El estudio biopolítico de Michel Foucault: apuntes genealógicos de la democracia en México

El nacimiento de la société infectée

Por Eric Rodríguez Ochoa

 

R e s u m e n

El estudio sobre la democracia en México y su relación con la noción de biopoder en el pensamiento de Michel Foucault es importante debido a que en los años 80 se introduce el tema de biopolítica pero no es porque Foucault sólo le interese temas de filosofía política tradicional, sino porque para él, en esos años, está explorando el surgimiento de un nuevo problema: ¿cómo es posible que el estado ahora se ocupe de la población, es decir se ocupe de algo más que de lo que se ocupaba el mundo feudal? El presente ensayo, tiene como objetivo la relación sustancial entre el concepto de biopolítica y la democracia. Asimismo, un recorrido teórico, breve, a lo largo de la investigación como una conclusión que abre la posibilidad para futuras investigaciones.

 

I. Algunas consideraciones introductorias al estudio político así como el surgimiento del concepto biopolítica

El surgimiento del neoliberalismo trajo como consecuencia el cambio, la manera de establecer la vida política y la generación de una sociedad basada en un sistema gubernamental vigilante, interventor en todo momento. Cuando el Estado interviene sobre el cuerpo individual da origen a las disciplinas, y cuando es sobre el cuerpo social o comunitario da origen a la biopolítica que describe el tránsito del antiguo régimen monárquico absolutista al nuevo régimen industrial democrático liberal entre los siglos XVII y XIX.

La biopolítica como noción fue elaborada (bajo ciertos criterios reelaborada ya que los trabajos de Roberto Esposito, atribuyen el concepto al filósofo Rudolf Kjllén) por Michel Foucault para describir ciertas coordenadas, estrategias, conductas en las que se ejerce un tipo de poder: el soberano.

Este poder soberano tendrá una transformación en la manera que ejerce prácticas de poder, pero que a la par del ejercimiento crea nuevas formas de relaciones políticas. En el análisis del biopoder, existían ciertas relaciones de <<de un afuera>> entre lo que eran los imperios y los no imperios, ahora ha tomado un rumbo político importante a saber: las relaciones externas entre las configuraciones de un régimen político han pasado a ser internas. Las nuevas tecnologías con relación al poder están inmersas en la construcción de los sujetos. Las prácticas de liberación, en relación a un poder represivo, han pasado a ser prácticas de libertad pero esta misma obedece a un paradigma biopolítico, con la finalidad de dejar vivir y hacer morir.

Los efectos de una pandemia han enfocado a utilizar toda estrategia gubernamental en relación al cuidado de la vida, a reelaborarla, paradójicamente en contraste al miedo, a los índices de mortalidad y la incertidumbre. Cierto es que existen cada vez más estrategias vinculadas a la información sobre el virus, la articulación de diferentes órdenes del gobierno, así como una nueva reformulación instrumentalizada sobre el cuidado de la vida.

¿Cómo la democracia en México ayuda a la configuración de las políticas del cuidado de la vida? El sistema democrático pertenece a un sistema más general, al sistema político. Éste se encamina a una acción política. El resultado de ejercer una libertad colectiva es antiquísimo y complejo de acuerdo a contextos históricos emergentes (la democracia directa, la democracia representativa, la democracia mixta, etcétera).

«Creo que un análisis teórico riguroso del modo de funcionamiento de las estructuras económicas, políticas e ideológicas es una de las condiciones necesarias de la acción política, en la medida en que la acción política constituye una manera de manipular y eventualmente de cambiar, de trastornar y de transformar las estructuras. No considero que el estructuralismo sea una actividad exclusivamente teórica para intelectuales de salón, creo que puede y debe articularse en unos modos de hacer»… La política no tiene por qué estar obligatoriamente condenada a la ignorancia». (Foucault, citado en Eribon, 1992: 225).

En la política contemporánea se emplea convencionalmente el nombre gobierno como sinónimo de dominación (legitimación; acto de someter, de ceder libertades a una voluntad mayor, etc.). Pero el significado de la palabra dominar no es necesariamente peyorativo u opresor. Weber (1964) en su texto Economía y Sociedad sostiene que: “La «legitimidad» de una dominación debe considerarse sólo como una probabilidad, la de ser tratada prácticamente como tal y mantenida en una proporción importante. Ni con mucho ocurre que la obediencia a una dominación esté orientada primariamente (ni siquieras iempre) por la creencia en su legitimidad” (Weber, 1964: 170).

