Por Amaury Cobos Cruz
Abrí el libro de Carlos Castaneda mientras me dirigía a la Ciudad de México para comer unos hongos alucinógenos en Ciudad Universitaria, mi lugar favorito “de todos los tiempos” ̶ como me gusta decir ̶ . Así es, el cliché del cliché, del cliché. Empecé a hojearlo buscando un separador inexistente, entonces, fui directamente al índice donde leí: El mundo de las sombras —título de uno de sus capítulos— . Ante aquella perspectiva, opté por cerrar el libro, me puse los audífonos para escuchar un disco de Black Keys, porque tengo la manía de, en lo posible, escuchar discos completos, pero a la tercera canción me di por vencido. Busqué algún disco de Ry Cooder, tampoco me satisfizo, entonces terminé escuchando a Lou Reed mientras calculaba cómo llegar hasta C.U. cuando me bajara de la furgoneta, transporte que utilizaba con regularidad por ser más barato que el autobús. A veces funciona mejor una lista de reproducción aleatoria.
Al descender en el Periférico se me ocurrió hubiera sido mejor hacerlo antes, a la altura del Caminero y utilizar el Metrobús hasta la estación CCU. La magia de la ciudad con sus mil opciones para llegar a cualquier destino. Todo lo contrario de Cuernavaca, donde si no tienes coche sería mejor caminar, tan pequeña es, el problema son sus escarpadas calles. El subconsciente o una inveterada costumbre me hizo abordar el camión que va al metro Universidad desde Iztapalapa, mi habitual ruta cuando asistía a la Universidad.
Después de pasar frente a la ENAH —recordé sus tremendas fiestas— , la pirámide de Cuicuilco, dar un rodeoLeer más