La resiliencia poética ante la voracidad masiva en Nomadland

Por José M. Delgadillo

Desde que existe un lenguaje tanto visual como escrito para dejar un registro del ser humano y su paso por el mundo, sabemos que estos seres, que somos todos, buscamos ser parte de una sociedad y ser aceptados en ella. Podría decirse que esto es algo que en gran medida está codificado, y en la gran mayoría de los casos, sentirse aceptado es una necesidad psicológica.

A pesar de que esto parece estar establecido, el Ser individual tiene lapsos en los que aparecen cuestionamientos, necesidades, ideas, deseos en los que no están incluidos los demás, o no se quieren incluir porque hay una especie de tranquilidad, apacibilidad y conformismo en el status quo. Dentro de esto, en ocasiones aparece el individuo que observa y se cuestiona si lo que todos necesitan o creen necesitar, también es lo que él necesita.

Esto causa un inmenso conflicto que denota que para ser aceptado por la masa de la sociedad y para obtener los beneficios de dicha adaptación en los que se engloban cosas y conceptos como bienes materiales, familia, pareja, fama y demás, debe hacer cosas que en ocasiones van en contra de su propia visión del mundo y de ciertos principios que le parecen menos congruentes o efímeros que aquellos en los que se basa la sociedad actual.

Ciertamente, para el Ser que está bien introducido en sociedad y que no tiene mucha conciencia, con una incipiente vida crítica, intelectual y hasta espiritual (aunque en la actualidad este último término se ha vuelto muy cuestionable), el conflicto no suele surgir y simplemente abraza la visión materialista de la realidad en la cual está basada la sociedad moderna.

Para este Ser que se convirtió solamente en un “ente” que está bien adaptado a las masas, no existe mucho para cuestionar o dudar ya que está inmerso en la nada, una nada que no tiene ningún sentido trascendente puesto que se vive en un universo ciego, mecánico e inerte, que te premia en el momento que dejas de ser individuo y te adaptas a una sociedad que te hace creer que subirás la pirámide del éxito, la cual te dará placer al dejarte llevar por la voluntad de los demás. Y que está, a fin de cuentas, justificada por la evolución biológica. Esta visión tan arraigada, textualmente sugiere que el mejor adaptado es el mejor, el más sano y el que obtendrá todos los beneficios. Las preguntas son ¿Adaptado o adaptada a qué? Esta sociedad en realidad tiene las respuestas y es por eso que no necesitamos ya cuestionarnos nada. ¿En realidad estamos sanos y llenos de beneficios?, o podría ser, como lo afirma una de las citas más populares de Jiddu Krishnamurti, que “No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma”. ¿Qué pasa con todos aquellos que dan signos de individualidad? o que simplemente fueron utilizados y después relegados por no tener cabida en el status establecido.

Esto se lo cuestiona a través de sus personajes la ya tan mencionada “Nomadland” (2020), película de la directora Chloé Zhao, que está basada en el libro “Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Centur”, escrito por Jessica Bruder. La trama de esta película es sobre una mujer en sus sesenta que perdió todo en la gran crisis de finales de la primera década de este siglo, y que decide embarcarse en un viaje a través del Oeste Americano. Viviendo en una caravana como un nómada de la actualidad. Esta mujer llamada Fern, protagonizada de manera simple y poderosa a la vez por la actriz Frances Mcdormand, es el ejemplo de estos seres que fueron relegados y que al no tener otra opción se enfrentan al latir de sobrevivencia que proclama esa libertad que no está permitida en la sociedad.

Fern irá de lugar en lugar, de trabajo en trabajo y se unirá a distintos grupos de nómades que circulan por los bellos paisajes del oeste norteamericano, desde Nevada a South Dakota, de Arizona a Nebraska, siempre escapándole al frío. Son conexiones breves, temporales, pero que marcan a una mujer que está tratando de entender lo que hay dentro de ella.

Fern vive de esa manera por necesidad económica y por tratar de enfrentarse al dolor que le ha dejado el pasado, pero también en el fondo muestra una necesidad de ser libre, y de postrarse ante todo eso que aún la hace sentirse viva. Como bien lo demuestra una charla que tiene con su hermana Dolly en la que entrevemos cómo Fern siempre fue alguien queriendo no ser una más en la masa llamada sociedad:

Sabes, cuando eras pequeña, eras excéntrica con otras personas, tal vez parecías rara, pero fue solo porque fuiste más valiente y honesta que los demás. Y podías verme cuando me escondía de todos. Y a veces ella podía verme antes de que yo pudiera verme a mí misma. Necesitaba eso en mi vida. Y tú eres mi hermana. Me hubiera encantado tenerte cerca todos estos años. Dejaste un gran agujero al irte.

