Violetas y claveles: vale la pena trabajar por un jardín en el cual ser libres

Por Diego Medina

 

Este viernes 6 de diciembre se presentó en Somos Voces la antología Violetas y claveles que reúne a los ganadores del Premio de Poesía PRIDE Antonio Alatorre 2023, el cual fue organizado y subvencionado por Andrea E. Reynoso. La antología tiene un costo de $200 (doscientos pesos), y debo decirlo: los materiales no son los mejores, de hecho, las hojas sólo están engrapadas, no cuenta con un índice y el ejemplar que adquirí tenía páginas con la tinta chorreada. Sin embargo, la selección de Andrea es un diez total, algunas de las mejores plumas de la joven poesía cuir mexicana están reunidas en esta antología, unas de ellas ya reseñadas en esta columnita semanal, como es el caso de Alejandro Miravete y Eriko Stark, otras de las cuales hablaremos muy pronto como las de Bladimir Ramírez y Rubén Fischer, así como algunas novedades para este que les escribe.

 

Quiero detenerme un momento en el hecho de que tanto la convocatoria, la edición y la impresión corrieron a cargo de Andrea E. Reynoso, una entusiasta de la obra de Alatorre, que a través de este concurso honra la memoria del sabio de Autlán (de quien por cierto el Fondo de cultura Económica editó Migraña, una novela póstuma e inconclusa). Como alguien que ha hecho fanzine, que publica en editoriales independientes y que hasta hace poco no había tenido ningún estímulo del gobierno (y que descubrí por la mala que el gobierno paga mal y tarda en pagar), no puedo sino asombrarme, maravillarme y aplaudirle de pie (desde estas páginas las veces que sea necesario) por su labor editorial, de difusión y de gestión cultural. No es fácil ser jurado en unLeer más

Aciertos y desventuras de una Ópera Prima

Sobre Polirritmia Primera rapsodia: Como Aquiles y Patroclo

 

Por Diego Medina

La distancia entre el primer paso y la cumbre no siempre es la misma, a veces está condicionado por nuestra determinación, por la horma de nuestros zapatos, por lo sinuoso del camino o por el talento, ya sea que abunde o que escasee. Hay escritores que acometen la hoja en blanco con un ímpetu similar al del montañista que está frente al pico más alto del Himalaya, que repasan sus borradores, memorizan los versos que no convencen su imaginación para encontrar una solución a los acertijos de la esfinge que a veces se traviste de musa. Hay poetas que experimentan, que juegan a los siglos de oro, a las lánguidas voces de los grecolatinos (ecos apenas distinguibles en los altavoces de la hiper modernidad), a las aguas del Guadalquivir donde García Lorca jugaba a los pastorcitos y la Guerra Civil, hay poetas que dan la pisada en falso y caen, desde la altura de las cumbres que pretendieron conquistar.

Nos pasa a todos. Sobre todo en nuestros primeros poemarios. Me pasó a mí con El llanto es un perro inmenso, que dejó fuera mucho de lo mejor e incluyó mucho de lo que creí más “adecuado”, le pasó aLeer más

¡Manos arriba, esto es un Gangbang! 

Reflexiones sobre el FETA y un poemario de Óscar David López

 

Por Diego Medina

Las ferias del libro padecen una enfermedad común a las iniciativas culturales, ya sean públicas o privadas, no están dirigidas a los lectores, sino que funcionan para deshacerse de lo que no se ha vendido, salvo honrosas excepciones. Si las ferias del libro sirven, entre otras cosas, para que las editoriales rematen sus bodegas, las ferias del libro universitario rematan las migajas de esas ferias, pero ninguno de esos libros que se venden en 20, 30 o 40 pesos ha sido exhibido en los estantes de las librerías públicas, en librerías pequeñas, ni mucho menos en los estantes de las empresas transnacionales.

Sucedió con Gangbang, un poemario de Óscar David López, que encontré hace dos años (2022) en una feria de libro universitario en el stand del Fondo de Cultura Económica por 20 pesos, el título llamó la atención del sodomita que les escribe, lo hojeé y descubrí que en efecto se trataba de poesía homosexual, pero al revisar la solapa descubrí que el libro había sido publicado en 2007, lo que quiere decir que pasaron 15 años para que el libro, de un tiraje de 2000 ejemplares, llegara a las manos de un lector que era parte de su público objetivo: un maricón.

