Por Numar Chaid González[1]
Los Falsos Positivos son los asesinatos de civiles no beligerantes cometidos por parte de las Fuerzas Armadas del Estado (Ejército Nacional) en Colombia. Estos actos se llevaron a cabo con el objetivo de presentar, en su mayoría, a jóvenes y campesinos como bajas en combates dentro del marco del Conflicto armado interno de Colombia.
El auge de este fenómeno social en el país cafetero tuvo sus indicios desde 1988, pero su mayor auge se presentó entre el 2006 y el 2009, de la mano de un programa de incentivos a los integrantes del Ejército Nacional que demostraran resultados favorables contra la subversión detallado en el Decreto 029 de 2005 del entonces Ministerio de Defensa del Gobierno del expresidente, exsenador y ex presidiario Álvaro Uribe Vélez o “El Matarife”, como popularmente se le ha denominado en Colombia.
Bajo la política de Seguridad Democrática, programa de gobierno del Sr. Uribe Vélez, se presentó el auge de este fenómeno sociopolítico que bajo el Derecho Internacional Humanitario se le conoce como ejecuciones extrajudiciales, que no son más que homicidios cometidos de manera deliberada de una o varias personas por parte de un servidor público. Más grabe aún el caso, que dentro del Derecho Penal colombiano a esta práctica se le conoce como homicidio en personas protegidas (por la ley y la Constitución de la República).
El caso de este fenómeno tan aberrante y macabro salió a la luz mucho antes del establecimiento de la Jurisdicción Espacial para la Paz (JEP), sistema de justicia transicional vigente en Colombia tras la firma del Acuerdo de Paz (2016) entre el Gobierno de Juan Manuel Santos Calderón y del hoy extinto grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia —Ejército del Pueblo FARC-EP—, pero fue dentro del marco de las investigaciones de este tribunal donde se han conocido no solo los detalles de tal fenómeno sino las completas responsabilidades de militares que obedecían a la lógica y exigencias de la Seguridad Democrática.
Hasta hace poco, las últimas semanas del mes de abril de 2022, militares colombianos sojuzgados por la JEP han declarado no solo la veracidad de dichos crímenes, sino que también han aceptado su responsabilidad en los hechos criminales y sobre todo le han pedido perdón a las familias de las más de 2000 víctimas de estos asesinatos extrajudiciales.
La JEP ha presentado un informe (febrero de 2021) donde estableció un listado con una cifra en total de 6.402 víctimas de Falsos Positivos dados entre los años 2002 y 2008, años en los que sabemos que gobernaba el Sr. Uribe Vélez.
Sobre este fenómeno sociopolítico dado en las entrañas del país cafetero, la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, presentado en Ginebra Suiza en el mes de marzo del año 2008, ante el Concejo de Derechos Humanos de la ONU indicó que la oficina en Colombia continuaba, hasta la fecha señalada, recibiendo quejas y denuncias de ejecuciones extrajudiciales por parte de la Fuerza Pública del Estado y que las víctimas eran presentadas como bajas de guerrilleros de las FARC-EP. Además de ello, dentro de las denuncias presentadas por el Alto Comisionado se exponían las posibles alteraciones de las escenas de los hechos antes de los levantamientos de los cadáveres y, por consiguiente, hacían que la justicia penal militar tomara las investigaciones judiciales de los hechos.
De esta manera se desarrollaban los procesos móviles de estos crímenes de Estado que hoy la sociedad colombiana y el mundo conocen como Falsos Positivos, y que no son más que asesinatos por parte del Ejército Nacional patrocinados por la política uribista de la Seguridad Democrática.
A raíz de este fenómeno tan repudiable, el Estado colombiano, con la Jurisdicción Especial para la Paz, está buscando, primero, esclarecer los hechos, tratando de que se sepa la verdad y que posteriormente a ello halla una reparación completa y/o absoluta de las víctimas de tales hechos, las cuales quedaban expuestas en un alto porcentaje (98.5%) de impunidad.
Hoy hablar de Falsos Positivos es tan normal dentro de la cultura colombiana como hablar de fútbol o de otra cuestión de carácter popular, pero lo que sí han dejado en evidencias las innumerables investigaciones realizadas sobre este fenómeno es que el Estado es el victimario indirecto de los crímenes perpetrados por la Fuerza Pública, siendo esta fuerza la principal responsable de estos crímenes inhumanos.
[1] Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico de Barranquilla – Colombia, Profesor de Ciencias Sociales y Filosofía en Educación Secundaria, Columnista, Investigador, Escritor e Instructor de Literatura.