Améfrica Ladina fue nombrada por una negra

Por Ana Hurtado[1]

Existe una disputa histórica sobre la autoridad intelectual del tan controvertido e inagotable concepto América Latina. Abundan discusiones extenuantes sobre las connotaciones, orígenes y evoluciones de América Latina como definición, unidad cultural y espacio geográfico. No obstante, de esta amplia producción intelectual se esgrime un aspecto significativo: el sesgo patriarcal y etnocéntrico que desplaza tajantemente el aporte de postulados políticos y filosóficos de pensadorAs.

No existía un nombre que aglutinara toda la complejidad geocultural de esta región compuesta por tantas fronteras simbólicas y terrestres. América Latina es y será una polisemia. Sin embargo, cuando después de los viajes de Colón, Europa sumó este pedazo de mundo a su acotada cartografía comenzaron a aparecer muchas formas de nombrar estas tierras, el Nuevo Mundo —como lo bautizó el relato colonial— parecía acomodarse en cualquier taxonomía que se le asignara. Tras los primeros viajes de Cristóbal Colón, en los jardines de la Corona Española floreció un vigoroso deseo de poseer las maravillas que, según contaban los cronistas, se vislumbraban al otro extremo del Atlántico.

Las indias fue el primer nombre colonial otorgado por el saqueador de América, Cristóbal Colón. Y aunque las costas orientales de Cuba recibieron a los almirantes Rodrigo de Xerez y Luis de Torres en noviembre 1492[i], fue una latitud excluida de Las Indias por la ignorancia de Cristóbal Colón. No fue sino hasta 1508 cuando se supo que era una isla, es decir, un territorio aparteLeer más

El Feminismo Islámico

Las diferentes interpretaciones del Corán y la lucha por la reivindicación de derechos de la mujer en Afganistán, Turquía y Francia

Denise Amairani Flores Cedillo[1]

La realidad de cada mujer, de manera individual, es diferente, debido a los ámbitos en los cuales ésta se desarrolle. Hablando de la mujer como una colectiva, las realidades cambian en diversos factores, ya sea por rangos de edad, por la religión que profesa ella y el entorno en el que se desenvuelve y, muy importante, por la zona geográfica en la que se encuentre. Estos elementos suelen ser comunes para las mujeres en conjunto.

Al momento de realizar una investigación en el ámbito internacional, es importante conocer el contexto social de los países alrededor del mundo, pues cada continente alberga discrepancias abismales. La vida de una mujer cambia en cada país. Para las Relaciones Internacionales como disciplina, es substancial el estudio de las mujeres musulmana para entender a profundidad los diferentes estratos sociales que se presentan al otro lado del globo.

Para el estudio de la sociedad, es medular entender los procesos Leer más

Afrocreadoras, insurgencia artística

Por Angélica Mancilla 

Negrura de antaño… de siglos que ya se fueron
de cantos antiguos y de mundos viejos,
de mi madre fuerte, de mi abuela sabia;
de todos aquellos valientes ancestros.
Aleida Violeta Vázquez Cisneros, fragmento de “Negrura de antaño”
 

En el marco del Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente, conmemorado cada 25 de junio, en la Ciudad de México, se lleva a cabo el Foro de Mujeres Afro Creadoras, con actividades híbridas, tanto en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque como en línea a través de la página de Facebook Mujeres Afro en Escena.

La primera vez que se conmemoró esta fecha fue en 1992, durante el Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, en Santo Domingo, República Dominicana, cuyo objetivo fue visibilizar y reconocer la lucha de las mujeres de ascendencia africana contra el racismo, el sexismo y la colonialidad, así como la promoción de la creación de políticas públicas para erradicar el racismo y la exclusión.

Alicia Oliviares, gestora y productora de Ébano Teatro, es la creadora de Mujeres Afro Creadoras, iniciativa que impulsó desde hace ya casi tres años, con el objetivo de generar espacios para la creación artística de mujeres afrodescendientes, para que sean ellas quienes cuenten sus propias historias y dejen de ser reducidas a papeles estereotipados que sólo han contribuido a perpetuar el racismo y la opresión de dichas comunidades. El arte creado por mujeres afrodescendientes es un legado histórico que no sólo contribuye a transformar el imaginario social, sino a visibilizar sus historias y resistencias.