La obra de Michel Foucault es sobre el sujeto como objeto de conocimiento pero, además, el sujeto y los juegos de verdad. Heidegger planteaba la verdad como aletheia, es decir, como una forma de des-ocultar lo oculto, con la idea de que no necesariamente el lenguaje tenía el carácter de hacer evidente todo lo que no está presente, pues Heráclito consideraba que el lenguaje humano no revela toda la verdad, pues puede expresar falsedad. De allí que Gadamer (1988) mencione que la verdad depende de los juicios del razonamiento.

II. Análisis teórico respecto a la cuestión democrática y su relación con el concepto de la biopolítica.

Examinaremos, pues, las cuestiones de la construcción política a la cual referimos como democracia. Las investigaciones de Michel Foucault pretenden explorar la problemática de la construcción política denominada como democracia haciendo uso de la noción de biopolítica. El objetivo de dicha exploración pretende dar cabida a preguntas que sitúen la problemática en un campo de análisis que reconoce la primordial relación de lo político con la noción de vida.

La cartografía que analizaremos busca dar reflexiones sobre la disertación del biopoder dentro de la esfera política moderna, así como sus implicaciones en la formulación de enfoques vida y muerte. Analizo ciertas propuestas que nos ayudarán a comprender la democracia y la biopolítica, a saber, la democracia que autoriza a los ciudadanos en la toma de decisiones del sistema político, que antiguamente excluía de dicho sistema a los esclavos y las mujeres, la cual encontraba justificación en tratados de filósofos como Aristóteles (incluso Platón) quien tomó partido por la democracia distinguiéndola de otras formas de gobierno. Más adelante, la idea de democracia se conjuntó con el imaginario de la República y, en consecuencia, la democracia se instauró como parte consustancial del ideario de una forma de civilización que fue heredada siglos más tarde como referente obligado para el Estado-Nación occidental. Asimismo, retomaremos algunos planteamientos formulados por Mouffe (1999, 2000) en tanto nos permiten comprender dimensiones para la educación en democracia. La autora nos hace ver una diferencia conceptual y vivencial de dos categorías distintas pero complementarias:

«“la política” y “lo político”. La primera hace referencia a los mecanismos, a las formas mediante las cuales se establece un orden y se organiza la existencia humana que siempre se presenta en condiciones conflictivas; y la segunda se refiere a una cualidad de las relaciones entre las existencias humanas, y se expresa en la diversidad de las relaciones sociales: Con ese fin propone distinguir entre “lo político”, ligado a la dimensión de antagonismo y de hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se manifiesta como diversidad de las relaciones sociales, y “la política”, que apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en condiciones que son siempre conflictivas, pues están atravesadas por “lo político” ». (Mouffe, 1999: 14)

A finales de la edad media y principios del siglo XV, la organización política se institucionaliza y conformaría las noción de Estado y, con ella, la democracia empezaría a comprenderse bajo esta institucionalización como un poder que reside en el pueblo, a su vez, la democracia es asimilada como una forma de coexistencia social que busca propiciar formas colectivas de acción y participación que confluyen en el conjunto social.

La democracia también puede ser entendida como un imaginario estructuralmente que orienta a los grupos de una sociedad a las prácticas de simulación, incluyentes e igualitarias con el fin de vivir un anhelo de un nuevo régimen político acompañado de bienestar.

«Al final me he dado cuenta de que el poder político no se ejerce exclusivamente sobre la ideología, como se tiene la costumbre de decirlo en las filas de un marxismo un tanto simplista. El poder político, antes incluso de actuar sobre la ideología, sobre la conciencia de las personas, se ejerce de manera mucho más física sobre su cuerpo. La manera como se le imponen gestos, actitudes, usos, reparticiones en el espacio, modalidades de alojamiento, esta distribución física, espacial, de la gente, me parece que pertenece a una tecnología política del cuerpo». (Foucault, 2014: 280)

Un Estado — y su democracia— es un régimen incluyente y legítimo frente a otros tipos de gobierno donde se ejerce su política en la concentración de la fuerza de ese poder[1], como las dictaduras, las oligarquías y las monarquías—, toda vez que supone que la soberanía del Estado recae sobre su pueblo. No obstante, el referente de inclusión que supone la democracia nunca ha sido universal, ya que requiere de principios de exclusión que determinan quién puede y quién no puede participar en la toma de decisiones, en la estructura del sistema político y en los cargos de gobierno. Bastará hacer alusión al estatuto de ciudadano libre de la democracia griega o, si se prefieren ejemplos más contemporáneos, será posible identificar la tardía asunción del derecho al sufragio para las mujeres dentro de los Estados modernos, la suspensión del derecho a la participación política de quienes expían una condena o la exclusión de extranjeros en la participación política de una Nación.

