Por Raúl Sánchez Urióstegui
Como hipótesis histórica, el Estado tiene un inicio ó configuración, una función y quizás, en términos utópicos, un fin. Iniciemos por los representantes de la filosofía política que teorizaron sobre el Estado. Todos sostienen algo en común sobre el Estado, que se fundó a través de un contrato social. Según Hobbes, era necesario porque el hombre era violento; Locke, nos dice que fue necesario para regular el comportamiento de los hombres y su propiedad privada. El Estado, pues, según los contractualistas, no es otra cosa que un regulador de la sociedad y protector de los intereses materiales. Pero, ¿es cierta esta concepción? Sí, pero si se trata de buscar la esencia de la función del Estado, hay que hacer una breve visita al más temido de la burguesía, al señor Karl Marx. El Estado, como se dijo, es un regulador de la sociedad, pero vallamos más a profundidad y dejemos la inocencia política. Bien sabemos todos, incluyendo a la burguesía —menos los estúpidos oportunistas—, que el Estado ha jugado un papel fundamental en la historia de la humanidad, después de la desintegración de la comunidad primitiva, pasando por el sistema político-económico esclavista, feudalismo, hasta llegar al capitalismo. ¿Pero qué tiene de común el Estado en estos proceso históricos? Que éste siempre ha sido un instrumento de opresión de una clase determinada, sobre otra clase social a la que oprime por la fuerza. El sistema feudal, por ejemplo, oprimía a los ciervos, los explotaba a través de la violencia. En el sistema capitalista, cambian algunas funciones, y el Estado adquiere un carácter más refinado; los hombres adquieren libertades políticas, pero la explotación de una clase social sobre otra se mantiene vigente, nada ha cambiado, todo sigue igual en su esencia económica. Se dirá que el Estado no es el mismo de ayer, evidentemente que no. Ahora el Estado sigue siendo un instrumento, pero más estructurado, con nuevas instituciones para acceder al poder político, así como instituciones para regular a la sociedad. De hecho, se han creado un sinfín de instituciones, que no vale analizarlas aquí. Pero, ¿entonces el Estado qué función ocupa en la actualidad moderna? En concrero, son tres los aspectos que el Estado sigue desempeñando; primero, es un instrumento de lucha política para oprimir a una clase social (función que nunca ha cambiado); en segundo, un comité para defender ciertos intereses económicos; y por último, un instrumento de dominación ideológica sobre la clase oprimida. La mezcla de las definiciones de Marx y Gramsci son fantásticas, pues nos ilustran cómo el Estado puede ser utilizado, por ejemplo, hoy en la actualidad se discute sobre la educación, la cual va perdiendo su esencia, la formación del pensamiento crítico, humanístico, y da lugar a la formación de ciudadanos mecanizados, robotizados, con un tinte individualista, indiferente, formados únicamente para satisfacer las demandas laborales del mercado y el consumo, principio elemental para el libre mercado. En suma, el nuevo ciudadano robotizado sí encaja en el capitalismo, menos mal. Precisamente, Gramsci ya nos hablaba de una dominación ideológica para mantener oprimida a la clase obrera, una forma de ver la realidad como algo estático, algo natural imposible de transformar, hablando desde las bases económicas. Es decir, la explotación obrera se legítima por los mismo explotados. Otro factor fundamental es también la fuerza del Estado. En América Latina, desde la décadas de los 70´s, se llevaron a cabo golpes de Estados, el ejemplo más claro es el del presidente Allende, el cual sufrió un golpe de Estado al ser derrocado para que una nueva clase dominante adquiriera el poder por la violencia —hay que reconocer que son unos genios al utilizar la fuerza— y se dieron a la tarea de implementar un modelo político-económico, el neoliberalismo. Así es como impusieron sus intereses por la fuerza hasta la actualidad, y cuando se ven amenazados, pues ya saben a quién acudir, al Leviatan. Entonces, ¿apoco el Estado no es un instrumento para oprimir y de dominación ideológica en la actualidad?