Durante este foro, las invitadas denunciaronLeer más

¿Artivismo? Un acercamiento al Círculo de escritura erótica de mujeres

Por Marisabel Macías Guerrero

Para responder esa pregunta, primero debo precisar qué es el Círculo de escritura erótica de mujeres y a qué me refiero con artivismo. Iniciaré con lo segundo, para lo cual retomaré la definición que brinda Nina Felshin en “¿Pero esto es arte? El espíritu del arte como activismo”, pues, aunque ella habla de “arte activista”, es una de las precursoras en el tema del artivismo.

Para Felshin el “arte activista” alude a prácticas culturales activistas, lo define como un híbrido del mundo del arte, el mundo del activismo político y la organización comunitaria. Señala además que su objetivo principal es el desarrollo de propuestas que impulsen determinados cambios sociales.

Ahora bien, qué es y cómo surge el Círculo de escritura erótica de mujeres. Hace aproximadamente cuatro años, desde mi quehacer como escritora de literatura erótica y mi activismo feminista, organicé un taller de “Relato erótico y reflexión feminista”, con la finalidad de acompañarnos en el proceso de escritura. Sin embargo, una vez que preparé el programa y, más aún, cuando se puso en marcha en distintos espacios, me di cuenta de que los motivos y expectativas de las mujeres que se acercaban, así como los míos a partir de ciertos hallazgos, nos llevaban a ampliarLeer más

La Cuarta Transformación, acción gubernamental y mujeres

Por Cecilia Barona

“Nunca olviden que solo hace falta una crisis política, económica
o religiosa para que los derechos de las mujeres sean cuestionados.
Estos derechos nunca pueden darse por sentados. Debes permanecer vigilante durante toda tu vida”
-Simone de Beauvoir

 

La construcción del Estado nación en México en el siglo XIX, igual que en muchos otros países (si no es que en todos), fue androcéntrica, centrada en la universalidad de las necesidades de los hombres. Ellos gobernaban, legislaban e impartían la justicia, y parte del entramado que era de su propiedad o de su pertenecía era el cuerpo y la vida de las mujeres. La acción femenina estaba centrada en el ámbito privado, a saber, en las labores del hogar, el cuidado de las personas enfermas, la enseñanza de ciertas actividades (la costura, por ejemplo), la partería, entre otras, pero en la vida pública no tenían ni la menor injerencia. 

Hoy en día parece casi inimaginable una sociedad mexicana que no tenga la participación de las mujeres en la vida pública del país, sin embargo, hace apenas 67 años se logró el sufragio femenino a nivel federal y solo hace 43 años, por primera vez, una mujer gobierna un estado de la república. Con esto, el derecho político de las mujeres de votar y ser votadas se hizo una realidad, no obstante, la justicia de género[1] sigue siendo una exigencia vigente en la actualidad.

Desde antes de la obtención del voto, la lucha de las mujeres fue perseverante y lo sigue siendo. Sus exigencias constantes al Estado Mexicano, así como su ingreso y participación en espacios como la academia, asociaciones no gubernamentales, el activismo, el gobierno, el poder legislativo y el judicial (espacios que también el movimiento se ha ganado) han rendidos frutos. Hoy podemos hablar de las obligaciones que tiene el Estado por la firma y ratificación de Convenciones internaciones[2] como la CEDAW y la Convención Belém Do Pará, además de la expedición de las Leyes Generales[3] para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Una manera con la que el gobierno cumple con estas obligaciones es con policies, en otras palabras, con acciones de gobierno. Julio Franco (2013) clasifica la policy en tres dimensiones:

  1. Políticas de Estado: Son acciones que implementa únicamente el ejecutivo federal, que están plasmadas en la Constitución y transcienden los periodos de gestión de gobierno. Buscan alcanzar macro objetivos.

Leer más

Del cómo y por qué se debe comenzar

                                                                                       

Por Rennata Mercado[1]

En marzo de 1970, la revista estanounidese Newsweek cubría el tema del movimiento de liberación de la mujer con una portada que decía Women in Revolt donde se mostraba a una mujer desnuda con puño en alto saliendo (y trozando en tres) el símbolo femenino. En el mismo momento en que este número salió a la luz, 46 trabajadoras de Newsweek presentaban una demanda mediática a modo de rueda de prensa hacia la revista por motivo de discriminación basada en el género, argumentando que laboralmente a ellas no se les permitía ser parte de la redacción de noticias como periodistas, sino que su papel se reducía al de investigadoras, lo que equivalía a las actividades de recopilación de la información para las notas y parte de la redacción de las mismas, pero no sólo sin el reconocimiento del crédito, sino que esto también se traducía en términos tanto legales como salariales, claramente inferiores a los de los hombres, y a las nulas posibilidades de ser ascendidas.

