Foto de CNL/INBAL
Por Alfredo Alejandro Parra[1]
En memoria de Armando Ramírez
Regina, la calle, nos encontró.
Habían pasado muchos años sin que estrecháramos las manos Armando Ramírez y un servidor, desde aquellos lejanos, muy lejanos días cuando coincidíamos, dominicales, en el mercado de legumbres en el mero centro de Tepis, cuando iba a comprarle dulces a su entonces pequeña hija, o cuando lo visitaba en su casa, allá por la añeja calle de Peralvillo.
Un jovenzuelo aspirante a escribidor y un novelista que rompía esquemas «intelectuales», con una historia nacida del vientre de un Barrio madre del que nadie quería hablar y mucho menos escribir.Leer más