Aplaudo, y no es una flor al gobierno de la 4T, que Paco Taibo esté rescatando de la polilla estos títulos, que esté vaciando las bodegas para poner estos títulos en circulación, pero he aquí una demanda: que estos libros lleguen a su público, que el Fondo ponga a la venta estos libros en los lugares de encuentro, que se abran pequeñas vitrinas en los Vapores, en el cine Savoy, en  la parte trasera del último vagón del metro o que por lo menos haya un stLeer más

El chisme no es un género menor, sobre “Damas y adamados” de Antonio Bertrán

Por Diego Medina

Cuando le presenté a Ximena Cobos la primera reseña sobre literatura QUEER pensé en la historia de la crítica, porque las literaturas que no hablan del deseo heterosexual, de las hazañas del hombre blanco, de los “problemas importantes” como la guerra, la economía o las ciencias (al servicio del capital), esas literaturas que no hablan del cuerpo de la mujer como un territorio de conquista, de las literaturas que no hablan del ano como un tabú escatológico, quedan relegadas a lo marginal, a la nota al pie de página, a un comentario en las charlas de café (ni siquiera a una ronda de opiniones, no, sólo a un comentario escueto y sin retórica). Por eso me comprometí a escribir una reseña semanal sobre literatura queer, que es el campo que me atañe, porque alguien tiene que hacerlo, no alguien en el centro del poder, sino alguien que pueda hablar libremente de la literatura, sin temor del poder.

Pensaba mientras leía Damas y adamados. Conversaciones con protagonistas de la diversidad sexual, de Antonio Bertrán, carismático reportero fundador del pasquín inmundo (y jtísimo) Reforma, ciclista y seropositivo en voz alta, que uno de los géneros literarios más infravaloradas es el chisme, fíjese usted. Visto por algunos como una práctica perniciosa, por otros como un placer culposo, pero disfrutado por tLeer más

El calambre se deshace no haciendo nada

 Contando las horas con los dedos, Jonatan María Reyes (2022)

Por Francisco Casado[1]

Así como en el ejercicio físico y el ejercicio de una profesión debe existir cierta pulsión de vida, el ocio encarna también una. Sirve para estirar el desasosiego, deshacer el calambre que contrae a la vida. Motivo por el cual, siguiendo la lógica poética de Octavio Paz, el ocio cuenta como material para la poesía: secuencia de posiciones que Jonatan María Reyes (Santurce, Puerto Rico) ha plasmado en Contando las horas con los dedos (2022), editado por Herring Publishers, con ilustraciones de Anton Reyes.

Recuerdo a papá reclamando que no debería estar sin hacer nada, incluso en domingo. Cuando tuvo mi edad, decía, no desaprovechó ninguna de las excursiones con sus amigos, ningún juego de frontón; andar en bicicleta, ir al estadio de fútbol. Él prefería cualquier cosa, menos “estar echado” sin hacer nada, de ocioso. Hoy le hubiera dicho, a mí también me hubiera encantado tu tiempo, con menos horas de trabajo, menos tráfico, y un mayor poder adquisitivo; sin embargo, aquí nos tocó vivir: entre el quehacer y el reposo del cuerpo antes de seguir cumpliendo un contrato por tiempo definido.

                        EXT | 11:23 PM

 

                        me devuelvo. mi espacio público favorito

                        anda cerrado por renovación,

                        lleno de cintas amarillas, letreros, vallas y escombros

                        hasta nuevo aviso.

                       

                        regreso por la acera más ajetreada con las ganas

                        de ver dentro de los negocios la gente que interactúa

                        al ritmo de las bolas de billar

                       

                        no sin antes parar en el colmado,

                        poner una canción familiar en la vellonera

 

                        amagar con dilatar el eco

                        de un lugar feliz, ya cerrado 24/7 (Reyes, 2022, 16)

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Tablero de diamantes, el vértigo de la poesía homosexual de Alejandro Miravete

Por Diego Medina

 

En la literatura, como en la vida, a veces pasa lo que tiene que pasar, nos cruzamos con la gente adecuada, nos tropezamos con una piedra en el camino y, acto seguido, nos encontramos con un billete o una moneda, a veces no se pueden ver las estrellas en el cielo de las grandes ciudades, pero a veces uno lee poesía que condensa el milagro de la metáfora y el hálito del sudor púbico en un verso, a veces uno no liga, pero descubre a un poeta homosexual que hace que la noche valga la pena. A veces hay un Alejandro Miravete en la esquina de un librero (o en la Glorieta de Insurgente), cuya poesía colma de piel al deseo.

