Imagen de El Telégrafo. Guayaquil, 14 de noviembre de 1922. Obreros reunidos en la Gran Asamblea de Trabajadores, un día antes de la masacre del 15 de noviembre de 1922.
Por Verónica Zurita
Los modelos para el desarrollo impuestos por unos y otros inconscientes de la realidad de “los pobres”. Los pobres somos nosotros que tenemos la pesada herencia de empobrecimiento, opresión, de lucha y resistencia. Hablo del campesino, del obrero, del indígena, de la mujer, del estudiante y de tod@s aquell@s que no quieren el poder para estar sobre otros, sino el poder sobre sí mismo para decir basta.
Introducción
El presente trabajo muestra de manera somera al anarquismo, y la propuesta de economía libertaria, y su relación con la economía social y solidaria (ESS). Estas dos formas de hacer economía no son nuevas en el mundo, en Ecuador existen prácticas de economía social y solidaria.
Así, desde una mirada anarquista, daremos cuenta de la economía social y solidaria (ESS) como motor del desarrollo socioeconómico en armonía tanto con sus actores como de su entorno. Abordaremos el tema pretendiendo básicamente conocer: al movimiento anarquista, la economía social y solidaria como sector que se encuentra presente de largo data en la historia con su trabajo comunitario, promoviendo nuevas fuentes de ingresos, generando empleo y autoempleo entre otras iniciativas; y como movimiento.
La filosofía política y social del movimiento anarquista ha encontrado en la ESS, un espacio digno y rebelde para la resistencia a la economía capitalista y al Estado desde un punto intermedio. Ese anarquismo anticapitalista, antiautoritario y social, que basado en principios ha influenciado y apoyado al movimiento obrero en pro de la conquista de derechos, hoy en día y como hace algunos años, convive y comparte filosofía con los nuevos movimientos sociales, como feministas, ambientalistas, antitaurinos, entre otros.
El cambio de paradigma en la política económica se encamina hacia una perspectiva autogestiva y social, se asocia muy fuertemente al buen vivir o Sumak Kawsay[1], que es la práctica andina que busca la satisfacción de las necesidades básicas en armonía. Ni el Estado ni el mercado privado ha provisto de empleo digno, esta carencia ha logrado que la sociedad se organice individual o colectivamente, autoempleándose, en vista de su vulnerabilidad tanto económica como social.
Por décadas, la sociedad ecuatoriana se ha visto sumida en la pobreza, exclusión y desigualdad producto de deficiencias estatales y de mercado, de crisis económicas nacionales e internacionales, tomando las alternativas tanto de la economía popular y de la economía social y solidaria, esto es la alternativa llamada “empleo por cuenta propia” que para Sánchez Torres (2017) “fue el resultado de la falta de consolidación de un aparato moderno, de la marginalidad de ciertos grupos poblacionales, y del deterioro de las condiciones del empleo en relación de dependencia” (p. 77). Contextos como el ecuatoriano han permitido que estas ideas libertarias trasciendan y se hagan prácticas cotidianas, sin que los practicantes necesariamente conozcan de una ideología anarquista.
El movimiento anarquista y la economía libertaria
En los textos tradicionales como en la concepción popular vulgarizada, la anarquía es entendida como caos, oposición y la abolición del Estado simplemente, pero para los anarquistas hablar de anarquismo es hablar de filosofía política, social y propositiva, que es más que rechazar todo monopolio de la fuerza, es decir, al Estado Leer más