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Mujeres mexicanas: un instante en la vida de Juana de Asbaje

Por  Verónica Ethel Rocha Martínez

 

En el marco del día internacional de la mujer, la Galería 40 ubicada en la calle Aldama en Zapopan, Jalisco reunió la perspectiva de diversos artistas gráficos acerca de las mujeres mexicanas, la fecha de inauguración de esta exposición desapareció definitivamente del mapa de eventos culturales debido a una pandemia de proporciones insospechadas, sin embargo, no deja de ser motivo de una constante reflexión el acontecer de las mujeres en México.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez, nació en 1651 en una época que consideraba el rol de la mujer bajo parámetros muy acotados y siempre sometidas al yugo masculino (Universidad del Claustro de Sor Juana, s.f.). Fue una mujer que desafiando las barreras ideológicas de su época decidió, a los dieciséis años, dedicar su vida a la escritura e ingresar a la vida conventual bajo la orden de las carmelitas descalzas; esto ocurrió en 1667, pero su ingreso definitivo al convento de la orden de San Jerónimo sucedió dos años después (Universidad del Claustro de Sor Juana, s.f.).Leer más

Enemigos del hombre

Por José A. García garciagguerrero@gmail.com

www.proyectoazucar.com.ar

 A Brian Aldiss

 

 

 

Despertó con el penetrante aroma de la savia inundando cada poro de su cuerpo, como cada día, toda su vida. El mismo olor, la misma situación, la sensación de sentirse rodeado, prisionero en aquel lugar que se esforzaba por mantenerse inhóspito, volviendo inútil cualquier intento de cambio.

Se desperezó estirándose cuanto le era posible en su minúsculo refugio encerrado entre la pared de fría piedra y los troncos chamuscados y astillados; se vistió con sus únicas prendas de yute y, con el mismo movimiento, tomó el cinturón del que colgaban la funda del machete y los dos cuchillos de caza que él mismo había forjado con ansia y desesperación cuando encontraran aquellos restos metálicos de lo que parecía ser un antiguo vehículo que sobreviviera al olvido y la corrosión, en las cercanías del pantano. Ordenó las pocas pertenencias que conservaba, un colgante, el cuenco para el agua y el abrigo que usara en los cortos inviernos de la región. Controló el filo del machete y salió a la mañana.Leer más

¿Por qué no podemos prescindir del teatro?

Por Dora Gema Castillo[1]

Quienquiera que sea usted… Yo siempre he dependido de la bondad de los extraños.

Blanche Du Bois

Por primera vez en cuatro meses, me he dispuesto a disfrutar y opinar de una puesta en escena en formato digital, Un tranvía llamado deseo. Solo puedo decir que Tennessee Williams es un completo salto al abismo que traemos dentro, un tranvía llamado desolación. He hecho lo mismo que hubiera hecho en un teatro é, incluso, he aplaudido al final. No hay sentido en renegar si haremos por un tiempo teatro en un formato extraño, siempre y cuando dispongamos la vida con la misma emoción en tal encomienda. Si me preguntan por qué no podemos prescindir del teatro, colocaría a ese individuo en una butaca, en un sillón, sobre cualquier sitio en que se sintiera cómodo y me pondría a actuar. No es retórico referirse al teatro como aquel lugar al que acudimos a ser espectadores de nuestra propia existencia[2]. Es, tal cual, recordarse lo irracionales, Leer más