Sobre la cosificación y la autoexigencia
Por Carmina Cardiel
The substance (título original) es solamente la segunda película de Coralie Fargeat, pero logra ese mismo efecto que el cine de Gaspar Noé sin pedirle nada prestado: Es una película que cala, que incomoda, que a más de una nos duele porque más que ser ficción y terror corporal, es vivencial y cotidiana.
De acuerdo con los roles de género establecidos hace más de 200 años, a las mujeres se nos asignó una tarea imposible: jamás envejecer y ser siempre y en todo momento agradables, pero ¿Jóvenes y agradables para quién(es)?
El origen de la belleza y el vigor:
“El retrato de Dorian Gray” fue publicada el 1890 y su tema central es el narcisismo; sin embargo, en esta obra Wilde da cuenta a través de la voz de Lord Henry Wotton sobre uno de los mayores mandatos entre los hombres: La belleza y la satisfacción sensual son las únicas cosas que merece la pena perseguir en la vida. Tras este enunciado, Dorian comprende que un día su belleza llegará a su fin, así que decide vender su alma para asegurarse de que sea un retrato de pintura quien envejezca y se desvanezca y no él. Por supuesto que para su época fue un escándalo porque por aquellos años la moral de las sociedades modernas era —y sigue siendo— de doble filo. Oscar Wilde retrató con notable perfección y con gran ojo crítico, tanto a la sociedad de su época como temas que hoy en día siguen muy vigentes: la vanidad, la locura y la enajenación, pero ¿De dónde viene esta vanidad y esta enajenación que desde la época victoriana venimos arrastrando en Occidente?
Las primeras definiciones de la belleza provienen de la antigüedad clásica, específicamente de la Grecia Antigua. Algunos consideraban la belleza como un asunto de proporción entre las partes de la cosa, es decir, que los objetos simétricos tendían a ser más bellos que los que no lo eran. Sin embargo, Platón (c. 427-347 a. C.) consideró la belleza como una idea independiente de las cosas bellas, siendo una manifestación de la belleza verdadera, que se encuentra en el alma humana y a la cual se accede únicamente a través del conocimiento. Es en este sentido que encuentro en La sustancia una advertencia que nos lleva puntualmente al análisis de su premisa central: “Tú eres la matrix, todo viene de ti y todo eres tú. Recuerda que eres una sola”. A caso llegando a poseer el conocimiento de quienes somos, ¿podríamos entonces esquivar la continua presión social para cumplir con los estándares establecidos actualmente?
La belleza formaba parte de una tríada de valores junto con la bondad y con la verdad, de manera que lo hermoso debía ser forzosamente bueno y verdadero — ¿Les hace eco esto último? — El concepto clásico de la belleza sobrevivió hasta el Renacimiento, fuertemente asociado a una concepción aristocrática de la sociedad heredada de tiempos medievales: las princesas, por ejemplo, eran siempre hermosas, mientras que el vulgo o la plebe era fea y grotesca. Dicho de otro modo: De la época medieval se heredó que los cánones de belleza estén dictados por las élites y grupos de poder, dejando recaer todo el peso en las mujeres y en quienes pretendan feminizarse.
Cosificación: La Industria de la Belleza y la juventud.
Desde la antigua Babilonia hasta nuestro presente nos han acompañado distintas fórmulas para preservar la belleza y la juventud, ya sea por medio de recetas con placentas y plantas o a través de químicos que intentan sustituir el funcionamiento natural del colágeno de la piel. Pero también es cierto que dentro de los distintos cánones que diferentes culturas han tenido con respecto a la belleza, encontramos las modificaciones corporales, por ejemplo, para algunas culturas africanas el alargamiento de cuello o para los mayas el cráneo que era moldeado desde edad temprana en familias nobles. Actualmente y de acuerdo con La Asociación mexicana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, A.C., encontramos que:
- México es el tercer lugar a nivel mundial en realización de cirugías estéticas, solo después de Estados Unidos y Brasil.
- En el 2017; se realizaron en nuestro país 1,036,618 procedimiento quirúrgicos y no quirúrgicos.
- La cirugía estética más realizada en México es la liposucción; realizándose 73,231 en nuestro país en el 2017.
- El aumento de senos con implantes es la segunda cirugía más realizada en México, 61,610 en el 2017.
- El 5% de todas las cirugías estéticas en el mundo se realizan en México; 15% en Estados Unidos y 14% en Brasil
- Los cirujanos plásticos mexicanos trataron con toxina botulínica a más de 200 mil pacientes en el 2017.
- Más de 100 mil pacientes en el 2017 se aplicaron rellenos de ácido hialurónico con cirujanos plásticos.
- En México, el procedimiento estético no quirúrgico más realizado es la aplicación de toxina botulínica.
- Al año, los cirujanos plásticos realizan más de medio millón (515,662) de procedimientos no quirúrgicos en nuestro país.
