Perder el tiempo

Por Elive Peña

 

El cielo en la ciudad se impone completamente abierto y de un celeste intenso que solo se logra los meses al final de la primavera y comienzos del verano. No hay ninguna nube, tan libre, inmenso y eterno. Mi mente a veces se encuentra así de libre. Sin embargo un cielo como éste solo es posible con el suficiente viento. Tantísimo, que se lleva todas las nubes y nos regala este azul y ¿por qué hay tanto viento todo los días? Es el calor, la tierra está caliente, caliente, caliente. El viento sopla en un intento por enfriarla ¿cómo dejamos que esto pasara? ¿Por qué hemos llevado este mundo a tal sufrimiento? El sufrimiento no es más que nuestro.

 

Me parece increíble las palabras que brotan en mi oído, el sonido de esa voz ¿Hace cuánto que el viento comenzó? Nadie está seguro ahora, sé que hace mucho no puedo ver un cielo como esos. El gris en la bóveda es bastante aburrido ¿Qué hago cuando estoy aburrida? Debería dejar de pensar en eso, el trabajo ha sido demasiado monótono, al menos hasta que topé con este archivo. Más tarde debo revisar la vegetación y mi pequeño felino ¿dónde habré dejado sus bocadillos?

El pasado a veces es muy pesado de cargar, necesito tomarme un tiempo para no pensar más en el trabajo. Es bueno si le escribo a Ilva para nadar en la sección 14 en unas horas. El líquido apacigua el torbellino de pensamientos y la ansiedad por las tareas pendientes, me permite fluir hacia lugares que necesito.

¿Con qué soñaba esa voz en el reproductor? ¿Cómo se veía a través de sus ojos? ¿Qué Leer más

Lorena Acosta | Poemas

Lorena Acosta Iglesias (Fuenlabrada; España, 1992). Es doctora internacional por la Universidad Complutense de Madrid en la disciplina de Filosofía. Ha publicado numerosos poemas en las Revistas de Literatura ÍdolumTelescopioHerederos del KaosIbídemCósmica FanzineEspiralesPeriódico Poético, El humo, en la sección ‘No es País para Viejóvenes’ de Odisea Cultural y en la Revista Óclesis. Víctimas del artificio. Forma parte del comité editorial de la revista de literatura Periódico Poético. Hostal literario en Tecpan. Recientemente ha publicado su primer poemario titulado Kleingeist, en coautoría con Alexandru Iosif, con la editorial El drago.

 

 

 

La memoria se enrosca

clavo torcido

de la experiencia

 

así corona de espinas

mi cráneo

hendido

en cada logro

que tanta sombra

 

Aguanta.

 

Puntales

seguidos

braille párpados

erguidos

 

No perder

Ser digno

del tambor

Ritmo infinito

acelerado.

 

Escúchame

entre las cortinasLeer más

El espejismo del tiempo

Por María del Rosario Lara[1]

El tiempo debería medirse a partir de las emociones y no cronológicamente. Los números no dicen nada, pues permanecen indiferentes ante el suceso de la vida.

Me corrijo y ahora digo: el tiempo no existe. Es la vida misma la que crea la ilusión de su existencia. Los cambios recurrentes de la naturaleza nos regalan la falsa certidumbre de que el tiempo a todos nos acuna en su homogéneo transcurrir. Y, ¿las emociones?

Nuestras emociones son olas que revolotean sobre el mar extenso de la vida. A veces, se elevan furiosas; parece como si rivalizaran con las montañas en su afán por aproximarse al cielo.

En otras ocasiones, la duda las transforma en sencillas ondulaciones sobre la superficie lisa del océano, y permanecen ahí, quietecitas, hasta encontrar las respuestas que les insuflen la necesaria energía ya sea Leer más

Liyanis González Padrón | Poemas

Liyanis González Padrón (Pinar del Río, 1971). Escritora y poeta cubana . Reside en Ecuador desde 1995. Es profesora de literatura. Ha publicado los poemarios Estaciones de sombra (2005), Cofre de alquimias (2008), Cambios de nombre (2012), Papeles nocturnos (2016), Bajo la dulce agonía de la piedra (2019), y Lo que fue ciudad (2022). Ha participado en eventos internacionales como el Encuentro Poético Pájaros Errantes, en Chile (2021); las Jornadas Pellicerianas, en México (2021); Poésie Marrakech 7ème édition, en Marruecos (2020); la XXVI Feria Internacional del Libro de La Habana, en Cuba (2017), entre otros. Sus textos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, italiano y taiwanés.

