Messi, quédate donde estás

Por Humberto Orígenes Romero Porras[1]

En el 2017, a Lionel Andrés Messi Cuccittini le fueron ofrecidos cinco cheques en blanco[2]. En los tiempos que corren, el fútbol es la exacerbación de un capitalismo que no respeta el valor del trabajo. Los jeques árabes se dispusieron a pagar lo que ningún maestro podría recibir. Manchester United, City, Chelsea, Paris Saint-Germain y Bayern de Múnich se quedaron con las ganas de tener en sus filas al mejor y más redituable futbolista del planeta.

“La renovación del crack sigue dando de qué hablar”, decían los medios en ese momento. Tres años después, la telenovela se reactivó. El contrato de Messi tiene una cláusula que le permite irse al final de cada temporada, aunque solamente sirve para que el argentino incremente su salario año con año. Leo desbancó en agosto a Cristiano Ronaldo como el jugador que más dinero percibe de un club; de tal suerte que la rivalidad entre ambos no se juega sólo en el rectángulo verde sino en sus cuentas bancarias.

Aquel niño de trece años al que el Barcelona le pagó un tratamiento hormonal estuvo a punto de abandonar al equipo que es Más que un club hace unos días. Jorge Messi, su padre, se reunió con el polémico Bartomeu, dirigente de la escuadra catalana. Todo indicaba que Leo se reuniría con Guardiola en el City de los árabes. La telenovela de unas pocas semanas nos pareció tan larga como Mil y una noches. Algo tendrán los argentinos con la historia de Sherezade, que también Borges procuró revivirla.

Mucho antes del reciente cisma de Cataluña, la Liga Española había perdido su principal atractivo. Cristiano marchó a Turín, donde ―dicen algunos― podía evadir a las autoridades fiscales de Madrid. En tiempos del capitalismo tardío, un futbolista cambia de equipo por errores en su contabilidad. La batalla por el pichichi fue menos ardua para Messi, mientras que el portugués fue derrotado por un implacable Ciro Inmobile. La Italia de las inmóviles estatuas no fue amable con el lusitano.

Niños y adultos llorando a las afueras del Camp Nou rogaban a los dioses del barcelonismo que Leo Messi no se fuera. Sus plegarias fueron escuchadas. Bartomeu, en una jugada maestra de la política maquiavélica, ofreció dimitir a cambio de la permanencia del diez, con quien se dice no hay buena relación. Afortunadamente, todo quedó en susto. Don Jorge se arregló en términos económicos con la dirigencia culé y Lionel Andrés permanecerá en Barcelona al menos hasta el próximo año. Los seguidores de este equipo duermen tranquilos después de una batalla de egos.

Los recientes fracasos de la Champions League deben tener un responsable. Algunos dicen que la pésima gestión de Bartomeu y otros que la nula habilidad de Messi para el liderazgo. Lo que resulta claro es que en las negociaciones salieron a relucir tres nombres: Josep, Lionel y Jorge. El catalán, un hombre de un perfil oscuro, tiznado de corrupción; Jorge es el padre de una estrella, quiere el mayor beneficio económico para su familia; y, al final, un Leo que, aunque silencioso, no siempre puede ocultar su molestia.

Messi declaró al final de la dramática negociación su fidelidad a la camiseta azulgrana. El astro perfecciona sus cañonazos a la portería. El esférico se siente cómodo pegado a sus botines, pero en el futbol de hoy, los directivos perfeccionan sus cañonazos de otras formas. El balompié se juega también a billetazos. Las televisoras no solo transmiten lo que ocurre en la cancha sino lo que acontece detrás de ella, los juegos no duran solo noventa minutos, los futbolistas siguen siendo futbolistas con o sin el balón en los pies.

El espectáculo de Messi en los linderos del área se ha llevado a los linderos de la cancha. Estuvimos durante días atentos a la dramatización de una negociación. “El fútbol es lo más importante de lo menos importante”, dijo Valdano, sabedor de que la Argentina vive el deporte de una manera distinta. Sin embargo, aunque la negociación llegó a buen puerto estamos a punto de presenciar una nueva transformación. Después de un dominio absoluto repartido entre un portugués y un argentino, salvo la irrupción del croata Modric, el futbol mundial ya siente próximo el retiro de las dos grandes figuras.

La final de la Champions fue la vitrina en la que vimos reflejado el inicio de una nueva era. La disciplina férrea del Bayern triunfó ante dos nuevos cracks, conjuntados por el poderío económico de los árabes: Mbappé y Neymar, binomio que tal vez supla a Ronaldo y Messi, sin olvidar que el futbol de hoy depende mucho más del orden táctico y el despliegue físico que tanto se les da a los alemanes.

Hoy Messi sigue en el Barcelona, Cristiano Ronaldo rompe récords de todo tipo en otras latitudes. El aficionado barcelonista duerme tranquilo. Y nosotros nos acercamos peligrosamente al fin de una época en la que disfrutamos de dos de los mejores futbolistas de la historia.

[1] Humberto Orígenes Romero Porras. Egresado de la Licenciatura en Historia de la Universidad de Guadalajara, exatleta paralímpico (2006-2017), partidario de las causas justas, aficionado a la literatura, la historia y el buen futbol.

[2] https://www.diariogol.com/futbol/los-cinco-cheques-en-blanco-sobre-la-mesa-de-messi-para-salir-del-barca_470123_102.html

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