Por Zareth Ramos Cervantes
En este breve texto, observaremos cómo la masculinidad y la feminidad se relacionan entre sí, sus diferencias y cómo afectan al comportamiento de los hombres y mujeres entre sí.
La feminidad, como Marcela Lagarde menciona, en Identidad femenina, es:
La distinción cultural históricamente determinada, que caracteriza a la mujer a partir de su condición genérica y la define de manera contrastada, excluyente y antagónica frente a la masculinidad del hombre. Las características de la feminidad son patriarcalmente asignadas como atributos naturales, eternos y ahistóricos, inherentes al género y a cada mujer. Contrasta la afirmación de lo natural con que cada minuto de sus vidas las mujeres deben realizar actividades, tener comportamientos, actitudes, sentimientos, creencias, formas de pensamiento, mentalidades, lenguajes y relaciones específicas en cuyo cumplimiento deben demostrar que en verdad son mujeres.
Por lo que, podemos conceptuar que la feminidad es una serie de reglas que la mujer debe seguir para alcanzar el estereotipo de una “mujer perfecta”.
La masculinidad, con base en la definición antes dada sobre la feminidad, podemos concluir, es la serie de reglas y comportamientos que un hombre debe demostrar para llegar al estereotipo deseado de un “verdadero hombre”.
La sociedad está manipulada por este tipo de mentalidades, que causan una gran presión en los y las jóvenes del mundo al poner estereotipos tan marcados como estos, que prohíben la liberación de sentimientos en las personas. Estos comportamientos nacen de las tradiciones y reglas que se tienen desde hace años de cómo debe ser un hombre,o cómo debe comportarse una mujer.
En el caso de las mujeres, los estereotipos más marcados son: ser delicadas, mostrar inocencia, pero, a la vez, ser material dispuesto para el deseo de los hombres, lo que ha causado que los derechos de las mismas no sean respetados y, mucho menos, aplicados.
Por el otro lado, los hombres deben mostrar valentía, jamás enseñar debilidad o algún sentimiento atribuido a la mujer.
Este tema es muy delicado, pues hace que la sociedad viva llena de estereotipos que detienen la libertad de expresión y la autonomía de cada individuo, al darle un rol en específico sin ninguna otra opción.
Este tipo de temas obtienen, de una forma u otra, una respuesta positiva o negativa de parte de las personas, como sumisión o revueltas.
En mi opinión y concluyendo con el tema —que es de gran importancia—, debemos respetar las decisiones de los demás en su vida, pues cada uno debería tener el derecho de elegir cómo quiere que su vida tome camino y, así, vivir en una sociedad en la que no se nos obligue a ser, pensar y actuar como alguien que no queremos ser, pues lo único que acarrea es una vida de opresión y, por tanto, infeliz.
No debemos esperar a que la siguiente generación cambie, debemos empezar ahora para ser lo que queramos ser, sin detener los sueños de nadie. Nuestra libertad empieza respetando la de los demás y borrando los estereotipos de la feminidad y masculinidad impuestos.
Muy bien pensado.
En cuanto llamada de atención, este es un artículo a destacar. Necesario es preguntarle a la autora si concibe diferencia alguna entre individuo y persona, sobre todo por lo que a su relación con la autonomía concierne. Saludos.
Grandiosa forma de expresar tus pensamientos e ideas.