Ahora bien, ¿Qué hay de la noción biopolítica? como lo hemos revisado anteriormente, no es nuevo el concepto. Incluso en su obra L´Historie de la sexualité, primer volumen, establece relaciones de enunciación del poder sobre la vida y la muerte. “Durante mucho tiempo, uno de los privilegios característicos del poder soberano fue el derecho de vida y muerte. Sin duda derivaba formalmente de la vieja patria potestas que daba al padre de familia romano el derecho de ‘disponer’ de la vida de sus hijos como de la de sus esclavos; la habí a‘dado’, podía quitarla” (Foucault, 2003: 56)

III. La democracia y el gobierno de las vidas: Apuntes teóricos desde la reflexión filosófica.

El análisis que hace Foucault visibiliza la antiquísima relación del poder con la vida y la muerte, al tiempo que pregunta por la cuestión del poder soberano (el gobierno supremo) que enuncia y decide aquella(s) vida(s) que puede(n) y deben ser sacrificada(s). Pero veamos, no es la vida que el gobierno supremo da y quita, la vida que hipotéticamente le pertenece; lo que está en juego es el poder sobre lo viviente (res).

A partir del siglo XVIII, la biopolítica se ejerció, como lo hemos estado revisando sobre la vida. Pero, ¿de qué vida se habla? Es notorio, la vida que toma a su cargo la biopolítica no se iguala a aquella que, haciendo uso de su derecho, el soberano perdona de la muerte. La vida actúa como una herramienta al servicio del biopoder:

En Vigilar y Castigar, Foucault, nos habla de la peste que se mantuvo en estado de previsión, he allí la prueba de la cual se puede definir idealmente el ejercicio del poder disciplinario, para ver funcionar las disciplinas perfectas; los gobernantes soñaban con el estado de peste, ciudadad apestada y su control, por tanto, a través de confinamiento, separación y aislar al muerto a la ciudad de los muertos.

En su curso seguridad, territorio y población, poco agrega el modelo lepra y al modelo peste, que había estudiado en vigilar y castigar, el análisis del tratamiento de la viruela. El primero es propiamente represivo: aísla y excluye; el segundo es disciplinario, encierra solamente con la finalidad de ordenar, analizar, cuadricular, inspeccionar y enderezar. Se articula, así, una anatomopolítica.

¿A caso la disciplina, el confinamiento y el encierro que se está teniendo a raíz de una pandemia mundial (SARS-COV2) tienen que ver con el control de los cuerpos y las vidas que mencionaba Foucault en la esencia de la biopolítica[2]?

Así parece, pero hay una cuestión importante a resaltar: El interés de Foucault es hacer evidente cómo funcionan estas prácticas políticas y la regulación con la vida, no pretende juzgar si estas prácticas son buenas o malas. Sólo existen, por ello, a la par de la crítica foucaultiana surge también las nulas propuestas que el autor plantea.

No hay que creer que diciendo sí a las libertades se dice no al poder. Las disciplinas constituyen para Foucault el subsuelo de las libertades formales y jurídicas.

El poder soberano, cuando recae sobre el cuerpo social, formula otros mecanismos de poder y control capaces de incidir efectivamente sobre la vida, pero, como se verá, procurándola en positivo (hacer vivir). El poder cristalizado en los Estados buscará administrar la vida de la población, incluso se preocupará por multiplicarla a través de controles y regulaciones precisas y de aplicación general (Los métodos descriptivos: estadísticas y control de la población). La administración de la vida representa un giro con respecto al ejercicio del antiguo poder soberano; buscará hacer posible la vida, convertirla en un parámetro, un derecho: los Estados modernos —incluso hoy en día— tienen como principal encomienda potencializar la vida, organizarla, administrarla, protegerla de todo aquello que la amenaza, aun cuando para hacer vivir sea necesario dejar morir a otros.

