El caso de la psicología social de la salud
Por Aldo Saúl Uribe Nuñez[1]
Introducción
Cuando pensamos en salud-enfermedad, muchas veces dejamos de lado la influencia de las condiciones sociales, políticas y culturales en juego. Estos factores determinan en gran medida el estado de salud de las comunidades e individuos. Por un lado, nos encontramos con elementos de vivencias materiales en las áreas de vivienda, trabajo, alimentación, saneamiento, etc.; por otro, con elementos psicosociales y conductuales; y, por último, con elementos biológicos (que incluyen los genéticos). Un determinante importante serían también los sistemas de salud, los cuales devendrían en condiciones sociales en la medida en que son el resultado de construcciones sociales muy vinculadas a las políticas. Estos componentes nos ayudan a explicar la salud y enfermedad de los individuos (Villar, 2017).
Briceño-León (2003) refiere que la aplicación de las ciencias sociales en el estudio de la salud es un campo relativamente reciente en la historia de la ciencia, sin embargo, su uso lo encontramos en el campo de la medicina mucho antes del siglo XX. En el caso de la psicología social, ésta se ha caracterizado por ser un campo multidisciplinario en el estudio de la interacción social, una ciencia definida y determinada de acuerdo al contexto sociocultural en donde se produce, mostrando así determinadas peculiaridades en cuanto a sus perspectivas teóricas y metodológicas (Gil, 2007). La psicología social en el área de la salud se ha desarrollado de la mano de otros campos de estudio pertenecientes a las ciencias sociales como la sociología, la antropología, la economía o la educación.
Las actividades realizadas dentro del marco de las ciencias de la salud (promoción de la salud, prevención, tratamiento, diagnóstico, rehabilitación de la enfermedad y mejora del sistema de salud), son actividades realizadas dentro de un contexto social. De ahí la importancia de incorporar a las ciencias sociales en el estudio de la salud, puesto que las creencias, la ideología, la cultura, el comportamiento, etc., influyen de forma significativa en la salud del ser humano.
La salud no puede ser vista como algo orgánico, biológico o químico, también debe ser concebida desde el ámbito psicológico, social y cultural. Este artículo tiene como objetivo dar cuenta del papel de la psicología social de la salud, así como su quehacer y compromiso en la generación de programas y políticas públicas en materia de salud.
Desarrollo
En las ciencias sociales, y especialmente en la psicología social, existe una constante restructuración y construcción de conceptos y teorías para responder al estudio de la realidad. Peña y Bravo (2002) manifiestan que esta reestructuración de los paradigmas en las ciencias sociales ante la globalización nos lleva a revisar los esfuerzos teóricos realizados desde diversos marcos sociales y diferentes sociedades a partir de los cuales pensamos y construirnos la realidad desde una perspectiva local, nacional y global.
La psicología social se ha ido restructurando y modificando a partir de los fenómenos y problemáticas psicosociales que requieren de la atención, mejoramiento y fortalecimiento de la sociedad. En palabras del psicólogo salvadoreño Ignacio Martín-Baró, algunos principios básicos de la psicología social, para su dirección, contenido y definición, son políticas en el sentido de capacitar, fortalecer y facilitar la acción transformadora de la sociedad en función de la igualdad y justicia social, dando voz a los silenciados.
A medida que la psicología social y, específicamente, la psicología social de la salud se ha ido desarrollando, se ha visto un mayor incremento de psicólogos especializados en dicha área, abordando problemáticas que antes se concebían ajenas a la psicología. Ahora bien, ¿cómo se define la psicología social de la salud? La psicología social de la salud es la aplicación de aquellos conocimientos y técnicas de la psicología social al análisis y comprensión de los problemas de salud, así como al diseño y realización de programas de intervención, esto a través de documentación e investigación científica concreta (Rodríguez-Marín y García, 1996 citado en Ovejero, 2007)
Tomando en cuenta lo anterior, la psicología social de la salud tiene como objetivo la utilización de recursos de la comunidad, fomentando el autocuidado del individuo y el cuidado de la comunidad en sí. El psicólogo social de la salud puede propiciar el desarrollo de programas comunitarios, así como la dinamización de equipos de ayuda y apoyo psicosocial, generando un mayor bienestar y fortaleciendo a la comunidad. Para entender lo anterior, hay que dar cuenta de lo que significa el fortalecimiento de la comunidad desde la psicología social. En palabras de Montero (2003) el fortalecimiento comunitario puede ser definido como:
Un proceso mediante el cual los miembros de una comunidad o un grupo o miembros de grupos organizados dentro de esa comunidad o personas interesadas en promover y lograr un cambio respecto de alguna circunstancia que afecta a esa comunidad o grupo, desarrollan conjuntamente capacidades y recursos para controlar su situación de vida (en un momento específico); actuando de manera comprometida, consciente y crítica, para lograr la transformación de las condiciones que juzgan negativas o que deben ser modificadas según sus necesidades y aspiraciones, transformándose al mismo tiempo a sí mismos”.
De esta forma, podemos darnos cuenta que la labor del psicólogo es fomentar un mayor desarrollo y fortalecimiento, esto a través de las herramientas, habilidades y demás recursos que mantenga una comunidad en particular. La salud conceptualizada desde un enfoque social, se forma a través del trabajo y responsabilidad de las personas en el conjunto social, porque, tal y como expresan diversas investigaciones, el apoyo social proporciona “un amortiguador” ante las situaciones estresantes del individuo, un efecto independiente sobre la salud física, pero, sobre todo, mental.
Sociedad, políticas públicas y salud
Uno de los principales objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), es dar acceso a todas las personas por igual a la salud. Las reformas realizadas en el sector salud, tanto nacionales como internacionales, conllevaron cambios en la proporción y aplicación de herramientas metodológicas para solucionar problemáticas de salud, principalmente, cambios en la forma de analizar e investigar la concepción de enfermedad y su solución más próxima.
