Yuleisy Cruz Lezcano (Cuba,1973). Vive en Marzabotto (Bolonia; Italia). Emigró a Italia a la edad de 18 años, estudió en la Universidad de Bolonia y consiguió el título en “Ciencias enfermerísticas y obstetricia”; consiguió, además, un segundo título en “Ciencias biológicas”. Trabaja en la salud pública. Su último libro “Di un’altra voce sarà la paura” estuvo entre los libros candidatos al Premio Strega, ha sido presentado en la televisión de Estado de la República de San Marino, en Tele Granducato de Livorno, Toscana, en distintas estaciones radio: Radio Pop Napoli, Radio Nord Borealis, será presentado en la televisión en el programa de Andrea Villani Street Talk y al Festival del Borgo Antico di Bisceglie, que es uno de los festivales literarios más importantes de Italia. Este año participó al “Festival La palabra en el mundo” de Venecia.
El inocente
Una pequeña mano
captura piedras pequeñas,
el ruido de la corriente del río
abre el suspiro de las piedras,
y un sombrerito azul acompaña
el ejercicio de llenar
un cubo de inocencia.
La inocencia es mucha,
ya no cabe en el cubo
y un germinar de ideas
la conectan con el mundo
que habla con los ojos cerrados
de donde llegan noticias de lo eterno.
Habitar la vida
Se ríe distraídamente
la vida cuando
se asoma a la vida
así sin nada más
solo los deseos de habitarla
desde la corteza hasta el rocío,
desde el humus que intercambia
cenizas por agua de mar.
Mundo prestado
Escuchando los árboles
el aire traspasa la oscuridad
y en la canción de regreso la eternidad
elige el vuelo que vive la palabra
para buscarse en la tierra.
Ya en la tierra
quiere ser primavera
entre levaduras molidas
de aguas sin orillas.
Quiere ser un para siempre
en el pillar de un nido,
en el salto de las ranas
-es solo una palabra-
vuela, cae y no sabe caminar.
Se agarra a la nada.
Está dentro el viaje del significado
y protege el nido
de otro pájaro que vuela.
Espera
Anillos de agua
túrbida de cielo
es nuestra memoria
reflejada en una gota
cuando el sol aparece.
Todo vuelve al color
como la oscuridad nos enseña.
Y es aquí entre un fuego que quema
y un frescor de luciérnagas
que preparo la mesa
con los ojos de la sed
y un dolor en la sombra de Luz
de un vaso que espera.
El lugar de la poesía
(Dedicado a Fernando Salazar Torres)
Todo en una sucesión
versos, espacios en blanco, puntuación.
De poema en poema
como si las palabras conocieran
la fuerza de lo que no puede morir.
Un minuto antes de subir
el último respiro,
antes del último esfuerzo
para respirarlo,
desde los ojos del poeta
llegan paisajes
y en la caída del equipaje
que mira ya viendo
que el adiós decrece
la calidad de la mirada que se mece
es una sonrisa
firme en los ojos.
El último suspiro
cierra el cerrojo
y la sustancia del vacío
en la lingua gravitante nada.
Con una delgada risa alumbrada,
el poeta ya pronto para partir,
la única cosa que puede decir
es “poesía” “poesía”
y la palabra se va de la carne fría,
bebe tenaz del rocío del cielo
una gota de elixir
y abraza el cuerpo
jurando que no dejará nunca morir
el verso que edifica
desconocidos lugares que acogen
la resonancia del alma
que no muere.