector público con la iniciativa privada ofreciendo reglas claras y dando el ejemplo con el aumento de inversión pública en proyectos productivos. Además, la Secretaría de Economía debe tener mayor protagonismo en la promoción del comercio internacional y el fortalecimiento del mercado interno.
Conclusiones
Uno de los problemas de esta administración ha sido la falta de coherencia y coordinación entre los objetivos de la política económica planteados en el Plan Nacional de Desarrollo, los instrumentos de política económica y los actores que ha elegido para lograrlos.
La calidad de la administración pública es un factor fundamental que tendrá que atenderse, pues ésta estuvo sometida durante el periodo neoliberal a esfuerzos de mejora regulatoria, transparencia y rendición de cuentas, pero, a pesar de la implementación de esas tecnologías, no logró alcanzar una correcta profesionalización ni dejar atrás prácticas discrecionales que derivaron en corrupción.
Durante la primera parte del sexenio se descuidó la relación con el sector privado, la relación del Gobierno de la República con los empresarios fue ríspida a partir de la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que se construía en Texcoco, sin embargo, esta fricción ya existía desde mucho tiempo atrás porque a este sector no le gusta la ideología intervencionista estatal del presidente López Obrador. Estamos, pues, ante un escenario en el que los actores que intervienen en la economía nacional se encuentran con muchas contradicciones y antagonismos, con visiones e intereses distintos. Si se busca un desempeño económico distinto, el presidente deberá mejorar su relación con los potenciales inversionistas.
Otro factor que ha determinado la situación económica actual son las condiciones estructurales de la economía mexicana, que desde los años ochenta estaban configuradas de manera que la distribución de la riqueza fuera inequitativa, como lo muestra el Informe de la CEPAL, Panorama Social en América Latina 2017, el cual señala que el 80% de la riqueza se encuentra en manos del 10% de la población. Es por ello que la política social deberá dejar la orientación paternalista y procurar una inversión social focalizada que atienda a los sectores que realmente lo necesitan, además el gobierno deberá centrar esfuerzos en crear programas sociales que fomenten la creación de redes de economía solidaria que puedan superar a mediano plazo los procesos mundiales de acumulación de capital.
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