Del cómo y por qué se debe comenzar

                                                                                       

Por Rennata Mercado[1]

En marzo de 1970, la revista estanounidese Newsweek cubría el tema del movimiento de liberación de la mujer con una portada que decía Women in Revolt donde se mostraba a una mujer desnuda con puño en alto saliendo (y trozando en tres) el símbolo femenino. En el mismo momento en que este número salió a la luz, 46 trabajadoras de Newsweek presentaban una demanda mediática a modo de rueda de prensa hacia la revista por motivo de discriminación basada en el género, argumentando que laboralmente a ellas no se les permitía ser parte de la redacción de noticias como periodistas, sino que su papel se reducía al de investigadoras, lo que equivalía a las actividades de recopilación de la información para las notas y parte de la redacción de las mismas, pero no sólo sin el reconocimiento del crédito, sino que esto también se traducía en términos tanto legales como salariales, claramente inferiores a los de los hombres, y a las nulas posibilidades de ser ascendidas.

Era la primera vez en la historia del periodismo que un grupo de mujeres alzaba la voz en pro de sus derechos laborales mediáticamente presentando un discurso que llevó semanas redactar y que cambió su espacio de trabajo. Pese a ello, esta historia se encontró durante varios años en el olvido, tanto de archivo como de sus ajentes, y es así que la historia de su rescate es tan interesante como el caso mismo. Ambas son contadas en el libro de The Good Girls Revolt: How the Women of Newsweek Sued their Bosses and Changed the Workplace escrito por Lynn Povich y publicado en 2012. El libro es una recopilación informativa de primera mano, ya que Povich fue una de las trabajadoras que participó en la demanda. Leer más

Algunas disquisiciones sobre Eguchi en “La casa de las bellas durmientes” de Yasunari Kawabata

Por Alfredo Fredericksen Neira[1]

En el panorama que podemos dibujar dentro de la denominada “literatura contemporánea” (s. XX-XXI), es posible enmarcar la obra “La casa de las bellas durmientes” de Yasunari Kawata. Para M. Berman, en la modernidad: “[t]odos los hombres y mujeres del mundo comparten hoy una forma de experiencia vital —experiencia del espacio y el tiempo, del ser y de los otros, de las posibilidades y los peligros de la vida— a la que llamaré modernidad” (Berman; 2008: 67) Y “[s]er modernos es ser parte de un universo en el que, como dijo Marx: “todo lo sólido se desvanece en el aire”” (Berman; 2008:67). De hecho, el remolino de la vida moderna se alimenta de muchas fuentes:

  1. Los grandes descubrimientos de las ciencias físicas, que cambian nuestras imágenes del universo y nuestro lugar en él.
  2. La industrialización de la producción, que transforma el conocimiento científico en tecnología y acelera el ritmo de la vida.
  3. Inmensos trastornos demográficos, que fomentan la migració
  4. Sistemas de comunicación masi
  5. Estados nacionales cada vez más poderosos, que se estructuran y operan burocráticamente y se esfuerzan constantemente por extender sus dominios
  6. Movimientos sociales masivos de la gente y los pueblos
  7. Un mercado mundial capitalista siempre en desarrollo y drásticamente variable (Berman; 2008: 68).

Así, “[e]sta atmósfera —de agitación y turbulencia, mareo y ebriedad, expansión de nuevas experiencias, destrucción de los límites morales y ataduras personales— es la atmósfera en que nace la sensibilidad moderna” (Zygmunt Bauman; 2003:70). Conviene, pues, analizar la modernidad y el sujeto. Al ‘poner el mundo en movimiento’, la Modernidad puso al descubierto la fragilidad y la inestabilidad de las cosas y abrió de golpe la posibilidad (y la necesidad) de reformarlas” (Zygmut Bauman; 2003:163) Lo que estaba fijo o era permanente se muestra como inestable o abierto al cambio. Ya no hay elementos dados. Y el rasgo de la vida moderna: necesitar convertirse en lo que uno es. De hecho, la modernidad reemplaza la determinación de la posición social por una autodeterminación compulsiva y obligatoria. Tal y como afirmase Bauman: “[s]ea como fuere, la naturaleza humana, antañoLeer más

Don Guacho el malo

Por José Ramiro Ortega Pérez

Me daban gracia sus locuras. Quizá comenzaron cuando sintió que la mala suerte lo perseguía y no pudo entender que eran sus propias patas las que se le enredaban solas sin necesidad de zancadillas divinas o de la intervención de los malos espíritus.

Hablaba como la gente de nuestra tierra, casi gritando y exagerando cualquier tipo de relato, tratando de convertir en epopeya hasta las compras del supermercado.

