Yonnier Torres Rodríguez | Poemas

Yonnier Torres Rodríguez (Paraíso, Tabasco; 1981). Sociólogo, Poeta y Narrador. Entre sus últimos títulos publicados se encuentran los poemarios “Dios no me tiene en cuenta” (Editorial Abril, 2018) y “Postales de Varadero” (Editorial Jaén, 2019).

 

Por donde podría escaparse toda la felicidad

1

 (Este poema comienza en otro poema y termina en un verso que jamás lograré escribir)

Mi habitación respira en la madrugada\ a ratos se ahoga\ palidece\ se pliega sobre sí misma\ me deja en la garganta el vaho caliente de la luna.

Mi madre sueña con un patio inmenso\ al centro pozo\ roldana\ tendederas\ en los bordes cerca\ majagua\ herradura.

Es mediodía

Las sábanas blancas están a punto de rozar el suelo\ la madera crepita\ el cerdo mira con fuerza los barrotes de su jaula.

Es medianoche

La brisa discute con la mata de almendras\ la batalla se torna visceral\ no logran ponerse de acuerdo\ las gallinas le temen a la brisa\ le temen a la mata de almendras.

Mi madre se acuesta de espaldas\ de frente\ de costado\ al centro pozo\ roldana\ tendederas\ las sombras se disputan el cielo raso\ no la dejan dormir en paz\ en los bordes cerca\ majagua\ herradura\ va hasta la cocina por un vaso de leche\ se lo toma de un tirón\ antes de que su rostro pueda reflejarse en la superficie de cristal.Leer más

Mundo Colmena

Por Rodolfo Vázquez Jiménez

¿Quién se lo hubiera imaginado? que durante décadas se fuera germinando poco a poco, oculta y latente, una rebelión. A veces se hacía notar levemente, otras era tan silenciosa que sólo ocurría en el interior de las personas más sensibles en el inconsciente; la cultura millenial volvió al hombre más sensible, podríamos decir más dulce y tierno, preocupado por su apariencia, volviéndose metrosexual hasta el punto que lentamente, poco a poco, como perla en una ostra, perdió lo masculino, lo viril, cazador, dominante, protector, de gesto fuerte y varonil, preocupado por su hogar y familia; el sostén económico de la familia, la comunidad y el país desapareció. Ese prototipo de “varón” ahora no existe, se perdió, se disolvió.Leer más

Doce minutos por mujer

Por Andrea Pereira[1]

 

¿Quién lo mandó a meterse con una de nosotras?

Cuando a Renata se le ocurrió esa idea, pensé que era tonta y divertida, pero fue mucho más que eso.

El día que Juan Pescadilla llegó al pueblo, yo ya sabía, por rumores, el tipo de persona que era. Venía escapando de la justicia, y de dos ex esposas con hijos pequeños. Pescadilla era estafador, bígamo, había estado detenido dos veces por violencia doméstica, aún no tenía treinta y cinco años y ya había reconocido cinco hijos con apellidos falsos, es más, incluso hoy no sé si en realidad su verdadero nombre era Juan Pescadilla.Leer más

Guilhem Luycx | Poemas

Guilhem Luycx (Querétaro, 1996) Autor de “Porcelana de Menta” (2019) y Director del Proyecto de Difusión Cultural “Planta de Sandía”.

 

Somos resultado del cinismo 

                                                detrás del ideal

                                                                          de la paternidad. 

Espíritus

evocados

a las llamas   

de este incendio. 

 

                                     Ellos, ocultos tras el porvenir aleatorio

                                     que nos dirige, 

                                                                                       despliegan una ausencia de cordura. 

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La cuota

Por José Luis Díaz Marcos

 

1

 

–¡Papá, preguntan por ti! –vocifera Ana desde la puerta bailando al son de sus auriculares. 

–¡Te vas a quedar sorda y nos vas a dejar sordos a los demás! –protesta Hugo viniendo por el pasillo–. ¡Anda, deja ya la musiquita y ponte a estudiar, que es lo que tienes que hacer!

–Venimos del ayuntamiento –anuncia un señor. Detrás, sendos operarios–. Traemos su cuota de plástico.

–Mi cuota,… ¿de qué?

–De plástico. Como sabe, o debería saber, hoy entra en vigor la nueva ordenanza municipal relativa a la asignación y custodia de residuos plásticos.

–Gracias por reprocharme lo que ignoro, señor funcionario, pero no tengo ni idea de qué me habla.

–¡Qué sí, papi: la nueva ordenanza medioambiental! –informa la adolescente, escandalosa–. ¡Aquella del buzón! ¡La que tiraste a la basura!

Hugo enrojece y la mira.

–Vale, vale… –recula–. ¡Qué genio! El día que cumpla los dieciocho…

–Usted perdone… ¿Qué me decía?

–Su cuota de plástico… –abunda, paciente–. A partir de ahora, y dada la imposibilidad de su total almacenamiento y reciclaje, los vecinos deberán acopiar la proporción de esos plásticos que, según nuestros cálculos, les correspondan. En su caso… –consulta un portafolios–. Aquí está: ¡ocho metros cúbicos!

