Por Alfredo Fredericksen
No es posible realizar una lectura unilateral de la Divina Comedia debido a que ella ofrece una alta complejidad en el sentido de su riqueza, y es que no existen en literatura descripciones acertadas, sino lecturas que con mejor coherencia que otras interpelan en mayor o menor grado ciertos sistemas interpretativos (historia, política, social, cultural, etc.). Así, en la “Divina Comedia” nos encontramos con los siguientes niveles que propone Dante:
- Literal: Tiene que ver con lo explícito, el Infierno significa ir a la ultratumba.
- Alegórico: Es cuando se oculta algo tras un engaño (se dice A, pero quiero decir B). Por ejemplo, la aparición de animales que representan pecados como soberbia, codicia, etc. y que corresponden a los pecados de Dante en su juventud.
- Moral: Expresar o describir atributos de las cosas que son virtuosas, que distinguen lo bueno de lo malo.
- Anagógico: No existe una sola respuesta de la “Divina Comedia”. Expresa realidades sublimes, tiene que ver con un sentido en el cual el texto permite el acceso a la verdad, a aprender lo trascendente. Anagógico es el significado más completo o importante que puede tener una obra según Dante.
Todo comienza con el extravío del propio Dante en una selva, quien, acompañado y bajo la tutela de Virgilio que encarna una figura de cognición[1], se desvía hacia la senda que éste último le indica y que, en sentido metafórico, representa que Dante iba por el mal camino (alejado de Dios), en pecado. Así, en el presente ensayo se pretende afirmar que no solo existe un viaje a la ultratumba que resulta monstruoso[2] y que sorprende de sobremanera, sino que también existe un viaje interior en el cual debiésemos considerar la importancia de la numerología[3] y que además sucede como correlato al “viaje geográfico” (por decirlo de algún modo), el cual es ineludible a la hora de querer hacer una lectura enriquecedora de la Divina Comedia. Asimismo, cabe preguntarse ¿qué es finalmente lo que busca mostrar Dante: la salvación del hombre, la naturaleza del hombre, el amor que salva al hombre, el libre albedrío, amor y libre albedrío?, aunque en este ensayo no nos haremos cargo de esto, me gustaría dejarlo planteado.
La presencia de un doble viaje (viaje físico y viaje interior), que opera de manera simultánea en uno solo de carácter genérico (viaje físico), es trascendente. Al considerar únicamente un viaje físico —no de carácter genérico—, resulta impensable sacarle todo el provecho a la obra de Dante, que nos invita también a una reflexión política, teológica, histórica y de oficio de escritura. Ahora bien, es fácil percatarse de que la Divina Comedia se trata de un poema épico en general, pues narra las hazañas de un hombre que viaja hacia lo desconocido y posee un tono elevado y sublime. Pero, lo cierto es que ella debe ser observada bajo su misma estructura ascensional, ya que encierra una búsqueda tanto exterior (aprendizaje descriptivo[4]) como interior (aprendizaje moral, que involucra también purgar sus propias culpas y pecados, y liberarse).
Ahora bien, quisiera detenerme a explicar por qué se puede considerar el infierno como un espacio susceptible de ser caracterizado como inhóspito[5], ya que servirá para comprender y catalogar este viaje físico a la ultratumba como monstruoso. En primer lugar, el Infierno ya se nos augura un lugar poco auspicioso debido a su oscuridad que se debe a la falta de amor[6] y la inaccesibilidad del conocimiento y por ser un sitio en el cual no brillan las estrellas y en el que Dante llora por el otro[7]. Es decir, se plantea una visión poco alentadora del Infierno que incluso podemos apreciar en la entrada de éste último: “Antes de mí no fue cosa creada/ sino lo eterno y duro eternamente./ Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza”[8] (Alighieri, p. 8). Luego de cruzar el umbral hace una división tripartita de los pecados: a) instintos sobre la razón, b) pecados de todo aquel que hizo algo malo y se le fue devuelto y c) pecadores que se han esforzado en hacerle daño a los demás. En segundo lugar, si consideramos la estructura geométrica o cónica, esto es, que el infierno se compone de 9 círculos y que en ellos se agrupa a los pecadores y se los castiga por la clase de pecado cometido, nos hallamos ante una selección de ellos que —en este caso— implica que al ir descendiendo de círculo en círculo, la gravedad de los castigos asciende y esto Dante lo aprecia a lo largo de todo su viaje[9]. Es decir, ello se relaciona con la naturaleza de los actos que en cada círculo realicen los sujetos (demonios, gigantes, los mismos pecadores entre sí, etc.), las vejaciones, torturas[10], etc., y que amerita —precisamente por el interés que despierta— que no deje de observarse cómo seres no humanos comparten espacio con humanos en categorías infernales-pisos iguales. Esto es resaltado aún más por el autor mediante la técnica del terceto[11], que da a entender que lo predominante es el espacio, pues implica albores y realidades determinadas que son el germen del aprendizaje descriptivo y moral del protagonista; puesto que se trata de un espacio que estará centrado en la conciencia del pecado y esto no solo subyace en la “Divina Comedia”, sino que también es lo que le otorga sentido.