Primero comenzó su racha de mala suerte, varios negocios emprendidos con el entusiasmo de los tiempos y nomás puro fracaso; luego, se juntó con el negro balsero y lo convencieron de que su vecina lo deseaba como marido y para quedarse con él y con su casa le había hecho un trabajo de brujería. Con toda franqueza, nunca pude entender cómo se relacionaba una cosa con otra, pero tenía que portarme serio, o poner cara de circunLeer más

15 Letras de tango escritas por mujeres

11. El 45

María Elena Walsh (Ramos Mejía, Pvcia. de Buenos Aires, 1930 – Buenos Aires, 2011)

 

Por Miguel García

Durante la convulsa década de los años 60, época de vueltas de tuerca en el devenir social y cultural, se consolidó una figura sui generis en el panorama artístico de su país. María Elena Walsh representa uno de los momentos más altos en la sensibilidad, inteligencia, originalidad, atrevimiento, que experimentó Argentina, al grado de alcanzar un nivel de difusión continental y universal. Autora de una enorme cantidad de canciones que forman parte del cancionero popular, como «Serenata para la tierra de uno», «En el país de Nomeacuerdo», «Como la cigarra», «La pájara pinta», etc., encarna la determinación de la mujer que decide utilizar el arte para extender su mensaje profundo en un mundo en estado de transición.

Todo empezó cuando, desde los 14 años, la niña María Elena presentó diversos poemas en medios impresos; a los 17, publicó un original poemario, Otoño imperdonable, en el que se asoma ya un oído privilegiado para el acento y la disposición de las palabras con sentido musical. El libro llegó incluso a ojos del poeta español Juan Ramón Jiménez, quien le propuso apoyarla y guiarla, así como proporcionarle un viaje a Estados Unidos con él y su esposa, que para la joven significó una fuente de aprendizaje que marcó su obra para siempre.

Al volver a su tierra, la semilla de su vocación viajera prendió, así se decidió a conquistar el mundo mediante la expresión vocal. Formó un dúo junto a Leda Valladares; ambas poetas y cantoras, dieron Leer más

¿La educación en México es reproductora o un aparato ideológico de Estado?

Por Mario Antonio Pérez Mendo[1]

Dos conceptos

Si partimos del supuesto de que nuestra educación es un aparato ideológico, ya estaríamos reconociendo que no se ha avanzado nada durante nuestros años de modernidad y globalización en el campo educativo, y que estamos todavía en manos y control de los gobiernos en turno, junto a empresarios capitalistas que también influyen en la formación y creación de los modelos educativos. Por otro lado, si se tratase de una educación reproductora, tampoco sería algo alentador, pues lejos de desear que la educación se encargarse de reproducir nuestros valores como sociedad y sus esquemas, lo que se requiere es apostar por una educación innovadora y transformadora por lo que estos conceptos, aunque no sean alentadores, vale la pena distinguirlos.

El artículo tercero de la constitución establece que la educación en México debe ser universal, obligatoria, gratuita, laica e inclusiva. Ya a partir de aquí podemos ver que al menos un aparato ideológico (la iglesia) está excluido de las intensiones del Estado, pues el artículo hace referencia a la laicidad de la educación, pero también menciona que debe ser universal, es decir, adaptarse a las circunstancias y necesidades globales; dista entonces de obedecer una ideología preferente. Ahora bien, el órgano encargado del sistema educativo es la Secretaría de Educación Pública que, por su puesto, es un aparato del Estado, y de ese órgano dependen los modelos educativos aplicables y los contenidos, por tanto, pudiéramos decir que a través de estos contenidos es posible la filtración de ideologías que tanto tememos.

Hay que recordar que a principios de siglo XX, con el gobierno de Lázaro Cárdenas ya se habíaLeer más

Esta herida está llena de peces, Lorena Salazar Masso desde el Chocó

Por Yessika María Rengifo Castillo

Toda alma tiene sus raspaduras.
Doménico Cieri Estrada[1]

Uno de los departamentos más violentados y olvidados en la historia de Colombia es el Chocó.  Ciudad que está rodeada de un fragmento del África, teniendo en cuenta que la mayoría de sus pobladores son afrodescendientes que se niegan a olvidar. Sin embargo, paradójicamente, el Chocó está lleno de ríos, de selvas, de hombres, de mujeres, de niños y de niñas, contando historias que se tejen en la memoria y el alma de los que entran y salen de la ciudad del pacifico colombiano.

Esta breve descripción del departamento del Chocó estaría incompleta sin recordar que el río Atrato es uno de los más caudalosos de Colombia, el cual ha sido testigo de llantos, de lamentos, de susurros de la guerra, de esa búsqueda incansable de esas madres por sus hijos. En medio de esa herida llena de raspaduras, es también un río que provee y no discrimina.

Dentro de este contexto, la escritora colombiana Lorena Salazar Masso lanzó su obra cumbre Esta herida está llena de peces, bajo las editoriales ALeer más

Botas negras

Por Lizette Sánchez 

El frío que entra por la grieta en el techo me despertó. El sonido de los perros ladrando y el gallo de mi papá muy puntual avisaban que el día comenzaba. ¡Clara! ¡Hay que ir por la leche!

Mamá Toña, mi abuelita, había llegado con los hongos recolectados, el té de monte y quelites salidos de la siembra del maíz. 