–¡¿Ocho…?!

–Sí: el volumen equivalente a ocho mil litros.

–No puedo creerlo… ¿Y hasta… hasta cuándo…? 

–Hasta que su paulatina eliminación nos permita retirárselo.

–¡O sea: hasta dentro de… meses!

–No creo. Ojalá me equivoque, pero yo diría que hasta dentro de… años.

–¡¿Años?!

Asiente, comprensivo.

–Y, ahora, si es tan amable y me firma el recibí, los compañeros procederán a dejarle la cuota. Como ve, y para facilitar su transporte y acumulación, las infinitas formas del plástico vienen prensadas en bloques de cincuenta por cincuenta centímetros. Así, le incumben… sesenta y cuatro bloques. 

–P, pero, ¡¿dónde voy a…?!

–Aquí, en su casa. 

–Esto… ¡Esto no puede ser legal! ¡¿Y si me niego?!

El mandatario enarca una ceja, pensativo durante un segundo, y contesta con otra pregunta:

–¿Le gusta la playa?

 

2

 

Ante Hugo, extrañeza inerte, entran sesenta y cuatro bloques, sesenta y cuatro porciones cúbicas de dúctiles, hasta llenar el pasillo.

–¡Tampoco ponga esa cara, hombre! –anima uno de los soguillas–. Si le sirve de consuelo, venimos de aquí cerca y… ¡Van a tener que deshacerse de la mitad del mobiliario, por lo menos, para asumir su cuota! ¡De la mitad!

–Consuela mucho, sí…

–Quién iba a creer que llegaríamos a estos extremos… –siente el otro– ¡Ahora todos, quieras o no, con síndrome de Diógenes por culpa del maldito plástico! Esto… 

Hugo cierra, aturdido:

–Sí, quién iba a creer…

–Pues muchos –asegura Ana, al fondo.

–¡¿Y tú, qué haces ahí?! ¡No te había dicho…! 

–¡Y dale, Perico al torno! De verdad: qué pesadito te pones a veces… Por si te interesa la opinión de una socia de Grimpís, esta movida ha sido tan chunga como la de mi ex: ambos la veíamos venir, pero no hemos querido verla, a ver si cambia, a ver si cambia, hasta que, ¡pum!, ha petao´, y ni cambio ni leches.

»¡Pues tal que así, en pleno 2031, con el dichoso plastiquito! Tanta envoltura, que mira que nos gusta envolverlo todo, y tan poco reciclaje, que mira que reciclamos poco y mal, que…

–¡…llegan los del ayuntamiento y te encasquetan, por orden del señor alcalde, o de quien sea, dos metros cúbicos de botellas, tapones, bolsas y yo qué sé más hasta que, dentro de unos añitos de nada, sea posible su reciclado!  Y digo yo: ¡¿Es que no hay vertederos?!

–Claro que los hay. Pero, como todo, son limitados y están, ya casi como todo también, saturados. ¡¿Y qué pasa entonces con los productos plásticos y sus más de ciento treinta sustancias tóxicas?! ¡¿Los seguimos dejando por ahí, de cualquier manera?! Imagina, por ejemplo, ¡qué fuerte!, el incendio de toneladas y toneladas de esos productos: ¡nuevas emisiones a lo que nos queda de atmósfera!; ¡más contaminación, ya casi imposible, de ríos y acuíferos!… ¡Una catástrofe, papá! ¡Otra catástrofe!

–Bien, vale… Me rindo: como dice el tango, el mundo es una porquería y debemos asumir nuestra culpa. Entendido. Ahora, y yendo a lo práctico, querida afiliada de Grimpís,… ¡¿dónde narices ponemos…?!

–Pues… La cinta de correr y las pesas hace siglos que ni las tocas: a la vista está… Y tus librotes y maquetas acaparan polvo y espacio en casi todas las habitaciones. Si lo piensas… 

–¡¿Qué?!

–Ya me dirás si no…

–Claro, claro… Pues, en ese plan, también podríamos prescindir de cierto equipo de música y de sus gigantescos altavoces, de cierta colección de cedés, de ciertos armarios llenos de ropita ni siquiera estrenada…  Sí, creo que, en conjunto, liberaríamos mucho, mucho espacio. ¿No crees?

 

3

 

04:00 AM. 

Una furgoneta rodea la casa del señor alcalde. Dos encapuchados, un hombre y 

una fémina, empiezan a descargar bloques de plástico prensado: uno, dos,… treinta y ocho, treinta y nueve,… sesenta y tres, sesenta y…

–¡Quietos! ¡Policía!

–…cuatro…

–¿De verdad creían que…? Para su información, ustedes son los séptimos de esta semana. ¡Y aún es miércoles! En fin… Ahora, venga: carguen su cuota antes de que aparezcan los siguientes, que ya hoy se irán de playa.

«¡¿Irnos de…?!».

