Por María de los Angeles Espinoza Casillas,
María del Carmen Zapata Lara y
Raquel Paulina Arce Negrete[1]
1. Experiencias y oportunidades apegadas a la desigualdad de género
Cuando se habla de historias de vida de maestras rurales zacatecanas, se alude a la reconstrucción de sus experiencias, sus principales eventos en su ciclo de vida, durante su infancia y formación profesional en el campo rural, y cómo vivieron la desigualdad de oportunidades al ser integradas en una escuela que anteriormente solo aceptaba estudiantes del sexo masculino.
El hecho de elegir este tema de investigación surge de la necesidad de conocer este tipo de situaciones dadas a partir de la desigualdad en educación que enfrentó el sector rural, en cuanto a cuestión de género con la reciente modalidad mixta de la Normal Rural de San Marcos, Loreto, Zacatecas, en el año 1992 y la repercusión que esto tuvo en el género femenino.
Como maestras en formación, consideramos importante la difusión y erradicación, en medida de lo posible, de las situaciones de violencia tanto física como psicológica en contra de todo aquel sector que se vea vulnerable por no entrar en los esquemas que día a día se construyen en la sociedad; en las aulas, con nuestros alumnos y alumnas, debemos de ser promotoras de la equidad, la igualdad y el respeto por su persona y por sus demás compañeros y compañeras, por eso los valores son un punto importante para ir cambiando los prejuicios que la sociedad impone, y pequeñas acciones pueden lograr grandes cambios.
1.1 ¿Qué significó realmente estudiar en San Marcos?
“Mi vida era color de rosa… cuando llegué a San Marcos, se modificó todo.”
La desigualdad de género es algo que ha estado presente desde tiempos remotos, y lo hemos visto o escuchado a través de nuestras abuelas o bisabuelas, ideas que fueron llevadas hasta las mentes de nuestras madres y, en muchos casos, hasta las nuestras, como si se tratase de una gripe que tiene un inicio muchas veces impuesto, pero que aún nos cuesta trabajo ver el fin.
En las entrevistas realizadas a las maestras de la primera generación de mujeres pertenecientes a San Marcos, podemos ver con mucha claridad lo que hemos mencionado con anterioridad: núcleos familiares donde a cada individuo se le asigna un rol que es impuesto de acuerdo a tradiciones, costumbres e ideales que han traspasado de generación en generación sin evolución alguna. La visión conformista con la que demasiadas niñas fueron creciendo, donde su más grande e importante (por no decir única) meta era terminar la primaria, dedicarse a las labores del hogar y buscar un marido, que aunque no la valorara, la iba mantener y eso, eso era por mucho, más importante.
La Normal de San Marcos para la mayoría fue su casa y su bendita oportunidad de poder romper el patrón que parecía arraigado, con la única ilusión de que cuando cada una de ellas tuviera su hogar, las cosas e ideales serían distintos; pero no todo fue fácil, debido a que con la llegada de las mujeres a la Normal, se desató una ola de agresiones, machismo y situaciones desfavorables para éstas, dado que se les veía como intrusas y se dudaba de sus capacidades; ¿por qué? pues porque son las consecuencias de una sociedad en donde solo se benefician unos cuantos.
La desigualdad en la formación profesional se manifestaba de diferentes formas tales como los roles específicos de hombres y mujeres, quienes aunque “aparentemente” eran iguales, la situación actitudinal de los varones dejaba mucho que desear. Por eso es importante que recapitulemos la historia de las mujeres con el paso del tiempo y creemos un espacio de concientización que haga algo más que sólo codificar a las mujeres, recordando que fueron ellas quienes tuvieron que luchar para tener acceso a la educación.
1.1.1 Las voces que no se escuchan.
Con esta investigación, queremos que las voces ocultas de maestras rurales zacatecanas suenen fuerte y sean escuchadas, que su lucha sea motivo de inspiración y empoderamiento para las futuras generaciones de San Marcos y para todos aquellos que hayan sufrido una represión, dejando claro que las capacidades/habilidades y sueños de una persona, no se definen con simples roles que han sido implementados sin ningún beneficio, más que el de atrasar.