 

 

 

Ignorar la noche

Ignorar la noche es imposible

mirar en dirección a su apetito

no mirar

 

decirle en las fisuras de la voz

que triture su pulpa en los excesos

 

a cambio

ofrecerle el sueño

como resuelto cuchillo

sin respirar su eterno

y humano cráneo de animal

 

imposible no tragar

hasta el espanto de su sombra

 

dominar la náusea de su huésped

 

construirle el lecho en un puñado de paja

una mentira

una losa de luzLeer más

Alejandro Chang | Poemas

 Alejandro Chang Hernández (Ciego de Ávila, Cuba, 1990). Desde pequeño me interesé por el mundo literario, con buenos resultados en concursos y diferentes eventos. Mi género preferido es la poesía, aunque incursiono en el cuento. He publicado en diversas revistas y blogs: El Creacionista, Cósmica Fanzine, Dragón Escritor, Letras y Voces, Doble Voz, La Pluma Azul, entre otros. En 2022 fui ganador del Concurso Tildar, en España.  

 

 

  

Tonada guajira

Una tonada guajira

se escucha en la guardarraya,

coloreando la mañana

con la magia que le inspira,

al compás de los vaivenes

de los pájaros del monte,

recorriendo la campiña.

 

El guajiro, muy temprano,

se levanta cada día

con su montaraz alegría,

dispuesto siempre al trabajo,

se toma un café colado,

con miel de abeja endulzado,

y recorre el surco cantando.

 

 

 

Lenguaje milenario

Odas escritas por poetasLeer más

Provocación

Por Gaba Romualdo[1]

Después de dos largas semanas era hoy o nunca. El valor que Alina necesitaba para correr a buscar a Claudia lo encontró en un bar mientras miraba sus fotos guardadas en la galería del celular. No puede evitar fotografiarla desde que comenzaron a salir, parece fanática suya, capturando fotografías de todo lo que hace. Lleva meses coleccionando sus gestos, de cuando come, cuando ríe, si está durmiendo o frente a ella momentos antes de darle un beso. Le parece la criatura más hermosa. Lo último que miró antes de pagar la cuenta fue un video en boomerang de Claudia el día de su cumpleaños. Estaba sentada en una pequeña mesa de cafetería abriendo sus regalos, rodeada de flores, con un osito de peluche en la mano, sonriendo, tan bella y absoluta. Imaginó un mundo vacío de ella, no lo pudo soportar. Moría por besar sus labios una vez más. La quiere demasiado, y eso a Claudia le da una risita y una ternura.

Cuando abrió la puerta la encontró en penumbras, observaba la ciudad desde su habitación espaciosa con balcón y vista panorámica, rodeada por pocos muebles y adornos que siempre lucen impecables, como ella. No se le mueve ni un pelo, parece que a Claudia ni el viento la toca, huele tan bien, se ve perfecta, como un maniquí de aparador cuidadosamente vestido. Las pequeñas lucecitas de las casas, de los autos moviéndose por la avenida, y los anuncios luminosos de los comercios parecían tenerla hipnotizada, ni se sobresaltó cuando la puerta se abrió sorpresivamente, parece que ya estaba esperando a Alina. Tardó en darse la vuelta para encontrarse cara a cara, para su gusto tardó demasiado en venir a buscarla. Si hay algo que a Claudia le gusta es que le demuestren interés, sin embargo, que Alina se haya tardado solo le da un cartucho más para quemar en su contra, y reclamarle al borde del llanto lo poco que le importó esta vez arreglar sus problemas. Quedaba perfecto para que Alina tuviera que responder un poco irritada reclamando la falta de compromiso de Claudia con su relación. Fuera de ellas dos, nadie sabe que son pareja, ni siquiera lo sospechan.

  —Te ofendes tan fácil, Alina. Lo único que pido es que disfrutemos el presente. A punto de perder la Leer más

Mariana González Sánchez | Poemas

Mariana González Sánchez (Ciudad de México, 1993). Es escritora y maestra en Bibliotecología y Estudios de la Información de la UNAM. Es fundadora del proyecto editorial Oro rosa a la literatura disidente. Ha publicado en Campos de Plumas y en varias publicaciones pertenecientes a la UNAM como Punto de partida, Periódico Goooya y en el Instituto de Investigaciones de Bibliotecológicas. Actualmente escribe su primera novela titulada “Agua fría”.

 

 

 

Quién sea

Me pienso como un animal etílico, reservado 

o una como fumadora anónima. 

Me senté en la barra a esperar cinco bebidas diferentes 

algunas que van asentando los sabores y recuerdos.

Empieza una crónica similar de mis noches vorágines 

Cualquiera de los brebajes que me recuerda esa antaña libertad 

Una inverosímil competencia entre cansancio y un cuerpo talla slim 

como si desnutriera mi figura imaginaria, una digresión. 