 

Los versos de Tablero de diamantes publicados bajo el sello de Niño Down Editorial son vertiginosos, sus imágenes poéticas son, en muchos casos, adrenalínicas y violentas (incluso vulgares), pero siempre las indicadas. Ya sea que leamos el poema dedicado a las trabajadoras de la noche, a Hello Kitty o a Jeffrey Dahmer, la poesía de Miravete mantiene el ritmo en todo el poemario. No hay puntos en que la calidad baje, a veces necesarios paLeer más

“Papas embestidas” Una receta inspirada en un poema de Gloria Fuertes

Por Diana Peña Castañeda[1]

 

En tiempos de guerra se come mal.  Eso nos cuenta Hemingway de unos soldados que estiran con los dedos unos espaguetis y beben vino a ráfagas para calmar el frío de la nieve en el frente mientras discuten sobre la necesidad de alimentar bien a la tropa para mantener la moral. Se come con el arrepentimiento “Me arrepiento de no haberte narrado nunca el esplendor de una aurora, la dulzura de un beso, el aroma de una comida” nos participa Oriana en un fragmento de la carta que escribe al hijo que nunca llegó a nacer en la simultaneidad de la ofensiva. Se come en el silencio del mar, nos relata Vercors, cuando por ordenanza militar se debe compartir el hogar con el enemigo. También se come con miedo, describe la mirada del niño del pijama de rayas quien engulle unos trozos de pollo ofrecidos por la ironía de la amistad que se alza del otro lado de la cerca.

 

“Se lavan bien los pies,

las mondas de patatas,

se añade media cebolla,

se pone a cocer en la olla

y se sirve con una rodaja de limón.

Se cena con miedo a que caiga un obús

y así tres años.”

 

En “Receta de cocina para los días de hambre” la pluma de Gloria Fuertes le ofrece al paladar algunos tubérculos despellejados que ha aderezado con apenas media cebolla y una rodaja de limLeer más

El poeta al centro de su poesía

Reseña de El hombre que no se parecía a un caballo de Eriko Stark

Por Diego Medina

 

El hombre que no se parecía a un caballo de Eriko Stark es un poemario inusual, pero necesario para leer la nueva poesía gay. Este poemario se divide en cuatro partes, en la primera de ellas el autor hace una crítica, a la que me sumo, al sistema de becas, premios, estímulos y publicaciones del Estado mexicano. Eriko es claro: en el canon oficial no son todos los que están, ni están todos los que son. Esta crítica, además, tiene un aspecto confesional enternecedor, la frustración por recurrir a pagar por publicar, pero a la vez el compromiso por entregar a sus lectores un trabajo digno de tal esfuerzo son inspiradores. En este aspecto, el libro de Eriko cumple su objetivo.

 

La segunda parte de este poemario, “La conformación de la vida”, consta de una miscelánea de poemas en torno al devenir gay en la Ciudad de México, la vida nocturna, la periferia y los excesos de la comunidad. Con metáforas sencillas, pero concretísimas (y por tanto eficaces), poemas breves, posicionamientos poéticos (versos que son auténticos statements), esta sección, como cada una de las que componen este libro, son un poemario y un concepto en sí mismos. No hay ocio en su escritura, ni desperdicio en su lectura.

 

La tercera sección, que todavía se encuentra dentro de “La conformación de la vida”, es en realidad una sub-sección, pero me parece tan contundente que la he desglosado como una tercera parte. Y es que estos poemas rescatan la memoria de Asunción Izquierdo Albiñana, de quien el poeta dice “Asunción llevó su trabajo a una dimensión mucho más compleja y profunda, renunciando al estilo poético que se aplaudía en escritoras de la época […]”. Ciertamente, la poesía de la mexicana es interesante y esto se nota en los versos de Eriko, quien exploraLeer más

La sangre que canta sobre las piedras

Por Jonathan Mirus[1]

 

 

Gallardo, Ámbar, Babel me cortó la lengua, Desde.el.fuego editorial, Guanajuato, 2023, pp. 99.

 

Hace un tiempo tuve una banda de rock, además de nuestros ejercicios de práctica, alguna vez decidí sugerir una actividad: cada integrante le daría 5 discos para escuchar al otro. El propósito era también ese, escuchar al otro. Dentro de los que me tocaron a mí estaba Fontana Bella (2007) de Austin TV. En el disco, además de las sutilezas melódicas del grupo, hay una canción que se llama “Marduk” y en unas pocas de sus líneas dice: “No tengas miedo, somos libres, nadie lo cree, pero es real”.

