Breve reflexión acerca de las diferencias y las semejanzas entre un café filosófico y un taller filosófico

Por Francisco Octavio Valadez Tapia+

Los cafés filosóficos y los talleres filosóficos son dos modalidades de encuentro para la reflexión filosófica que han emergido en los últimos años, por lo que corresponde al contexto mexicano. Ambos comparten la idea de que la filosofía consiste en una praxis viva que puede y debe ser accesible a cualquier persona, y que se puede llevar a cabo en cualquier lugar o espacio, inclusive –valga lo redundante de la expresión– en un café o en un taller. Empero, hay ciertas diferencias relevantes entre ambas prácticas filosóficas.

El café filosófico remite a un encuentro informal que se suele realizar en cafés o bares –por lo menos en sus orígenes parisinos–. Su objetivo es construir un espacio de diálogo y discusión franca acerca de temas de índole filosófica. Quienes participan suelen ser personas de diferentes edades, profesiones y grados de formación educativa.

El café filosófico se basa en el método socrático, consistente en plantear interrogantes abiertas y provocadoras para incitar el pensamiento crítico y la reflexión.[1] Quien funja como animador o facilitador del café filosófico no necesariamente tiene que ser un experto en filosofía –pese a que esto es altamente deseable–, sino que su papel consiste en guiar el diálogo y promover la participación de todas las personas asistentes.

Por su parte, el taller filosófico es un encuentro más estructurado que el café filosófico. Se suele realizar mayormente en centros educativos, y suele estar coordinado por una o un filósofo. El taller filosófico suele centrarse en un tema específico, v. gr., el moralismo en cuanto obstáculo para el pensamiento [v. Taller de Prácticas Filosóficas (TPF), 2023]. La persona animadora o facilitadora del taller filosófico tiene un rol más activo que el de la persona animadora o facilitadora del café filosófico, dado que se encarga de presentar el tema, guiar el diálogo y proporcionar recursos para la reflexión y el análisis.

Considerando los aspectos antes mencionados, es posible establecer las siguientes semejanzas y diferencias entre un café filosófico y un taller filosófico:

  • Semejanzas:
  • Tanto el café filosófico como el taller filosófico tienen como objetivo promover la reflexión filosófica entre diversas personas.
  • Tanto el café filosófico como el taller filosófico se basan en el método socrático, que incita el pensamiento crítico y la reflexión.
  • Diferencias:
  • Mientras el café filosófico es preponderantemente un encuentro informal, el taller filosófico es más estructurado.
  • En tanto el café filosófico está abierto a cualquier persona sin conocimiento previo de lo que se abordará, el taller filosófico exige un conocimiento previo sobre la temática a trabajar.
  • El café filosófico suele centrarse en temas generales, mientras que el taller filosófico pone énfasis en temas específicos.

Así bien, es posible aseverar que el café filosófico y el taller filosófico son dos modalidades complementarias para la práctica de la filosofía dentro y fuera de la academia. El café filosófico es una opción adecuada para quien quiera iniciarse en la filosofía como praxis viva y para quien busque un espacio de diálogo abierto, participativo y respetuoso. El taller filosófico es una apropiada opción para quien desee problematizar, analizar y profundizar en un tema filosófico específico, así como para quien quiera acercarse de manera renovada al campo filosófico.

Ahora bien, siguiendo las ideas del filósofo práctico Oscar Brenifier (2011), concretamente aquellas contenidas en su libro Filosofar como Sócrates. Introducción a la filosofía práctica, este autor defiende que la filosofía es una práctica viva que se puede aprender y practicar. Brenifier propone un método de enseñanza de la filosofía con base en el diálogo socrático.[2]

Desde la perspectiva brenifieriana, el café filosófico y el taller filosófico pueden reconocerse como dos formas de practicar la filosofía a semejanza de Sócrates (470 a. e. c. – 399 a. e. c.). En ambas prácticas filosóficas, quienes participan tienen la oportunidad de hacerlo en un diálogo abierto y reflexivo acerca de temas filosóficos o de temas que pueden abordarse desde una mirada filosófica.

El café filosófico, particularmente, puede considerarse como una forma de filosofía encarnada en la vida cotidiana. En un café filosófico, quienes participan reflexionan acerca de temas filosóficos que les son relevantes en su vida cotidiana.

El taller filosófico, por su parte, puede ser considerado como un ámbito en el cual cada participante:

(…) debe confrontarse, en primer lugar, con sus propias representaciones del mundo, posteriormente con las de los demás y, por último, con la idea de unidad o coherencia. De esta confrontación surgirán nuevas representaciones de tipo conceptual o analógico que los participantes deberán articular, subrayar, comprender trabajar y retrabajar (Brenifier, 2011:102).

En definitiva, el café filosófico y el taller filosófico son dos modalidades complementarias de práctica filosófica. Ambos formatos pueden ayudar a las personas a desarrollar su pensamiento crítico y reflexivo, y a aprender acerca de filosofía, filosofar y su vinculación con la vida cotidiana.

 

 

Referencia

Brenifier, O. (2011). Filosofar como Sócrates. Introducción a la práctica filosófica. Diálogo (Col. Tábano).

Taller de Prácticas Filosóficas (TPF). (26 de noviembre de 2023). Oscar Brenifier – ¿Por qué el moralismo es un obstáculo para el pensamiento? [Archivo de Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=NJ9x3C-CmkQ

Vilà Vernis, R. (2020). Sócrates. La sabiduría empieza con el reconocimiento de la propia ignorancia. RBA.

 

 

 

+ Maestro en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Docente de la Academia de Lengua y Literatura del Instituto de Educación Media Superior de la Ciudad de México (IEMS-CDMX). Integrante del Seminario Permanente de Consultoría Filosófica y Prácticas Filosóficas del Plantel Cuautepec de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Miembro numerario de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP). Correo electrónico: maestroactor@yahoo.com.mx

[1] Según Ramon Vilà Vernis (2020): “El método de Sócrates ha recibido el nombre de elénctico, en el sentido de que procede aparentemente por refutación (elenchós es refutación en griego). Es importante observar, no obstante, que por este método no se refuta ninguna tesis en particular. Solo se concluye que todas las tesis afirmadas no pueden ser válidas al mismo tiempo, pero no hay modo de establecer de forma concluyente cuál o cuáles son las tesis que se deben abandonar. Eso distingue claramente la práctica socrática de otros métodos de razonamiento por refutación que usaban ya los matemáticos de su tiempo, y que estaban específicamente diseñados para refutar alguna premisa en particular. En este sentido, el procedimiento socrático no produce ningún resultado en un primer momento más allá de despertar la duda en el interlocutor” (pp. 64-65).

[2] Cabe decir que: “Las conversaciones de Sócrates en los diálogos platónicos tempranos adoptan esta forma característica: parten de una pregunta con la forma «¿Qué es X?» y examinan las sucesivas definiciones que se proponen en respuesta” (Vilà Vernis, 2020:65).

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