 

I

Las mujeres más bonitas son las ocupadas por otros hombres 

Las de la ropa ceñida 

Las que son seguras, pero pérdidas irremediables desde adentro 

Hasta que otro llegue…

Y lo que queda es buscar los asientos desocupados en estos lugares hechos para el romance.

Que vociferan las canciones manidas que sirven de conquista

el plumaje es un macho vibrante que augura una desaparición. 

Establece su interés en una figura abstracta Leer más

Sin piedad ni autoridad

Por Eduardo Carrillo Vázquez[1]

 

*El término cuevas urbanas lo acuñó (al menos para un contexto local) el fotoperiodista tijuanense Luis Gutiérrez,  de probada reputación detrás de la lente.

 

Para Punto Norte:

 

Sin piedad ni autoridad

No usa perfume, reloj ni llaves. Inapetente y en contra de los rayos del sol sobrevive en cuevas urbanas, venciendo a sus recuerdos, a los seres queridos, a la policía y al olvido.

Las cuevas urbanas son grietas que presenta la realidad entre los puentes vehiculares cercanos a la vía rápida y la garita de San Ysidro, túneles y alcantarillas junto a la canalización del Río Tijuana y casas adjudicadas o abandonadas y los tantos minicasinos y picaderos financiados por pistoleros que bien que te piden que mates por unas cuantas dosis, pero no les gusta que asaltes para poder comprarles (regalaban M-30 al conectar los cricolitos en el canal y en las recicladoras que les quitaron a los chinos).

            —Me faltan veinte pa un cincuenta, Verrugas, ¿te tiendes o qué pedo? —dice el atorrante sin meterse al hueco en donde el otro lleva dos días fumando globos.

            —¡Qué pues apa, si me salgo ni mis cosas me dejas sacar!

Entonces el indigente parado frente al tránsito que circula hacia Estados Unidos, para asegurar el intercambio, saca una navaja de barbero oxidada y el Verrugas sale gritando sin agarrar sus pertenencias: un encendedor, un foco y el aroma a urea que le persigue a todas partes.

A principios del siglo XX surge la prohibición de psicotrópicos (término que la autoridad represora demorará décadas en definir) y la consecuente persecución de todo aquel que trafique sustancias distintas a las recomendadas por un estamento judicial y no médico. En una palabra, comienza a crearse, de Estados Unidos para el mundo, el personaje principal de esta historia: el adicto.

El doctor Terry en Chicago luego de la derogación de la Ley Volstead o Xavier Jarvis, un farmacéutico Leer más

Axel Ulises Vite | Poemas

Axel Ulises Vite Navarrete. Licenciado en Pedagogía por la UNAM, actualmente soy co-fundador del proyecto EncontrArte, donde brindamos sesiones de pintura a personas que desean iniciarse en el uso del acrílico o simplemente recrear sus obras favoritas. Además de trabajar en el ámbito de las artes plásticas. He publicado poesía y cuento tanto en medios digitales como impresos desde el año 2014.

 

 

 

Algunas vocales jamás se apagan

I

Sembré las morusas de tu amor

en el jardín, quiero decir,

esas tres macetas alineadas con escepticismo

bajo la ventana, donde algún gato

encontraría viejos amaneceres y un poema de Borges.

 

Sembré los restos de tu amor

sin saber cómo germinarían…

tal vez serían ojos,

tal vez adoptarían la forma de tus senos,

tal vez llegarían al mundo imitando tus manos,

sí, con trémulas caricias buscando el calor de mi cuerpo

a todas horas.

 

O quizá se lanzarían al fondo de la habitación

con forma de besos…

besos con la gravedad de una estrella en convulsión,Leer más

Desaparecida

Por Laura V.  Medel[1]

 

Después de un tiempo prolongado he logrado mimetizarme, casi por completo, con el sustrato del suelo. Mi masa se ha degradado tanto, que la poca ropa que me cobija ya no me embona más. Me volví el alimento favorito del puñado de plantas que ya existían, pero también he ayudado a que nuevas logren brotar. Es lo único visible que queda de mí, allá arriba, pero por desgracia, y por ahora, no hay quienes lo puedan admirar.

Me he acostumbrado a la quietud del sitio. Son pocos los animales que suelen esta área visitar. Por las mañanas el cantar de los pájaros, esparciéndose entre las copas de los dispersos árboles, mejoran un poco el ambiente casi desértico de este lugar.

Accedo a la forma extraña de conciencia que ahora poseo, e intento recapitular. ¿Cómo es que he llegado hasta acá?, me pregunto. La única respuesta que hallo es que es difuso lo que logro recordar.  Aunque sospecho, Leer más