Era la primera vez en la historia del periodismo que un grupo de mujeres alzaba la voz en pro de sus derechos laborales mediáticamente presentando un discurso que llevó semanas redactar y que cambió su espacio de trabajo. Pese a ello, esta historia se encontró durante varios años en el olvido, tanto de archivo como de sus ajentes, y es así que la historia de su rescate es tan interesante como el caso mismo. Ambas son contadas en el libro de The Good Girls Revolt: How the Women of Newsweek Sued their Bosses and Changed the Workplace escrito por Lynn Povich y publicado en 2012. El libro es una recopilación informativa de primera mano, ya que Povich fue una de las trabajadoras que participó en la demanda. Leer más

La domesticación de la palabra

Por Verónica Ethel Rocha Martínez

 

El español confiere al sustantivo señor un significado asociado al latín “senex”, “senior” que se traduce como el más viejo (Pons, 2018), es un vocablo usado para conferir a los mayores de una casa el apelativo de “jefes de familia”. En ese sentido, también es parte de la tradición medieval al nombrar un señorío como el espacio que confería al señor feudal autoridad en un territorio delimitado.

Posterior al siglo XIV surgirá, en su forma femenina, el vocablo “señora”, según expone Pons (2018), quien también advierte el uso despectivo de este sustantivo a partir del siglo XVII, pues, particularmente, tratándose de las mujeres, su uso implicó resaltar el paso del tiempo, enfatizar que no se es joven.

Otro referente vejatorio es usual en el ámbito laboral a partir de restar capacidad profesional al trabajo Leer más

Facebook, avala mi feminidad, por favor

Por Carmen Macedo Odilón[1]

Como tantas veces al día, Facebook me distrae a la vez que absorbe mi escaso tiempo libre. No sé si hasta el punto de enajenarme, puesto que todo lo que pudiera interesarme del mundo actual está ahí reunido: amigos, asuntos escolares, noticias, lo viral, compras y hasta activismo. Seguramente no soy la única que pasa de la diversión a la indignación con solo un desliz de dedo a través de la pantalla táctil de un celular o con un sinfín de clics frente a la computadora. Por ejemplo, hace poco leí esta frase en un ensayo de Luisa Possada Kubbisa: “Las mujeres son cuerpo”.

Y es interesante, porque previamente un par de ideas entorno a este tópico me dieron vueltas en la mente cual torbellino rabioso, y todo gracias al querido y a veces odiado Facebook.

Una publicación casual, el video de una chica, Sophie Arvebrink, quien, de más joven, se sentía acomplejada por su cuerpo delgado, razón por la cual se adentró al culturismo y ahora exhibe su turgente musculatura en páginas fitness.

Las reacciones variaban: caritas de asombro de mujeres que expresaban su admiración por el arduo esfuerzo de una vida dedicada al gimnasio, algunos corazones y likes, el resto correspondía a las caritas burlonas, de dueños escudados en el anonimato y la distancia del Internet, donde la premisa era una sola:

 “Tiene cuerpo de hombre.”

De inmediato pensé: seguro a Sophie le brotó pene, y próstata, su pelvis se estrechó, las glándulas mamarias desaparecieron de su torso y en el cuello le brincó una abultada manzana de Adán. ¡Ahh, malditas pesas y ejercicio de alto impacto! ¿Para qué existen las “operaciones de reasignación de sexo” si con una rutina intensa de pesas y estrictos hábitos de ejercicio, una mujer, a criterio de los usuarios de Facebook, tiene lo suficiente para convertirse en hombre? 

“Perdió la feminidad.”

Claro, porque salió del molde de cualidades y comportamientos que, se cree, caracteriza a una mujer. Sí, pero este constructo social en el que nos encasillan incluso antes de nacer, cuando los padres anticipan ropa rosa y aretes para las niñas, no aporta más que limitar el espectro de posibilidades donde las mujeres podremos, más tarde, desenvolvernos. El resultado de apegarse a un término como feminidad es considerar otredad, rareza y desconcierto a una mujer que hace rutinas de pesas para definir sus músculos.

