María Guadalupe Pérez Ferra (México, 1996). Pasante de la licenciatura en Creación Literaria por la UACM y estudiante de Lingüística en la ENAH. Soprano en el ECUACM. Ha publicado en Revistas como: Revista Tlacuache, Caina fanzine, Aleteo poético, Axolotl magazine, Palabrijes, el placer de la lengua, Craquelarre, y algunos otros textos en las antologías Voces violeta de la editorial Voces indelebles, y Como hermanos de Ediciones afrodita.
I
El aguacero es la tristeza
De los pueblos
Que no tiene donde refugiarse.
II
La tormenta suele ser
La angustia de quienes tienen
Frágiles sus techos
III
La lluvia es la bendición
De quienes viven de las cosechas
De su siembra.
IV
La brisa suele ser esperanza
Para quienes necesitan
Enjuagar la soledad.
Trayecto, transporte, traslado
Nos peleamos por un asiento en el metro
porque estamos cansados, hartos de venir parados
parados en el trabajo mal pagado
de las empresas extranjeras
sosteniendo el capitalismo
que está acabando con nuestra voluntad
y después con nuestros mundos
En la miseria de un día tan rutinario
con el estómago vacío
pero más vacías nuestras esperanzas
con mucha más hambre de justicia
y la poca fe que tenemos del día siguiente.
Y nos miramos feo entre nosotros
como si nos odiáramos de siglos
y nos empujamos, le subimos el volumen a la música
y no volveremos a vernos
olvidaremos nuestros rostros
no conoceremos el sonido de esas voces.
No hay espacio
ni silencio
sólo espejos
y una foto en blanco y negro…
Estoy muerta
Quizás ya estoy muerta
me levanto de la cama buscando mi libreta
escribo mi nombre muchas veces
para no caer en el abismo. El olvido.
La tinta se escurre entre las páginas
páginas llenas de palabras sin sentido
las lágrimas inevitablemente bajan
se acumulan en un charco. El suelo.
Estoy, no estoy
¿cómo hago para recordar que existo afuera de mi habitación?
que puedo tocar mis lágrimas
que camino con los ojos cerrados
para poder verte.
Me repito a mí misma que existo
¿y si estoy muerta?
no soy como a aquellos que sepultan
y les lloran
porque a mí ya me olvidaron (aquí sigo)
no recuerdan ni mi nombre.
Me gustaron mucho los poemas. En el primero me atrajo la oposición entre los dos primeros poemas y el tercero, cómo una misma situación puede ser diferente según quien la juzgue.
«trayecto…» Tiene versos poderosos como:
«Y nos miramos feo entre nosotros
como si nos odiáramos de siglos
y nos empujamos, le subimos el volumen a la música
y no volveremos a vernos
olvidaremos nuestros rostros
no conoceremos el sonido de esas voces.»
Que refleja con exactitud esa sensación extraña que sentimos a diario en el contacto directo con los demás y el hastío impuesto que nos aleja y nos somete.
«Estoy muerta» es potente y doloroso de soledad y olvido.
Felicitaciones a María Guadalupe Pérez y que siga escribiendo que hacen falta voces nuevas que refresquen la poesía.
Saludos desde Buenos Aires