Al ingresar en una escuela para varones las maestras vivieron discriminación de género, pues los estudiantes de academias superiores y Comité Estudiantil no las querían ahí, y pedían que se movieran a la Normal de Cañada, institución de alumnado solamente femenino. En el siguiente fragmento extraído de una de las entrevistas, podemos observar el rechazo ante el cambio a modalidad mixta que se presentaba.
“Empiezan a decirnos ‘No las queremos, no son bienvenidas, queremos que entiendan eso, queremos que se vayan, esta escuela es de hombres, es de varones y ustedes como mujeres no entran en este espacio’ y empieza la recriminación”
Las maestras comienzan a defender sus lugares, pues ellas habían llevado un proceso de inscripción como todos los demás estudiantes. Al respecto, el Gobierno de Zacatecas afirmaba que las mujeres se tenían que quedar porque la educación es un derecho para todos y porque San Marcos necesitaba un cambio de impacto social; luego de ello viene un movimiento fuerte para ellas, para defender un lugar y tener la oportunidad de salir de sus casas, ver otros horizontes, superarse, luchar por sus metas, conocer el mundo y no solo quedarse estancadas en el pueblo en el que lo más importante era dedicarse al hogar y al esposo, y si alguien pensaba diferente, no era vista con buenos ojos, porque tenía ideales de libertinaje.
El fin del movimiento era lograr que las chicas salieran de la Normal, que se fueran porque no tenían lugar ahí, que se les reubicara en Cañada Honda, Aguascalientes Capital, Juchipila, Zacatecas y en el Centro Regional de Educación Normal de Aguascalientes. Por su lado, las mujeres lo único que pedían era que si no se les podía reubicar, al menos las dejaran entrar a clases sin vivir en el internado, siendo externas. Pero las cosas no fueron así, se determina que las mujeres en su formación para ser maestras se tenían que quedar en el internado y usar la beca que es proporcionada a cada uno de los estudiantes hasta la fecha.
El empoderamiento femenino se da a partir del derecho a la educación, al trabajo y por supuesto el derecho al voto, pues en México, el 17 de octubre de 1953 el Diario Oficial de la Federación publicó el Decreto en el que se anunció que las mujeres tendrían derecho a votar y ser votadas. Es una lucha constante que reconstruye y que sale a relucir cuando se hace visible la injusticia.
“Compañeras bien valientes que agarraban el micrófono y a decir yo me gané este lugar y aquí me quedo, este es mi lugar, entonces empezamos todas y dije bueno si ellas defienden su lugar que vienen de lejos, pues yo también”
Aunque la discriminación se veía también por parte del Colegio de Maestros pues ellos no hacían nada en contra de los alumnos al hacer menos a sus compañeras, al contrario, algunos de ellos se unían o parecía que estaban de acuerdo con estos actos discriminatorios.
“Con los maestros había quienes se atrevían ⌈a decir⌉ que tenían más cabeza los hombres que nosotras”
1. 2 Método biográfico: Historias de vida.
Se ha elegido el método biográfico debido a que hablar de una investigación de este tipo no es tratar de construir una historia o una biografía personal con fin terapéutico o histórico, sino reelaborar, con una nueva vivencia, fragmentos de vida que nos ayudan a darle un valor único a la comprensión de la realidad común.
Se trata, pues, de una investigación cualitativa, que conlleva un proceso de indagación basado en recogida de datos, a través de entrevistas previamente diseñadas con la función de extraer información relevante que nos pueda dar entrada de entendimiento al contexto por el que se atravesaba y el comportamiento en determinado momento.