 También leí:

“Dejó de ser mujer”

 Y las palabras de Possada “las mujeres son cuerpo” me llevaron a imaginarnos reducidas a una carcasa de atributos físicos que se juzgan únicamente con la mirada. Pero ¡qué lástima!, si pese a la aprobación social o al reproche de sus espectadores, quejarse y atacar en Internet es insuficiente para cambiar la realidad de una hembra humana. 

A Sophie Arvebrink la tacharon de exagerada por romper los estándares de belleza con un cuerpo tonificado, le llamaron fraude porque hay quienes consideran que su masa muscular es resultado del uso de esteroides. Más de uno escribió “lesbiana”, como si el culturismo fuera un estilo de vida exclusivo de las lesbianas, o bien, como si la orientación sexual fuera un insulto.

De la mano con la frase “cuerpo de hombre”, el otro común denominador de los comentarios fue la pérdida de la fragilidad: las sutiles y suaves formas del cuerpo de la mujer disminuidas por el volumen de músculos torneados. “Delicado” fue el adjetivo más empleado como sinónimo de lo femenino, aunque me dio la impresión de que en realidad deseaban escribir “débil”.

 Entonces mi mente colapsó cuando hilé este asunto de la feminidad con otra publicación de Facebook que me dejó largo rato intranquila. Un típico post machista en una típica página machista que de repente se hace viral, el cual contrasta la imagen física de las mujeres: unas perfumadas y maquilladas, que usan vestidos ajustados; vs la contraparte: encapuchadas, manifestantes y mujeres con el torso desnudo. Al pie del post se lee la siguiente frase:

“Yo no soy feminista, soy femenina”.

Me sorprendió la cantidad de chicas que respondieron a la publicación argumentando que podían ser ambas cosas, que estaban orgullosas de ser feministas y femeninas e, incluso, compartieron fotos de sus perfiles, rodeadas de flores, corazones y animales de peluche, uñas largas, vestidos cortos y maquillaje detallado. Me pareció un ejemplo muy claro de búsqueda de aprobación masculina, de alienación con ese mismo sistema que por años nos ha tratado de encajar en estereotipos de género que limitan el concepto de mujer a ser femenina. En relación con este tema, Naomi Wolf en El mito de la belleza (1992) [2] menciona lo siguiente: “Estamos en medio de una violenta reacción contra el feminismo, que utiliza imágenes de belleza femenina como arma política para frenar el progreso de la mujer: el mito de la belleza.”

Treinta años después, sigue repitiéndose la situación que comenta Wolf: para herir a una mujer basta con hablar de su físico, para manipularla es suficiente hacerla sentir insegura de su imagen corporal, comparándola con otras mujeres, la perfecta aplicación del famoso “divide y vencerás”.

De esta forma, la violenta lucha mediática entre femeninas contra feministas distraerá la atención de la verdadera violencia que ejerce el patriarcado sobre las mujeres, y que se ha normalizado a tal grado que se busca desacreditar a una mujer y a todo un movimiento cuando alguna decide poner fin a años de dominación manifestada a través de las ataduras de los estereotipos de género.

Femeninas, sí, feministas no. Seguro esta frase volverá a aparecer en mi news feed y me acordaré del camino que nos falta por recorrer, con el fin de que cada vez más mujeres cuestionen para qué sirve el estereotipo de lo femenino. Como feminista en formación, este tema me sirve de parámetro para saber dónde falta un cuestionamiento acerca del papel en que seguimos encasillándonos en un mundo dominado por hombres, que continúa determinando el valor de una mujer por su potencial de madre, esposa y mujer trofeo. Me hace ver que la crítica hacia este mito de la belleza y de la feminidad necesita llegar a más mujeres y crear polémica, propiciar análisis y reflexiones para entonces tomar cartas en el asunto como en su momento lo hizo —y sigue haciéndolo— el tema de la maternidad impuesta.

Mientras tanto, Sophie Arvebrink, en los videos que subió la página Gladiadores fit, luce radiante, segura, fuerte, satisfecha consigo misma, y a lo largo de una extensa galería de imágenes disfruta su deporte al lado de sus compañeras de gimnasio. A pesar de los comentarios que critican su cuerpo y que cuestionan sus decisiones sin siquiera conocerla, ella sigue rompiendo esquemas viviendo de la forma en que lo desea, con una fama internacional, feliz consigo misma, con el respaldo de miles de seguidores en Facebook e Instagram y firmando autógrafos en eventos de culturismo.

