Por Numar Chaid González[1]
Actualmente la sociedad colombiana está enfrentando una de las situaciones sociales y políticas más complicadas de los últimos tiempos. Si bien al país latinoamericano le ha tocado afrontar varios conflictos armados y situaciones parecidas a lo largo y ancho de su historia, la situación actual que permea en el país cafetero resulta sumamente complicada.
La sociedad colombiana está afrontando una situación delicada, pues, el levantamiento popular contra el Gobierno nacional ha instituido innumerables escenas de violencia desmesurada en las calles de distintas ciudades del país. El gobierno colombiano, en cabeza del actual Presidente de la Republica Iván Duque Márquez— quien gobierna bajo la bandera del uribismo, corriente política leal al expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez, quien actualmente afronta un proceso judicial en el país— ha decidido, junto a sus propios Senadores y los parlamentarios aliados, crear una serie de reformas ejecutivas entre las que se encuentran: una Reforma Tributaria; la cual es la principal causante de las protestas sociales que se viven actualmente en el país, y con la cual este gobierno, que bajo las consigas electorales “Menos impuestos y más salarios para un país justo” se ganó las elecciones presidenciales del año 2018, busca imponerle al pueblo colombiano más impuestos, sobre todo a la canasta familiar, para tapar los huecos fiscales que éste mismo ha generado en la arcas del Estado. Además de la Reforma Tributaria, en el Congreso de la Republica se plantea una Reforma al Sistema de Salud nacional, el cual es uno de los más paupérrimos de América latina, y para completar el paquete de reformas, también se trabaja en la misma corporación una reforma al Sistema Pensional del país. Esta situación ha traído consigo hechos que tienen al gobierno colombiano contra la espada y la pared.
Dentro de la situación que vive el país se han presentado incidentes lamentables como: violaciones sistemáticas de los derechos humanos, desapariciones forzadas de manifestantes, en su mayoría de jóvenes estudiantes universitarios, violaciones sexuales a mujeres manifestantes por parte de miembros de la fuerza pública, excesos de la fuerza por parte de miembros de la policía nacional y su escuadrón móvil anti disturbios (ESMAD), entre otros vejámenes reprochables y lamentables.
Este uso desproporcionado de la fuerza que ha estado empleado la fuerza pública del Estado colombiano, especialmente la Policía nacional contra los manifestantes en las calles de ciudades como Cali, Popayán, Bogotá, Yumbo, Manizales, Barranquilla, entre otras, ha estado atentando significativamente contra la dignidad humana de los manifestantes a tal punto que varios jefes de Estado alrededor del mundo y diferentes organizaciones gubernamentales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y organizaciones no gubernamentales han manifestado su preocupación por la actual situación que se vive en el país, donde los ciudadanos están saliendo a las calles a manifestarse en contra de las políticas del gobierno de Iván Duque y el uribismo en medio de un tercer pico de la pandemia por Covid 19 y, por supuesto, en medio de las fuertes represalias que el gobierno ejerce contra los manifestantes, quienes con piedras y palos se defienden contra los fusiles, los gases lacrimógenos y las granadas de aturdimiento del denominado Estado Social de Derecho.
El comité organizador del Paro Nacional iniciado el 18 de Mayo del año en curso, en compañía de una generalidad de centrales obreras del país, quienes en coordinación con diferentes organizaciones y gremios tales como el de estudiantes universitarios, campesinos, personal medico, camioneros, grupos de indígenas (Minga), Barras de Equipos de Futbol profesional colombiano, entre otros, han ocasionado algo nunca antes visto en el país andino: mostrarle al mundo entero una serie de irregularidades que se han estado viviendo en el país cafetero desde hace tiempo. Por ejemplo, han denunciado ante la comunidad internacional el grave estado en el que se encuentra el Estado Social de Derecho colombiano y su gobierno de turno, sumergido en un demostrable estado de corrupción; han denunciado la desinformación y la manipulación de información y la complicidad de los principales medios informativos con el Estado y el gobierno uribista; han denunciado el mal manejo de la pandemia por parte del gobierno nacional; han denunciado el enorme hueco fiscal que ha dejado el actual gobierno nacional por satisfacer sus propias necesidades antes que las del pueblo soberano de Colombia; han denunciado la participación de grupos paramilitares en las ejecuciones extrajudiciales que se han llevado a cabo con manifestantes desarmados. Entre muchas vejaciones más a las que el pueblo soberano ha sido sometido.
El estallido social que se ha generado en Colombia durante todo el mes de mayo pasado no es solo por el descontento de las organizaciones y de los gremios protagonistas del paro nacional, sino también lo es por la insatisfacción de toda una juventud desesperada, anulada y sin futuro a causa de las políticas neoliberales que establece el gobierno de Colombia las cuales no hacen otra cosa que favorecer a los ricos y poderosos relegando a los más necesitados.
Este descontento que se vive en la sociedad colombiana, la cual se está manifestando en contra de uno de los gobiernos más cleptómanos, tiránicos y mitómanos de la historia nacional, se ve reflejado no solo en las calles de ciudades y municipios, sino en las redes sociales de manifestantes, de políticos, de lideres sociales que últimamente están siendo censuradas por el gobierno con el objetivo simple de bloquear los contenidos que las personas comparten con el fin de vapulear lo que realmente está pasando en el país, por ello, es que el pueblo colombiano está pidiendo a gritos a la comunidad internacional un SOS.
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Es egresado del programa de filosofía de la Universidad del Atlántico – Colombia. se ha desempeñado como profesor de filosofía y ciencias sociales en las ciudades de Barranquilla y Cartagena de Indias. Trabaja como instructor de literatura en un programa de la Secretaría de Cultura de la Alcaldía Municipal de Luruaco – Atlántico. Es investigador y pertenece al grupo de investigación “Cronotopias”, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad del Atlántico. ↑
Gracias por la información. Un artículo puntual para comprender la situación colombiana. Hay que cuidar la redacción, pues donde dice: «personas comparte», debe decir: «personas comparten». Saludos.