Fern casi perdió todos sus bienes materiales, casa, empleo y hasta el pueblo en donde vivía. Pero aún más que eso, y lo que más dolor le provoca es la pérdida de su esposo. Y personajes que han perdido casi todo no le sirve mucho al sistema económico dominante. Dejando de lado a todos aquellos que no han sido capaces de no adaptarse aunque terminen formando parte de él en su escala más baja. Esto lo vemos representado en uno de los empleos de la protagonista como obrera de una de las empresas más capitalistas del mundo: Amazon.

También lo vemos con Lynda, otro personaje que Fern encuentra en su camino. Durante una conversación, esta le narra cómo la desesperación la llevó a querer cometer suicidio por que el sistema la ha desechado:

Antes de mudarme a esta posada, Squeeze estaba buscando trabajo y presentando solicitudes. Vino 2008, y fue simplemente difícil. Llegué a un punto realmente muy bajo. Y pensé en el suicidio. Y decidí que iba a comprar una botella de licor y encender la estufa de propano. E iba a beber hasta desmayarme. Y si me despierto, iba a encender un cigarrillo y nos volaría a todos. Y miré a mis dos dulces perritos confiados. Mi Cocker Spaniel y mi pequeño Toy Poodle. Y yo, Simplemente no podía hacerles eso.

Y yo pensé. Bien, Yo tampoco puedo hacerme eso. Así que me estaba acercando a los 62 y Me conecté a Internet para ver mis beneficios de seguridad social. Decía $ 550. Fern, he trabajado toda mi vida. Trabajo desde los 12 años. He criado dos hijas, no lo podía creer. Así que estoy en línea y encuentro la vida en auto caravana barata de Bob Wells. Podría vivir en una casa rodante. Viajar. Y no tener que trabajar por el resto de mi vida.

Los personajes no solo se tienen que enfrentar al rechazo del modelo económico, sino también al rechazo y los prejuicios de la sociedad que supuestamente está bien adaptada a este modelo, ejemplo de esto es que Fern es juzgada por integrantes de su misma familia, en específico por su cuñado George:

George: Ojalá tuviéramos el dinero en 2008 para comprar todo para poder venderlo ahora. Parece que los bienes raíces siempre terminan al alza.

Fern: No quiero estar en desacuerdo contigo pero tengo que decir que sí. Es extraño que animes a la gente a invertir los ahorros de toda su vida para endeudarse solo para comprar una casa que no pueden pagar.

George: Fern tiene una mirada bastante limitada en lo que hacemos.

Fern: ¿Es limitada George?

George: No todos estamos en condiciones de tirarlo todo y salir a la carretera.

Fern: ¿Crees que eso es lo que he hecho? George, ¿tiré todo para salir a la carretera? ¿Eso es lo que hice?

Recordemos que en el 2008 Estados Unidos tuvo una crisis económica que tuvo repercusiones en todo el mundo, teniendo como consecuencia una profunda dificultad de liquidez, causando indirectamente, otros fenómenos económicos, como una crisis alimentaria global, diferentes derrumbes bursátiles como la crisis de enero de 2008 y la crisis mundial de octubre de 2008 y, en conjunto, una crisis económica a escala internacional conocida como Gran Recesión. El tema de la película es oportuno y sigue vigente ya que en la actualidad (2021) seguimos con la crisis mundial que continúa dando muestras del fracaso de un sistema económico, social y humano predominante.

No solo Fern, sino gran parte de los personajes que aparecen en la película se enfrentan a lo ya mencionado, pero hay algo que sobresale entre todo esto, y es el desafío del dolor que causa la muerte y, como individuos que son, se tienen que enfrentar a sí mismos. Muestra de ello es que durante casi toda la película la protagonista sonríe, trabaja duro y se esfuerza por disfrutar de la vida, pero su mirada denota que hay algo dentro de ella que no la deja soltar el sufrimiento y seguir, esto es la muerte de su esposo. Este dolor se irá procesando durante su viaje, encontrando respuestas y a veces alivio en charlas con personajes como Bob, que en la vida real es Bob Wells. Wells es un famoso escritor dedicado a la difusión de la vida nómada. En una conversión con Fern, Bob habla del dolor, la muerte y de cómo él puede sobrellevarla:

Bob: Rara vez hablo de mi hijo. Pero hoy sería su cumpleaños 33 y hace cinco años, se quitó la vida. Y todavía apenas puedo decir eso en una oración. Y durante mucho tiempo todos los días la pregunta era ¿Cómo puedo estar vivo en esta Tierra si él no lo está? Y no tuve respuesta. Y esos fueron días duros y duros.