Dentro del Museo de Arte e Historia de León, Guanajuato, se llevó a cabo la 15 Bienal Femnsa, titulada “La voz de la montaña”. En este mismo evento, que lleva las propuestas más actuales del arte plástico, se presentaron también varios proyectos de artes visuales y de edición independiente. Entre ellos, me encontré con la editorial Desde.el.fuego donde pude leer algunos fragmentos de sus libros. Uno que me llamó especial atención fue Babel me cortó la lengua (2023) de Ámbar Gallardo. Una escritora que ha ido ganando fama en el estado. Lo primero que vi al hojear el libro fue algunos versos sueltos donde la poeta dejaba ver la potencia de algunas de sus enunciaciones. La luz del recinto hizo que mi mirada se posara en aquellas letras como quien descubre una fisura en el piso. Dejé el libro para después, el trabajo llamaba a estar en el evento, pero las sensaciones se mantenían.

Para mi sorpresa, el libro se presentó junto a la autora. Hubo algunas cosas interesantes referentes a su búsqueda de la poesía, entre ellas dijo: “volver a sensibilizar a través de retornar la violencia a la palabra poética”. Darle voz a este elemento violento es una lucha que han buscado varios autores de diversas maneras, sin dejar de lado el artefacto poético, desde la poeta Sara Uribe en su Antígona González desarticulándolo al evidenciarlo, o hasta tensionarlo sin invisibilizarlo, hasta sus últimas consecuencias, como la novelista Ariana Harwicz.

En el libro, la autora retoma la idea del Etemenanki, el templo de la creación y de la tierra, erguido en favor del dios babilonio Marduk. Un antecedente del mito bíblico de la torre de Babel, que claramente la poeta busca destruir, pero no sólo en el hecho en sí, sino para buscar la palabra o, mejor dicho, dar a luz a la palabra violenta, restituir el cauce de su sentir para encontrar en las ruinas lo perdido: “Sólo hay palabras, símbolos que me dibujan antigua / —parecida a Babel—. / Serán los que me devuelvan la pérdLeer más

Picaresca de/generación

Reseña de “La mítika mákina de karaoke” de Juan Pablo Ramos

Por Diego Medina

La historia que Juan Pablo Ramos nos cuenta es sencilla. Pablos, nuestro protagonista, fan acérrimo de Fey, quien va de ligue en ligue, de decepción en decepción, hasta que conoce a Dieguito, un chavo al sur de Tlalpan, del cual se enamora y luego se aburre, para, finalmente, terminar con él y luego reencontrarse. Un ir y venir que está lleno de referencias a la cultura pop mexicana, de hecho, al igual que Lagunes en “Aprovéchate de mí”, el autor titula cada capítulo con el nombre de una canción, una miscelánea que va desde Nacha pop, Kabah, Gloria Trevi hasta Timbiriche y Aleks Syntek (¿Por qué alguien escucharía a Aleks Syntek si no es porque está valiendo verga?, llega a comentar nuestro autor).

 

A diferencia de “Aprovéchate de mí”, de Lagunes, los nombres de las canciones no están solo de fondo, desarrollan la historia, son causa y efecto de la parte de la historia que cuenta la novela. Hago la comparación porque ambas novelas son publicadas en 2022, ambas por el Fondo de Cultura Económica, ambas tratan de historias entre gays maduros y efebos. Sin embargo, aunque en este punto la novela de Ramos me aparece más fuerte, las referencias pop que hace el autor pueden irse diluyendo en las generaciones del porvenir, todos los símbolos e iconos con los que el autor juega, a saber telenovelas, lugares de encuentro, estrellas musicales y programas de televisión, así como sus figuras, quizá pierdan sentido en lectores más jóvenes, aunque también es posible que los inicie en la cultura pop mexicana.

 

La novela tiene un narrador intradiegético, un final abierto y un protagonista complejo y rico, consciente de sus contracciones, quizá sea esto, la impecable construcción del personaje, el cinismo propio de la picaresca, la que hizo que terminara la novela en un día, que por otro lado apenas tiene 135 páginas. Más allá de los encomios, cabe destacar la limpieza de los cuadros de costumbres dentro de la novela, la crónica que hace del sismo de 2017, la descripción vívida de la ciudad y la relación que los maricas tenemos con ella.

 

Divertida, irónica, chilanga, pop (en una firme resistencia contra el reguetón y en defensa de la jotería cursi y dramática del pop en español), esta novela me hizo reír varias veces mientras me decía “weeeee, soy”, “ fui”, “ te entiendo”, “ay, hermana”, lo que hizo que la gente se me quedara viendo en el metro y el camión. Esta novela merece estar en los estantes de los entusiastas del cruising, de los nostálgicos de jotería de antro, de los que extrañan a sus exes, de los grinderos y de los que buscaban una buena novela gay para leer.

 

Finalmente, el libro está impreso en un formato de bolsillo, las letras son muy pequeñas, ojalá pronto se edite en un formato de pasta dura o al menos con comentarios críticos y una introducción. Para mí este libro tiene 4.5/5.