- En el 2017, 2 de cada 10 pacientes operados en México vinieron del extranjero a atenderse por cirujanos plásticos mexicanos.
- Se hicieron más de 200 mil cirugías faciales, la más realizadas son la cirugía de nariz (rinoplastia), cirugía de párpados (blefaroplastia) y la transferencia de grasa a cara para recuperar volumen.
- Los tres procedimientos corporales más realizados son la liposucción, la abdominoplastia y la transferencia grasa a glúteos.
Como podemos observar, si bien los varones no se excluyen de estos procesos, quienes mayormente se hacen modificaciones consideradas como estéticas son las mujeres, pero ¿Esto qué tiene qué ver con la cosificación y autocosificación?
Por cosificación se entiende: Reducir a la condición de cosa a una persona; es decir, una persona deja de ser un fin en sí misma despojándose de su derecho de condición humana, y pasa a ser un medio, o sea, un algo y no un alguien. A simple vista eso no parece tener repercusión si se justifica con la palabra “consentimiento”, pero en la industria de los cuerpos se traduce en dinero. Y eso significa que, de una manera no exagerada, es una forma de prostitución porque ¿A quién le queremos vender nuestra imagen? ¿A quién queremos vender nuestro cuerpo? ¿A quién queremos complacer con la belleza y juventud eternas? De forma tergiversada estas modificaciones las justifican algunas mujeres diciendo que son para sí mismas, para sentirse mejor y en este sentido me pregunto ¿Y por qué debemos sentirnos mejor? ¿Mejor que qué o quién? ¿En qué momento empezamos a sentirnos mal con nosotras y nuestro cuerpo? De una manera u otra con estas preguntas a profundidad podemos desentrañar que no es a nosotras mismas, sino a un sistema que nos ha educado para ser un instrumento, un objeto bonito cual accesorio de moda. Y bien sabemos nosotras que los accesorios, también pasan de moda.
Elisabeth Sparkle es una mujer que protagoniza un programa televisivo de ejercicio que en su cumpleaños 50 es despedida porque ya es vieja, porque ya es desechable, porque ya no cumple con los estándares que la televisión requiere para vender. En la cinta encontramos en la escena del despido un zoom a la boca de su jefe que es un viejo libidinoso comiendo unos camarones de forma grotesca y asquerosa, haciendo alusión a esa mirada que todos los días nos acompaña en las calles, en el transporte público, en el trabajo, en la escuela, en la casa. Una amiga me decía:
–¡Goeeeee! Las tomas a Sue me dieron cringe porque son invasivas, o sea, las tomas van directo a su vulva, glúteos y senos. Ni siquiera le enfocan la cara ¡Es asqueroso!
–¡Y claro que lo es! –respondí. –Así nos miran siempre, o casi todo el tiempo…
En medio de un accidente, Sparkle conoce a un enfermero que la invita indirectamente a probar La Sustancia, que no es más que un experimento para sacar de sí una versión mejorada y con la que tiene que compartir la vida: 7 días ella y 7 días Sue, su otra versión. La única regla es no olvidarse que son la misma persona, que no existe un ella y yo, sino solamente un YO. A partir de esa regla inquebrantable, se entiende que Elisabeth debe deshacerse de todo egoísmo, de todo celo, de toda intención nociva porque no existe a quién culpar, sino que es responsable de todo en cuanto hagan Sue y ella. Me parece que lo que Fargeat intenta decirnos con esto es que las únicas que podemos rescatarnos de esa competencia con otras mujeres, de esa envidia por la juventud y belleza, de ese auto-odio hacia nuestros cuerpos, somos nosotras mismas.
Por último, a mí se me hicieron exageradas las escenas de sangre, pero finalmente eran necesarias. Creo que lo que la guionista y directora nos quiere decir es que es igual de violento un asesinato, una monstruosidad, una obsesión con la juventud y belleza, que estar contra nosotras mismas, simplemente es mons-truo-so. Y no en el sentido único de competencia con las otras (y por demás imaginaria), sino esa violencia hacia nosotras, esa autocosificación, ese afán por complacer estándares impuestos: ¿Hasta dónde seríamos capaces de llegar si no?
Bibliografía:
- Concepto de Belleza, consultado en línea el 21 de octubre de 2024 en: https://concepto.de/belleza/#ixzz8pXKvdpUa
- Asociación mexicana de Cirugía Plástica Estética y reconstructiva, A.C, (2024) https://siimporta.cirugiaplastica.mx/estadisticas.html
- Vídeo exclusivo: La directora de La Sustancia habla de su íntima relación con el tema de la película, en IGNN-España (2024), consultada en línea el 22 de octubre de 2024 en: https://es.ign.com/the-substance/208967/news/video-exclusivo-la-directora-de-la-sustancia-habla-de-su-intima-relacion-con-el-tema-de-la-pelicula
- Cosificar, (2024) Real Academia Española consultada en línea el 22 de octubre de 2024 en https://dle.rae.es/cosificar