-¡Clara! ¡Niña! Salió el sol. Anda, ve por la leche para preparar el atole.

Salí de la cama de un salto, busqué mis botas negras, no me gustan, son pesadas y me quedan grandes. 

-Toma, niña, llena el bote. No olvides darle agua a la vaca. Leer más

15 letras de tango escritas por mujeres

10. Encendí un cigarro

Carmen Baena (Ciudad de México, 1926 – Ciudad de México, ?)

Por Miguel García 

Carmen Baena Solís es una extraña luminaria en el panorama del tango en México. Proveniente de una familia de artistas (su hermano fue el violinista y compositor Federico Baena, autor de canciones memorables como «Te vas porque quieres», «Cuatro cirios», «Que te vaya bien», «Triunfamos» y otros) estrechamente relacionados con el tango (en los años 70, Federico Baena se presentaba con su orquesta en recintos de tradición tanguera como La Edad de oro, junto con Carmen y el entonces joven cantor José «El Pibe» Baena). Carmelita se presentaba con el nombre de Carmela Carmen, fue cancionista de fina sensibilidad. Su voz, llena de ternura y carácter, muestra una estética muy cercana a la de las grandes cantantes tangueras de la segunda mitad del siglo XX.

Como la mayoría de los artistas mexicanos que conocieron el tango, no se limitó a interpretarlo, se atrevió también a componer. «Encendí un cigarro» transparenta su honda comprensión del género, que supo amar y cultivar con la mayor exigencia. La historia que presenta se inserta en el tema de la nostalgia, con una sofisticación y originalidad que brillan entre el acervo de tangos mexicanos, con vuelos que alcanzan la reflexión filosófica.Leer más

Y gracias a la mujer el mexicano se aceptó

Por Manuela Herazo Martínez[1]

En el presente ensayo se pretende abordar y analizar de forma breve una de las obras base de la cuentística mexicana, La culpa es de los tlaxcaltecas, no de forma integral sino concentrándose en uno de sus aspectos literarios, la narración, partiendo de su representación como uno de los textos primordiales al hablar de la novela moderna mexicana.

En ese sentido, el objeto de este trabajo es demostrar la construcción de la idea de aceptación del mestizaje a través de los tiempos narrativos. Para ello es que se analizarán fragmentos del propio cuento desarrollando el breve estudio a través de dos ideas específicas: la alternancia de un tiempo diegético que va proponiendo la idea del mestizaje, de la mezcla; y por otro lado la concepción del personaje principal como ese puente o símbolo de enlace entre la temporalidad.

Hablar de estas estrategias narrativas que se alejan de la linealidad, ya sea horizontal o vertical, y evocar más bien un recorrido similar al de un sube y baja, es justo uno de tantos elementos que irrumpieron en la narrativa tradicional, bajo los cuales los representantes de la novela moderna concibieron una nueva forma de contar historias, alejando el foco de la Historia socio-cultural concediéndole un papel circunstancial, y dirigiendo el reflector a la construcción individual de personajes complejos.

Bajo esa tesitura es importante referirse, Leer más

Pier Paolo Pasolini: El fútbol es un lenguaje en prosa y en poesía

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

“Los deportistas están poco cultivados,
y los hombres cultivados son poco deportistas.
Yo soy una excepción”.
Pier Paolo Pasolini
 

Introducción

 

Este escrito es un homenaje a Pasolini por el centenario de su nacimiento, un pensador polémico, pero necesario para nuestros tiempos, el último profeta, como lo llamó Miguel Dalmau en su libro biográfico sobre la vida y obra del cineasta.

Pasolini fue escritor, poeta, pintor y director de cine; nacido en Bolonia, Italia, en 1922, fue posiblemente el único pensador que supo desmenuzar la esencia del fútbol, al que describió como su gran pasión, a pesar de ser también un aficionado al boxeo y al ciclismo. Sin duda alguna, fue un personaje necesario para su época, y aún tiene mucho para seguir analizando en los diferentes ámbitos en los que se desempeñó, como escritor y cineasta, principalmente.

En este artículo me voy a centrar en la relación tan cercana y analítica que tuvo con el fútbol. Por lo que advierto al lector que mis escritos sobre Pasolini no terminan aquí, sino que apenas comienzan, pues fue un personaje que da para demasiadas reflexiones sobre nuestros tiempos.

Pasolini y su temprana relación con el fútbol

Pasolini supo cuál sería su equipo amado desde muy temprana edad: «Soy tifoso del Bolonia. No tanto porque haya nacido en Bolonia, sino porque volví a Bolonia (tras largas estancias, épicas o épico-líricas, en el valle padano) con catorce años y empecé a jugar al balón (después de haber despreciado tanto ese juego, yo que amaba jugar solo a la guerra)» (p.31). El fútbol se convirtió así en la mayor pasión de Pasolini. «Me he quedado en el idealismo del instituto, cuando jugar con el balón era la cosa más bella del mundo», decía (p.23).

Jugaba todas las tardes cerca de seis a siete horas seguidas, sin descansos;Leer más