Por Leila Bohorquez Dezalot[1]
Introducción
Desde marzo de 2020, en Argentina transitamos por una pandemia global debida al covid-19, por ello, cuando imaginamos las clases virtuales pensamos en ese contexto situado del encierro por la cuarentena, en la ubicuidad del internet y en sus limitaciones. Hicimos el esfuerzo de normalizar el dictado de las clases comunes redirigiéndolas a través de la virtualidad con la utilización de recursos materiales, medios tecnológicos y digitales. Frente a cámara, estudiamos y practicamos la forma de presentarnos, de permanecer estáticos o visibles dentro de ese recuadro y frente a un monitor de computadora, así como interactuar con una grilla de rostros e imágenes que confirmaron una pseudo asistencialidad ligada a la conectividad de la clase. Decimos pseudo porque existieron excepciones en estas interconexiones, una de tantas fue la problemática de asistencialidad o accesibilidad tecnológica; las serias consecuencias para docentes y alumnos, las prácticas de enseñanza y la relación de los aprendizajes, las incertidumbres como herramientas pedagógicas, fueron los grandes desafíos de la educación para los docentes. Este tránsito particular llevó también al replanteo y a la creación de actividades adaptadas, un anexo de creatividad didáctica enfocada en la nueva modalidad curricular. Generar inclusión fue clave en el momento de observar a aquellos que sintieron mayores limitaciones para adaptarse a estos cambios. También consideramos que otras prácticas fueron incluidas en el sistema educativo a través de medios como la radio, la televisión y medios impresos. La meta fue y será llegar a todos y de manera diversificada, teniendo en cuenta que el problema de la desigualdad en Argentina pone en entredicho una verdadera distinción entre la educación pública y la privada. Existen brechas en cuanto a organización, digitalización, acceso a internet, dispositivos digitales, etcétera.
Así pues, el proceso de aprendizaje en tiempos de pandemia es un reto para toda la comunidad educativa, el cambio repentino de escenarios presenciales de aprendizaje a un escenario virtual limita el contacto social. Tal limitación puede traer consigo varias consecuencias, por ejemplo, la relación directa entre sujetos y dispositivos digitales evita reconocer las emociones y sentimientos de otros.
Alicia Camilloni nos da una definiciónLeer más