Columnas de opinión
Posmodernidad y antropología simbólica
Por Miguel Cipactli Romero Ramírez
Introducción
Nuestros tiempos históricos, catalogados como posmodernos, incitan a que como antropólogos pensemos en la posibilidad de elaborar discursos teóricos en favor de re-comprender el sentido de la vida humana en el siglo XXI. El socavamiento del medio ambiente, la eclosión de regímenes políticos autoritarios de corte nacionalista, el consumo desenfrenado, los paisajes de desigualdad social, la discriminación racial, la hiper-comunicación instantánea mediada por dispositivos electrónicos y las nuevas formas de amor líquido, son sólo algunos de los rasgos que caracterizan a nuestra era, en la que, según la filosofía actual, se ha puesto fin a las esperanzas de ideas que nos hagan recobrar una noción de humanidad. Precisamente, ante la muerte de los denominados meta-relatos, este ensayo se inmiscuye en esa grieta para pensar desde la teoría simbólica cómo podría ―si bien no subsanar los males del mundo― auxiliarnos en la concientización de nuestro rasgo distintivo como especie, a saber, el pensamiento simbólico.Leer más→
La esfera profesional de las atletas: autonomía vs patrocinadores
Víctor Alí Mancilla Gaytán[1]
El deporte en la vida cotidiana de los seres humanos representa un sinnúmero de atributos que muchas veces se reducen a la sustitución de la actividad física que de manera natural realizaban los ancestros humanos para sobrevivir (cazar, desplazarse, huir, etc.), y que, en la actualidad, se entiende comúnmente como una simple actividad de recreación física y mental, una especie de pausa a nuestra ajetreada vida actual para poder disfrutar de un partido con compañeros y que, además, nos ayuda a mantener un cierto nivel de salud (y cierto estatus) en nuestros cuerpos. Sin embargo, existe una forma más de entender el deporte: como una forma de conseguir el capital necesario para subsistir o, en otras palabras, la concepción del deporte como un empleo formal.
Esta última es la concepción menos evidente de todas, y tal vez la más confusa, ya que muchas veces se suele pensar que la gente que practica algún deporte lo hace por mero pasatiempo, nada serio (situación que también sucede con quien se dedica a la música). Leer más→
«Y la culpa no era suya»
Por Gina Preciado[1]
Tecleé una dirección al azar. Estaba estrenando tarjeta de crédito y perfil. El carro estaba cerca y la adrenalina inundó mis venas. Víctor, mi conductor, llegó en un Versa blanco. Para su sorpresa me subí al asiento del copiloto, me volví a verlo y, sonriendo, lo saludé. No pudo ocultar la emoción, nunca pueden. Sobre todo cuando ven que la falda se me sube muy arriba de los muslos.
Víctor comenzó una plática mezclada con risa nerviosa.Leer más→