Las Historias de vida, que son un método biográfico, constituyen un proceso de construcción de diferentes sucesos que han tenido lugar y tiempo, hechos que han dotado de experiencias a los sujetos principales, estas mismas pueden ser utilizadas con fines de análisis que sirvan para empoderar o transmitir conocimiento al lector.
1.2.1 La mujer y el acceso a la educación.
Sabemos que la educación es un derecho público y gratuito al que tenemos acceso hoy en día, sin embargo, en décadas anteriores no era visto de esta manera, la mujer se fue abriendo paso en la educación, pues quien enseñaba primero en el hogar era ella, poco a poco se le fue reconociendo el derecho a aprender, además de a pensar y emitir su opinión en diversos contextos.
En cuestión de educación, para el género femenino se tenía la absurda idea que toda aquella que tuviera acceso a este derecho descuidaría las cuestiones domésticas y no atendería correctamente a sus hijos y a su esposo, para lo cual había sido preparada desde los primeros años de vida.
En todo el proceso que ha derivado escribir, entrevistar e investigar sobre la desigualdad de género, encontramos que la Ley General de Educación de 1970 planteó la necesidad de incorporar a las mujeres al sistema educativo y ha sido el motor que ha permitido que hayan superado las barreras de acceso a la educación en ciertos niveles de la enseñanza, sin embargo, no se puede garantizar que un 100% tenga acceso a este derecho.
Si analizamos cuantitativamente la presencia de las mujeres en la matrícula de la generación 1992-1996 de la Escuela Normal Rural “General Matías Ramos Santos” de San Marcos, Zacatecas, México, vemos que las mujeres aparecen en desigualdad numérica con los hombres puesto que la primer generación mixta se conformaba por 100 hombres (76. 9%) y 30 mujeres (23.07%), de las cuales dos desertaron por motivos personales, ajenos a la institución. En las cifras anteriores podemos observar que aunque ya existiera un espacio designado al sexo femenino, aún era visible la barrera que separaba a la mujer del aprendizaje.
1.2.2. Una mirada sobre la desigualdad de género.
La mujer ha estado presente en las últimas décadas como un acto de empoderamiento para obtener la igualdad de condiciones que el género masculino, sin embargo los roles sociales que han sido impuestos por generaciones anteriores han permitido que esto trascienda hasta la época actual y que siga siendo visto como algo “normal”.
Antes de la Escuela Normal, las alumnas ya habían estado en un contexto donde se les hacía ver que tenían poco valor, que sus aspiraciones no podían salir de las cuatro paredes donde se encontraban día con día, durante su formación profesional, se dudó de sus capacidades intelectuales, aunado a ello, se hizo presente el maltrato psicológico por parte de los hombres que conformaban la base estudiantil, negándoles el acceso a la educación.
En el servicio profesional docente, todas pensaron que sería algo muy diferente, puesto que ya habían pasado los peores años y lo mejor estaba por venir, pero la desigualdad de género inunda los pensamientos no solo de hombres, sino también de mujeres y esto trae como consecuencia ideas arcaicas que pueden ser vistas por doquier; en el siguiente fragmento podemos observar la desigualdad de género en el ámbito laboral que era contexto de una de las maestras egresadas de San Marcos.
“El director que me tocó era muy especial, muy fuerte, pero yo veía que era más conmigo, con los hombres no, de hecho me gritaba, me hablaba muy fuerte, había practicantes que les tocaba ver, hasta me decían ¿maestra por qué le habla así?
A veces me mandaba llorando, pues recién egresada, y al principio pensaba que así eran los directores”
Tras pasar cada una de las situaciones, se puede decir que esto solo fue un impulso para seguir defendiendo sus ideales, sus derechos que como mujeres les pertenecían, seguir con la lucha y llevar la educación a las zonas rurales y marginadas de nuestro país, donde seguramente encontrarían situaciones demasiado similares a las de ellas y, así, con base en su experiencia, poder hacer pequeños cambios. Cabe mencionar y aclarar que la evolución de las ideas no es algo que ocurra de la noche a la mañana, ya que la familia es el principal núcleo en donde se desarrollan estas ideas obsoletas, pues madres y padres inculcan a sus hijos e hijas “acciones específicas de hombres y mujeres”, en donde las infancias son las principales afectadas cayendo en una dependencia e inconformidad social que cada día crece más.
