Menila Sánchez | Poemas

Melina Sánchez. Docente y comunicadora afroindígena. Militante de pueblos originarios desde cuando decir eso en Buenos Aires causaba risa entre los que oían. Hija de una familia migrante del litoral argentino. Nací, crecí y vivo en el conurbano bonaerense. Profe de lengua y literatura en escuelas secundarias del Gran Buenos Aires. Leo y difundo literaturas indígenas. Escribo sobre todo cuando algo me causa indignación o tristeza, y también para dejar registro de nuestra mirada en la urbanidad y en el mundo actual

1

 

Brother

Roto

Otro mundo

Tramita

En tu inconsciente

***

Eran las cinco de la tarde

al calor de un domingo de enero

de esos que queman gomas

en la pista

o en la esquina

Pasó un Cristo por la feria

alguien pregunta: ¿cuáles son las consecuencias de que gobierne un loco que se cree mesías?

que nos nazcan otros locos/otras locuras

al calor de un domingo de enero

era su combustible una gaseosa caliente Manaos cola

por un momento temí que fuera vino -es probable-

por un momento temí que fuese kerosen -es menos probable-

pero créanme que la pregunta apareció coherente y soberana

al verlo hacer su ingreso triunfal

al border

a su escenario

con los pies descalzos

cincuenta kilos maldistribuídos en un metro setenta y cinco

que supo de otras épocas

barba descuidada de muchos días

y el pelo duro de falta de baño

se sentó en el cordón de la vereda,

antes echó una bendición,

la primera, a la pacha mama,

le echó un sorbo, le dio de beber,

la segunda, a los transeúntes en medio de un trance,

que hasta ponía en duda su borrachera, y lo vestía de blanco,

llevaba los pies descalzos, ¿les dije?

la tercera, al semáforo en rojo y a los conductores,

de casualidad no murió esta tarde el loco que no nos gobierna

de cincuenta kilos, maldistribuídos en un metro setenta y cinco

y hambre mal arbitrada por varios gobiernos seguidos

dudé, claro, de su humanidad,

en medio de la ruta,

a cincuenta grados de calor,

lo vi bailar como Zorba,

en medio del hervidero,

y dudé, claro, de su humanidad,

cruzaba el Cristo, valiente,

lo perdí de vista por un momento

reapareció con la botella de plástico cortada

él y su humanidad tambaleante

él y sus dedos alados,

él y sus alados pies,

y sus pies alados,

y su borrachera angelada,

y su brote carismático,

y su hambre de vaca sagrada…

 

 

 

2

Hijx de la Tierra.

 

Nazco a pesar de todo pronóstico,

y sobrevivo

a la esclavitud impuesta,

y me transformo

y escribo poesía.

 

Respiro

el polvo

que he de ser

un día.

 

Camino

el mapa

de la nación

de mis ancestrxs.

 

Trazo la cartografía

de mis despojos.

 

Dibujo

el relieve

de geografías

pasadas, presentes y futuras.

 

Oigo el canto de los pájaros

oigo el sonido de las alas del colibrí…

                                                                    buenos augurios.

 

 

 

3

A veces te veo.

 

A veces te veo

A veces nos veo

En otras personas

No, no llegamos tan lejos

Te vi de la mano con otra persona

Ese día de invierno en 2018

Cuando todas fuimos a la plaza

y estaba tan, tan lleno todo que hubiera sido imposible encontrarte

pero te crucé en la marea

impensada dos años antes cuando te fuiste y comenzaste a ser un punto de fuga lejos de mí

Pienso, qué hubiera sido de mí, de nosotras, si el invierno en donde todas pedimos aborto hubiera sido dos años antes

Veo a las pibas ese invierno, y dos diciembres después, cantando sin pausa, tomando la calle, las observa mi yo del pasado, con alguna envidia, quiere ser ellas, quiere que vos no le faltes, ahora que te dejé de extrañar para siempre, escribo esto, sobre aquella tristeza rabiosa que me habías dejado, no sé por qué… para enseñarme, como todas las hijoputeces en la vida, se hacen para enseñarle a una algo «muy importante» acerca de lo que mierda es vivir. Yo estaba muriendo en ese tiempo, ahora hago un back up de la computadora, y me encuentro con este no poema y lo reescribo, y le encuentro sentido, y me salen las palabras que ese ayer no encontraba: ¿Quién va a detenerte, la muerte, la edad, o una idea? No quiero cruzarte nunca más, ahora sí, nunca más. Ahora no quiero más de vos, ahora sé que las primaveras no son eternas. Tampoco lo fueron desde ese Congreso.

