Por Mario César Campuzano Perales[1]
Introducción
La cuestión de la diversidad cultural fue central en el marco de lo que conocemos como descubrimiento y Conquista de América, pues las diferencias entre Europa y las culturas precolombinas fueron abismales. Recordemos también que la sociedad colonial estaba compuesta por europeos, criollos, mestizos, indígenas, negros, mulatos, entre otros. En ese sentido, el presente trabajo aborda dicho tema centrándonos específicamente en el caso de los criollos, es decir, de aquellos hijos de europeos nacidos en el continente americano.
Frente a la posición que consideraba a los criollos como inferiores moral e intelectualmente, destaca la visión de Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700), quien además de tratar cuestiones astronómicas en la Libra astronómica y filosófica,[2] se propone realizar una defensa de los criollos, grupo con el cual él mismo se identificaba. Por ello, el propósito del presente texto es abordar la cuestión del patriotismo criollo en el marco de la polémica con el sacerdote jesuita Eusebio Kino (1644-1711).
En su etimología, la palabra patriotismo proviene del griego pater que en español podemos traducir como padre y que alude a un sentimiento basado en la lealtad al padre. Derivado de pater surge patriotes que significa compatriota y el vocablo patria que se refiere a patria o país.[3] En su forma básica podemos decir que el patriotismo nos remite al sentimiento de adhesión o pertenencia de los individuos hacia su grupo y el país en el que residen. No obstante, el patriotismo no solamente es un fenómeno político, histórico y social, sino que también debe ser examinado desde un enfoque psicológico. Con base en dicha faceta, debe entenderse como un apego hacia el grupoLeer más