Foucault examina las condiciones de posibilidad del ejercicio de poder soberano sobre la vida y la muerte, a su vez, delimita campos de inclusión y exclusión que determinarán, en lo sucesivo, la manera en la que se imbrica el poder soberano con los súbditos. El enemigo exterior que amenaza al poder soberano y el súbdito que se rebela se configuran necesariamente desde un “allende”; su exterioridad corresponde a una forma de des-sujeción del poder, mismo que se repliega hacia un “adentro”, donde se sostiene como soberano a través del indulto o la condena. La salvaguarda del poder soberano se fundamenta en la disimetría del mismo con respecto a los súbditos, a quienes se les hará morir o se les dejará vivir. El tipo de ejercicio de poder que aquí examina Foucault es todavía muy cercano a las antiguas formas monárquicas de soberanía, regímenes absolutistas que investían como soberano a una sola figura. Al momento de reconfigurar nuevos ordenamientos políticos, los mecanismos de poder también tienden a reconfigurarse y a constituirse como dispositivos independientes, pero nunca separados del sentido de soberanía, aun cuando ésta recaiga en otro lugar. 

Aunque, claro, no significa que la vida haya sido absolutamente integrada a las técnicas que la dominan y a su propia administración. Al interior de los Estados soberanos —aun cuando su vertiente democrática los encauce a desarrollar formas de inclusión de la diferencia—, siempre habrá algo que se escapa: la vida misma. La vida suele encontrar líneas de fuga, o bien, espacios de indeterminación jurídica y política que le ayudan a escapar de los ejercicios de poder, para resistir. La vida, pretende escapar de una regla de la normalidad y es precisamente la que se reprime.

La biopolítica pretende “gobernar la vida, desde sus alcances y crecimiento, desde la natalidad y mortalidad, hasta las actividades individuales y colectivas, (Ugarte, 2005, p. 8). La biopolítica se puede entender como el enroque de dos directrices (vida/política) que se entrelazan para administrar la vida cuidadosa de los cuerpos.

Hoy en día, la actual pandemia que se ha propagado a nivel mundial ha afectado a diversos países. En México, el epidemiólogo Hugo López- Gatell Ramírez, ha seguido diversas estrategias para frenar los contagios y muertes en México. Estas estrategias están en relación a un control político del Presidente Andrés Manuel López Obrador porque es importante, es decir, no sólo es el cuidado del cuerpo y sus contagios, sino, también, la administración pública y el encuentro de nuevos mecanismos que puedan ayudar a seguir con la vida política y económica del país. Sin embargo, aquí vemos la apreciación biopolítica entre vida (el valor que se le da a la misma a través del confinamiento y hospitales, y preservar la mayor vida a costa de dejar morir. De hecho, en el combate contra los contagios decir: “cuidar a niños y gente adulta” se prioriza, hipotéticamente hablando; la administración de la vida y la productividad de quien la posee: Adulto/ Joven, Niños/Ancianos porque, y sostengo la tesis, lo que no se puede expresar hoy porque resulta ofensivo en términos anormal/normal, se expresa hoy en día en contagiados/no contagiados en relación al régimen utilitarista de la vida) y la apreciación política (surgen a raíz de una pandemia nuevas configuraciones políticas que permitan el desglose económico para tratar de solventar las necesidades imperantes de toda población y evitar en la medida necesaria, una crisis económica por un lado, y por el otro una crisis sanitaria), la potencia de conservar la vida mediante la administración cuidadosa de los cuerpos y la creación de nuevas formas para la sujeción y control de las poblaciones.

IV Apuntes finales en torno al poder, biopolítica y gobierno: De la cuestión discursiva y sus aclaraciones.

El origen de esta lógica de la gestión de la vida de individuos, Foucault lo centrará en el tipo de poder que se desarrolla en el cristianismo, de hecho, en La Hermenéutica de sí nos menciona el tipo de poder desarrollado por el cristianismo, el poder pastoral, donde cada individuo (oveja) ha de dejarse gobernar por otro (pastor) durante toda su vida, con el objetivo de alcanzar la salvación y la libertad espiritual, tras la renuncia a este mundo imperfecto, que no deja más que insatisfacción y culpa en quienes no se dejan guiar por su pastor-gobernante.