No alcanza nuestra libertad a una generación entera. Apenas un par de años y una pandemia bastaron para que la derecha salga a pavonearse por las calles que eran, supuestamente nuestras.

A veces te veo.

Te vuelvo a ver.

Alguien habla guaraní.

O con acento.

Alguien toma mate.

Alguien despeina sus rulos al viento.

Alguien se hace un tatuaje en el brazo.

Le pide casamiento a su novia.

Se olvida de los hijos que tuvo en su vida hetero.

Los despide con un beso cariñoso.

Los recibe siempre.

Pero les dice adiós.

Dice adiós a su otra posible vida.

Acepta la cartografía de un mapa actual en donde faltan piezas

En donde no termina de encajar

En donde no está todo bien

En donde a veces tiene la mirada perdida

Pero la acepta a esta otra vida, sin embargo

Quizás porque halla su nombre escrito en ella.

 

 

 

VII

 

esa vieja es una hija de puta

-con todo respeto de las putas, que esto no tiene nada que ver con ellas, pero no me gusta la palabra forra-

esa vieja es una forra

no suena de la misma manera que la frase anterior

a veces pienso que ya no es necesario escribir sobre las formas de la maldad

las que va adquiriendo a su paso

a lo largo del tiempo

de la historia

de las instituciones

de los dioses

de las religiones

y de las vidas

después me cruzo con otra vieja hija de puta

como piedra en el zapato

su bastón

se me clava en la sangre en el ojo

y me enturbia la mirada

la muy mierda

hay viejas que tienen dos bastones

 

y hay viejos que tienen tres

gente que no ha sabido ni pa’ qué vivil, mielda

la vida me parece a veces una gran Jerusalén

un mercado en la ladera de un país inhóspito

que está recién naciendo

o muriendo

o reviviendo

y que siempre siempre

va a dejarse engañar por un Melquíades

al principio de la tragedia familiar de los cien años

o esperará en la cola de la comida como poeta sin lectores, como maestro sin alumnos

en la colmena de la dictadura franquista

o pedirá como mujer clemencia

para no ser violada por los soldados japoneses o un tío depravado en medio de la guerra

las viejas hijas de puta, Carmela

son esas viejas que eligen rezarle a dios y culpar a las niñas de las manos de un tío perverso

y ser cómplices

en lugar de clavarles la cruz por la espalda o en otras partes, mi ciela

las abuelas de las cándidas eréndiras, ellas tan santas, y tan viviendo de la putería, mi niña

que dos por tres y cada dos palabras intercalan un virgen maría

y que por culpa vuelven a las jóvenes fregadoras compulsivas de pisos y cacas de los otros

y así se aseguran la economía, la suya

y su limpieza de culo

para la eternidad a manos de una enfermera bien paga, solamente con su rosario de culpas, obligaciones y pecados

 

cierta vez le daba clases

a unas viejas en Palermo

una de ellas estaba postrada

igual no me causó pena

habrá sido la maldad que se le trepó por abajo

para detener sus energías

una de las jornadas me abre la puerta la chica de la limpieza

una piba paraguaya

que me cuenta que no come en lo de la vieja porque cuenta hasta los panes

que ella estudió enfermería en Paraguay

y que vino convencida-engañada de que iba a trabajar en una clínica de un conocido

finalmente tuvo que limpiarle la casa

para hacer unos pesos que le permitan salir de esa cárcel

para conocer otras…

la limpieza doméstica…

la homologación de título…

la trampa del trabajo migrante…

la digestión y la somatización de las ideas de las viejas

que pagan clases de literatura para que alguien les haga de mula cultural

y hambrean a la sirvienta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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