Sesenta y cuatro, sesenta y tres,… 

–Papi: me duele el lomo…

–¡Claro: y a mí, el mío!

…treinta y nueve, ¡ay!, treinta y ocho, ¡ay!…

 

4

15:00 PM. 

Playa. 43ºC. Una veintena de condenados por infringir la ordenanza municipal relativa a la asignación y custodia de residuos plásticos peina la arena en busca de eso, de fragmentos dúctiles.

–¡J, jefe,… no podríamos esperar a que… a que bajase un poco el sol? –pregunta alguien.

–¡No! ¡Calla y recoge!

–¡¿Y si… me niego…?!

–¡¿Y si dejo la sombra, el ventilador y el mojito, y voy con la porra?!

.

.

.

–¡Aaagh, papi! Tengo mucha…

–¡Sí, ya lo sé: yo también y… y me aguanto!

 

Facundo Martín Desimone | Poemas

Facundo Martín Desimone (Buenos Aires, 1985). Escritor, poeta, guionista, músico y periodista. Actualmente se desempeña como guionista en Edén Cómic. Sus últimas publicaciones fueron “Sombras grabadas en el hierro” (haikus) en La Pinche Revista y en la web de la editorial Búho Negro. Más de su obra se pueden hallar en la revista Áspera, N° 3.

 

Poema malo

A Fogwill (el espíritu, no la persona)

 

Poema malo, poema croto, poema mocho.

Poema de la flor hipersulfatada,

del hipocampo hiperventilado,

del hipo

y de los espasmos.

 

De la fiebre y la vida negra,

la contravida,

la antivida

que fluye tan pasiva de tu cuerpo,

de tus espejos

como un río de ranitas ciegas, mochas,

también negras.

 

Poema que se viste con la degustación de lo pantanoso,Leer más

Nazario Soto | Poemas

Nazario Soto (Tlapuhaua, Michoacán, 1955). Campesino, minero, trotamundos, escritor autodidacta de ideología anarquista. Autor de la novela Homónimo, del libro de poemas titulado Desbordaciones y Textos de Combate, que contiene poesía, ensayos y entrevistas.

 

Ciudadanos

 

Obreros de zapatos destrozados

y ánimo encallecido,

 

ancianos mendigos de columnas arqueadas

delicadamente

 

por la costumbre. Perros indescifrables,

sarnas andantes,

 

policías de panzas descomunales

nauseas azules reptando.

 

tipos anónimos

encadenados a una corbataLeer más

Procedimientos

Por José Luis Díaz Marcos

No hay absurdo que no haya sido apoyado por algún filósofo.
Cicerón

 

Onofre Ruiz, agricultor jubilado, sesteaba plácidamente en un banco del parque cuando un repentino traqueteo lo devolvió a la realidad. Aún amodorrado por la neblina del sueño, confirmó la llegada de un diminuto y destartalado camión en cuyas puertas podía apreciarse, mayúsculas con escudo, un excelentísimo membrete:

 

AYUNTAMIENTO

DE

ABSURDALIA DEL CAMPO

 

            Lejos de la molestia, Onofre agradeció la forzada vela. «Mejor. Así me ahorro tener que buscar una obra con la que distraerme», se dijo.

            Estacionado el vehículo, se apearon dos jardineros y empezaron a descargar algunos útiles. Acto seguido, descendieron también un arbolito sobre el césped, en un punto, según parecía, ya convenido.Leer más

Aline Rodríguez | Poemas

Aline Rodríguez (Ciudad de México, 1996) Estudia Creación Literaria en la UACM. Modifica al tiempo con sus versos, manda besos de tradiciones, hace honores a Xochimilco que es tierra fértil que la vio nacer. Cosecha poesía ya que su sangre es orgullosa de campesino, al movimiento de los chinelos y la literatura hace bajar a la musa.

 

El creador

La mano del omnisciente creador

ha tomado la tinta y el papel

de un negro viaje, dónde

                                              ha amado
                                                   

                                                                 mutilado

                                                                                    engrandecido.

 

 

Se mira intocable a la distancia,

las leyes humanas no lo reprimen

vuela al aire su larga pluma

con pedazos de otras vidas entre sus manos.Leer más

Ñusta | Poemas

Ñusta (Huancayo, Perú, 1991) Nacida en la ciudad llamada ombligo del mundo (Cusco, Perú) peruana de corazón y residente paraense (Brasil). Viajante del tiempo y el espacio, apasionada por las cosas simples, escritora nocturna y propia fotógrafa de mis viajes, fascinada por la naturaleza, por el espacio.

Eternos turistas…

¿Qué somos nosotros sin tierra?

Con la nostalgia entera sobre uno,

Eternos turistas

Qué significa la distancia para nosotros

si un km se puede sentir que son millas

Tan lejos de nuestras raíces

Tan distantes de nuestras casas

Abismales son nuestros silencios

Guardados en lo profundo de nuestras miradas

 

¿Qué tan valientes somos?

Si desde que afrontamos la difícil salida del vientre materno

enfrentamos a diario dolores naLeer más