Por otro lado, conviene referirse al viaje interior como tema trascendente. Se trata de un viaje místico del héroe que estará matizado de distintas realidades: a) Dante se encarga de hacer su proceso espiritual acompañado por Virgilio y Beatriz, b) concomitante a este viaje interior, se realiza un viaje terreno pues en él se muestran todas las problemáticas de su época (de lo cual se podría hacer una lectura socio-política) y c) la inclusión al lector en este viaje, interpelándolo, y cuyo objetivo es la realización de un examen de conciencia, lo que implica para Dante en qué círculo se incorpora. En definitiva, el viaje interior mantiene relación —precisamente— con la reconquista interior, con gobernarse a sí mismo y distinguir lo bueno de lo malo porque, básicamente, con ello se entiende que el infierno es la gente que nos rodea, o que nosotros mismos somos nuestro propio infierno. Por ello, a lo que apunta Dante es que debemos mirarnos en perspectiva: mirar lo que hicimos en el pasado, presente y lo que haremos en el futuro, y también en escorzo, es decir, nuestra proyección.
Finalmente, no es posible entender el significado del viaje físico de Dante si se disocia del viaje interior, ya que éste último apunta a una suerte de escalada espiritual —como se verá más adelante en el libro— que irá desde el infierno en donde el cuerpo sufre dolor y paga, después irá al purgatorio donde igualmente el cuerpo sufre padecimientos, pero se purifica, y después al paraíso donde será perfecto, se gozará a Dios y existirá una comunión con el alma. En definitiva, la “Divina Comedia”, por su dinamismo permite que el lector avance con Dante y el sentido del doble viaje realizado por este último apuntará a que todo lo que uno hace en la vida tiene un eco dentro de la misma y esto también repercute en la vida del más allá. Además, tendría que rescatar (y apreciar) la valía de la “Divina Comedia” de Dante en tanto que: a) aparece una visión trascendente de la vida humana: esperanza. Se puede llegar a conocer lo inefable, al conocimiento absoluto de Dios. El mayor reproche de Beatriz es que Dante se perdió con su muerte, es decir, perdió la esperanza. De hecho, lo que recorre el Infierno es precisamente esa falta de luz que es la pérdida de la esperanza y por eso cuando uno lee el Infierno se da cuenta de que el contexto es oscuro y lúgubre y por algo los escritores góticos que surgen por ahí del año 1700 lo que hacen es retomar la Divina Comedia, así, para ellos será importante la lectura hecha del Infierno como este lugar oscuro, monstruoso, maravilloso (que es la lectura hecha después). b) Tres términos que recorren la obra: Gracia[12] (don gratuito), libre albedrío[13] y el amor; c) escrita en versos, tercetos[14] y versos endecasílabos[15]; d) algunos críticos dicen que es un poema soteriológico (estudio de la salvación del hombre sobre todo dentro de la teología cristiana); y e) “La Divina Comedia es una experiencia de conversión espiritual que conduce a la salvación del autor-protagonista” (Joaquín Barceló), lo cual es interesante, porque acá podrían aplicarse las nociones del viaje mítico, viaje interior, arquetipo, etc.
