La imprenta, las TICs y la nueva normalidad

 

Wilbert Tapia Meza (Perú) es profesor asociado de la Escuela Profesional de Filosofía de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, administra un conocido grupo virtual Iberoamericano de Didáctica de la Filosofía y es autor del Libro La Filosofía en Movimiento.

A partir de una comparación con el proceso de invención de la imprenta en Europa, vinculado a los procesos de difusión cultural, de acceso a la información y la posibilidad de desarrollo del pensamiento crítico, Wilbert Tapia analiza la Pandemia. Se pregunta si la denominada nueva normalidad será “normal” en algún sentido y estudia en qué medida las variaciones de las costumbres limitadas a los espacios familiares nos han cambiado. Así, observa cómo el uso de las redes informáticas ha crecido hoy mucho más que nunca en la historia de la humanidad junto a una «explosión» de seminarios, conferencias, cursos y talleres de distinto tipo, sobre temas vinculados a la filosofía y las humanidades. En medio del hastío, la frustración y la posibilidad siempre de ser manipulados, la «nueva normalidad» para este autor se abre como una posibilidad llena de alternativas que debe ser matizada con reflexión profunda, crítica y filosófica.

David Sumiacher

 

Enviado el: 14 de septiembre de 2020

En tiempos en que la realidad parece que nos excede la filosofía es un medio para transformar quienes somos

 

LA IMPRENTA, LAS TIC Y LA NUEVA NORMALIDAD

El hombre cuenta con un sistema perceptivo que le permite relacionarse con el mundo, de tal manera que puede obtener lo necesario de él para su subsistencia. Dentro de ese sistema destaca principalmente el de la visión, es uno de los sentidos privilegiados que los seres humanos hemos desarrollado para observar los objetos cercanos. La pandemia ha hecho todavía más notorio este aspecto, caminamos por las calles cubiertos con barbijos que ocultan nuestra nariz y nuestra boca, se enfatiza la vista ya que nos proporciona la información para acercarnos o alejarnos de lugares y de personas potencialmente peligrosas. Así, la pandemia ha hecho que modifiquemos nuestra manera de ver.

En estas líneas nos proponemos un ejercicio de visión más amplio, un intento de mirada retrospectiva que permita explorar una experiencia del pasado para proyectarla a lo que estamos viviendo en la actualidad. El objetivo es reflexionar sobre algunos posibles escenarios que se configuren como consecuencia de la crisis actual.

El punto de apoyo para el ejercicio propuesto es un suceso histórico que marcó un punto de quiebre en la configuración de nuestra sociedad, nos referimos a la invención de la imprenta. Debe tenerse presente que los hechos en la historia no ocurren aisladamente, se vinculan unos con otros y producen una trama enmarañada que no hace simple su comprensión. Eso es lo que ocurre en este caso. En la década de 1440 Johannes Gutenberg diseñó unos caracteres móviles que facilitaron la impresión de textos y si bien se le considera como el inventor de la imprenta, no debe olvidarse que ya los chinos habían diseñado un mecanismo similar con anterioridad. Tampoco debe dejarse de lado que el invento fue posible sobre la base del perfeccionamiento del papel, que había tenido sus orígenes igualmente en China. Lo mismo puede decirse sobre otro elemento importante en el desarrollo del invento: la tinta. De todos modos, si nos concentramos en la novedad producida en la época, lo que ocurre es que la impresión con tipos móviles dejó de lado la anterior práctica de utilizar planchas en las que se encontraba todo el contenido de las páginas. La nueva técnica permitió realizar el procedimiento de forma más económica, rápida y eficaz, por lo que no tardó tiempo en difundirse por todo occidente. Antes de Gutenberg, el costo de un libro equivalía al salario de seis meses, después de la difusión masiva de la imprenta, el costo de un libro se redujo al salario de seis horas. La producción de los libros, igualmente, se intensificó notablemente al punto que el número de libros impresos, luego de un Siglo del invento, fue equivalente a todos los textos europeos anteriores a él.

La innovación técnica generó una revolución cultural que implicó una serie de profundos cambios en la sociedad. La numerosa cantidad de libros y textos producidos sirvió para expandir las ideas entre la mayoría de la población, surgieron o se reconocieron a los que ahora llamaríamos los líderes de opinión. Un dato práctico que grafica la situación es la de los salarios de los profesores, que se incrementaron hasta en ocho veces. El progresivo acceso a la información de la época generó las condiciones para el desarrollo de un pensamiento crítico, que luego tendría consecuencias históricas transcendentales como ocurrió con la Reforma Protestante y después con la Revolución Francesa.

¿Será posible que nos encontremos en un contexto similar al descrito y que también se convierta en el comienzo de un nuevo hito histórico de la humanidad, no causado por un invento, sino por la intensificación del flujo de ideas?, ¿la denominada nueva normalidad será normal?