Ahora bien, los cursos que dictó Michel Foucault en los años 70´s se inscriben en una elaboración teórico- genealógica: la gubermentalidad, allí será el punto de partida de la biopolítica. En dicho proyecto se propuso investigar la forma en que se gobierna desde el surgimiento de la soberanía política en los albores de la modernidad el siglo XX que permite configurar desde el gobierno político de Estado, hasta las prácticas económicas.

En dichas disertaciones, consideró que el nacimiento de la biopolítica debe considerarse dentro de las formas de gobiernos económicos, que cosifican a la población por objetos de estudio y control, a través de dispositivos y la economía política como saber privilegiado del Estado. Allí afirmará Foucault que el liberalismo moderno, debe ser analizado desde los parámetros de la racionalidad de la biopolítica y los efectos de la misma.

En el análisis del discurso político se esconde dentro de un antagonismo imperceptible que confronta y divide a una sociedad en dos clases: “nosotros” y “ellos”. La revisión de Foucault, tiene como propósito ver que el discurso “se dice” desde el nivel del poder, para conformar a través del tiempo una legitimación que abarca incluso una nación.

«Una formación discursiva no es, pues, el texto ideal, continuo y sin asperezas, que corre bajo la multiplicidad de las contradicciones y las resuelve en la unidad serena de un pensamiento coherente; tampoco es la superficie a la que viene a reflejarse, bajo mil aspectos diferentes, una contradicción que se hallaría a la vez en segundo término, pero dominante por doquier. Es más bien un espacio de disensiones múltiples; es un conjunto de oposiciones diferentes cuyos niveles y cometidos es preciso describir. El análisis arqueológico suscita, pues, la primacía de una contradicción que tiene su modelo en la afirmación y la negación simultánea de una única y misma proposición. Pero no es para nivelar todas las oposiciones en formas generales de pensamiento y pacificarlas a la fuerza por medio del recurso a un a priori apremiante. Se trata por el contrario, de localizar, en una práctica discursiva determinada, el punto en que aquéllas se constituyen, de definir la forma que adoptan, las relaciones que tienen entre sí y el dominio que rigen. En suma, se trata de mantener el discurso en sus asperezas múltiples y de suprimir, en consecuencia, el tema de una contradicción uniformemente perdida y recobrada, resuelta y siempre renaciente, en el elemento indiferenciado del logos». (Foucault, 1970: 261-262).

Desde el siglo XVIII entramos en lo que Foucault llama “la sociedad disciplinaria”; y en pleno siglo XXI, entramos a “La société infectée” No estamos solamente ante un contagio, sino en medio de una sociedad contagiada que tiene por resultado una pandemia que aquí, mencionaré de manera general ya que será una investigación posterior. Una sociedad contagiada de prácticas, formas de cultura, del imperativo del goce, de la desaparición de la prohibición, de la vigilancia y sus efectos de represión; y cuyo modelo es el que Foucault describe en su libro “Vigilar y castigar”. Se trata de disciplinar a los cuerpos para hacerlos productivos. “se les hace vivir, se les deja morir”. Hay un conjunto de micropoderes que lo garantizan: la familia, la escuela, el ejército, la prisión, el hospital, a la ley del poder soberano se le añade la norma. No se trata de una ley que se impone para obedecer, sino de una norma que se impone para normalizar. Normalizar quiere decir ajustarse a los parámetros de lo que “es normal” y excluir lo anormal. Foucault se refiere a él como anatomopolítica: disciplinar los cuerpos en su anatomía. A finales del siglo XVIII es cuando aparece lo que en sentido más estricto llamamos “biopolítica”. Es una racionalidad gubernamental que está ligada a la sociedad liberal.  Es muy interesante ver cómo Foucault analiza el concepto de biopolítica y el discurso. Finalmente obedece a ciertas reglas de formación que son aceptadas de manera general en la sociedad. Así, este trabajo pretendió analizar de manera general y desde dichos parámetros la idea de la biopolítica, más en una sociedad como la mexicana y su forma de cuidar no sólo la vida sino, implícitamente, los cuerpos que configuran el cuidado. En un ensayo posterior se ampliará y formulará una nueva investigación sobre el nacimiento de “La société infectée” donde se abordará dicho concepto a propósito de las Cartas de Voltaire (1755) a Jean Jaques Rousseau cuando el primero le cuestiona al segundo; que la sociedad está infectada de malicia, crueldad, egoísmo, de lo cual la novela de Rousseau es parte de esa sociedad infectada.