Las instituciones conciben la salud como un tema primordial en la agenda política, económica y social de las naciones. Un elemento que no sólo aporta bienestar al individuo y a la sociedad en su conjunto, sino que también proporciona riqueza a los países, puesto que un país enfermo es igual a un país inestable y disfuncional.
La salud pública depende de forma considerable de la política y de los actores que en ella fungen, ya sea desde los parámetros de la OPS, el contexto socioeconómico y político, o según la comisión de la OMS sobre determinantes sociales de la salud (Franco-Giraldo y Álvarez-Dardet, 2008).
Rojas (2004) expone que, en todas las sociedades, la medicina se ocupa de la lucha contra las enfermedades, sin embargo, a medida que pasa el tiempo, se ha venido considerando el hecho de que la salud humana requiere de la organización de la sociedad, una sociedad que dedique atención a la salud, con el objetivo de prevenir la enfermedad y promocionar la salud. Es así que los sistemas de salud deben ser considerados como entidades sociales y culturales.
Las políticas públicas no son un fin en sí mismas, sino un medio para dar respuesta a una problemática social específica (Molina y Cabrera, 2008). Por lo tanto, las políticas públicas en salud están dirigidas a solucionar un problema de salud desde una perspectiva social, es decir, colectiva. En un mundo que está en constante transformación, se hace necesario que los programas de salud sean elaborados a partir del trabajo interdisciplinario, pero principalmente, a partir de la contemplación de los problemas desde un punto de vista psicosocial. La psicología social de la salud, a través de sus métodos, herramientas y técnicas, nos permite buscar respuestas a esas incógnitas que como científicos sociales nos planteamos en el área de la salud-enfermedad.
Conclusiones
A través de este trabajo, nos hemos dado cuenta del quehacer de la psicología social de la salud y su papel en el fortalecimiento de la comunidad y la salud. Los aportes de la psicología social, y las ciencias sociales en general, al ámbito de la salud son sumamente valiosos, porque visualizamos los problemas no sólo desde el punto de vista orgánico-fisiológico, sino desde una perspectiva psicosocial y sociocultural. Así pues, la psicología social de la salud nos ofrece las herramientas para poder intervenir en las comunidades, esto de la mano con instituciones sociales y políticas establecidas.
Las necesidades y derechos de las personas son una parte esencial que se debe tomar en cuenta en las instituciones y políticas públicas, orientadas siempre a mejorar las condiciones salubres y la calidad de vida de la comunidad. La salud no solo depende de las instancias públicas o de los investigadores-intelectuales inmiscuidos en el campo científico-filosófico, depende del quehacer de todos como miembros de la sociedad. Como investigadores sociales, es de vital importancia tener en cuenta esto, con el objetivo de contemplar posibles formas de intervenir y explicar los fenómenos y problemáticas sociales relacionadas con la salud.
Bibliografía consultada
Briceño-León, R. (2003). Las ciencias sociales y la salud: un diverso y mutante campo teórico. Ciência & Saúde Coletiva, 8(1), 33-45.
Franco-Giraldo, Álvaro., y Álvarez-Dardet, Carlos. (2008). Derechos humanos, una oportunidad para las políticas públicas en salud. Gaceta Sanitaria, 22(3), 280-286.
Gil, M. (2007). Psicología Social. Un compromiso aplicado a la salud. España: Prensas Universitarias de Zaragoza.
Montero, M. (2003). Teoría y práctica de la psicología comunitaria: la tensión entre comunidad y sociedad. Buenos Aires, Argentina: Paidós.
Molina, G., y Cabrera, G. (2008). Políticas públicas en salud: aproximación a un análisis. Colombia: Universidad de Antioquia.
Ovejero, A. (2007). Las relaciones humanas. Psicología social teórica y aplicada. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.
Peña, L., y Bravo, E. (2002). Globalización y educación. Educere, 6(19), 283-288.
Rojas, F. (2004). El componente social de la salud pública en el siglo XXI. Revista Cubana de Salud Pública, 30(3). Recuperado en 6 de abril de 2022, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662004000300008&lng=es&tlng=pt.
Villar, E. (2007). Los Determinantes Sociales de Salud y la lucha por la equidad en Salud: desafíos para el Estado y la sociedad civil. Saúde e Sociedade, 16(1), 7-13.
[1] Licenciado en Psicología (UdeG); Especialista en Diagnóstico Clínico y Tratamiento de los Trastornos Mentales (AMSP, A.C.); posee una Formación en Psicogerontología (AEEP, A.C.); una Formación Psicoanalítica Especializada (AMSP, A.C.); un Diplomado en Criminología (ELCPAPO) y un Diplomado en Derechos Humanos, Reparación Integral y Acceso a la Justicia (PLAGCIS). Se desempeñó como asistente de investigación en distintos centros de investigación como el Departamento de Ciencias del Comportamiento (CUValles, UdeG), el Centro de Investigación en Comportamiento y Salud (CUValles, UdeG), el Departamento de Sociología (CUCSH, UdeG) y el Departamento de Estudios de la Comunicación Social (CUCSH, UdeG). Ha sido ponente en congresos y coloquios nacionales e internacionales. Ha escrito artículos en revistas académicas estudiantiles y medios digitales sobre psicología social, vejez, estudios sobre juventud, educación y salud mental. Actualmente es estudiante de la Maestría en Humanidades, Línea Formación Docente con eje de especialización en Ciencias Sociales, Humanidades y Comunicación (UAZ); del Diplomado en Administración Pública (ELCPAPO), y del Diplomado en Seguridad. Problemas y Perspectivas (ELCPAPO).