Bibliografía.
Alighieri, Dante. La Divina Comedia. Versión digitalizada.
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[1] El objetivo de ser incorporado es porque él propone la bajada al Infierno por medio de Eneas, que ocupa a Virgilio porque desea lo mismo: realizar una crítica política y establecer su ideología.
[2] Este será uno de los aspectos en el cual más se ahondará en los párrafos siguientes, ya que es el que más se aprecia en el Infierno.
[3] Esto se refiere a que en la Divina Comedia existe una relevancia numérica:
- 3: Simboliza la Trinidad, tres endecasílabos (la Divina Comedia se escribe en tercetos, es decir, versos de tres agrupados), tres secciones y son tres quienes guiarán a Dante (Virgilio, Beatrice y San Bernardo).
- 9: Son 9 fosos o círculos del Infierno. El número 9 es especial para Dante y en esto habría que pensar en la Vida Nueva donde Dante dice que Beatriz es un milagro y la conoce a la edad de 9 años.
- 7: Trivium más quadrivium[3], número perfecto, siete cornisas del Purgatorio, 7 pecados capitales, al castillo del ante-purgatorio lo rodean siete veces altos muros (ahí se encuentran los sabios: está Homero, Virgilio, etc.). Cuando Dante llega al Purgatorio primero debe lavarse como para dejar atrás los pecados y hay un ángel que escribe siete “P” en su frente que simbolizan los siete pecados capitales y, en la medida que va subiendo, un ángel va borrando una “P” como diciendo que va dejando atrás su condición mortal (de frágil, etc.). Es conveniente recordar que el anti-infierno es peor que el Infierno porque estar en él significa que no hiciste nada en tu vida, ni bueno ni malo, es casi como que uno no estuvo vivo.
- 100: Número perfecto.
Fechas: El Infierno se escribe de 1307 al 1308, el Purgatorio de 1309 al 1312 (aquí no hay acuerdo porque hay teóricos que señalan que también puede ser 1313 al 1314) y el Paraíso no se sabe (se piensa que pudo haber sido publicado de manera póstuma, recordar que éste fue dedicada al señor de Ravena y es aquel a quien dedica la carta en donde señala por qué se llama Comedia y no tragedia). Dice el propio Dante (escrito de su puño y letra): “Empieza la Comedia de Dante Alighieri, florentino de nacimiento, no de costumbre. Para entender esto, necesitas saber que “Comedia” deriva de commo que significa pueblo y/o de komos, que significa canción. Entonces Comedia significaría canto del pueblo, y es un tipo de narración distinto a todas las otras, difiere de la tragedia porque en un principio ésta es admirable y tranquila, pero a medida que se desarrolla es horrible. En cambio, la Comedia puede empezar mal pero siempre terminará bien como en las comedias de Terencio (comediógrafo latino). La tragedia tiene un tono elevado y sublime, mientras que la Comedia tiene un estilo algo más liviano y humilde. Es verdad que la obra al principio es terrible pues parte en el Infierno, pero al final se está en el Paraíso. En palabras del propio Dante “Lo he escrito en lengua vulgar como una forma de comunicación amable, sencilla, modesta, además es una lengua en la que las mujeres también se comunican. De todo lo anterior, se desprende que la llamé comedia, es decir, la llame comedia porque tiene un final feliz y por qué el término divino, porque el final feliz es en el que se llega a la visión trascendental de Dios”.
[4] Que se ve favorecido por la interpelación de Virgilio hacia los demonios, a quienes no les queda más que acatar el paso por el Infierno de Dante, ya que así lo mandan.