 

Bibliografía. 

– Beuchot, M. (2004). Historia de la filosofía en la posmodernidad. México: Torres y asociados.

– Berger, P. y Luckmann,T. (2003). La construcción social de la realidad.

Argentina: Amorrortu.

– Eribon, D. (1992) Michel Foucault. España: Anagrama.

– Foucault, M. (1970) La arqueología del saber. México: Siglo XXI.

– Foucault, M. (1995) Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión México: Siglo XXI.

– Foucault, M. (2014). “Volver a la historia”, en revista de Ciencias Sociales y

Educación, Vol. 3, Nº 5, Enero-Junio de 2014. Colombia: pp. 267-278.

– Foucault, M. (1979). Microfísica del poder. España: La Piqueta.

– Foucault, M. (1999). “Espacios otros”, en Revista Versión 9 UAM. México: pp. 15-26.

– Foucault, M. (1981). Un dialogo sobre el poder y otras conversaciones.

España: Alianza Editorial.

– Foucault, M. (1988). “El sujeto y el poder”, en Revista Mexicana de Sociología, Vol. 50, No. 3. (Jul. – Sep., 1988), pp. 3-20. Véase: http://terceridad.net/wordpress/wp- content/uploads/2011/10/Foucault-M.-El-sujeto-y-el-poder.pdf . Consultado el 23 de junio de

2019.

*Se licenció en Filosofía e Historia de las Ideas con mención honorífica por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es docente de filosofía además de ser miembro investigador de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, miembro del Colegio Profesional de la Comunidad Mexicana de Estudiantes de Filosofía, escritor y colaborador del blog filosofía en la red. Líneas de investigación: Lenguaje, discurso, psicoanálisis, filosofía política y teoría política. Desde el 2010, ha participado en diversas conferencias nacionales e internacionales sobre Foucault en México y Argentina, así como en congresos internacionales de ciencia política. Ha escrito diversos artículos en revistas especializadas sobre democracia, filosofía política y análisis del discurso político.

Actualmente, está estudiando un curso de metodología e investigación en la UNAM y un diplomado en teoría psicoanalítica para sus estudios próximos de posgrado. Dio una conferencia internacional en el VIII Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Ciencia Política organizado en colaboración con el Instituto Tecnológico de Estudios de Occidente (ITESO) en la ciudad de Guadalajara.

  1. En Defender la Sociedad, Foucault efectúa, entre otros, el estudio comparativo de la fundación de las monarquías inglesa y francesa en el siglo XVII, y hará hincapié en que para el caso de Francia hay una reacción nobiliaria representada en Boulainvilliers, quien crítica el discurso histórico que canta las alabanzas del poder del rey, de tal suerte que dicha crítica hace saltar a la luz la maquinaria administrativo-burocrática que termina fabricando el poder y saber del rey. Pone al descubierto que el discurso que legitima el pod er absoluto del monarca estalla y se fragmenta en pedazos, porque a la base de la ley o contrato social que entrega el poder absoluto al rey existen invasiones y conquistas calladas que lo explican. De esta manera, el autor de los cursos Defender la Sociedad ha acuñado lo que dio en llamar: «nuevo discurso histórico-político» o, desde otro ángulo, lo que él llama «contrahistoria». Dreyfus y Rabinow. (2001: 135)
  2. Con todo ello, la muerte podría ser un punto de fuga a través del cual la vida se pone fuera de su alcance. Una muerte podría pensarse que escapa del poder político, reglado, y de relaciones intrínsecas que rigen dichas formas de cultura.

 

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Un comentario

  1. Desde hace tiempo, sigo al profesor Eric Rodríguez Ochoa, sus trabajos académicos son muy interesantes así como sus conferencias. Deseo que siga teniendo más espacio en su revista porque esta calidad de académicos, ayuda a crecer más a la revista con sus aportes. Felicitaciones profesor Eric Rodríguez Ochoa. Interesante tema que nos menciona a propósito de la panademia y la administración de la vida. Así como la introducción a su teoría la sociedad infectada.

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