Moira Meléndez Castro (Santiago de Chile, 1998). Autora de los poemas Ansiedad, Nostalgia y La mano, Revista Phantasma, edición 2021. Silvestre, espíritu; El cuerpo saqueado y Quien escribe, Revista Cardenal, edición 2022. Deseo artístico, Revista Raíces, edición 2022. Mendiga, Revista Mal de Ojo, edición 2022. Compilado Silvestre, espíritu-y otros poemas, Revista Carcaj, edición 2023.
Mendiga
Descalza
en un retazo
movedizo de tierra
foránea
utópica
donde todo
es
orden
definido
como «primer mundo»
fui
una mendiga
pordiosera
con ojos
que suplicaban
ser vistos,
con manos
suplicantes de ternura
Analfabeta
defectuosa
en un retazo colonizado
dual
fui palabras
rogando ser
escuchadas
Clasificada-desclasificada
desclasificada-clasificada
fui un cuerpo
enfermo
y resistente
pidiendo amor
y expresión
Latina
solitaria,
espectadora
dentro y fuera del retazo
ya no pedía
a gritos
identidad,
donde el calor era frío
dibujé lo desdibujado.
Ahí
donde la lluvia era sequía
llené
uno de mis vacíos
Donde la soledad
era profunda
doliente como nunca
antes
pinté mi sangre
reivindiqué mis ideas
Allí
donde
la violencia
aparenta inexistencia
encontré causas
encontré sentido
y
retorné completa
para volver
ir y volver.
El cuerpo saqueado
A través de las miradas
colonizadoras
de hombrecitos que juegan
a ser hombres
soy
idealizada
y
nombrada «una gran musa»
La caída del título
es parte de un microsegundo
Bestial
Vertiginoso
Ahora soy nombrada «una gran puta»
porque mi expresión
de seriedad
les ofendió y destruyó
sus ansias de conquista territorial
sus risitas
su imaginación
y sus instintos
Los instintos dirigen
la mano y el ojo
para saquear mi cuerpo,
durante días queda vacío, estropeado
desdibujado
Pero ellos no saben
no entienden que
soy una artista
que reconstruye su cuerpo
escribiendo
existiendo.
Re-surrección
I
el adiós
a las personas que amo
y
el beso al aire
eran el pasaje al vuelo
triste
el cuerpo caliente
inerte
la herida abierta
en la garganta
eran la entrada al otro
continente
la mirada neutra
perdida
y
la mano anclada
eran la felicidad
desconocida
la caminata por
la avenida 29
la entrega de libros
eran el nuevo comienzo
II
los afectos
la sonrisa de una misma patria
eran vida
sentir profundo
el estado de muerta en vida
era sentenciado
la excusa de un casi accidente
la euforia tardía
eran visiones pasadas
la quemadura
en los nervios
la necesidad
del veneno
que adormece
eran lluvia ácida
en la piel
las pestañas caídas
en el tren
de los deseos
III
la amargura
en la expresión
del cadáver andante
eran el gusto
de saliva rebelde
queriendo lamer
artísticamente
la llaga del desprecio
las lágrimas diarias
eran ahora la odisea cotidiana
la multiplicidad de acentos
entre molinos
pretencioso humo
y grafitis de una revuelta
el sentimiento
de ser incomprendida
eran ahora
amores temporales
libres
y
duraderos
la muerte
era
re surección
Quien escribe
Quien escribe,
se transforma
Quien escribe usurpa historias
Quien escribe habita
entre obsesivos puntos
y comas
Quien escribe
respira tanto la belleza
como el terror
Quien escribe
se encuentra
en estado de subordinación,
bajo los sentidos
y la estética
Y ahora digo que
escribir,
es autoexcavación
entre venas,
entre nervios;
océanos
hay un aguajero negro, sin fin
sólo hay más y más