Por Luisa Fernanda González Castañón[1]
“Hoy vivimos en un mundo complejo e interconectado, cada vez más desafiante, que cambia a una velocidad inédita. En muchos sentidos, más que una era de cambios, nos encontramos frente a un cambio de era.” (SEP, 2017, p. 3)
Con estas líneas empieza el libro de aprendizajes clave para la educación integral, y continúa dando la explicación de cómo trata de dar una revolución al sistema educativo en general, y por lo tanto a los planes y programas educativos, queriéndose ver esto reflejado en los propósitos, enfoques y fundamentación de cada asignatura. Pero ¿son realmente reales, congruentes, posibles y favorecedores estos cambios?
En lo personal, considero que se retoman bastantes ideas del plan educativo anterior referentes a sus enfoques y propósitos, pues, por ejemplo, en las asignaturas del campo formativo de lenguaje y comunicación, el enfoque se sigue centrando en las prácticas sociales de lenguaje, y las matemáticas se siguen enfocando en la resolución de problemas.
Esto no quiere decir que me parezcan erróneos estos enfoques y propósitos, pero considero que muchos de los términos que se usan para describir dicho plan (“auténtica revolución”, “nuevo planteamiento pedagógico”, “cambio trascendental”) le quedan bastante amplios.
Lo que sí se hace es que se extienden las explicaciones del quehacer docente en cada nuevo caso que se plantea y cada asignatura, y se da más explicación y fundamentación a los puntos pedagógicos, lo cual es de bastante ayuda para guiar nuestro actuar en las aulas. Sin embargo, si nos ponemos a analizar estos argumentos, nos daremos cuenta de que es algo que ya todos sabemos, México no está emparejado en temas de educación con otros países.
Si miramos las estadísticas de educación en México, veremos que tanto en resultados, presupuesto destinado y recursos, diferimos con aquellos países como los que aspiramos ser. Y claro, sería bastante favorecedor el manejo del inglés en las aulas, implementar estas asignaturas destinadas a hablantes de lengua indígena, manejar artes, educación socio emocional y física, no obstante, a mi parecer, esto sigue siendo un tanto utópico.
No somos un país primermundista, ni tenemos las mismas condiciones que otros países en donde estas estrategias y planteamientos han funcionado y se han implementado de una manera adecuada.
Para empezar con uno de los principales términos que se pretende implementar en este plan, y que incluso aparece en el nombre del libro antes mencionado, la inclusión es un arma de doble filo, por así decirlo, pues resulta bastante atractivo y tiene muy buena pinta el hecho de que se plantee que todos los niños tienen derecho a una educación de calidad, sin ser excluidos y diferenciados de otros, pero la realidad es que los maestros muchas veces no tienen la capacidad de tratar con niños de necesidades especiales. Y a esto sumándole el siguiente punto a tratar, que en México el promedio de niños que se tiene dentro del aula oscila entre los 32, cuando el promedio mundial es 15; esto provoca que los maestros en realidad no le brinden la atención que necesita al alumno con necesidades especiales, o si lo trata de hacer, se retrasa y el tiempo no le da para abarcar todos los contenidos que marca el currículo.
Tener 32 niños de por sí resulta bastante abrumador y contraproducente, pues el tiempo que se le puede dedicar a cada uno se reduce. Sumado a esto, es bien sabido que el tiempo escolar no es sinónimo de tiempo dedicado a la enseñanza, y ello debido a que a pesar de que se dispone de 4.5 horas diarias en las instituciones educativas, se suelen presentar situaciones que interfieren en este tiempo, impidiendo que se trabaje, como ya se mencionó, todo lo que plantea el currículo.
Además del recurso del tiempo, todas y cada una de las asignaturas plantea diversas estrategias un tanto innovadoras para tratar de dejar atrás técnicas tradicionalistas. Dichas estrategias requieren de uso de tecnologías, materiales didácticos, actividades lúdicas y demás ejemplos que considerables veces no son posibles llevar a cabo en todos los contextos de México, pues tenemos que tomar en cuenta la gran diversidad de nuestro país.
Hay escuelas que no cuentan con energía eléctrica, mucho menos con tecnologías o acceso a internet, otras tantas no cuentan con las áreas necesarias para llevar a cabo actividades, y muchas más no cuentan con presupuesto para material didáctico, y los maestros no pueden cubrir estos gastos en gran medida.
Un punto nos va llevando a otro y, en resumen, nos lleva a que este plan, a pesar de ser más descriptivo y argumentativo del porqué se hicieron dichos cambios, adaptaciones, o implementaciones al currículo, no queda claro cómo estas aspiraciones se van a lograr en las aulas de nuestro país, y si bien amplía las explicaciones del trabajo docente, considero que éstas se hacen tomando en cuenta que el maestro y las instituciones educativas cuenten tanto con los recursos necesarios, como con la capacitación y estudio.
Los docentes enfrentan aquí un gran desafío y necesidad de reinventarse constantemente, no por gusto, sino por necesidad, y en este caso para describirlo utilizaré dos analogías. Se debe de retomar y regresar a esos tiempos en los que los maestros eran todólogos, refiriéndose a que tienen un manejo de múltiples áreas. Para responder a todo lo que demanda este currículo es necesario tener un amplio conocimiento en múltiples áreas, como el inglés, educación socioemocional, educación física, además de las otras asignaturas. Debe ser también un “Camaleón” para logar adaptarse y adaptar el currículo a los contextos donde se le asigne trabajar, así como llevarlo a cabo de la mejor manera posible.
Aquí entra que tendrá que adecuar tiempos y actividades según lo que disponga, tratar de ser lúdicas y manejar los enfoques, según los recursos, por lo que se tiene que ser sumamente creativa. Los maestros, entonces, tienen que poner en marcha esa resiliencia que ya poseen para adaptarse y actuar ante las adversidades.
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Luisa Fernanda González Castañón (21 años). Estudiante de la Licenciatura en educación primaria. Enamorada de la lectura, la escritura y su carrera. ↑