“La mujer no trabaja, la mujer es ama de casa, de hecho a veces decían las mamás: ay ¿para qué estudian?, o los papás: no maestra mi muchacha va a ser ama de casa, si estaba esa mentalidad, muchas veces les decía miren en la normal esto, y en la normal esto otro, motivaba yo a las mamás por las habilidades de las niñas sobre todo, y las mamás tenían la mentalidad que el papá les inculcaba, mucho que no, que la mujer solo era para la casa, para que se case y forme hijos, aparte hablaban mucho de la falta de la economía”
En la época actual, desde el papel que como maestros/as desarrollamos, debemos de buscar equidad, igualdad y sobre todo la inclusión de niñas y niños, donde se pueda ver con naturalidad la realización de diversas tareas, sin estereotipar o adjuntar roles que minimicen las capacidades o habilidades que cada sujeto puede realizar; enseñar y aprender junto con los pequeños, que se les brinde la libertad de poder elegir lo que deseen ser, que vean más allá y no solo someterse a los ideales que vienen traspasando generaciones y que solo han creado personas con sueños frustrados y bastante hambre de superación, claramente todo lo anterior no se da mediante un proceso lineal, requiere constancia y trabajo con los valores, no es una situación que únicamente englobe la educación que reciben los alumnos, tiene mucho que ver el núcleo familiar del cual provengan y la deconstrucción que se dé día con día.
En las entrevistas realizadas a las maestras, se puede apreciar claramente el núcleo familiar del cual provenían, donde sus voces no eran escuchadas, sus sueños no eran tema de conversación y la posibilidad de estudiar una carrera se veía muy lejana. Todo cambió con la reciente modalidad mixta que sufrió la Normal de San Marcos, el impacto social que esto generó fue el resultado de un revuelo de ideas, donde se cuestionaba la viabilidad de lo que, en aquel entonces, era percibido como un “experimento”.
1.3 Resultados y conclusiones.
En el proceso de la construcción, investigación y redacción de este artículo, hemos encontrado que la discriminación que se vivió y sigue aún presente en nuestra sociedad, se debe a la falta de reconocimiento de las aportaciones que la mujer ha hecho, pues en aquella época predominaba en lo absoluto la figura masculina con una visión sexista en donde no existía la igualdad, pero en pocos años la presencia de la mujer se ha dotado de paralelismo en oportunidades educativas y ha demostrado que las barreras y construcciones sociales no la limitan.
En lo que refiere a la situación vivida en San Marcos en el 92, las maestras se vieron sumamente afectadas en cuestión emocional y moral, debido a la pésima actitud por parte de sus compañeros, donde manifestaban un comportamiento apático, indiferente y grosero con ellas, solo por estar en un lugar que era ajeno en todos los sentidos y que temía un cambio que traería consigo oportunidades de progreso para el género femenino y, por ende, para el contexto.
Se encontró que inclusive existieron casos de contacto físico, donde las mujeres veían agredida su integridad moral. Aunado a ello, la necesidad de reconocimiento y validez de los Derechos Humanos hacía visible la falta de empatía y el machismo de quienes conformaban la base estudiantil varonil de ese entonces.
Salieron a flote las ideas machistas de los roles que siempre se le han asignado al género femenino solo por ser “mujer”, la poca sensibilidad de los seres humanos para verse diferentes a otro ser humano, basándose en una superioridad social ficticia que ha venido queriendo dominar e imponerse con ideas que claramente solo dejan ver la pobreza mental de aquellos que se cierran a la evolución que empodera. Evidentemente, no podemos designar culpables, solo queda agregar que el contexto en el que se desenvuelven las personas pueden ir creando estigmas erróneos.