Pero, me di cuenta… podría honrarlo ayudando a las personas y servir a las personas. Me da una razón para pasar el día. Algunos días, eso es todo lo que tengo. Y aquí, hay mucha gente de nuestra edad, inevitablemente hay dolor y pérdida. Y muchos de ellos tampoco lo superan. Y eso está bien.

Bob: Una de las cosas que más amo de esta vida. Es que no hay un adiós definitivo. Sabes, he conocido a cientos de personas aquí y nunca dicen un adiós definitivo. Siempre dicen, te veré en el futuro. Y lo sé. Y si es un mes, un año o, a veces, años. Los veo de nuevo. Puedo mirar hacia el final del camino y puedo estar seguro en mi corazón de que volveré a ver a mi hijo.

Así es como, con el continuo movimiento, Fern va encontrando las herramientas para sobrellevar su nuevo entorno y cómo enfrentar lo dura que es la vida. Estas herramientas pueden ser la belleza en los espacios para lo poético que generan una introspección personal tan fuerte que te puedes encontrar solo frente al mundo y mostrarte quién eres a través de tus memorias y de tus recuerdos. Los recuerdos viven. Te ayudan a no morir, a seguir adelante. Uno de estos recuerdos y uno de los momentos más bellos de la película acompañado de la maravillosa música del compositor italiano Ludovico Einaudi es cuando Fern se encuentra con un joven nómada y le recita el poema que utilizó el día que se casó y que habla de la parte bella de lo que es vivir:

Tú eres más hermosa y más templada.

Los fuertes vientos sacuden los queridos capullos de mayo,

Y el contrato de arrendamiento de verano tiene una fecha demasiado corta;

En algún momento demasiado caliente brilla el ojo del cielo,

Y a menudo se atenúa su tez dorada.

Y cada feria de la feria a veces declina,

Por casualidad o el curso de la naturaleza cambiando sin tacha;

Pero tu eterno verano no se desvanecerá,

No pierdas la posesión de esa feria que tienes;

Ni tampoco

Ni la muerte se jactará de que andes a su sombra,

Cuando en líneas eternas hasta el tiempo crezcas:

Mientras los hombres puedan respirar y los ojos puedan ver,

Viva esto, y esto te da vida.

Entonces, a pesar de la tristeza y la miseria se pueden encontrar momentos de belleza y tranquilidad, esa hermosura y resistencia del ser humano que por siglos han sido cohibidos de sus sentidos más naturales como lo narra ya al final de su vida Swankie que también forma parte de este grupo de nómadas:

Swankie: (…) Voy a cumplir 75 este año. Creo que he tenido una vida bastante buena. He visto cosas interesantes en kayak en todos esos lugares. Y… Ya sabes, como un alce en estado salvaje. Una familia de alces en el río en Idaho y pelícanos aterrizaron a solo dos metros sobre mi kayak en un lago en Colorado. O… Da la vuelta a un contenedor, fue a un acantilado y se encuentra cientos y cientos de nidos de golondrinas en la pared del acantilado.

Y las golondrinas volando por todos lados. Y reflejándose en el agua. Así que parece que estoy volando con las golondrinas y están debajo de mí, sobre mí y alrededor de mí. Y los polluelos saliendo del cascarón, y las cáscaras de huevo se caen del nido y aterrizan en el agua y flotando en el agua. Estas pequeñas conchas blancas.

Eso fue como, es tan increíble. Sentí que he hecho suficiente. Mi vida estaba completa. Si muriera ahora, en ese momento, estaría perfectamente bien. Yo no sé. Tal vez cuando muera mis amigos se reunirán alrededor del fuego y arrojen una piedra al fuego en mi memoria.

Con todos estos aliados que Fern encuentra en el camino entiende algo que ella misma recita; «No es que no tenga un hogar, lo que no tengo es casa». Frase que anima a aquellos marginados abandonados por un sistema que no funciona y se olvida de esos que intentan rehacer su vida tras una tragedia. Un sistema despiadado que solo crece sin mirar a quienes quedan en el camino. Siendo la vida nómada la única posibilidad de salir a flote, eso sí, trabajando duramente para poder llenar el estómago y el depósito de gasolina.

Así es como la directora logra construir un relato en donde sobresalen aspectos positivos dentro de un mundo voraz. Presentando un viaje de volver a lo básico de la existencia humana entre caminos, estrellas, cielos, sonidos, piedras y árboles.

Mostrando que en algunos casos, y a pesar de todo, a pesar de que un fracaso de un sistema económico ha hecho que parte de la sociedad haya tenido que abandonar sus hogares, a pesar de que la libertad ha sido escondida, el individuo abraza ese espíritu poético de conquista que gracias a la tenacidad, gracias a la fuerza que emana de lo más profundo del Ser, se puede enfrentar la vida tan dura que se le impuso a la humanidad actual.

 

 

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