Antes de la pandemia la sociedad de la información se encontraba en plena vigencia. Un tipo de sociedad caracterizada por la existencia de una cantidad numerosa y variada de datos, la presencia de una infraestructura de telecomunicaciones que facilita su rápida y extensa difusión, un sistema productivo basado principalmente en la provisión de servicios más que en la elaboración de productos, usuarios que no solamente consumen, sino que también contribuyen a generar material digital, etc. Una vez que el virus se esparció por el planeta, casi todos los países se vieron obligados a dictar medidas de confinamiento y aislamiento social. Dentro de los hogares, las personas tuvieron que variar sus costumbres, limitando así sus actividades al espacio familiar. Ante estas restricciones, las tecnologías de información y comunicación se convirtieron en los instrumentos principales para mantener el contacto social. La consecuencia ha sido el imprevisto y fenomenal aumento de conexión en las líneas de internet, incluso en mayores periodos de tiempo, a tal punto que muchas compañías proveedoras del servicio se han visto incapaces de afrontarlo.

Las redes informáticas se han convertido, entonces, en el vehículo principal de muchas de las actividades humanas, incluidas las culturales. Ahora, más que antes, la difusión de ideas se está desarrollando de manera mucho más intensa. Ahora, más que antes, la comunicación masiva y planetaria se ha hecho presente. Hay una “explosión” de seminarios, conferencias, cursos, talleres de diversa índole y sobre casi todos los temas: filosofía, educación, historia, sociología, política, antropología, economía, administración de empresas, cosmología, derecho, medicina, religión, psicología, literatura, etc., es decir, todos los campos del saber. También están presentes temas más prácticos vinculados con el desarrollo personal, el autoconocimiento, redacción de artículos y ensayos, consejos de vida, terapia personal, prácticas políticas, gestión de negocios, talleres de lectura, etc. ¿Significa esto que se vislumbra una nueva etapa social dominada por la búsqueda del saber y el conocimiento? La respuesta es compleja porque hay razones para asumirla tanto positiva como negativamente y, además, porque existen factores políticos, económicos, sociales, etc. que influyen en el decurso de los procesos.

Actualmente, se observa en las redes informáticas la presencia de especialistas en diferentes campos del conocimiento que generosamente comparten sus investigaciones al público digital, y, además, se ofrece la posibilidad de la interacción directa para absolver preguntas o cuestionamientos. Las comunidades virtuales también se están intensificando, por ejemplo, en España el uso de las herramientas colaborativas se ha incrementado en un 100% y el número de sus usuarios se ha quintuplicado (González, 2020); es decir, se están reforzando y generando nuevas redes de colectivos humanos que, libres de las limitaciones geográficas, fomentan aprendizajes, comparten experiencias y proyectan un trabajo común. La gestión del autoaprendizaje personal y colectivo está jugando un papel central en este nuevo escenario tanto en sistemas educativos formales como en los circuitos informales de formación.

Sin embargo, existen también aspectos negativos, el incremento de usuarios de Internet no implica necesariamente que su uso sea el más deseable, “el sector de los videojuegos online y en la nube (como Stadia o Xcloud) ha incrementado un 30% desde el comienzo de la crisis… 100% ha sido el incremento del tráfico relacionado con las plataformas de vídeo en streaming (como Netflix o HBO) y han doblado el número de usuarios” (González, 2020). También es conocido que las telecomunicaciones modernas constituyen un medio muy fértil para la propagación de noticias falsas (fake news), que se enmarcan dentro de un fenómeno dañino como el de la posverdad. Adicionalmente, la facilidad de las comunicaciones en línea permite la diseminación de ideas y opiniones de cuestionable calidad. Finalmente, la actividad en línea es tan abrumadora e incontrolada que puede generar una sensación de hastío o frustración.

Por otro lado, hay que ser conscientes de la brecha digital existente, si bien el entorno digital es importante en nuestra sociedad, lo cierto es que no está presente en todo el mundo de manera equitativa, existe un sector importante del mundo que no tiene acceso a él. Igualmente, desde el punto de vista político, hay países en el mundo que establecen ciertas restricciones al mundo informático que obstaculizan la fluidez de la información y, además, suele utilizarse el espacio virtual para la manipulación de la voluntad ciudadana.

Lo expuesto nos muestra la dificultad de absolver las preguntas formuladas. Lo que sí puede afirmarse es que el futuro de nuestra sociedad no se encuentra preestablecido, se trata más bien de un futuro que se construye a partir de nuestros propósitos individuales y colectivos. De allí la importancia de pensar sobre estos temas que impliquen acciones futuras. En ese camino, con diversidad de alternativas; la reflexión profunda y crítica, como la filosófica, puede contribuir a otorgarle un sentido significativo al futuro, a la denominada nueva normalidad.

Referencias:

González, Izán (2020). Internet antes y después del coronavirus: así lo ha cambiado la cuarentena. https://www.elespanol.com/omicrono/tecnologia/20200516/internet-despues-coronavirus-cambiado-cuarentena/490201290_0.html

Harford, Tim (2020). Por qué la imprenta con la que Gutemberg cambió el curso de la historia lo llevó a la ruina. https://www.bbc.com/mundo/noticias-53784725

Tapia, W. (2017). Las TIC y la enseñanza de la filosofía. En Actas. Congreso Internacional de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología. Arequipa: Aletheya.

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