¿Y los cibernautas le tienen lástima?, ¿en serio? Me encanta cómo esta querida red social, incluso luego de un momento de indignación y tras estas simples disertaciones, vuelve a hacerme reír con las ocurrencias de sus usuarios machistas.

De modo que, esta cuestión se veía lejana, dado que hablamos de una culturista nacida en Suecia, sin embargo, hace unos meses, la misma polémica llegó a territorio mexicano y posiblemente se extendió por toda Latinoamérica. La actriz y modelo Vanessa Guzmán, ex miss México, sorprendió con el cambio en su imagen, luego de ganar tres medallas en una competencia de culturismo realizada en Vallarta. Y ¡bam!, de alguien salido de la alcantarilla surgió la misma cantaleta del “parece hombre”, “qué desperdicio” o “ya se echó a perder”.       Que alguien tome este texto desde el principio, sustituya el nombre de Sophie por Vanessa y volvamos a explicar por qué ninguna mujer necesita la aprobación de miles de desconocidos para hacer lo que le gusta. Guarden estas palabras, porque la guerra contra el cuerpo de las mujeres es un cuento de nunca acabar.

Así que cuando quiera, que Facebook elija una foto mía y le pregunte a sus usuarios si estoy in out, si con los tatuajes y perforaciones me descompuse o si por el sedentarismo y el vello corporal dejé de ser mujer, porque créanme, me muero de ganas de saberlo…

 

 

 

[1] Carmen Macedo Odilón es bibliotecóloga, estudiante de Lengua y literatura hispánicas y de Creación literaria. Ha publicado cuentos para adolescentes en cinco antologías de la Editorial Escalante, así como de manera virtual, ensayos, relatos, cuentos y artículos con perspectiva de género en revistas literarias, académicas y fanzines. Huidiza por convicción, devota del Gatolicismo por convicción y noctámbula por placer.

[2] Wolf, Naomi. (1992). El mito de la belleza. Argentina: Emecé, p. 14.

 

 

Si quieres vivir, no debes conducir

“Arabia Saudita, donde manejar un vehículo era un delito para las mujeres”

Por Sofía Rangel Ramírez

¿Qué pasaría si no tuvieras permitido conducir?, ¿Cómo podrías trasladarte a distintos sitios para efectuar actividades cotidianas?, y si se presentara una emergencia, ¿qué harías?

Manal Al Sharif no solo fue detenida por el delito de manejar un automóvil, también influyó que publicara un video en Internet sobre ello y motivara a otras mujeres a no quedarse atrás. Para así representar un poco de la discriminación que sufren las mujeres día a día en Arabia Saudita.

¿Cuándo y por qué surge esta ley?

La ley que prohibía a las mujeres conducir, y originó un daño a su libertad y dignidad, fue emitida en 1932, hace más de 80 años, cuando se fundó el Estado Saudí.

La delgada línea que divide la discriminación que sufren hombres y mujeres se basa en la aplicación de la “purdah”, un conjunto de prácticas falócratas que pretenden proteger el honor de la mujer. Sin embargo, deLeer más

Cuando se nos niega el derecho de poner nuestros límites

Por Alejandra Libertad[1]

En días anteriores, platicando con una amiga, me explicó que se encuentra llegando a su límite con su actual pareja, debatiéndose entre continuar o terminar, porque se ha dado cuenta que es una relación violenta. De inmediato empaticé con ella, ya que el tema de los límites me ha quitado varias veces el sueño, pues reconozco que me es difícil identificarlos y mantenerlos, sobre todo con personas que estimo.

Hablar de límites me transporta a las clases de geografía y a esas líneas divisorias reales o imaginarias para demarcar una entidad o territorio, pero también a los diálogos cotidianos donde se evoca ese umbral que define “hasta donde tú puedas llegar o aguantar”.

Cuando pienso en mi cuerpa, identifico límites físicos pues por más que lo desee no puedo saltar de un techo de 4 metros o aguantar una extracción de muela sin llorar. También hay límites psicológicos o emocionales, porque no me puedo obligar a sentir cariño por alguien, o a estar en un grupo de trabajo por más de 11 horas al día,Leer más