[5] El “Infierno” es una fosa cónica y el eje vertical del Infierno une Jerusalén con el centro del globo. Que se sitúe el Infierno debajo de la ciudad de Jerusalén le otorga un simbolismo histórico y sagrado increíble. Los Indiferentes ni siquiera atacados por mosquitos y gusanos, sino que sienten molestias. En el río aparecerá la figura de Carón o Caronte que es como cruzar el umbral. Luego vendrá el limbo donde estarán los niños no bautizados y los que no alcanzaron a conocer a Dios, pero en varias partes sabemos que hubo un terremoto y se ven las ruinas porque llegó Jesús a salvar a la gente noble del Antiguo Testamento (Abraham, etc.). Dante sitúa al limbo en un lugar bajo tierra —lo que es novedoso para la época—, de hecho, el limbo no se encontraba definido en un lugar físico. El limbo es una concepción que surge a partir de la Edad Media. A partir de las murallas de Dite se ingresa a lo más terrible porque comienzan los pecados de violencia, herejes (que son partes del 6 círculo), un río nuevamente y luego los violentos (contra el prójimo, contra sí mismos y contra natura). Luego, viene el pecado de bestialidad, traición, fraudulentos y luego el Cocito donde se encuentra Lucifer. El Infierno se divide en tres grandes zonas: 1° Incontinencia (son los pecados más leves y son los 2do, 3ero, 4to y 5to círculo), 2° Violencia (6to y 7° círculo) y 3° Maldad (8vo y 9nvo círculo). Se debe recordar la ley del contra-paso que se refiere a que cada castigo es proporcional al pecado o a la culpa cometida, a la acción. Es una directa proporcionalidad entre el castigo y la acción cometida. Por ejemplo, los lujuriosos se dejan llevar por la pasión y su castigo es que se dejan llevar por una borrasca infernal que simboliza la pasión. Otro ejemplo se trata de los avenimos —como Tiresias— que tienen la cabeza vuelta hacia la espalda, entonces aquellos que veían el futuro, ahora miran hacia atrás. Además, en el caso de los glotones su condena es que están sumergidos y les cae lluvia negra y ellos tratan de beber (de comer) y no pueden. En ese sentido, existe una estética del horror que destaca en Dante que es la estética que los prerrománticos y los románticos van a destacar y que es la estética de lo gótico, con el juego de las sombras sobre todo el Infierno, la presencia de lo grotesco (por ejemplo, en el octavo círculo se aprecia a los diablos que persiguen con arpones a los pecadores y cuando uno se trata de escapar le empiezan a enterrar el arpón, etc).
[6] Por ejemplo, cuando se afirma que: “Los desgraciados, que nunca vivieron,/ iban desnudos y azuzados siempre/ de moscones y avispas que allí había./ Éstos de sangre el rostro les bañaban,/ que, mezclada con llanto, repugnantes/ gusanos a sus pies la recogían” (Alighieri, p. 9).
[7] Que Dante llore en el Infierno marca una relación con que en los pecados ajenos, él mismo se reconoce, y llora de piedad.
[8] La adopción de esta cita a letras minúsculas es mía.
[9] Cabe destacar que las distintas regiones del Infierno se caracterizan por determinadas formas del mal y por estar separadas unas de otras. Cada una de ellas forma un mundo en sí, y ninguno de sus habitantes puede entrar en el otro: quien está asignado por la sentencia del juez, queda como prisionero por siempre a ella.
[10] Por ejemplo, cuando se refiere a la acción que ejerce Cerberos sobre las almas: “Rojos los ojos, la barba unta y negra,/ y ancho su vientre, y uñosas sus manos: /clava a las almas, desgarra y desuella.” (Alighieri, p. 20).
[11] A su vez, éste puede poseer un ritmo interno y externo.
[12] Don Divino que no tiene que ver con las acciones que uno comete.
[13] Se encuentra también presente porque Ulises que está en uno de los círculos más bajos (recordar que el Infierno es como foso cónico hacia el centro de la Tierra y mientras más arriba uno se encuentra, más leve es el pecado). Virgilio cuenta sobre Ulises que teniendo el libro albedrío escogió ir más allá de los límites y llevó a la perdición a su tripulación y llegó más allá de lo establecido. Y, Ulises llegó a la montaña del Purgatorio, traspasando los confines del mundo solamente por sed de conocimiento y aventura cuando él tenía el libre albedrío de retornar a su casa y llevar a sus hombres por buen camino y eso evidentemente lo condena.
[14] Tres versos, línea más base juntas, como estrofas.
[15] Un verso muy culto a diferencia del octosílabo que es popular.