La desigualdad de género fue muy frecuente en la Escuela Normal, viene de creencias, estereotipos y prejuicios que han sido traspasados de generación en generación, que solo han obstaculizado la evolución del pensamiento y limitan las acciones y el potencial de quién es el grupo o grupos “minimizados”.
Con esta investigación, tratamos de que las voces ocultas de maestras rurales zacatecanas sean escuchadas y su lucha sea motivo de inspiración y empoderamiento para las futuras generaciones y para todos aquellos que hayan pasado una situación similar.
Hoy, después de 20 años, queremos hacer un extenso reconocimiento a las 28 mujeres que hicieron posible que hoy más de 70 mujeres por generación tengamos derecho y acceso a la educación gratuita que ofrece la Normal de San Marcos, que hayan comenzado una lucha constante por enriquecer cada día el camino que hemos recorrido las sanmarqueñas. Claramente su lucha no fue en vano, tenemos la misión de llevar la educación a los rincones más alejados, donde es fácil encontrar muchos casos de niñas que por una u otra razón no han podido acudir a una escuela o pensar qué es lo que les gustaría estudiar o creer.
Las sanmarqueñas somos fuertes, lo hemos sido desde el 92 y lo seguiremos siendo hasta siempre, por una y por todas. No debemos decaer, sino hacer saber que en La Normal Rural de San Marcos somos preparadas no solo para educar, sino también para abrir mentes e impulsar a las niñas a seguir formándose profesionalmente, erradicar el papel que se le ha asignado a la mujer, asociándola al cuidado de sus hijos y la realización de las tareas domésticas, donde claramente son poco valoradas.
Las maestras Zacatecanas que integraron la primera generación mixta tuvieron una importante participación en las tareas más arduas y difíciles de la sociedad, teniendo como consecuencia la discriminación, no solo por parte de los alumnos y comité estudiantil de esa época, sino además por los alumnos egresados de esta escuela, quienes se unieron al movimiento y pedían el retiro de las muchachas ya que solo desprestigiaban la escuela, una vez más, dejándose llevar por las construcciones sociales.
Sabemos que fue un proceso difícil para algunas de ellas, pero gracias a su esfuerzo y perseverancia permitieron que niñas de escasos recursos y de zonas rurales de nuestro estado podamos seguir estudiando; gracias por luchar en aquel movimiento y defender su lugar en esta escuela, por aguantar los actos discriminatorios y actitudes de bajeza hacia su persona. Sin duda, son un claro ejemplo de superación y saber que podemos alcanzar nuestros objetivos pugnando sin darnos por vencidas.
Aunque hoy en día siguen existiendo situaciones en donde las mujeres enfrentamos diferentes obstáculos para obtener el mismo trato y oportunidades que los hombres, poder erradicar la discriminación sigue siendo una tarea inconclusa en donde no solamente debemos participar las mujeres, sino todos en general para obtener una sociedad más justa, que siga creciendo y tomando fuerza pese a las adversidades; desestigmatizar lo que por años ha estado inquebrantable.
Bibliografía.
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Bertaux, D. (1980). El enfoque biográfico. Su validez metodológica, sus potencialidades. Cuadernos de Ciencias Sociales, nº 18. Disponible en: http://www.sitiosur.cl/publicaciones/Revista_Proposiciones/PROP29/14BERTAU.DOC
López Pérez, O. (2019). Presencia de las mujeres en la construcción histórica del Normalismo Rural en México durante el Siglo XX, Colegio de San Luis, México
Vasilachis de Gialdino, I. (2006). La investigación cualitativa. En Vasilachis de Gialdino. I. (Coord.) 2006. Estrategias de investigación cualitativa. Barcelona: Gedisa.
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Las tres autoras pertenecen a la Escuela Normal Rural “Gral. Matías Ramos Santos ↑